De amor y de casualidad

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Mi historia
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Estoy acá

Estoy acá

24 septiembre 2018
Estoy acá. Me descubro abriendo la ventana de las entradas del blog y presionando, sin pensarlo mucho siquiera, "nueva entrada". Vengo con pequeños recortes de mi vida.
Hace meses que Guillermina escucha a Jorge Drexler, lo descubrió porque solemos escucharlo mucho en el auto y su último disco es tan bello que en seguida siguió escuchándolo en casa, en su celu, en la compu. Con David fuimos a verlo en vivo en junio de este año, fue un show delicioso y nos arrepentimos de no haberla llevado y de que ese no fuera su primer recital. Ya habrá tiempo.  
De a poco fue escuchando toda su discografía nueva, hasta ir más atrás, hasta el disco Eco. A veces me pregunta si conozco tal canción y yo le digo que sí, que es de algún disco viejo. Hace algunos días me preguntó por Antes y le conté que esa fue la canción con la que entramos a la fiesta de nuestro casamiento. Después, una vez que ellos nacieron, esa canción tomó un nuevo significado para mi <3.
Hoy le conté que hace 10 años empecé a escribir un blog que se llama De amor y de casualidad justamente por esa canción. La escuchó contentísima. No puedo creer que ya tiene la edad suficiente para leer este viaje que fue mi blog por mi maternidad reciente. 
Este año decidí volver a mi casa, en muchos sentidos. Volvimos a vivir en calle Salta y en junio mi cápsula del tiempo fue publicada aquí. Creo que de a poco voy a mudar todo lo publicado en mi otro blog para seguir escribiendo aquí.
Sin dudas necesito escribir, lo estoy haciendo para mí de manera privada y ansío hacerlo aquí de manera pública. Quizá nadie lo lea, los blogs han pasado de moda. Aunque sigo leyendo a todos mis blogs preferidos, entristeciéndome cuando ya no publican o me aparece el cartel de "acceso denegado". Pero igual necesito este ejercicio porque no la estoy pasando bien, digamos que este no ha sido el mejor año de mi vida. Mi familia preciosa sigue tan unida como siempre, pero empecé a sentir cierto malestar con mi historia personal que me terminó llevando bastante cerca de la locura. Me di cuenta de que ya no podía más cuando terminé llorando frente a un grupo de alumnos, por cuestiones que nada tenían que ver con ellos. Ahí puse fin a aguantarmelá y busqué ayuda profesional. Ando organizando mi mente y descansando. Desencadené (después de varios picos de estrés que se manifestaron de diversas formas) en un trastorno generalizado de angustia, aunque de a poco voy saliendo a flote y pudiendo conectar las piezas para volver a ser yo. Estoy de licencia en mis horas docentes. Al principio, pensé que en solo 20 días me iba a sentir como nueva, PERO justo ahí cuando paré es que se vino lo peor. Y no soy una persona a la cual la paciencia le resulte un don natural, por así decirlo. A veces siento furia contra mi misma por estar así, pero entiendo que mi infancia no fue precisamente la más amorosa y que remé tanto cuando tuve los veintipico -en medio de un país devastado por el 2001- que dejó marcas profundas en mí. Empecé un proceso de psicoanálisis que parece será interminable, pero es ahora o nunca. Y necesito que SEA, en algún momento. 
Así, me propuse avanzar de un día a la vez e intentar hacer cosas que me generen bienestar. Logré empezar y terminar varios libros. Arranqué proyectos fotográficos que no me generen una presión insostenible y de a poco voy pudiendo empezar a realizar actividad física suave -llegó un momento en el cual me costaba horrores salir de casa y hacer cosas simples, como buscar a mis hijes a la salida de la escuela- pero con esto me tengo paciencia. Todo lo demás ha tenido que esperar un poco: mis alumnos, mis clientes (a quienes agradezco tanto la paciencia) e incluso mi familia. Han sido 10 años agotadores: la crianza de mis dos hijes, la puesta en marcha de una empresa que resultó exitosa y que me ha dado mucha felicidad, la salida de una crisis de pareja, la decisión de que David se dedicara a ser un papá en casa y desarrollara su propio emprendimiento. Todo eso generó un cansancio extremo y ese estrés me llevó a mis peores fantasmas. Acá estoy, cada vez menos vulnerable, para hacerles frente.
Quiero llegar a fin de año fortalecida. En 3 meses cumplo los 40. Será un cumple feliz, porque tengo una vida plena y hermosa que estoy volviendo, de a poco, a disfrutar.
Si llegaron hasta acá, es solo una parte pequeñita de la historia de lo que soy. De a poco voy a volver a publicar las cosas tan buenas de estos años: los viajes, todo el amor, los libros, las canciones, las fotos de esta vida que de tan bella a veces duele.
Acá estoy, viva <3.
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Vuelvo al bosque

03 enero 2017

 
Muchas, muchas veces, en los años duros y en los felices, les canté a mis hijos el tema "El oso" de Moris. Les encanta y me lo piden frecuentemente. Durante muchos años también me emocioné, hasta no poder seguir cantando, en el final de la canción, cuando el "oso" -y todos los que nos sentíamos identificados con él- recuperaba su libertad, su ser.
Mis 37 se sintieron como el fin de un ciclo, ese largo proceso de transformación que yo necesité para dejar de hacer las piruetas del circo, para dejar de aferrarme a la seguridad de lo conocido. En ese proceso también transformé a mi pareja, que huyó asustadísimo en un momento y luego descubrió que, con un poco de dolor, también podía ser su propio camino. Porque, como dice Pinkola Estés, "si no sales al bosque nunca ocurrirá nada y tu vida jamás empezará" (click acá para leer el texto completo).
Vuelvo al bosque, con todo lo que eso me costó y con todo lo que implica. Vuelvo al bosque después de alejarme de aquello (y aquellos) que no quería en mi vida. Vuelvo al bosque después de asumir qué cosas me gustaba hacer. Vuelvo al bosque luego de hacerlas. Vuelvo al bosque extrañamente más sociable, sabiendo que puedo (aún!) construir nuevos y valiosos vínculos. Vuelvo al bosque emocionada, de la mano de mis hijos y mi marido.
Vuelvo al bosque, estoy contenta de verdad <3



