De amor y de casualidad

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Red Social Familia Natural
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1 año atrás

1 año atrás

28 agosto 2014
Hace 1 año, me escapé a Buenos Aires. Estaba decepcionada. Hacía casi dos meses que habíamos decidido volver a estar juntos con D, pero la cosa no marchaba. Bah, digamos que idealizamos ese momento de "volver a estar juntos" y la cosa no iba según lo esperado. No estuvimos mucho tiempo separados, sólo 1 mes y medio, pero nos dijimos cosas duras y volver de ese lugar es complicadísimo. Un día, después de un hecho puntual, decidí que necesitaba salir de ahí y pensar, lejos de mi familia, qué era lo que quería hacer con mi vida.
Al otro día, me tomé el colectivo a Buenos Aires y me quedé en un hotelito muy lindo en el que ya habíamos estado más de una vez, como pareja y como familia de 3 (Emi aún no conoce Capital). Me dediqué a caminar muchísimo, a sacar fotos, a pensar y a dejar que la ira que llevaba adentro se suavizara de a poco. Salir de acá, me ayudó a poner las cosas en perspectiva. Compré cosas, me dejé querer por mis amigas de allá y volví sabiendo que la decisión tomada era algo a "construir", que iba a tener avances y retrocesos y que teníamos que aprender a ser una pareja nueva, diferente a la que habíamos sido antes. Pero la pena de esos días fue grande. 
Entre tristeza, desilusión y un poco de esperanza, tomé muchos cafés en lugares lindos, entré por primera vez a la casa rosada, conocí el museo del bicentenario, estuve con mis amigas de un antiguo foro que frecuenté y saqué muchísimas fotos...se viene la avalancha de fotos porteñas.
Después de las fotos, el final de la historia.

Buenos Aires 1 IMG_9854-2 Buenos Aires 2 IMG_9889-2 Buenos Aires 3 IMG_9912-2

1 año y todas estas fotos después, pudimos con todo :)
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♥

♥

30 diciembre 2010
Esta es la entrada número 400 del blog! Quiero reservármela para hablarles de algo que cajonée porque no encontraba las palabras para describir la emoción (bueno, tampoco encontraba el tiempo!)
Cuando fuimos a Buenos Aires en noviembre tuve la enorme suerte de conocer a algunas de las chicas con las que -durante más de un año- compartimos nuestro día a día en el foro de familia natural. Aún no puedo poner en palabras cómo fue eso. Yo lo sentí exactamente natural. Ay chicas, cada una es tal y como se muestran por la web. Tan, tan transparentes que quedé sorprendida.
A través de estos diez años he conocido muchísima gente con la cual había establecido alguna relación por internet (hasta un novio saqué de la web! que no es David, eh? jaja) y tengo que decirles que nunca jamás me sentí tan cómoda en el momento de conocer a alguien. Nunca antes pude decir viendo desde lejos un manojo de gente: "¡Ahí están! Son ellas!" (jajaja, qué shock!).
Me guardo en mi corazón los detalles de esa tarde.
PaoK, Laura, Julia, Carito, Leo y todos sus niños amorosos: GRACIAS! Creo que nunca habré agradecido lo suficiente mi participación en ese foro. Por todo esto sé que a pesar de las cosas feas que puedan pasar en la web, siempre, siempre, siempre vale la pena: el blog, las opiniones buenas y malas y hasta los comentarios anónimos mala onda. Porque la parte buena (y la gente buena) es muy superior a lo malo ;-)
Las quiero :)

(y las otras, ni sueñen que van a zafar de conocerme, ya volveré con tiempo!)
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Hoy les cuento esto

Hoy les cuento esto

28 julio 2010
Hace mucho que tengo ganas de escribir una entrada hablando de los foros. Específicamente de mi experiencia en los foros de maternidad. Si no lo hice antes es porque dudo de las palabras que voy a usar y de las cosas que puedo llegar a decir. Dudo en el sentido de lastimar a alguien o de que alguien se sienta aludido sin que yo haga referencia específicamente a esa persona. 
Participé en varios foros, pero aquellos con los que más me encariñé son Babysitio y la Red Social Familia Natural. Tuve breves participaciones en el foro de Red Canguro y en los de Planeta Mamá (a la participación en PM mejor olvidarla, estaba en un ataque de fundamentalismo y debo haber lastimado a mucha gente, y me arrepiento)(ya hablaré de eso otro día). 
Llegué a Babysitio cuando Guille tenía menos de 3 meses, estaba muy triste pero me lo ocultaba a mi misma. Me sumé a un grupo de mamás cuyos hijitos también habían nacido en marzo de '08. Todos los días pasaba por ahí a leer las noticias de las otras mamás del foro y a actualizar las mías. Había buena gente, mamás de las que me hice muy amiga. Pero llegó un momento que las noticias sobre los bebés se remitían a cuánto pesaba o medía la criatura, a qué había dicho el omnipresente pediatra. Solo algunas empezábamos a plantearnos preguntas acerca de quiénes éramos cómo personas, cómo nos había modificado la maternidad y cómo seguiríamos de allí en adelante. No tiene nada de malo no hacerse preguntas (o sí, pero es una opción, no?), pero para mí, que sí me las hacía, las otras conversaciones me parecían triviales y sin sentido. Honestamente, saber de qué diámetro tiene la cabecita un bebé que vive a 20 mil km, no me interesa. Puede parecer violento lo que digo, pero es lo que yo sentía en ese momento. Sí me hubieran interesado otras cosas, pero no eso :S y decidí retirarme del foro. Redacté mi despedida y me fui. Hubo varias cosas más en el medio, como unos mails horribles que alguien escribió sobre mi y me sentí muy dolida y estafada, pero esa es oootra historia y no tiene que ver estrictamente con el hecho de "forear".
A Familia Natural había llegado un par de meses antes de despedirme de Babysitio. Hice mi "presentación" con un post larguísimo y lacrimógeno en donde apenas me reconozco si lo releo (hemos recorrido un largo camino muchacha). Encontré gente con la que compartía muchísimas cosas, desde cuestiones relacionadas con la maternidad hasta determinados gustos "intelectuales" como lecturas, películas, música. Mi participación en FN coincidió con un año muy importante de mi vida y es un lugar que recuerdo con cariño. Me fui por varias razones. Pero la principal es que mi susceptibilidad estaba a tope y todo lo que leía me caía mal. Es muy difícil participar en un foro. Hace falta una empatía con la que yo no siempre cuento. Es decir, soy muy cabrona y ser cabrona está mal visto. Y eso que estoy mil veces menos cabrona que hace unos años, yo parezco muy zen en el blog, pero si les contara algunas anécdotas se morirían de risa (o no). 
Decidí irme cuando el grupo sufrió un quiebre por una cuestión determinada que ya ni sé bien cuál era porque no me involucraba a mí. Me desconcertó tanto y me agarró tan desprevenida que sentí que no había forma de solucionar nada. Y claro que las cosas sí pueden solucionarse y me alegro de que haya sido así, en efecto. Particularmente, estaba muy involucrada emocionalmente con mucha gente del foro y dar de baja la cuenta fue todo un duelo. Tal vez les parezca exagerado, pero lloré muchísimo cuando decidí que ya no quería participar del foro, que ya no me hacía bien.
Las pérdidas siempre tienen algo bueno, y si bien extraño la cotidianeidad del día a día con mis amigas de FN, la verdad es que mi tiempo lejos de la compu se duplicó. Y eso fue bueno. Por eso me ven haciendo más artesanías, entre otras cosas.
Creo que participar de un foro es buenísimo si te enriquece, si te hace bien, pero a veces también hay que sabe decir adiós. Estas han sido mis experiencias y creo que ya no volveré a forear, bueno en realidad uno nunca sabe, tal vez sí lo haga. A muchas mamás las sigo viendo en FB, pero no es igual que la intimidad del foro, ese refugio privado con el que uno se compromete ;-)

Largo un suspiro y digo ¿saben cuánto las extraño chicas de FN? ♥

¿Y ustedes?¿Tienen experiencias en foros?¿Les gusta participar?¿Tienen alguna anécdota divertida, triste, alguna pelea que nos puedan contar? Agrego lo de la "pelea" porque es algo bastante más común de lo que se cree en los foros ;-) Si fuera hipócrita le llamaría "discusiones acaloradas" :P
¿Qué me cuentan?
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Mamás en círculo :)

04 febrero 2010
Qué lindo ponerle cara a los sentimientos, abrazos a las palabras y mates de verdad a las conversaciones virtuales. Lo virtual es real, sabemos que el otro está ahí y sabemos que está comprometido con nosotros. Pero los humanos, desde que nacemos, somos propensos al contacto físico, a la comunicación de la mirada y a la estrechez que da un abrazo.
La tarde de ayer fue muy importante para mí. A muchas de las chicas que vinieron ya las conocía de LLL, a otras las conocía a través de su participación en la Red Social Familia Natural o por ser lectoras del blog. ¿Hubo chicos llorando o revolcándose por el piso? NO, no sé cómo pero fue una armonía total (porque la mía en casa a veces sí se revuelca por el piso, ay!), charlamos, tomamos mates, Sol nos contó cómo se formó Red Canguro y nos mostró algunas formas de colocar correctamente un portabebé. Todas comentamos acerca de qué habíamos usado: si wawita, si bandolera tal o cuál, si mochila ergonómica o quepina. Me encantó estar ahí :) y aún me siento muy emocionada y agradecida. Agradecida con la vida por ponerme en el camino a todas estas mujeres maravillosas. Gracias a cada una de ustedes, a Ceci que se tomó el trabajo de avisarle a unas cuantas, a Sol porque siempre piensa en encontrarse y en compartir (sos una persona muy especial Sol!). Un beso grande para todas estas mamás en círculo :)

(dejo fotitos chiquitas para que no se exponga tanto a las que no tienen confianza en la web, las fotos en grande están en FB)(yo no estoy en estas fotos, "el que toca nunca baila", pero sí en las fotos de las otras chicas...espero a que me manden la grupal, si?)


Nos vemos el martes en Villa Hortensia :)
Aquí, el testimonio de Sol.
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Aviso Urgente a esta comunidad :))

02 febrero 2010

La Imagen es de Mamá de Lola

Mañana 3/2 a las 18:30 en el Parque de las Colectividades (Museo Macro, los silos pintados de colores). Si llueve propongo que nos encontremos en el patio de comidas del Alto Rosario. ¿Qué les parece?
Si vienen, mandenme un mail y les paso mi celular, así nos mandamos mensajitos para encontrarnos.
Las espero a todas!!
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Mi círculo de mujeres

Mi círculo de mujeres

29 diciembre 2009
love

Esta es una pequeñísima recopilación de palabras de lectoras que me han quedado para siempre en el corazón. Algunos son fragmentos de comentarios, otros son pedacitos de mails que me han escrito durante el año. Preservo la identidad de sus autoras. Es sólo un extracto, hay muchísimos comentarios que me llegaron al corazón!

"Quién me iba a decir que de esta forma se puede entablar un vinculo que resulte ser tan necesario.
Por eso te escribo, para decirte que acá estoy, darme a conocer y estrechar el lazo"

"Me llena de alegría esto que querés hacer en el blog...me hace sentir muy querida, en serio!
Sé que entendés por lo que etsoy pasando, justo hoy voy a escribir en el Foro toda la emocion que tengo, asi que luego tb te lo paso así lo leen las mamis q vos conocés"

"El otro día escribiste sobre el fin del puerperio... y pensé, pensé, pensé... y dudé, dudé, dudé..."

"Y ya que estamos, te hago otra preguntita, porque sé que vos estás "empapada" en estos temas...
te cuento, ando averiguando si existe, si es algo que se haga, el hecho de que alguna especialista en lactancia, en puericultura, de la liga de la leche o algo parecido, te vayan a visitar al sanatorio..."

"La verdad que leer lo que escribís me tranquiliza muchísimo!!!
Nosotros estamos viajando a Rosario esta semana, vamos a hacer consulta en el Sanatorio Británico por lo de M.
Seguramente algo tenemos que aprender al pasar por estas situaciones...
Que bueno es encontrar en nuestro camino gente como uno..."

"Hola! Sabés que después de visitar tu blog (que esta re lindo!)y leer sobre los portabebés conocí a una chica que me hizo un fular, y estoy re contenta! ¿Cómo no los había conocido antes? a ella se lo trajeron de alemania, y lo usó siempre con su hija.
ahora voy re comoda con mi mantita. ella está armando una pyme con eso, ahora estamos probando un prototipo de mei tai. Después te mando el blog"

"Luisina muchas gracias por compartir tu relato y estoy segura de que por medio de él podrás ayudar a otras madres en la misma sitiación, esta muy bonito y que suerte que tuvieron un buen final"

"yo también vengo de una historia horrible, algun dia me animaré y también la contaré en mi blog
como vos decis, la crianza con apego es sanar las heridas de una crianza desapegada.
justo para una tarde como la de hoy, me emocione un poco, porque siendote sincera vinieron a mi frases que escuche toda la vida... muy parecidas a las que te decian a vos..."

"Yo creo que nuestros hijos son capaces de sanar viejas heridas, tanto mi marido como yo tuvimos infancias tristes, él mas que yo, y estamos tratando de hacer todo lo contrario con los chicos, ellos no saben lo que es pasar un dia sin recibir un beso o sin escuchar un te amo, asi hayan roto el objeto mas caro"

"Luisina...ahora más que nunca: qué gusto haberte conocido!!
Celebro que puedas verbalizar todo esto, es la cura amiga.
Me alegra saber que no estoy sola, que hay alguien que siente como yo, y que también siente que se puede salir adelante...
Cuando vuelvan los monstruos Luisina (porque van a volver siempre), aquí  ESTOY, y aquí ESTAS. Juntas, para no tenerles miedo nunca más"

"que maravilla! que duro y profundo relato! y a la vez que magico que salga de tu corazon, de tu espiritu, de tu mente, de tu cuerpo. Que magnifico tesoro esconde tanto dolor, el poder enfrentarse a nuestro niño solo y dolorido, para comprenderlo, acompañarlo y ofrecerle algo distinto a nuestros hijos, y dejarnos amar por ellos y por otros...
La palabra tambien me refugio y me dio identidad, me hizo sentir poderosa y contenida...tambien deje de comer, o comi de mas, porque me hacia falta encontrar "mama", pero no sabia el camino..."

"Leí hace días tu post, y no sé por qué no podía dejar comentarios; sólo quería decirte que te admiro mucho, admiro tu fortaleza y tu valentía para salir adelante y para contarlo; no puedo decir que pasé por lo mismo, pero sí me puedo identificar en algunas cosas, y creo que siempre buscamos que nuestros hijos no tengan ni el más mínimo sufrimiento y que se sientan súper amados, es lo que siempre trato de hacer y lo que veo que vos hacés"

"Me encantó Lu....yo fui testigo de cada cosa que contás...tu lucha interna por tu búsqueda...tu valentía por enfrentarte a todo por esa gorda hermosa que tenés de hija"

"Me robo todas las palabras de tu relato para expresar el camino que yo tambien vengo transitando hace tiempo, pase y sigo en babysitio, yo no empece por el blog de Vane, empece por el tuyo, tambien estoy registrada en blooger y he escrito algunas cosas pero no me he atrevido a publicarlas, es mas no le he dado la direccion de mi blog a nadie, tambien me registre ya en familia natural y puedo decir que conosco a todas las chicas de tanto leerlas, pero no me he atrevido a soltar todo lo que tengo que soltar, un dia me voy a animar por ahora estoy por comprarle un fular a Martha de mamas koala para llevar a mi chiquito mas cerquita de mi"

"Despues de ver tus fotos del porteo y de leer la canción tan linda que publicaste me tome el atrevimiento de copiar tu idea y poner una nota en facebook sobre el porteo"

"gracias por compartir... leyendote llore...somos muchas y muchos atreviendonos a este cambio... a este despertar..."

"Hay muchas cosas que vivi los primeros dias, que me arrepiento...como intentar que mi bebé duerma en su cuna, que no llore tanto, que no quiera mamar cada media hora (Y claro que queria comer a cada rato, si llebava semanas de no poder alimentarse!!) yo estaba agotada, solo queria dormir un rato, sentia que iba a enloquecer y me enojaba...esos enojos son los que me duelen a veces, como me voy a enojar con vos mi gordito hermoso? Pero eran solo sentimientos propios del desborde emocional que implica todo el cambio de ser mamá...y la gente que no ayuda con sus consejos..."

Gracias a ustedes, por cada comentario, por cada mail contándome lo que les provoca leerme. Tengan por seguro que éste blog no sería lo que es sin el círculo de mujeres que lo sustenta. Leer todos los "a mi también", "me siento acompañada", "somos muchas", "me hiciste pensar"...hace que cada palabra escrita tenga sentido, que esta exposición de mi familia a corazón abierto, sea provechosa. Gracias por estar ahí todo este año. Ayer hablaba de las redes y sin duda esta es una maravillosa forma de establecer un lazo con otras mujeres. Las quiero un montón. A todas: a las que comentan, a las que no pero sé que igual están, a las que me mandan mails, a mis amigas de siempre y a todas las mujeres fantásticas que conocí este año. Me llena de emoción recibir siempre tanto afecto ♥

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¿La leche del bebé?

¿La leche del bebé?

21 diciembre 2009
Ayer, gracias a Cecilia -de la Red Social Familia Natural- me acordé de la publicidad de Sancor Bebé en la que venía pensando desde ya hacía unos días y me gustaría comentar lo que pienso al respecto. Básicamente estoy en contra de toda publicidad que difunda el uso de leches de fórmula. Casi todas violan el Código de Sucedáneos para la Leche Materna dispuesto por la OMS y las disposiciones del Ministerio de Salud de nuestro país. Sin embargo siguen apareciendo: una detrás de otra. Como no se permiten publicidades con bebés chiquitos tomando mamadera, usan a bebés que ni siquiera gatean para promocionar leches "Etapa 3" (que corresponde a un año o más), como es el caso de la conocida marca Nutrilón.
Pero el colmo de este tipo de publicidades es la de Sancor Bebé. Me parece absolutamente descarada. Mi intención no es juzgar aquí a las madres que no lactan porque no han podido o porque no han querido (yo misma estoy entre las que no han podido, lo conté millones de veces en este blog). Para nada, cada familia y cada crianza son únicas, y por lo tanto, cada lactancia también. Pero creo que la mamá que no puede o que decide no dar el pecho sabe muy bien qué fórmula darle a su bebé porque se lo indica el pediatra (o al menos sería esperable que fuera así). Creo que las leches de fórmula deberían ser un recurso que se utilice como última opción y NO deberían jamás ser tratadas como un objeto de consumo que nos quieran vender, con cancioncita pegadiza incluída y todo. Por otra parte, esa canción que tanto se nos pega, afirma -de forma peligrosa- que la leche de fórmula hace a los chicos más inteligentes y con dientes más sanos, además de afirmar otras cosas en forma pretendidamente "inocente". Por cierto, el "1, 2, 3" que pertenece a la versión original de la canción tal vez pueda parecer "azaroso", pero acostumbrada a leer entre líneas como estoy -o a ser muy retorcida, jaja- identifico el "1,2,3" con las 3 etapas de la leche Sancor Bebé: Sancor 1(de RN a 6 meses), Sancor 2 (de 6 meses al año) y Sancor 3 (de 1 a 3 años), y me parece aún más descarado. Y un cierre de oro: "Sancor Bebé 3. Mucho más que leche" (?????????) No resiste análisis, diría un amigo mío.
La versión original ya la conocía hace mucho, se llama La sopa del bebé y pertenece al  CD Piojos y Piojitos II. Lo que no había visto nunca es el video tan lindo que nos linkeó Ceci, se los dejo acá así lo disfrutan y de paso no se nos "pega" la de Sancor Bebé "3".