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Siempre San Lorenzo

Siempre San Lorenzo

21 junio 2012
170b
Cerca del Pino Histórico, San Lorenzo

La idea es, siempre, escribir un par de veces por semana (aparte de los post de imágenes del fin de semana), pero a veces me cuesta arrancar y otras siento que los borradores que tengo por la mitad necesitan tiempo de maduración. Por eso no llego a cumplir con mis expectativas de publicación. Sepan comprender.
Mientras dejo madurar los borradores, les cuento que el lunes fui a San Lorenzo. Es la ciudad en la que nací y viví hasta los 24 años. Queda a unos 25km de Rosario. Hice toda mi carrera universitaria viajando cada día un promedio de 2 horas y media. Usaba ese tiempo para estudiar y, en la época más difícil -cuando tenía dos trabajos y estudiaba para rendir las últimas dos materias- dormía. Es decir, salía del trabajo a las 20, dormía una hora y pico en el colectivo y cuando llegaba me ponía a estudiar hasta las 2 de la madrugada. Me levantaba a las 6am, me iba a trabajar, al mediodía me tomaba el colectivo, dormía una hora y pico y entraba al otro laburo. Ahora lo escribo y no entiendo cómo hacía, cómo el cuerpo se lo aguantó. Pero en ese momento me llevaba la inercia, el entusiasmo, la juventud o el no-me-queda-otra. Curiosamente recuerdo esos años como de mucho crecimiento personal. Lo describo, pero no me quejo, porque lo viví bien, con buena onda y todo eso me fortaleció.
Volviendo al tema "San Lorenzo", es difícil de explicar lo que me pasa con la ciudad en la que nací. Tengo buenos recuerdos, el río, la placita, las barrancas que tenían escaleritas improvisadas de tierra y todas las tardes nos tirábamos por ahí, mis amigas del barrio y de la escuela. Pero cuando tengo que ir me agarra una congoja impresionante, una nostalgia que me cierra el pecho. No me gusta ir. Creo que todos resolvemos -o no- nuestros duelos de alguna manera. Qué se yo, creo que para poder seguir yo hice todo lo posible para alejarme de San Lorenzo, dejé de ver definitivamente a las amigas que me quedaban y corté todos los lazos que tenía allá. Pero bueno, por mucho que uno se esfuerce, el pasado sigue ahí. El lunes murió mi "tía" Leda, una vecina de toda la vida. Una de esas que se transforman en familia de pura voluntad que todos le ponemos. No tenemos lazos de sangre, pero nos empeñamos en unirnos y para mi -y también para mis hermanas- ellos son parte de nuestra familia. La hija de mi "tía" Leda es mi madrina y a la vez una de mis hermanas es madrina de una de sus hijas. Fue un sacudón. Por lo que significaba Leda para nosotros.
La muerte de mis viejos alteró bastante el curso natural de la vida del barrio, murieron jóvenes en comparación a los demás vecinos. Pero ahora ocurre algo extraño y es que el curso natural sigue su camino y los que éramos los más chicos ya tenemos los treintaypico y los más grandes se mueren. Y los más "chicos" -o no tanto- empezamos a vernos solamente en los velorios. Y yo me pregunto cómo mierda llegué acá si hace nada tenía los 20 recién cumplidos. Y me agarra la crisis existencial. Y todo mal.
Eso se mezcla con la obligación de ir a San Lorenzo, a un velorio. 
Siempre pienso en que tengo que ir a ver a los vecinos del barrio que quedan vivos, a que conozcan a mis hijos. Pero lo cierto es que me da mucha tristeza volver, en parte porque siento que ya no pertenezco al lugar al cual pertenecí tantos años, entonces ¿qué sentido tendría ir a que los chicos conozcan? San Lorenzo tampoco está como yo la recuerdo, también es una ciudad distinta para mi. 
Y aparte ahí se hace presente el hecho de que mis viejos ya no están, porque la verdad es que después de más de diez años uno ya tiene las cosas más procesadas y su muerte ya no forma parte de mi cotidianidad. A veces me descubro pensando que empiezo a olvidar sus gestos, sus voces, todo lo que los materializaba. Y ahí, en San Lorenzo, su ausencia se hace más notoria. 
Como sea, mi tía murió y la despedimos. Sé que tuvo una buena vida, que fue feliz, que pudo conocer a todos sus nietos. Me duele bastante no haberme decidido a ir en estas últimas semanas. Cosas que uno hace: "porque estoy muy ocupada", "porque hace frío", "porque no tengo con quién dejar a los chicos", "porque San Lorenzo, siempre San Lorenzo". Al final tuve que ir igual y ni siquiera sirvió para mucho. La vida es extraña a veces.