Ya que hablamos de lactancia, aprovecho para pasarles un mensaje que posteó hoy una de las chicas del foro (LauraN): "Estamos buscando dadoras de leche materna, para Valentino que perdió a su mamá. Por favor, contactarse al siguiente mail: paravalen@gmail.com ". Muchas gracias por difundir o colaborar :)
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Necesidades satisfechas

Necesidades satisfechas

23 noviembre 2009
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Hacía mucho que tenía ganas de compartir esta foto con ustedes. La vi navegando por el foro de Red Canguro, en la sección "Mediateca de portabebés". Intenté encontrar el artículo en el cual apareció publicada, pero no lo logré. Me interesaba mucho leerlo, pero no pude encontrarlo. Sé que esta foto apareció publicada en la revista Mujer Hoy (si alguna encuentra el artículo, se lo agradeceré, por mi parte seguiré buscando), ilustrando una nota sobre la emigración en México.
La foto me parece espectacular desde el punto de vista estético, pero eso es lo de menos. Lo que más me interesa es el poder de interpretación que tiene una simple imagen. Creo que el fotógrafo intentó reflejar lo dura y hostil que es la vida para algunos. Y sí, lo logró. Pero a mi me gusta leer algo más aparte de ese contenido obvio, me gusta leer en la foto lo no tan obvio y es que ese bebé, al parecer tan carenciado, tiene todo lo que necesita para crecer sano y feliz: brazos y teta. Y cuando miro esta foto confirmo lo que más de una vez hemos conversado en la Red Social Familia Natural: las necesidades de los bebés son siempre las mismas, lo que cambia es la disponibilidad de quienes los criamos.
Esta foto me hizo pensar muchísimo, hace dos meses que la tengo guardada para comentarla y siempre se me ocurren cosas diferentes. Y ustedes ¿qué leen en esta foto?

*no encuentro el dato de quién hizo la toma, pero seguramente es uno de los fotógrafos del equipo de Mujer Hoy.
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La tristeza también se va

La tristeza también se va

01 noviembre 2009
"...si todo empieza y todo tiene un final,
hay que pensar que la tristeza también

se va..."

Jorge Drexler

Veo con sorpresa cómo se va cerrando un ciclo. Empecé a presentirlo hace un tiempo, cuando ví que necesitaba espacio propio y entre dientes masticaba proyectos. Pero sobre todo cuando el dolor por las cosas que no fueron se empezó a disipar.
Asumí responsabilidades, me miré de frente y volví a construirme como mamá. Muchas cosas pasaron y me encontré en el camino con gente maravillosa. Esas personas cambiaron mi visión sobre muchas cosas, pero mi vida la cambié yo cuando decidí dar marcha atrás, tirar las cosas inútiles y arrancar de cero.
Las culpas se disiparon y la tristeza dio paso a la sensación de haberme fortalecido como persona. Y esto es lo que ví entre esas sombras:

¿Por qué no tuve un parto vaginal? ¿Fue mi cesárea necesaria?
La primera respuesta es muy simple: muchas cosas de mi vida personal bloquearon la salida de Guille, que simplemente dijo "Hasta acá llego yo con esto mamá" y se quedó sentada en la panza, conciente de que o yo buscaba la solución a mis problemas o el parto no iba a ser. Y no fue.
Con respecto a la segunda pregunta, después de darle muchas vueltas y de dudar y desconfiar de todos, hoy respondo que sí: que fue una cesárea necesaria. Y no por razones estrictamente médicas (o al menos no por las que me dio el obstetra), sino porque yo no estaba preparada ni psicológica ni físicamente para un parto de nalgas. No tenía ni idea de la fisiología del parto y hubiera sido una locura entregarme a alguien que ni siquiera quería arriesgarse a asistirme en esa condición. La forma en la que se hizo es otra cosa, sigo pensando que hubiera sido mejor esperar a que se desencadenara el trabajo de parto o al menos hubiera estado bueno que se me informara acerca de las opciones que teníamos.
Yo no me quise hacer cargo de nada de eso, tal vez no era el momento, tal vez me estaba reservado éste camino. Más allá de los factores médicos, mi sabiduría femenina me dice que eso era lo que necesitaba. Cambiaría algunos detalles, pero la historia sería la misma. ¿La enseñanza? Ahora sí estoy preparada.

¿Por qué no pude con la lactancia exclusiva?
Acá también arranqué echándole la culpa a medio mundo: que el médico no colaboró, que me recetó nutrilón a los 4 días (aunque no se la haya dado fue una tentación terrible y finalmente cedí), que estuve muy sola, que los primeros tiempos fueron muy duros, que no tuve información de calidad, que la información que tuve no la utilicé bien. Tal vez muchas de estas razones sean verdaderas, aún así hay dos cosas que asumí hace algún tiempo atrás: me costó construir el vínculo con mi hija y fui vaga. Para llevar adelante una lactancia exclusiva hay que tener mucho aguante físico y emocional durante los primeros días. Y yo no lo tuve, fui débil y me dejé arrastrar hasta la lactancia mixta. Tal vez a muchos les suene terrible que lo reconozca, a mí no. Lo que más me dolió fue descubrir lo mucho que me costaba relacionarme con mi hija. Y ojo, no se vayan a creer que la dejaba tirada por ahí, no. Concientemente me ocupaba de ella: le cambiaba los pañales, la miraba dormir durante horas, pero no podía hacerme cargo de su nutrición emocional. Y lloré, y sentí culpa, entré en un túnel en donde no se veía nada. Y después de un año reconstruyendo lo que se había quebrado, simplemente la tristeza se esfumó. Y la culpa también. Ya no me siento mal por esto. Muchas de las cosas que necesitaba escuchar, para convertir todo lo que pasó con respecto a la lactancia en algo positivo, las encontré en la Red Social Familia Natural y en el Grupo de apoyo a la Lactancia Materna de la Liga de la Leche Rosario. ¿Cómo es eso? Simple: ver que las mamás que amamantan son iguales a mí me ayudó un montón. Ver que realmente no se creían mejores que yo, también. Es raro esto que digo pero antes tenía la fantasía de que por no amamantar iba a ser rechazada entre los padres vinculados a la crianza con apego. Y no, todo lo contrario, me recibieron con los brazos abiertos, escucharon mi historia y me hicieron sentir que valía, al menos para que otros no pasen por lo mismo o para que yo misma no pase por lo mismo. Me mostraron el camino para que la próxima vez pueda decidir con libertad, teniendo buena información y apoyo del que se agradece.

En un momento llegué a un lugar en donde pensé que había hecho todo mal, esa era la sensación que tenía. Pero de a poco eso fue cambiando: sentía que había hecho algunas cosas bien y otras mal y que las que estaban mal podían ser revertidas, sanadas, hechas de nuevo con sinceridad y desde un buen lugar.
Me di cuenta de que los únicos que podemos decidir por la crianza de Guille somos David y yo y que vale la pena escuchar nuestros deseos más profundos. Hoy siento una enorme confianza en mi labor como mamá. Y creo que las mamás hoy por hoy nos juzgamos demasiado. Tal vez valga la pena valorar lo bueno que hacemos.
Un día me descubrí pensando que no era tan terrible todo lo que habíamos pasado, que era hora de dejar de llorar y aprovechar lo que sí habíamos hecho bien. Cuando fui conciente de por qué había fracasado nuestra lactancia, no lloré por las defensas que mi hija no iba a incorporar, lloré porque me di cuenta de que había afectado a la calidad del vínculo. La maternidad -como ya dije cientos de veces- nos da muchas oportunidades de reparar. Reconstruí el vínculo desde otro lugar y siento que es hora de seguir adelante. Sé que todo este camino no fue en vano, que fue necesario para que ese lugar de la crianza de Guille no quede como la parte rayada del disco en la que siempre se traba la vida -como nos dice la metáfora de Laura Gutman-, que fue necesario para volver a encontrar las ganas y las energías necesarias para concebir otro hijo.

Con todo lo aprendido en las sombras, vuelvo a mi luz. Porque donde habitan los monstruos también encontré belleza.
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¿Vacunas "extra"?

¿Vacunas "extra"?

22 octubre 2009
Guille tiene todas sus vacunas al día. Las del calendario de vacunación de Argentina y algunas optativas. Se las dimos sin averiguar nada. Como la gran mayoría de la gente, hicimos lo que el pediatra nos recomendó. Cuando me sumé a la Red Social Familia Natural conocí toda la controversia que existe en torno al tema vacunas. Me informé, leí, opiné y determiné que iba a seguir poniéndole las vacunas a Guille. Creo que son necesarias y que vale la pena correr el riesgo. Es más, creo que la gente que no vacuna a sus hijos (aunque sea con un plan limitado o personalizado) aprovecha los beneficios de que la generalidad de la gente si vacune a sus hijos. Eso es lo que pienso yo, no quiere decir que sea cierto...es sólo una opinión, pero creo que si no le ponés las vacunas a tus hijos y no se enferman no es porque no eran necesarias; sino más bien porque el virus no está activo gracias a los que sí vacunamos.
Más allá de toda esta controversia, que tiene varias aristas y es difícil resumir aquí, quiero hablar acerca de la Campaña de Vacunación contra el Sarampión y la Poliomielitis que por estos días -y hasta el 31 de octubre- se está llevando acabo en mi país. La campaña es para niños entre 0 y 5 años. En algunos de los sitios que la difunden he leído "es la oportunidad de darle una dosis extra", "no importa si ya tiene la vacuna". Me parecen afirmaciones completamente desafortunadas. Las vacunas no son inócuas, tienen riesgos (algunas más conocidos que otros) y vale la pena informarse en lugar de ir poniéndoles vacunas por ahí a nuestros hijos "porque son gratis". ¿Y quién tendría que informarnos? Aquellos que llevan adelante la campaña ¿o no? Porque pasa lo mismo de siempre: difunden las bondades y no los riesgos.
Yo me pregunto: si mi hija tiene su plan de vacunación nacional completo más algunas vacunas optativas ¿por qué repetiría durante el mismo año la dosis de una vacuna que ya tiene?¿Para qué duplicar los riesgos y/o efectos adversos? Y algo aún más grave ¿qué sugieren?¿que el plan nacional de vacunación no es lo suficientemente seguro?
A Guille el mes que viene le toca la Sabin y tal vez se la de en el marco de la campaña, los últimos días de octubre, pero porque le toca por el plan de vacunación. No veo -ni entiendo- cuál es el sentido de repetir vacunas en forma innecesaria. Si por ejemplo le hubiera tocado la Sabin en septiembre ¿se la tendría que volver a colocar sólo porque apareció la dichosa campaña gratuita? Definitivamente yo no lo haría. Sí respeto el calendario de vacunación, pero me niego rotundamente a darle vacunas de más.

¿Y ustedes?¿Qué piensan de las vacunas? Si tienen ganas lean los links, hay información importante y útil ;-)
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La quepina más simple

La quepina más simple

25 agosto 2009
Hace tiempo, en una entrada sobre diferentes formas de colocarse un portabebé, Agustina (de la Red Social Familia Natural) comentó acerca de cuál era su video preferido sobre porteo. Al verlo quedé encantada, pensando ¿cómo puede ser que con algo tan simple podamos llevar cómodamente a nuestro bebé? Y así es, con un trozo de tela de 1,40 x 1,40 podemos hacer esto:



¡Gracias Agus!
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"Tu hijo es una buena persona" por Carlos González

18 agosto 2009

Foto: Seema KK en Flickr Creative Commons

A propósito de algo que mi amiga Sheila comentó en la Red Social Familia Natural, alguien citó un texto de Carlos González que es, en realidad, una versión resumida del último capítulo de la primera parte del libro Bésame Mucho. Volví a leer el texto, emocionada y tengo que reconocer que es uno de mis fragmentos favoritos del libro. Personalmente (y esto cuenta solo para mí) pienso que mi hija no necesita que le "enseñe a dormir" -ya que el sueño es un proceso neurológico madurativo-, tampoco necesita que la "entrene" para ir al baño -también es un proceso madurativo- y límites sí le pongo, pero siempre desde el amor y el respeto. En conclusión, creo firmemente que el amor nutre muchísimo más que los falsos preceptos acerca de la crianza y quiero enseñarle a Guillermina que el mundo es un bello lugar, no un sitio constantemente lleno de amenazas y peligros. Este texto es maravilloso y nos recuerda cosas que la "cultura" tapa con sus frases incoherentes y vacías de sentido. Es larguísimo, pero lo publico entero por si alguien no tiene el libro.

"Muchos expertos, probablemente bienintencionados, nos hablan de los problemas de conducta de los niños. Hay problemas de alimentación, problemas de sueño, celos, violencia, egoísmo... Todo el mundo nos habla de los problemas de nuestros hijos, de cómo detectarlos, cómo prevenirlos o cómo solucionarnos, de cómo nos «manipulan» o de por qué hay que ponerles límites. Nadie nos recuerda que nuestros hijos son buenas personas.
Y lo son. Tienen, forzosamente, que serlo. Ninguna especie animal podría sobrevivir si sus individuos no nacieran con la capacidad de adquirir el comportamiento normal de los adultos y la tendencia a hacerlo. No hace falta mucho esfuerzo para enseñar a un león a comer carne o a una golondrina a volar hasta África. Lo difícil, lo que requeriría unos métodos educativos absolutamente aberrantes, sería conseguir un león vegetariano o una golondrina que no emigrase. La inmensa mayoría de los recién nacidos, si se les cría adecuadamente (es decir, con cariño, respeto y contacto físico), serán niños normales y más tarde adultos normales. El ser humano es un animal social, y por tanto la capacidad para amar y ser amados, respetar y ser respetados, ayudar a los demás y obtener ayuda de otros miembros del grupo, comprender y respetar normas sociales (en definitiva, ser una buena persona), son aspectos normales de nuestra personalidad. La educación esmerada, la religión o la ley nos pueden dar otras cosas; pero no son imprescindibles para llegar a ser buena persona. Nuestros antepasados, sin duda, ya eran buenas personas cuando vivían en cuevas, del mismo modo que las gallinas son «buenas gallinas» sin necesidad de escuelas o policía.
Vamos, pues, a pasar revista a algunas de las buenas cualidades de nuestros hijos.

Su hijo es desinteresado

Laura, de tres meses, llora desconsolada. Ha mamado, tiene el pañal limpio, no tiene frío, no tiene calor, no se ha clavado ningún imperdible. Su mamá la toma en brazos, le canturrea unas palabras cariñosas y al momento Laura está calmada. La vuelve a dejar en la cuna y al instante rompe a llorar.
—No tiene hambre, no tiene sed, no le pasa nada —dicen las malas lenguas—. ¿Qué diablos querrá ahora?
Quiere a su madre. La quiere a usted. No la quiere por la comida, ni por la ropa, ni por el calor, ni por los juguetes que le comprará más adelante, ni por el colegio de pago al que la llevará, ni por el dinero que le dejará en herencia. El amor de un niño es puro, absoluto, desinteresado.
Freud creía que los niños quieren a su madre porque de ella obtienen el alimento. Es la llamada teoría del impulso secundario (la madre es secundaria, lo primario es la leche) Bowlby, con su teoría del apego, mantiene todo lo contrario que la necesidad de madre es independiente de la necesidad de alimento, y probablemente mayor.
¿Por qué no disfruta usted, como madre, de esta maravillosa sensación de recibir un amor absoluto? ¿Se sentiría usted mejor si su hija sólo la llamase cuando tuviera hambre, sed o frío, y pasase olímpicamente de usted cuando estuviera satisfecha? Nadie negaría la comida a un niño que llora de hambre; nadie dejaría de abrigar a un niño que llora de frío. ¿Dejará usted de tomar en brazos a un niño que llora porque necesita cariño?

Su hijo es generoso
No hace mucho una madre, preocupada, me preguntaba cuándo dejaría su hija de año y medio de ser tan egoísta; cuándo aprendería a compartir.
¿Por qué el aprender a compartir obsesiona tanto a algunos padres y educadores? ¿De qué les va a servir a los niños aprender una cosa así? Los adultos no compartimos casi nada.
Un ejemplo. Isabel, no llega a dos añitos, juega en el parque con su cubo, su palita y su pelota, bajo la atenta y cariñosa mirada de mamá. Claro, como le faltan manos, en ese momento sólo la pala está bajo su posesión directa, y el cubo y la pelota yacen a cierta distancia. Se acerca un niño desconocido, más o menos del mismo tamaño, se sienta al lado de Isabel y sin mediar palabra agarra la pelota. Isabel llevaba diez minutos sin hacer ningún caso de la pelota, y en un principio sigue tan tranquila dando golpes en el suelo con su pala. ¿Tan tranquila? Un observador atento habrá notado que los golpes son un poco más fuertes, y que Isabel vigila la pelota por el rabillo del ojo. El recién llegado, por su parte, parece plenamente consciente de que pisa terreno resbaladizo; aparta la pelota, observa el efecto, la vuelve a acercar... Para que no haya lugar a malentendidos, Isabel advierte: «¡É mía!»; y al poco se cree obligada a especificar: «¡Pelota é mía!» El intruso, que aparentemente todavía no domina las frases de tres palabras (o tal vez, simplemente, prefiere no comprometerse), se limita a repetir: «¡Pelota, peloooota, pota!» Temerosa sin duda de que estas palabras equivalgan a una reclamación de propiedad, Isabel decide recuperar la plena posesión de su pelotita verde. El intruso no ofrece demasiada resistencia, pero en un descuido logra hacerse con el cubo. Isabel juega unos minutos, satisfecha con la pelota recién recuperada, pero de pronto parece inquieta. ¿Y el cubo? ¡Pero a dónde vamos a llegar!
Y así podemos pasar media tarde. Unas veces, Isabel cederá de buen grado, durante unos minutos, el disfrute de alguna de sus posesiones. Otras veces lo tolerará de mal grado. Otras no lo tolerará en absoluto. En ocasiones, ella misma ofrecerá al otro niño su propia pala a cambio de su propio cubo, Puede haber algunos llantos y gritos por ambas partes; pero, en todo caso, es probable que su nuevo «amigo» consiga bastantes minutos de juego relativamente pacífico.
Es muy posible también que ambas madres intervengan. Y aquí se produce un hecho que nunca deja de sorprenderme: en vez de defender como una leona a su cría, cada madre se pone de parte del otro niño. «Venga, Isabel, déjale la pala a este niño.» «Vamos, Pedrito, devuélvele a esta niña su pala.» En el mejor de los casos, la cosa quedará en suaves exhortaciones; pero no pocas veces las madres compiten en una loca carrera de generosidad (¡qué fácil es ser generoso con la pala de otro!): «¡Ya está bien, Isabel, si te vas a portar así, mamá se enfada!» «¡Pedrito, pide perdón ahora mismo, o nos vamos!» «¡Déjelo, señora, que juegue, que juegue con la pala! Es que esta niña es una egoísta...» «¡Uy, pues el mío es tremendo! Tengo que estar todo el día detrás, porque siempre está chinchando a otros niños y quitándoles las cosas...» Y así acaban los dos castigados, como pequeños países en conflicto que podrían haber llegado fácilmente a un acuerdo amistoso si no hubieran intervenido las dos superpotencias.
Escenas como ésta, mil veces repetidas, hacen que a veces consideremos egoístas a nuestros hijos. Nosotros compartiríamos sin dudarlo una pala de plástico y una pelota de goma. Pero, ¿realmente somos más generosos que ellos, o es que los juguetes nos traen sin cuidado?
Es preciso poner las cosas en perspectiva. Imagine que es usted la que está sentada en un banco del parque escuchando música. A su lado, sobre el banco, su bolso sobre un periódico doblado. En esto se acerca un desconocido, se sienta a su lado y sin mediar palabra se pone a leer su periódico. Poco después deja el periódico (¡abierto y tirado por el suelo!), coge su bolso, lo abre, examina su interior... ¿Sabría usted compartir? ¿Cuánto tardaría en decirle cuatro frescas al desconocido, o en agarrar el bolso y salir corriendo? Si ve pasar a lo lejos a un policía, ¿no le llamaría? Imagine ahora que el policía se acerca y le dice:
—Ya está bien, déjale el bolso a este señor, o me enfado. Usted perdone, caballero, es que esta mujer todavía no sabe compartir... ¿Le gusta el teléfono móvil? Llame, llame a donde quiera... ¡Tú calla, mujer, como sigas protestando te vas a enterar!
Nuestra disposición a compartir depende de tres factores: qué prestarnos, a quién y durante cuánto tiempo. A un compañero de trabajo le podemos prestar un libro durante semanas, pero nos molesta que un desconocido nos toque el periódico sin pedir permiso. Sólo a un amigo del alma o a un pariente le prestaríamos nuestro coche para ir a dar una vuelta. Un niño pequeño tiene pocas posesiones, y un cubo, una pala o una pelota son tan importantes para él como para nosotros un bolso, un ordenador o una moto. El tiempo se le hace largo, y prestar un juguete durante unos minutos le resulta tan difícil como a su padre prestar el coche durante unos días. Y también distingue entre amigos y desconocidos, aunque no nos demos cuenta. Por ejemplo, ¿cuál de estas dos frases usaría la mamá de Isabel para resumir las historias arriba explicadas?:
a) Mientras Isabel estaba jugando en la arena con un amiguito, un desconocido me cogió el periódico y casi me quita el bolso, ¡qué susto!
b) Mientras yo jugaba con un amigo a pasarnos el bolso, un desconocido intentó quitarle la pelota a Isabel, ¡qué susto!
Claro, desde el punto de vista de un adulto, cualquier niño de dos años, indefenso y desvalido, es un «amiguito». Pero cuando mides menos de un metro, un niño de dos años es un desconocido, y puede que incluso un «individuo con sospechosas intenciones».
Un ejemplo final: Enrique, de veinticinco años, no sabiendo cómo calmar el llanto de su hijo Quique, de ocho meses, usa las llaves del coche como sonajero. Quique agarra las llaves, las menea, las mira, las vuelve a menear. Una niña de unos seis años se acerca y le hace monerías: «Uy, qué guapo ¿Cómo se llama? ¿Cuántos meses tiene? (es una de esas niñas precoces). Mi primo Antonio también tiene ocho meses, hoy no ha venido porque está con otitis.» «Hooola, Quiiique ¡Qué llaves más chulas! ¿Me las das? Toma, te las cambio por la pelota.» Enrique padre está encantado con la nueva amiguita de su hijo, hasta que la niña sale corriendo con las llaves, dejando la pelota como justo pago. ¿Cuántas décimas de segundo cree que tardará Enrique en salir detrás para recuperar las llaves? Quique ha compartido, pero su padre no está dispuesto a hacerlo.
En comparación, nuestros hijos son mucho más generosos que nosotros.