***

Me voy a trabajar. Hoy empieza el invierno de este lado del mundo. Falta menos para que los días se alarguen un poco. Y menos de un mes para las vacaciones de invierno. Perdón por el post bajón, necesitaba escribirlo. Ahora, a remontar la semana ♥

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Ya vine

Ya vine

13 mayo 2012
Al final no me desconecté un pito. Estuve procastinando todo el fin de semana (TODITO). Bueno, algunas cosas hice, pero a media máquina. Tenía que terminar el videíto con las fotos de una sesión y D me volvió loca porque no le gustaba la canción que mi cliente eligió. Y bueno,obvio que la canción sonó mil veces porque el cliente es sagrado y D se puso denso. Es un poco soberbio pretender que a todos nos guste el pop inglés, no? A veces no sé quién me da más trabajo. Afortunadamente ya lo terminé, lo probamos recién con Guille en nuestro dvd y me dice "me gusta mucho esa canción" (te llega a escuchar tu padre y te deshereda, pensaba yo).
Emilio ya gatea, es un hecho. Si bien no lo hace de la manera clásica, sí se desplaza y va cambiando de lugar por medio de diversas técnicas: desplazamiento lateral (?), arrastre de trasero y cocazo contra el piso cuando se entusiasma demasiado para adelante/atrás. Le agarra las cosas a la hermana y la otra se las saca y le dice "no, esto te lo podés tragar" (aunque sea un piano gigante, esa es su excusa).
Hoy posteé una nota sobre la portada de la revista Time (sí, esa en la que está la mamá dándole la teta a su hijo de 3 años) y pensaba que para mi la "crianza con apego" es una guía general, un aprendizaje, un "ideal", pero solo eso, por lo demás casi siempre fallo. Pensaba, yo posteo esto y mi vecina me escucha gritar gran parte del día, debe pensar que soy una hipócrita. Y capaz que lo soy, ojo! También es cierto que como hay un tipo de mamá "judía" también hay un tipo de mamá "tana" que básicamente es la que cocinacocinacocina y gritagritagrita. Es que tengo  un tema con esto de los gritos. Desde chiquita mi vieja me decía "sonsonete" (igual eso era casi casi lo más cariñoso que me decía!) que vendría a ser algo que retumba mucho, ruidoso. E incluso se encargó de escribirlo en su diario de antes de morir (sí, era tan yegua que dejó un diario re esperanzador, imaginen! ¿vieron esas películas en donde el padre enfermo deja una película para que su hijo la vea y lo recuerde? Bueno, nada que ver, más bien mi vieja dejó lo que yo llamo "las notitas del terror". La cosa es que hasta ahí escribió "Luisina grita mucho" o sea! entonces cómo querés que haga para no gritar, es muuuuy difícil)(etiquetame un poquito se llamaría la película jaja)(ya sé que le tengo que dejar de echar la culpa a MAMÁ, pero déjenme desquitarme acá)
Estoy teniendo muchas dudas con respecto a la mamá que soy/ que quiero ser (es que la que soy no sé si es la que quiero ser, pero es la única que me sale porque al ideal ni me acerco, uffff). Está bueno "dudo, luego existo", no? Tal vez me exijo demasiado.


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Primavera

21 septiembre 2010
Red & Green


Hoy cuando abrí el reader de google y empecé a revisar la lista de blogs que sigo, leí este post y  me di cuenta de cosas que a veces no notamos porque son costumbres comunes, qué se yo.
Bueno, la cosa es que en Argentina el Día de la Primavera es algo así como una fecha de celebración, no es cualquier día. Para empezar, los chicos de escuela primaria tienen clases pero no actividades, es decir, se hace un picnic en la escuela -al menos en mi provincia- y los de secundaria no tienen clase. El 21 de septiembre, además de ser el día de la primavera es el Día del Estudiante y los chicos lo celebran reuniéndose a comer en los parques y/o plazas de las ciudades. Es un día de encuentro y festejo. Recién leía mi Facebook y desde el más chico al más grande todos se deseaban un "feliz día de la primavera" casi como si fuera Navidad ;-) Algunos hasta se hacen regalos, flores por ejemplo.
Sin ir más lejos, mi hija hoy podía ir al jardín disfrazada porque había baile y picnic. No fue porque tiene conjuntivitis y aparte está lloviendo. Por cierto, la lluvia no es ningún impedimento para festejar :-)
Creo que es una linda costumbre. Siempre está el malaonda al que no le gusta el piquiniqui de la primavera -por ejemplo mi marido jaja-, pero a mi me encantaba. En el secundario nos juntábamos en el Campo de la Gloria de San Lorenzo a jugar al volley y a comer sandwichitos ♥ Días antes nos dejaban adornar el salón de clases con flores y se organizaban concursos para ver qué salón era el más lindo (re competitivo, ja!). Son lindos recuerdos :-)
Yo creo que tiene mucho que ver con cómo somos de efusivos los argentinos: nos encanta juntarnos a comer, festejar, tirarnos al sol a charlar con los amigos, reunirnos porque sí, porque "pintó".

¿Qué recuerdos tienen ustedes?¿Festejan el día de la primavera o son del "Bando de David" (jojo)?¿Adónde iban de chicos?
Feliz día para todos! Buen comienzo de los mejores meses del año :) 
(ah, si, de éste lado del mundo, perdón!)

*vuelvo luego con el comienzo de mi proyecto :)
*¿Quién era que tenía una cierva llamada Primavera?¿Algún personaje de libro o esa amiga de la facu a la que no vimos más?¿o me lo soñé? Qué poético tener una cierva llamada Primavera ¿eh?
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Y fue un fuerte vendaval...

Y fue un fuerte vendaval...