Su hijo es ecuánime

Es decir, tiende a mantener un estado de ánimo estable. En palabras más sencillas, su hijo no es nada llorón.
¿Cómo que no, si se pasa el día llorando? Los niños pequeños, es cierto, lloran más a menudo que los adultos y por eso solemos decir que los niños son llorones.
¿Y si resulta que, simplemente, tienen más motivos para llorar?
«Es que lloran sin motivo», me dirá usted. «Lloran por cualquier tontería.» Lloran, según la edad, porque se les cae una torre de piezas de construcción, porque no les compramos un helado, porque les llevamos al médico, porque nos vamos cinco minutos, porque no encuentran la teta a la primera, porque les cambiamos el pañal, porque les secamos el pelo... Ningún adulto lloraría por esas cosas, desde luego.
¿Y por qué lloraría usted? Haga un experimento: siente en su regazo a su hijo de uno o dos años y dígale las cosas más tristes que se le ocurran: «Te van a hacer una inspección de hacienda.» «Te han despedido del trabajo.» «Te están saliendo unas patas de gallo espantosas.» «Tu equipo de fútbol baja a segunda...» No llorará. Las cosas que nos hacen llorar a los niños y a los adultos son totalmente distintas.
Entre las cosas que con más frecuencia hacen llorar a un niño pequeño están:
—Separarse dos minutos de su madre.
—Intentar hacer algo que no le sale.
—Notar algo raro y no saber qué es.
—Necesitar algo y no saber cómo conseguirlo.
Todas ellas son cosas, para su desgracia, que pueden ocurrir (y ocurren) varias veces al día. En cambio, las cosas que nos hacen llorar a los mayores ocurren sólo de tarde en tarde. Por eso parece que somos menos llorones, pero no es cierto. Si nuestro equipo bajase a segunda varias veces al día, si nos despidiesen del trabajo cada mañana, si se muriesen cada día varios de nuestros mejores amigos, nos pasaríamos también el día llorando.

Su hijo sabe perdonar

Emilia y su hijo Óscar, de seis años, han tenido una fuerte diferencia de opiniones. Para no perdernos con los detalles, digamos tan sólo que Emilia era partidaria de que Óscar se duchase, mientras que este último se sentía muy limpio. Ha habido gritos, llantos, insultos y amenazas. Un testigo imparcial reconocería que la mayor parte de los llantos ha venido de una de las partes en conflicto, y la mayor parte de los insultos y de las amenazas de la otra.
De eso hace una hora. ¿Cuál de estas personas cree usted que está ahora contenta y feliz, y continúa con sus ocupaciones como si nada hubiera ocurrido, mostrándose incluso inusualmente alegre y zalamera; y cuál, por el contrario, es más probable que esté todavía enfadada, haciendo reproches, rezongando? «Mira, mamá, mira qué hago.» «No, mamá no ríe. " «¿Iremos al zoo el domingo?» «A ver, ¿tú crees que te lo mereces? ¿Te parece que te has portado bien?»
Arturo, el padre, vuelve ahora del trabajo. ¿Cuál de las siguientes frases le parece que oirá?:
a) «Mamá se ha puesto tremenda esta tarde, no sabes la escenita que me ha hecho. Tienes que decirle algo.»
b) «Este niño ha estado toda la tarde muy impertinente, no me hace ni caso. Tienes que decirle algo.»
Nuestros hijos nos perdonan, cada día, docenas de veces. Perdonan sin doblez, sin reservas, sin reproches, hasta olvidar completamente el agravio. Se les pasa el enfado mucho antes que a nosotros.

Su hijo es valiente

Imagine que está usted haciendo cola en su banco cuando entran unos individuos armados con la cara tapada. Si le dicen que se tire al suelo, ¿no se tira? Si le dicen que se calle, ¿no se calla? Si le dicen que se esté quieta, ¿no se queda de piedra? ¿Cree que un niño de dos años hubiera obedecido? Imposible, Ninguna fuerza, ninguna amenaza, ni siquiera una pistola apuntándole puede hacer que un niño de dos años se esté quieto media hora, deje de pedir pipí o deje de llorar en plena rabieta. Admire su valor, en vez de quejarse de su «obstinación».
Su hijo es diplomático
Pedro y Antonio, dos amigos de cinco años, juegan en el parque mientras sus padres charlan en un banco. En esto llega Luis, otro niño de la clase, con su mamá. ¡No está poco contento Luis con el triciclo que le acaban de comprar para su cumpleaños!
Tres niños, un solo triciclo. ¿A quién puede extrañarle que surja un conflicto, cuando hemos visto morir a miles de personas por cosas mucho más feas, como un pozo de petróleo o una mina de diamantes?
Pedro y Antonio, como todos los desposeídos, son de izquierdas y consideran que la riqueza debe repartirse entre los camaradas. Luis, como todos los nuevos ricos, se ha hecho de derechas y opina que lo que es de cada uno es de cada uno. Hay un malentendido, un forcejeo. Pedro (que es un poco mayor) agarra con violencia el triciclo, y Luis cae de culo al suelo llorando desconsolado.
¡Ya está armada! La madre de Luis le reprocha que no preste sus juguetes y que lloriquee tanto. Se lo reprocha, hay que decirlo, un poco por «el qué dirán», pues en el fondo piensa que ha empezado el otro y que vaya amigos más gamberros que tiene su hijo. El padre de Pedro está muy enfadado; es consciente de que su hijo ha iniciado la «agresión» y probablemente se ve obligado por el mismo «qué dirán» a exagerar la nota. Increpa a su hijo, le grita, le atosiga con preguntas retóricas, «¡pero que te has creído!», de esas que dejan al niño totalmente inerme (pues sabe que si no dice nada, se lo volverán a preguntar: «Venga, dime, ¿te parece a ti bonito empujar a la gente?»; pero si dice algo será peor: «¡A mí no me repliques!»). La filípica adquiere tales proporciones que ya Luis ha dejado de llorar y observa, más asustado que satisfecho, mientras Pedro empieza a llorar por su parte y Antonio contempla la escena estupefacto.
Por fin Antonio parece tener una idea. Llama la atención de Luis y le hace reír con su mejor imitación de cierto personaje de la tele. Una vez roto el hielo, le propone echar una carrera. «Hasta la fuente», acepta Luis. «¡Vamos, Pedro, tonto el último!» Y salen los tres de estampida.
¡Qué fina maniobra! Antonio ha ideado una elaborada estrategia para desatascar la situación, y Luis, pese a ser la parte ofendida, lo ha entendido enseguida y le ha secundado para librar a su amigo del furor paterno. Ya los tres juegan en perfecta armonía, olvidado el incidente y abandonado el triciclo, junto a los padres todavía enfadados. Hasta es posible que la madre de Luis exclame: «¿Y para esto me hace bajar a la calle con el triciclo? ¡Ya ves, ahora a jugar a otra cosa y el triciclo aquí muerto de risa!». El padre de Antonio calla, pero está muy orgulloso de su hijo.