27 agosto 2010
Hoy hace diez años que murió mi vieja. Diez años es mucho tiempo, ¿no? Casi una vida. U otra vida para ser más precisa. Todo cambió tan vertiginosamente desde ese agosto a este que a veces tengo miedo de que se me olvide. Ando metida para adentro y con un resfrío tardío generado por mi alergia crónica y por esta fecha que se me vino encima.
Mi mamá murió de cáncer de colon. La habían operado de un tumor en los intestinos dos años antes. Después de la operación, le habían diagnosticado un tratamiento oncológico preventivo por un año porque no habían encontrado metástasis. La prepaga que teníamos en ese momento se negó a cubrir el tratamiento y conseguimos hacerlo en el Hospital Provincial de Rosario. Cuando vas a un hospital público y tenés obra social o prepaga, la institución le factura el tratamiento a la obra social. Y como la prepaga no quería pagar de ninguna manera, para ellos fue un revés que a nosotros se nos ocurriera acudir al hospital. ¿Cómo se manejan? Lamentablemente en forma mafiosa, como muchas cosas en mi país :( El oncólogo de mi mamá era íntimo amigo del gerente de la prepaga y consiguió que "milagrosamente" mi mamá fuera dada de alta. No tengo pruebas fehacientes, son supuestos, pero que acortaran un tratamiento preventivo de 1 año a 6 meses justo cuando a la prepaga le empezaran a llegar las facturas del hospital, es más que sugerente. ¿Si me acuerdo del nombre del médico? La verdad, no. Durante mucho tiempo juré que iba a contar esta historia en todas partes, después comprendí que era una causa perdida que solo me quitaba energía a mí y decidí olvidarlo. Tanto que lo tengo bloqueado porque no me acuerdo del nombre del médico. 
Como era de esperarse, la enfermedad volvió. Y con ella el miedo, el sufrimiento y la oscuridad. Es una enfermedad dramática porque atraviesa a la familia. Fueron años durísimos para nosotras. En el medio murió mi papá, de otro tipo de cáncer y eso aceleró aún más el deterioro de mi mamá. La prepaga nuevamente se negó a pagar el tratamiento, pero esta vez ya sabíamos de la existencia del Plan Médico Obligatorio. Este plan exige a obras sociales y prepagas de Argentina el cumplimiento de ciertos tratamientos y enfermedades específicas. Todo lo que está en el PMO debe ser cubierto TENGAS EL PLAN QUE TENGAS. Los tratamientos oncológicos están incluídos. Lamentablemente, los tiempos de la justicia no se condicen con las necesidades de un enfermo de cáncer y las prepagas juegan con estos tiempos y por eso se niegan a cubrirlo a pesar de estar obligados y te obligan a recurrir a la justicia. Si demoran los papeleos, seguramente logren que el enfermo muera antes de que salga el fallo a su favor. Con mi mamá tuvieron éxito, claro. En una de las audiencias en la defensoría del pueblo uno de los representantes de la prepaga nos dijo en la cara -con mi vieja presente-: "¿Para qué quiere hacerse esa operación si usted es un paciente terminal?" 
Tener que mostrar los dientes en el medio de tanta desesperación te deja marcado. Hacía tanto que no contaba esto que se me hunde el pecho. Peleamos tanto, pero tanto -solas, no teníamos plata para abogados- que tres meses después de la muerte la prepaga nos "devolvió" treinta mil dólares. Eso, claro, no solucionaba nada. Apenas saldaba algunas deudas de las que nos quedaron.
Esta no es la única perspectiva que tengo acerca de la muerte de mi mamá, claro. No creo que los culpables hayan sido los de la prepaga, tal vez se moría igual, porque creo que ella misma se dejó arrastrar hasta la enfermedad. Pero al menos se hubiera ido un poco más en paz, sin tanta preocupación por las deudas que quedaban y por nuestro bienestar económico. Para mi vieja quedábamos las tres solas con mi abuela a cargo y supongo que todos esos días que pasó con el cuerpo vivo a medias era su manera de esperar definiciones para irse en paz. 

Ese mediodía de hace diez años, abrazada a mi abuela en el piso del baño, le rogué que no se muriera ella también, que al menos esperara tres años. Murió tres años después y recién ahí se empezó a cerrar el ciclo de la muerte para que viniera la vida. Y por suerte, vino.


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No, la verdad es que no era mala