Su hijo es sincero

¡Y cómo nos molesta su sinceridad! Hemos inventado palabras ofensivas y denigrantes para calificarle cada vez que dice lo que piensa: «¿Por qué ese señor es negro?» (¡No seas impertinente!) «¡Quiero chocolate!» (¡No seas pesado!) «¡Mira qué mujer más gorda!» (¡No seas grosero!) «¡No me gustan los guisantes!» (¡No seas caprichoso!) «¿Para qué tengo que lavarme? No estoy sucio» (¡No seas contestón!) ¿Cuándo aprenderán esas útiles virtudes del adulto: el disimulo, la astucia, el engaño...? Las aprenderán cuando se den cuenta de que se ahorran muchas regañinas si dicen mentiras o si callan verdades.
El maestro tiene que ausentarse un momento y ordena a Carlos, de siete años, que en su calidad de primero de la clase se quede vigilando. La noble tarea del vigilante consiste en pasear entre los pupitres con los brazos cruzados, riñendo a los niños que hablan. Uno de los niños se levanta sin motivo, Carlos, en ejercicio de sus funciones, le dice que se siente; el otro no quiere. Carlos avanza con los brazos cruzados hacia el infractor, con una vaga idea de devolverlo a su pupitre por la fuerza. Se empujan mutuamente con los brazos cruzados, se les escapa la risa, toda la clase ríe.
En lo mejor de la diversión regresa el maestro, muy enfadado. Carlos intenta justificarse, pero el maestro no quiere explicaciones. Sólo hace una pregunta en tono conminatorio:
—¿Tú crees que se puede reír mientras se vigila?
—Sí —responde Carlos, y recibe una sonora bofetada.
El maestro vuelve a preguntar gritando:
—¿Tú crees que se puede reír mientras se vigila?
Esta vez Carlos se toma unos instantes para contestar. Está asustado, paralizado por el terror. Intenta comprender el motivo, qué ha hecho mal para merecer este trato. Porque no le han pegado por jugar en clase, sino por responder a una pregunta. Y él ha respondido correctamente: ha dicho la verdad. Evidentemente, el maestro quiere que conteste «no». ¿Puede contestar «no» y salvarse? Carlos intenta justificarse a sí mismo ese «no», busca desesperadamente un motivo para cambiar su respuesta. No lo encuentra. Si la pregunta hubiera sido «¿está permitido reír mientras se vigila?», podría contestar «no» de inmediato (él no sabía que no estaba permitido, pero ahora lo sabe: el enfado del maestro muestra bien a las claras que no está permitido). Pero la pregunta ha sido: «¿Tú crees que se puede...?». «Sí, piensa Carlos, yo creo que sí que se puede. Eso es lo que yo creo, ésa es la verdad, no puedo contestar otra cosa.» No quiere ser un héroe, no quiere desafiar al maestro, sólo quiere decir la verdad y, entre sollozos e hipidos, vuelve a decir: «¡Sí!»
El maestro le propina una bofetada todavía más fuerte y, con los ojos fulgurantes, el rostro congestionado y un tono terriblemente amenazador, repite la fatídica pregunta:
—¿Tú crees que se puede reír mientras se vigila?
¿Cuántas bofetadas puede soportar un niño de siete años? Carlos vacila, piensa en decir que sí, tiene miedo. Haciendo un esfuerzo inspira profundamente, contiene sus sollozos, pronuncia un «no» lastimero y rompe a llorar amargamente.
Esta escena tuvo lugar hace treinta y cinco años; y Carlos, lo habrán adivinado, era yo. No recuerdo el dolor de los golpes, no recuerdo la humillación. Recuerdo sólo el asombro, el estupor, el desconcierto y..., sobre todo, la rabia y la impotencia, el haber sido obligado a decir una mentira.
Su hijo es sociable

Observe con qué facilidad se pone su hijo a jugar con cualquier otro niño. No le importa la clase social, la raza ni la forma de vestir. Nunca oirá a su hijo pequeño hacer manifestaciones racistas («estoy harto de estos moros, vienen en pateras y nos quitan el tobogán»).
Aunque los padres se nieguen el saludo por viejas rencillas, los niños se hablan sin prejuicios. No hace mucho era costumbre intentar limitar esta sociabilidad de los niños («no me gusta que juegues con Fulanito, es malo / no es como nosotros / no te conviene / es una mala compañía»).
Su hijo es comprensivo
Acabo de hacer un pequeño experimento. He buscado en Internet la frase «los niños son crueles» y he encontrado 40 páginas que la contienen. La frase «los niños son cariñosos» sólo aparece en una de los millones de páginas de Internet. «Los niños son comprensivos», en ninguna.
Se acusa a los niños de abusar de los más débiles, poner motes y burlarse de los que tienen algún defecto. Pero esas conductas constituyen la excepción y no la regla. Es cierto que, por su falta de experiencia social, los niños pueden hacer preguntas embarazosas o mirar insistentemente a una persona con algún defecto físico. Pero también son capaces de tratar con la mayor naturalidad a cualquier compañero y aceptarlo tal como es, sin preocuparse por su aspecto.
Conozco una familia con varios hijos, el mayor de los cuales sufre un retraso mental profundo. No camina ni habla. Durante un tiempo, cogió la mala costumbre de tirar con fuerza del pelo a todo aquel, niño o adulto, que se le pusiese a mano. Sus hermanos pequeños comprendían perfectamente que no era responsable de sus actos y mostraban una exquisita tolerancia. Si en sus correrías pasaban demasiado cerca del hermano y quedaban atrapados, se limitaban a quedarse muy quietos, con una evidente expresión de dolor, y a llamar suavemente a algún adulto para que viniera a liberarlos. Por supuesto, si les estiraba del pelo cualquier otro, respondían con la adecuada contundencia.
Numerosos investigadores han comprobado que los niños menores de tres años suelen mostrar empatia, es decir, preocupación por el sufrimiento ajeno. Cuando un compañero llora, es frecuente que intenten consolarle.
Bowlby cita un estudio en el que se observó cuidadosa mente el comportamiento de veinte niños de uno a tres años en una guardería. Diez de ellos habían sufrido abusos, los otros diez provenían de familias con problemas, pero no habían sufrido abusos. Los niños que habían sido maltratados se peleaban el doble que los otros y mostraban además tres conductas que no se observaron en ninguno de los niños no maltratados: agredir a un adulto, agredir a otro niño sin ningún motivo ni provocación, aparentemente sólo para molestar, gritar o pegar a otros niños que lloraban, en vez de intentar consolarlos.

Los niños criados con cariño y respeto son cariñosos y respetuosos. No todo el rato, por supuesto, pero sí la mayor parte del tiempo. Ésa es su tendencia natural, pues en el ser humano la cooperación con otros miembros del grupo es tan natural como el andar o el hablar. Para conseguir que los niños se vuelvan agresivos, tenemos que empujarles de alguna manera, apartarles del camino normal. Los niños «educados» a gritos gritan. Los niños «educados» a golpes pegan".




En Carlos González: Bésame Mucho. Cómo criar a tus hijos con amor, Temas de Hoy, Madrid, 2003.
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Semana Internacional de la Lactancia Materna 2009

Semana Internacional de la Lactancia Materna 2009

01 agosto 2009
Hoy empieza la Semana Internacional de la Lactancia Materna y quiero contarles una historia de amor y solidaridad y teta. Es, probablemente, la historia de solidaridad más hermosa que escuché en mucho tiempo. Hace un tiempo, una mamá de la Red Social Familia Natural, llegó al foro comentando una noticia triste. Un bebito había perdido a su mamá y estaban intentando conseguir donaciones de leche materna para ese bebé. Con mucho esfuerzo y difusión lograron conseguir varias mamás que donaran su leche para el bebé e incluso algunas se ofrecieron a ir personalmente a amamantarlo. Para todas ellas, para Laura N., y para todas las que día a día optan por otorgar el mejor alimento que un bebé puede tener: leche materna; va dedicada esta canción que habla justamente de la lactancia materna en situaciones de emergencia. Ése es el lema de este año.
Si alguna lectora se quiere sumar a las donaciones de leche materna, puede contactarse con Laura al mail lauranafissi@gmail.com





"Llora niño en la doble
luna del pecho
él triste de cebolla
tú satisfecho
no te derrumbes
no sepas lo que pasa
ni lo que ocurre"

Miguel Hernández , en "Nanas de la cebolla"

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Después de ser mamá

31 mayo 2009



















Esta semana Dolores, una forera de la Red Social Familia Natural, planteó el tema de las cosas que cambiaron en nosotros con la maternidad. Esta es mi respuesta.

Quiero empezar con la más grande de mis transformaciones: aprendí a tener paciencia. Y no es poco, porque en el mundo apresurado en el que vivimos, tener paciencia es todo un desafío. Es ir a contramano del mundo. Cuando Guille no se quiere vestir, cuando no quiere comer, cuando no quiere dormir: pongo en marcha la paciencia. Aprendí a esperarla y a esperarme. No siempre lo logro, pero sé que tengo que ponerlo en práctica cada día.

También, y como es lógico, cambiaron mis prioridades. Si bien estaba alejada de mi carrera profesional, pensaba retomarla en algún momento. Después del nacimiento de mi hija las cosas cambiaron totalmente en este aspecto. No sé si esto exista, pero "cambió mi vocación" en el sentido de que ya nada de lo que antes me parecía fundamental para mi existencia me interesa. Me descubro interesadísima en saber sobre parto, puerperio, lactancia, trabajo en casa, etc. ¿Volveré al viejo camino alguna vez?¿ya pasará esta fiebre o es mi nueva vocación?¿cómo decido qué es lo que quiero realmente cuando la verdad fue absoluta durante tantos años?¿alguna vez volverá a interesarme la investigación o la crítica literaria? No sé, por ahora disfruto de lo que sí me agrada. A veces me cuesta horrores pararme ante un grupo de 30 chicos adolescentes a explicarles algo en lo que en realidad ni siquiera estoy segura de para qué sirve (el gran dilema de todo profesor). Sí sé que la educación vale la pena, que la cultura vale la pena, pero aquello que "debe" ser "transmitido" ya no me es tan claro. A veces me basta con que aprendan a defenderse, a cuestionarse, a preguntarse, a conocerse. Claro que todos estos temas no aparecen en el programa de "Lengua" y algo adentro mío entra en conflicto con "mis" saberes.

Así, tengo que decir que la maternidad, cambió rotundamente la relación con mis alumnos. Intento acompañarlos en sus procesos de aprendizaje sin interferir tanto. Abandoné mi puesto frente al pizarrón y nunca más volví a dictar nada. Los dejo hablar, los escucho y después los invito a sacar sus propias conclusiones. Mis visión del proceso enseñanza/aprendizaje ha cambiado totalmente. Y tiene que ver con mi maternidad. Identifico a los chicos abandonados emocionalmente, a los que sufren las violencias cotidianas y a los que sufren la violencia sobre sus cuerpos. A veces logro acompañarlos. Otras veces el dolor es tanto que siento que tengo que correrme, ponerme a salvo.

Otro cambio fundamental fue dejar de actuar de manera racional para empezar a sentir, a dejarme fluir, a poner en acción mi parte instintiva. Pero debo decir que esto me costó muchísimo y que lo logré a medida que mi hija fue creciendo, en medio del puerperio. Se ve que "lo instintivo" lo tenía muy encerrado, reprimido, ahogado en la coraza.

Y lo que más cambió en mí fue la idea de "cambiar el mundo". Antes creía que cada cosa que hiciera por bien de la sociedad ayudaba, que cada voto "bien" puesto contribuía a un cambio (con "bien" me refiero a puesto desde la honestidad y no desde el clientelismo político), que ayudar a cruzar a la calle al ciego iba a hacer mejor a la sociedad. No digo que todo esto no sirva, digo que los resultados en muchas ocasiones fueron desoladores. En cambio, criar a mi hija con amor, empatía, respeto, hace que me sienta realmente plena en cuanto a mi contribución para una sociedad mejor.

También cambió mi visión sobre el pasado, sobre mi infancia y la de mis hermanas, sobre mi familia. Algunas cosas las veo positivas y otras negativas. Pero hacer el recorrido de analizar mi propia historia me ha ayudado muchísimo a comprender cada una de las cosas que hice y que hago.

Creo que fue una transformación muy profunda ser mamá y que soy una persona totalmente nueva, que nací nuevamente ese día, que mi existencia cambió totalmente. Como dice la canción de Manal: "Hoy recién hoy, el sol me quemó/ y el viento de los vivos me despertó"


Y en ustedes ¿qué cosas cambiaron después de ser mamás?
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Del cochecito a los brazos de mamá: mi llegada a la crianza con apego

25 mayo 2009

Es agosto de 2008, abro la ventana del explorer y voy al foro de Babysitio en donde comparto cotidianamente mi vida con otras mamis de marzo. Acabo de pasar por una sinusitis terrible, estoy extremadamente susceptible. Entre los posts que habitualmente circulan vuelvo a ver una pelea, lo de siempre en los foros: que si hay que dejarlo llorar, que si deben aprender a dormir solos, que si la leche materna se compara o no con la maternizada. Una de las implicadas en la discusión es Vanesa: afirma que antes de leer cosas como esas prefiere irse a investigar sobre física cuántica, la entiendo muchos meses después. En su firma tiene el enlace a su blog personal. Pico, leo: parte de su vida, el amor por sus hijos, su experiencia de lactancia. No necesito más impulso: me registro en blogger, sin embargo pasará mucho tiempo hasta que al fin me anime a escribir.

Mi vida sigue, tan desordenada como siempre.

A Guille le diagnostican displasia de caderas y comienza a usar un arnés que la inmoviliza. Siento que todo vuelve al punto cero, es como si el 3 de marzo se hiciera presente otra vez con todos sus fantasmas, con la sombra. Pero mi beba tiene 6 meses, está triste por no moverse. Sí, está triste y se le nota: nada de "ni lo siente", "te molesta más a vos que a ella", está triste y yo intento remediarlo teniéndola todo el día a upa.

Una de las chicas del foro me tira el dato: hay unos portabebés a los que Guille podría adaptarse. Entro a Red Canguro, me inscribo en el foro: tengo bandolera y aprendo a usarla. Ya es octubre y aún no escribí ni media palabra en mi cuenta de blogger. ¿Será el maldito miedo que me inculcaron en la facultad? ¿Será que de verdad nadie estudia letras para escribir? ¿Será?

Empiezo a leer con una mezcla de curiosidad y asombro la vida de Vane: che, al final parece que esta mina tenía razón en todo. Recorro los blogs que ella lee y llego a Mamás en Círculo. Primero siento un dolor punzante que me retrotrae a eso en lo que dejé de pensar durante tantos meses: mi lactancia frustrada. En el borde del blog, fotos de mujeres felices: dan la teta. ¿Podré superar esto que siento tan adentro? Empiezo a revisar cómo se dieron las cosas, recuerdo haciendo un esfuerzo enorme. Me doy cuenta de que la culpa no la tuvo solo el pediatra, que tengo que asumir la parte de responsabilidad que me toca.

Sigo viendo y de a poco se me va cayendo la venda: ¿será que hay otro mundo más allá de mis narices?¿será que tener un bebé es mucho más que comprarle ropita linda y sacarle miles de fotos?¿será que es verdad eso que siento y que dejé que de a poco se apagara? Veo, miro, de a poco porque a veces me causa un dolor indescriptible no haber empezado así. Pero soy consciente de que nunca es tarde, de que siempre es el día para empezar.

Ya había leído a Gutman y estas mujeres que leo: ¡también! Resulta que había un mundo nuevo, encubierto por la hegemonía del poder. Primero me choca casi todo de ese mundo: la que parió en casa me parece una loca, aquella que dio teta a su hijo hasta los 4 años está desquiciada, y ni hablar de los que "educan en casa". ¿Será cierto esto que me cuenta la web? ¿Será que hay un mundo diferente al que proponen la publicidades de productos para bebés?

Corre noviembre, escribo mis primeras entradas pero no las publico, me da vergüenza mostrarme, que vean esto que soy: un ser absolutamente fragmentado por la maternidad. Al fin me aimo y publico, qué ingenuidad en aquellas primeras entradas: cuento el nacimiento de Guille, pero ahora que lo leo resulta que eso NO es el nacimiento de Guille sino todo lo que rodeó a ese día en que cambió mi vida para siempre. Si lo leen van a ver (como lo veo yo hoy en día) que en ese nacimiento los protagonistas son los otros, y tal vez es porque fue así. Qué tristeza...

Ya corre diciembre. Picando de blog en blog llego a Familia Natural, lo abro por una foto que me llama la atención: un chico de la calle sostiene un globo azul en la esquina de Sarmiento y Rioja en Rosario, mi ciudad. Soy sensible a la belleza ¡qué hermoso blog! Leo, leo y leo: la autora tuvo un parto domiciliario y el relato es tan visceral, tan profundo que lo leo con la vista nublada, llorando. Y pasan los días y sigo leyendo y la autora ya es Laura y su hija ya es Layla.

Y viene el punto de quiebre: ya nada es tan loco, hay otro mundo allá afuera (o adentro, dependiendo de cómo se lo mire). De a poco la intensidad de esos relatos me subyuga y me doy cuenta de que las razones de estas personas son válidas. Voy "entrando en código" y no paro de leer, las palabras inspiran un sentimiento de confianza: colecho, parto respetado, crianza en brazos, apego, amor incondicional, continuum, disciplina positiva, lactancia prolongada, tándem. No me alcanzan las horas del día para leer todo lo que quiero: desde González hasta Schallman, de Gutman a Sears, de Rosa Jové a Liedloff, desde Alfie Khon hasta Clarisa Pinkola Estés. Y yo que no pasaba de Borges y Freud...y no me vengan con cosas raras.

Ya es enero y escribo un poco más en mi blog. Algunos me leen.

Un día me registro en la Red Social Familia Natural. ¿Me aceptaran? Yo no doy teta...qué miedo, me encantaría que me acepten porque son divinas, cada palabra que leo me gusta, me atrae, pero ¿me aceptarán? No puedo con mis complejos. Entro, me presento y largo todo. Y empieza el maravilloso proceso de búsqueda, de preguntas. Y las cosas empiezan a tener sentido ¿será que todo esto tenía que pasar? Recorro este camino con mi hija a upa sabiendo que ella es el sentido de todo esto.

Una vez más recuerdo algo que tenía totalmente olvidado: no hay una sola vida, hay muchas. La vida de la que vivió su cesárea con una pena enorme, la vida de la que fue maltratada en su parto, la de aquella que parió en casa, la vida de la que pudo con la teta hasta los tres meses, la de la que pudo hasta el año, la de la que pudo mucho más que eso, la de la que le dio a sus dos hijos al mismo tiempo: tándem ¡qué osadía para el discurso hegemónico! La vida de la que cree que "un chirlo a tiempo no es nada" y de las que creemos que pegarle a un niño siempre atenta contra nuestra dignidad y contra la de él. La vida de las que estamos cansadas de no dormir y la de las que tienen un bebé "que duerme 10 horas de corrido desde los 2 meses", la de las que piensan que la letra del elefante trompita es una letra más y la de aquellas que se animan a cuestionarla.