No, la verdad es que no era mala

20 agosto 2010
Después de la dorada época de los dientes de leche, salieron los permanentes. Desastre total. Tenía 9/10 años y los dientes totalmente desacomodados, por decirlo de una manera "suave". Mi mamá me empezó a llevar al odontólogo. El tipo se llamaba Pividori (los que son de San Lorenzo seguro lo conocen), se hacía decir "ondontólogo infantil" y tal vez lo era de título, pero puedo asegurarles que no se comportaba como tal. Me gritaba, le gritaba a mi mamá, nos amenazaba. Imaginen que yo tenía 9 o 10 años, es decir: me acuerdo de todo. El hombre era una bestia, las opciones en San Lorenzo eran pocas (o tal vez era la ¿única?) y hacer un tratamiento de ortodoncia era 10 veces más costoso que ahora.
Nadie me explicaba qué me iban a hacer, nadie me hablaba (no la dejaba entrar a mi mamá al consultorio, ¡esto no lo puedo creer!) y yo, por supuesto aterrorizada, lloraba como loca. Entre llantos, berrinches en el piso del consultorio y un largo etcétera, logró hacerme el molde para el paladar de arriba. Usé ese paladar mucho tiempo, el de abajo no me lo hicieron nunca. Se ve que no era un caso taaaan complicado, porque mis dientes de arriba quedaron bastante bien y eso que al paladar lo usaba solo cuando me miraba mi mamá, el resto del tiempo habitaba mis bolsillos :S
Los pobres dientes de abajo, entonces, quedaron como salieron: ¡chuecos! Por suerte tengo la boca pequeña y casi no se ven. La cuestión es que mi mamá siempre me decía que no me había llevado más al dentista porque yo lloraba mucho, porque era "mala". De grande, pensando en las fechas en las cuales ocurrió todo esto, me di cuenta de que justo coincidía con la hiperinflación del '89. Mi viejo se fundió, cerró el negocio que tenía (era carnicero) y la pasamos bastante mal económicamente. Supongo que mi ortodoncia cayó en la lista de cosas de las cuales podíamos prescindir. Pero ¿no hubiera sido más fácil y menos traumático decirme la verdad en vez de echarme la culpa a mí por mi supuesto "mal comportamiento"? Me apena mucho pensar en esto. En mi mamá que no tenía recursos para decir la verdad, para explicarme y explicarse lo que pasaba.
Ayer, por fin, me tomaron las impresiones para la ortodoncia. Fue muchísimo menos traumático de lo que yo recordaba. Pero hubo tantas diferencias. Primero, porque mi odontólogo me explicó qué iba a hacer y después no me dejó sola ahí tirada en el sillón mientras se secaba la pasta de la impresión. En un momento sentí que me ahogaba el miedo y el recuerdo de mis 10 años, pero la tranquilidad con la que mi dentista actuó me tranquilizó. Creo que muchos profesionales de la salud le tienen miedo al dolor/incomodidad del paciente, eso los pone nerviosos y todo se les va de las manos.
Fue un paso muy importante para mí. En un par de semanas voy a tener ortodoncia y empezaré por fin a resolver esta parte de mi vida que quedó detenida en la infancia. Mis dientes chuecos eran el recordatorio permanente de lo mala que fui de chica ("Te lo merecés porque sos MALA", me decían). Y no, la verdad es que no era mala, y merezco decirlo y quiero creelo. Es un buen paso para empezar a olvidar -después de haberlo recordado tanto- y a perdonar. Lo que tengo que resolver, va mucho más allá de lo estético ;-)
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El patito feo

El patito feo

04 agosto 2010
Ayer terminé de leer el capítulo VI de Mujeres que corren con los lobos, "El hallazgo de la manada: la dicha de la pertenencia" y aún hoy estoy conmovida. Es el capítulo con el que más identificada me sentí hasta ahora. En él, Clarissa Pinkola Estés analiza el cuento popular "El patito feo" desde la perspectiva de la psicología junguiana (bueno, todo el libro está escrito a partir de allí). Me pasaron muchas cosas confusas con esta parte del libro.
Resulta que una de las anécdotas más recordadas en mi familia es aquella en la que se cuenta que yo le tenía terror al cuento del patito feo. Tanto que mi tío -típico molestaniños- cuando llegaba a casa se iba derecho a buscar el libro y me corría por la casa, no paraba hasta que me daba una crisis de esas en donde te tirás al piso y pataleás. A todos les parecía suuuper divertido (¿por qué la gente grande es tan cruel con los niños?¿por qué lo fueron tanto conmigo?). Después se me fue ese pánico, pero sigue causándome una profunda angustia.
Cuando empecé a leer ese capítulo de Mujeres que corren con los lobos en el colectivo que me lleva al trabajo, instantáneamente pensé...ajhá! era esoooo...yo sabía que había algo escondido en ese terror al patito feo. Me sentí muy identificada y a la vez lloré mucho al reconocerme en ese lugar...el del que está destinado a ser diferente de su familia de base y se pasa la vida buscando pertenencia. En algunos aspectos claro, en otros seguramente pertenezco a mi familia de nacimiento.
Me recuerdo también de adolescente, ocultando mis cassettes de Serrat cuando venían mis amigas a casa, grabando música de la radio que no me gustaba para caerles bien, ocultándome a mí misma quién era. Como un auténtico patito feo. El lugar en donde más cómodo se sintió este patito fue sin duda en la facultad. Creo que ahí fue en donde más cerca estuve de ser yo de verdad. Y ahora, claro. Pero es un camino difícil el de asumir que uno tiene una sensibilidad diferente a la de la mayoría de la gente. Y eso no quiere decir que yo sea mejor, no...para nada. Solo que hay cosas que no logro entender de muchos de los que me rodean.
No sé, es confuso. En todo caso me sirvió para pensarme desde otro lugar. Y para volver a construir desde ahí.
En ese capítulo se habla de muchas cosas, realmente me gustó tanto que lo estoy releyendo. Y acá van algunos de los fragmentos que me parecen más brillantes.

"Para que una madre pueda criar satisfactoriamente a un hijo que, en sus necesidades psíquicas y anímicas, es ligera o considerablemente distinto de lo que manda la cultura dominante, tiene que hacer acopio de ciertas cualidades heroicas. Como las heroínas de los mitos, tiene que ser capaz de encontrar y adueñarse de estas cualidades en caso de que no estén autorizadas, tiene que guardarlas y soltarlas en el momento adecuado y tiene que defender su propia persona y aquello en lo que cree. No hay prácticamente ninguna manera de prepararse para eso como no sea armándose de valor y entrando en acción. Desde tiempo inmemorial un acto considerado heroico ha sido el remedio de la entontecedora ambivalencia". (pág. 247)

"Cuando una madre se ve obligada a elegir entre su hijo y la cultura, nos encontramos en presencia de una cultura terriblemente cruel y desconsiderada. Una cultura que exige causar daño a una persona para defender sus propios preceptos es verdaderamente una cultura muy enferma. Esta "cultura" puede ser aquella en la que vive la mujer, pero lo más grave es que también puede ser la que ella lleva consigo en el interior de su mente.(...)En todo el mundo y en distintas épocas se ha prohibido a las mujeres amar y dar cobijo a quien ellas quieren y en la forma que desean". (pág. 248)
Este fragmento me hizo acordar mucho a Estivill :(

"...yo estoy convencida no sólo como psicoanalista sino también como cantadora de que muchas veces las cosas de la naturaleza son las más curativas, sobre todo las muy sencillas y las que más tenemos a nuestro alcance. Las medicinas de la naturaleza son muy poderosas y honradas; una mariquita en la verde corteza de una sandía, un petirrojo con un trozo de hilo en el pico, una planta florida, una estrella fugaz e incluso un arco iris en un fragmento de cristal en la calle puede ser una medicina apropiada. La perseverancia es algo muy curioso: exige una enorme energía y puede recibir alimento suficiente para un mes con sólo cinco minutos de contemplación de unas aguas tranquilas". (pág. 264)

"El patito se encuentra en un tris de perder la vida. Se ha sentido solitario, ha pasado frío, se ha congelado, lo han hostigado y perseguido, han disparado contra él, ha sido abandonado, no le han dado de comer, se ha quedado absolutamente desamparado, al borde de la vida y la muerte sin saber lo que iba a ocurrir a continuación. Y ahora viene la parte más importante del cuento: se acerca la primavera, se acelera la llegada de la nueva vida, es posible un nuevo giro, un nuevo intento. Lo más importante es resistir y perseverar, pues la vida salvaje promete lo siguiente: después del invierno, viene siempre la primavera". (pág. 266)

"Tú sólo quieres amor. Ellos sólo quieren paz.
A los miembros de tu familia, por motivos personales (por sus preferencias, por su inocencia, por las heridas sufridas, por constitución, enfermedad mental o deliberada ignorancia) no se les da muy bien la espontaneidad con el inconsciente y, como es natural, cuando tú visitas la casa evocas el arquetipo del bromista, del que arma jaleo. Por consiguiente, antes de partir el pan juntos, la bromista experimenta el irreprimible deseo de arrojar un cabello al estofado de la familia.
Aunque tú no pretendas molestar a los miembros de tu familia, ellos se molestan de todos modos. Cuando tú apareces, todo y todos se vuelven locos". (pág. 271) 
Jajaja, aunque no es nada cómico...yo me sentí terriblemente identificada. Es tan difícil ser así y tener una familia, en mi caso mis hermanas siempre se molestan por casi todo lo que digo o hago. Mis actitudes no son bien vistas y ser la oveja negra agota.

"Aunque las necesidades del alma infantil tienen que guardar equilibrio con la necesidad de seguridad y de cuidados físicos y con unos conceptos minuciosamente estudiados acerca del "comportamiento civilizado", yo siempre me preocupo por los niños que se comportan demasiado bien, pues sus ojos reflejan a menudo un "alma acobardada".
Algo no marcha bien. Un alma sana brilla a través de la "persona" casi todos los días y resplandece ciertos días. Donde existe una notoria herida, el alma se escapa". (pág. 273)

"Los Zigotos Equivocados aprenden a ser unos supervivientes. Es duro pasarse años entre aquellos que no pueden ayudarnos a florecer". (pág. 274)
:(

"El hecho de seguir siendo una niña superviviente más allá del período en que ello ocurrió es identificarse en exceso con un arquetipo herido. Comprender la herida y recordarla nos permite crecer. Nuestro derecho como mujeres es crecer, no simplemente sobrevivir". (pág. 276) 
¿El paso que vengo intentando dar desde hace tanto tiempo? Tal vez este mismo blog no sea más que eso, el camino, la historia por la cual empiezo relatándome a mi misma el hecho de haber sobrevivido a mi familia. El crecimiento real consistiría en dejar el papel de sobreviviente :) En eso estoy, me parece.

Fragmentos en Clarissa Pinkola Estés: Mujeres que corren con los lobos, Zeta, Barcelona, 2009.

*sé que esta entrada es confusa para quienes no leyeron el libro, perdón pero me conmovió tanto que necesitaba dejar el registro.
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Cinco dólares

Cinco dólares

30 julio 2010
La vez que mi mamá nos regaló 5 dólares a cada una vino ayer a mi memoria mientras hacía dormir a Guille. Estábamos a fines de los '80 y 5 dólares eran la esperanza de la multiplicación, porque su precio con relación al Austral (moneda argentina de los '80) variaba todos los días y casi siempre aumentaba. Mi hermana mayor se compró un jean, mi hermana Analía se peleó con mi mamá porque quería hacerse la permanente, al final arreglaron y mi mamá la dejó hacerse la permanente...solo en el flequillo!!! (pobre mi hermana, no se imaginan lo feo que le quedaba). Bueno, yo tenía 10 u 11 años y no sabía en qué gastarlos. Entonces decidí "ahorrarlos", todos los días averiguaba la cotización del dólar y los vecinos me preguntaban. Ellos se entretenían y yo me aseguraba la "atención" de todos. Hasta que llegaron Men*m, Cavallo y todo sus secuaces, sacaron la ley de convertibilidad y un dólar empezó a valer $1 argentino. Y yo, claro, perdí mi pequeña fortuna. Apenas si pude comprarme un alfajor :(
Después me convertí en una despilfarradora total de dinero. 
Nunca más pude ser capaz de ahorrar un centavo.
Qué mala onda los 5 dólares :P
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Retrato. Técnica: birome. Soporte: hoja de carpeta