Cómo enriquece escuchar todas estas campanas sonando juntas. ¿En qué momento dejé de ver que hay tantas vidas, que hay tantos puntos de vista? ¿cuándo me olvidé de esto? No sé. Lo que sí sé es que estoy más despierta que nunca y se lo debo a Vane. Tal vez tarde o temprano empezara igual a recorrer este camino porque era algo que mi alma necesitaba. Pero me hizo tanto bien "conectar" con todo este nuevo mundo. Con el de los homeschoolers, la comida natural, la crianza en brazos, el parto respetado. Sé que tengo límites, pero también sé que ahora puedo elegir porque tengo opciones. Puedo leer Babysitio o la página de Attachment Parentig Internacional. Y sé que todo vale, todo sirve, de todos aprendo.

Gracias a todas: por haberme traído hasta acá, por dejarme caminar con ustedes, por ser parte de mi red de apoyo. Por despertarme a vivir una maternidad más consciente y más plena. Ojalá yo pueda hacer por alguien la mitad de lo que ustedes hicieron conmigo.
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¿Parir a un bebé en podálica?

20 mayo 2009
















La semana pasada se comentó en la Red Social Familia Natural este fragmento de Odent acerca del nacimiento en posición pélvica, es decir, cuando el bebé está "sentado". Ya había leído algunos fragmentos de Michel Odent en donde afirmaba que el parto en podálica es perfectamente posible y que es una indicación relativa de cesárea. Me interesa este tema en particular, ya que Guillermina estaba sentada, con las piernas cruzadas y la colita apoyada en mi pelvis. Lamentablemente esto lo sé ahora ya que durante el embarazo no me preocupé en informarme y supuse que, si mi médico "me mandaba" a cesárea, seguramente era porque lo necesitaba.

Las preguntas me surgieron muchos meses después, casi sobre el primer año de mi beba. La cesárea fue programada por oligoamnios (escaso líquido amniótico) en la semana 37. Ya hacía desde la semana 26 que tenía este problema y desde la semana 30 que estaba en reposo. Aquí pueden leer la experiencia del nacimiento de mi hija. Quiero aclarar que, después de mucha incertidumbre, supimos que el oligoamnios no se debía a ninguna patología genética de mi beba. Simplemente lo diagnosticaron "oligoamnios por causa desconocida".

Mi búsqueda ahora ya no se enfoca en la necesidad o no de la cesárea. Sino en mi desconexión con un embarazo deseado. Más exactamente en las emociones con las cuales no supe conectarme. Seguramente mi beba nunca se dio vuelta porque el nivel de líquido amniótico era demasiado bajo: nunca pudo "flotar" y por lo tanto no pudo ubicarse. Ahora ¿por qué el líquido amniótico era tan insuficiente? El médico ecógrafo que lo detectó me dijo que era estres. Yo no estaba bien emocionalmente. Pero aparte, en ese momento, lo que menos me importaba era el embarazo. Me sentía horrible, mal con mi cuerpo: lo único que me alentaba era saber que ya faltaban pocos meses. Puede sonar crudo pero fue así.
Hace unos meses leí en el blog Familia Natural una entrevista excelente a la partera Mirna Amaya en donde se comentaba que muchas veces la posición "de nalgas" está asociada con problemas emocionales de la madre. Pueden leer la entrevista aquí.
Seguiré buscando, buceando en mi interior para encontrar las respuestas a tantas preguntas. Por el momento les dejo el fragmento de Odent. Qué ganas de atenderse en Pithiviers, ¿no?


"En Pithiviers, casi nunca planeamos cesáreas. Aunque sospechemos que una cesárea puede llegar a ser necesaria, preferimos esperar que el trabajo de parto empiece espontáneamente. Después, dependemos de nuestra experiencia para ayudarnos a tomar decisiones rápidas. Primeramente -ya que tenemos razones para creer que el sistema endocrino fetal juega un rol en la puesta en marcha del principio del trabajo- cuando el trabajo empieza espontáneamente, quiere decir que el bebé ha desarrollado adecuadamente las glándulas pituitaria y adrenal y está lo bastante maduro como para lidiar con los rigores del trabajo y del nacimiento. Segundo, parece ser que las contracciones uterinas durante el trabajo juegan un rol estimulando el sistema neuroendocrinológico del bebé; no queremos privar al bebé de ninguna parte de este estímulo.
Por último, dentro del campo del trabajo y el alumbramiento, uno aprende rápidamente a esperar lo inesperado. A veces, una mujer tendrá una rápida y fácil labor aunque los profesionales creían que sólo era posible una cesárea. Por ejemplo, a mujeres que en otras oportunidades habían tenido cesáreas, a veces se les dice que siempre tendrán que dar a luz de esa manera. Sin embargo, en nuestra clínica, una de cada dos mujeres que previamente han tenido cesáreas, logran dar a luz por vía vaginal. Tampoco los nacimientos que vienen con presentación pelviana justifican siempre esta operación.
Por nuestra experiencia con bebés de presentación pelviana, nos hemos dado cuenta de que observando el progreso natural de la primera etapa del trabajo, tenemos las mejores indicaciones para saber a qué atenernos hasta el último momento. Esto quiere decir que no haremos nada que pueda interferir con la primera etapa del trabajo: ni Pitocin, ni baño en la pileta, ni ninguna mención de las palabras "de nalgas". Si todo sale bien, no hay ninguna razón para pensar que la segunda etapa del trabajo pueda crear algún problema. Nuestra única intervención será insistir en la posición acuclillada, ayudada, para el nacimiento, ya que mecánicamente es la más eficaz. Reduce la posibilidad de que tengamos que sacar al bebé hacia afuera y es la mejor manera para minimizar el tiempo entre la expulsión del ombligo del bebé y su cabeza, que podría resultar en la compresión del cordón umbilical y privarlo de oxígeno. Jamás nos atreveríamos a arriesgarnos a hacer un parto con presentación pelviana si la madre estuviera en una posición dorsal o semisentada.
Por otra parte, si las contracciones en la primera etapa del trabajo son dolorosas e ineficaces y la dilatación no progresa, rápidamente debemos dejar de lado la idea de un alumbramiento por vía vaginal. Si no, vamos a tener que encarar el peligro del "punto de no retorno", a último momento, cuando luego de la aparición de las nalgas del bebé, ya sea demasiado tarde para cambiar estrategias y decidir hacer una cesárea. Sin embargo, a pesar de que siempre hacemos cesáreas cuando la primera etapa del trabajo es difícil y la situación no mejora, la mayoría de los nacimientos que vienen con presentación de pelvis, en nuestra clínica, terminan siendo nacimientos por vía vaginal.
En dos situaciones, a veces, planeamos cesáreas por adelantado: la primera es cuando una madre desarrolla una preeclampsia. Si una mujer tiene un crecimiento abrupto en la presión arterial hacia el final del embarazo y hay proteínas en su orina, la hospitalizamos y la tenemos bajo cuidada observación. Si se tiende sobre su costado izquierdo, para aliviar la presión en la vena cava, su presión arterial a veces baja y puede dar a luz normalmente. Una mujer en este estado no tendría que tomar ningún medicamento. Si le vienen repentinos dolores de cabeza y siente como una barra en el estómago o si el amnioscopio muestra que las aguas no están claras, se hará una cesárea, inmediatamente.
En ocasiones, hacemos una cesárea sin esperar que comience el trabajo de parto espontáneamente, cuando un embarazo dura más de lo requerido. Sin embargo, es realmente raro que un bebé llegue con retardo; hay una tendencia a subestimar la frecuencia con que esto sucede, generalmente porque la madre o el obstetra han calculado mal o se han equivocado sobre la fecha de concepción. Cuando estamos seguros de que una mujer está con verdadero retraso, se le hace una amnioscopía cada 36 horas; mientras el líquido amniótico se presente claro, esperamos pacientemente. No vemos ninguna buena razón para inducir el trabajo de parto en forma rutinaria con goteos intravenosos de Pitocin o romper la bolsa, en semejantes casos. A veces, esa amnioscopía revela el líquido amniótico coloreado o en disminución; esos signos de peligro fetal requieren intervención inmediata. Si la futura madre ya ha tenido bebés, quizás rompamos las membranas y veamos que pasa, antes de decidir hacer una cesárea. En caso de que la mujer sea primeriza, generalmente esperamos un trabajo mas largo y más difícil; entonces en general preferimos hacer una cesárea inmediatamente, para no añadir dificultades. Con esta estrategia el número de cesáreas en relación con la "postmadurez", se mantiene muy bajo.
Dado que por lo general terminamos decidiendo hacer una cesárea de una manera totalmente inesperada, inmediatamente antes del nacimiento, no podemos usar anestesia que requiera larga preparación, como sucede con la epidural. Usamos una típica anestesia general liviana que dura lo suficiente para la operación".

Odent, Michel: Antiobstetricia en Nacimiento renacido, Ed. creavida.
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Para emocionarse

Para emocionarse

01 abril 2009
La semana pasada nació Milo, el hijo de una de las chicas del foro Familia Natural. La verdad es que fue muy emocionante porque era el primer bebé que nacía desde que Laura Bernhein creó la red. Pero nadie imaginaba que el parto iba a ser tan "familia natural". Publicados en distintos blogs, no quería dejar de recomendar los links en donde pueden leer los relatos. También quiero recomendarles el foro de Familia Natural, en donde últimamente suceden cosas "mágicas".
Los invito nuevamente (ya recomendé su lectura por facebook) a leer el nacimiento respetado de Milo:

Parto de Milo contado por su mamá

Parto de Milo contado por su papá


Y también destaco la generosidad de sus padres, al compartir un momento tan íntimo como el nacimiento de un hijo.

Por más nacimientos respetados!!!
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Luisina Serenelli

Docente // Fotógrafa // Blogger //Feminista // Doula// Escritora // Lectora incansable // Mamá de Guille y Emi // Enamorada de David // En permanente deconstrucción y construcción

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Hola! Soy Luisina Serenelli. Sanlorencina viviendo hace 19 años en Rosario, Argentina.
Fotógrafa de familia, doula y profesora ❤

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