Retrato. Técnica: birome. Soporte: hoja de carpeta

30 junio 2010
Hace un rato les hablaba de cómo me veía yo misma en los autorretratos. Ahora me toca hablarles de cómo me ven los otros. Pero no cualquier otro, sino un otro muy especial. El martes uno de mis alumnos de primer año (13 años) me hizo un retrato y me lo regaló. Su necesidad surgió de expresar cómo me veía yo en modo "normal" y cómo en modo "encontré un machete* (explicación abajo)". Y le salió genial, miren si no:

junio 674


Resulta que a mi siempre me intrigó eso de encontrar un machete. Algunas veces he visto a los chicos copiarse, pero nunca tuve armas (y pruebas sobre todo) suficientes como para retirar la prueba. Y la verdad es que yo me cuido mucho de confrontar con los chicos y si no tengo la absoluta certeza de que se están "macheteando" solo me acerco para asustar un poco. La verdad a mi me da mucha risa lo de los machetes, soy "0" paranoica con eso. Y de hecho lo que me jode es que "se copian" para sacarse un 5. Y acá aprovecho para hacer una confesión: yo me copiaba, me copiaba mal! Era como un vicio. Ya en la escuela primaria siempre pispeaba lo que hacían mis compañeras, me acuerdo de una amiguita que me tapaba con el brazo y me decía "Es por tu bien" jajajaja....mala! Yo me desesperaba, pero no porque no lo supiera sino porque siempre fui una insegura de mierda y necesitaba asegurarme de que estaba bien. Ya en la secundaria era una profesional ;-) Pero el objetivo de copiarme era sacarme un diez (si, si, las moralistas me van a decir que era un diez falso, qué se yo...era un diez!!)(si, tengo razonamientos argentos, lo reconozco!). Muchas veces no sacaba el machete, porque siempre fui reeee estudiosa, pero lo tenía porque necesitaba esa seguridad que me daba tener algo en qué apoyarme ;-) 
Cuando he contado esto en salas de profesores la gente se encandaliza. ¿Tan grave es haberse copiado alguna vez? Yo pienso que es hipocresía volverse loco por un machete. Y a veces a mis alumnos les cuento (muy sutilmente porque si no lo distribuyen por la escuela y resuena un "oooohhhhhhh" de desaprobación por parte de mis colegas) que cuando era chica me copiaba. Y claro, explico las circunstancias en las cuales lo hacía.
Bueno, ayer después de 7 años de docencia por fin encontré el primer machete "posta". Y me morí de risa ;-) Aunque a las nenas que se estaban copiando les puse un 1 (ay, pobrecitas). Lo tomo como parte del folklore escolar. No puedo dictaminar qué está bien o qué está mal. Las evaluaciones son solo una forma "objetiva" de ver qué entendieron o no...pero no son lo más importante. Por eso para mi los machetes no son la muerte. Incluso me parece que el enojo de muchos profesores cuando encuentran un machete es el hecho de que "daña el ego", es decir, es como una afrenta a la propia "viveza".
Yo le quito dramatismo a esto y sigo pensando que uno puede aprender igual aunque de vez en cuando se copie ;-)
Después de ir a sacarle las pruebas a las chicas, fui inmortalizada con el dibujo de mi alumno. Me veo bastante linda en la versión "normal" eh? Hasta parezco una institutriz victoriana y todo :P En la otra versión se sobrentiende que tenía que dibujar una especie de "monstruo", lo digo porque a mi maridín no le gustó...jajajaja. Si él supiera las cosas que hay que bancarse de estos chicos el dibujo le parecería lindo como me parece a mí. Es más, demasiado que me miró un rato para dibujarme...porque algunos ni eso!
¿Y ustedes?¿Se copiaron alguna vez? ¿Les causan rechazo los machetes?¿Qué hacen si su hijo les trae un 1 por haberse copiado?¿Se ríen o los retan? Yo creo que me reiría ;-) (aunque la verdad la profesora me odiaría, bueno igual me van a odiar las profesoras...jajajajaja!)

*para otros países: "machete" se le dice al papelito que uno se prepara con lo que tenía que estudiar, sirve para sacarlo durante el examen escrito y "copiarse"
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86.90.94.98.02.06.10

19 junio 2010
guille


*así me la devolvieron del jardín el jueves...parece que la maestra estaba aburrida...

Estos son los mundiales que viví. Que viví en forma conciente digo, porque en el '82 estaba viva ya, pero no entendía mucho. Y aparte como que mi país estaba en otra cosa :(
En 1986 tenía 7 años y no me acuerdo de todo, pero sí de muchas cositas dispersas de acá y de allá, más lo que se ha fijado en mi mente de tanto verlo en la tele. Obvio que no me sentaba a ver el partido, pero me acuerdo de otras cosas. Por ejemplo de que lo mirábamos en un tele Sanyo de 20 pulgadas, de que teníamos solo una parte de la casa terminada y estábamos amontonados en la cocina comedor. Y me acuerdo de las puteadas de mi viejo porque a mi mamá le había dado pena la señora que ayudaba en casa (no tenían tele) y había invitado a toda su familia a ver el partido final contra Alemania. Esto es gracioso porque nosotros no nadábamos en dinero y apenas si entrábamos los 5 en la cocinita de casa. Ah, qué loca mi vieja, un alma noble para algunas cosas. Yo me acuerdo de que me puse contenta porque uno de los 8 hijos de la señora tenía mi edad y estuvimos jugando toda la tarde...en la pieza, porque en la cocina había 13 personas mirando el partido (5x4 medía mi cocina). Después tengo una leve imagen de la camiseta verde de Alemania (ellos cambiaron camiseta en el '86) y de un córner y cabezazo de un alemán. Y nada más, el resto de mi recuerdo son miles de papelitos celestes y blancos. Mi viejo sacó el Opel y vinimos a festejar a Rosario, pero solo llegamos a Av. Alberdi porque ahí el auto se quedó trabadísimo. Era tanta la gente que caminaba que no se podía avanzar. Me acuerdo de mirar por la luneta trasera y ver a un Diego Maradona hecho de papel maché, eso es imborrable. El otro día le contaba esto a mis alumnos y me emocioné, toda una experiencia para mis 7 años.
Y pasaron cuatro años. Y mi vieja fue amenazada de ser echada de la casa si alguien ajeno a la familia era invitado a mirar el mundial :D Me acuerdo de que aumentamos todos de peso porque nos la pasábamos comiendo las tortitas negras caseras que hacía mi vieja ;-) Yo tenía 11 años y me había quedado como una sensación de que era imsposible que Argentina perdiera. No entendía muy bien, pensaba que haber ganado la copa del '86 nos daba el derecho a ganar todo desde ahí en adelante. De ese mundial sí tengo recuerdos bien definidos. Por ejemplo cuando eliminamos a Brasil después de un laaaargo sufrimiento y de los penales atajados por el Goyco (sí, obvio que estaba enamorada del Goyco ¿quién no? jajaja). Me acuerdo que en la semifinal con Italia tenía que irme a la casa de una compañerita que vivía en un conglomerado de edificios a 6 cuadras de casa. Me pasó a buscar otra amiga y cuando casi llegábamos al lugar este lleno de departamentos, Argentina hizo el gol. Estábamos solas las dos en el medio de una calle desierta (pero no puedo explicarles hasta qué punto estaba desierto el lugar...no lo he vuelto a ver la verdad...no había NADIE!) y me acuerdo que fue como si los edificios explotaran, casi juraría que se movieron y todo de tantos gritos que salieron a la vez. Y nosotras dos nos abrazamos...jaja, teníamos 11 años, qué locura cómo se transmite esto :P Un día antes de la final mi abuelo materno trajo una bandera de plástico finito que decía Argentina Campeón y tenía la Copa dibujada en el medio. Mi papá puso el grito en el cielo porque decía que íbamos a perder por esa bandera (jaja, qué pavada). Y finalmente perdimos (bah, nos lo robaron que no es lo mismo). Pero me acuerdo que la gente salía a festejar igual. Mi papá dijo que él no salía y hubo que aguantarse no más. Me acuerdo que mi abuelo y mi papá lloraban...y mi abuelo le pedía perdón por lo de la bandera (??). Qué mal,una locura absoluta. Una auténtica familia disfuncional. La fiebre de ese mundial duró muchísimo. Mi amiga Paola y yo jugábamos a patear penales en la calle de su casa. El otro día le hice acordar y sumé un "qué frikis éramos", bueno ella opina que fuimos aunténticas fundadoras de los frikis argentinos ;-)
Y llegamos al '94. Yo transitando mi adolescencia. Me había vuelto absolutamente fanática del fútbol en general y si bien ya tenía claro que Argentina podía perder, seguía pensando que sí o sí llegaríamos a la final, que lo demás era solo un "trámite". Trámite en el cual nos quedamos, por cierto. En mi casa las cosas habían cambiado: teníamos la parte trasera inaugurada, aunque seguíamos viendo todo en el viejo Sanyo que ni siquiera tenía control remoto.  Teníamos teléfono! Y mi abuelo ya no estaba. 
Lo bueno de los mundiales en mi vida es que han dejado un rastro tan profundo que me acuerdo de todos los detalles familiares coincidentes con esa época. Casi diría que puedo hacer balances cada 4 años :D
El '98 francés me encontró en plena carrera universitaria, viajando todos los días entre dos ciudades. Y ahí volví a ver el espectáculo que me habían regalado mis once años: la calle desierta cuando jugaba Argentina. Me acuerdo que cursábamos Latín I y no entendíamos NADA. No quedaba otra que rogar por clases de consultas que la profe daba en el barcito de enfrente de la facu. Ahí vi algunos partidos, medio de reojo para que no se dieran cuenta de que no podía concentrarme en el Latín ;-) No tenía trabajo y aún vivía con mis viejos. La época menemista llegaba a su fin por fin y se respiraba ese clima de entusiasmo por lo que vendría. Ni trabajo, ni novio, ni miras de tenerlo...jaja.
¿Y el 2002? Cambió TANTO todo entre dos mundiales. Vivíamos las tres en la casa familiar con la Nona y transitábamos el duelo por pérdidas grandes. Yo tenía trabajo y también internet! Cuidaba a la hija de mi primo y veía los partidos en casa muuuuy temprano o en su casa cuando llegaba. Empezaba a chatear y comunicarme con otra gente y mi vida se estabilizaba de a poco. ¿Qué me acuerdo? La decepción terrible del último partido.
Y llegó el 2006 y mi vida había cambiado de nuevo de forma asombrosa. Vivía con mi novio en mi propia casa. Tenía trabajo y todo empezaba a mejorar lentamente. Esperábamos con ansiedad el primer mundial juntos ♥ y fuimos a comprar un televisor porque David le había regalado el suyo a los padres. Me acuerdo que lo compramos unos 20 días antes del mundial y nos regalaron una pelota! Como realmente no somos de comprar cosas en momentos de alta demanda, nunca ligamos promociones y me acuerdo que no entendía por qué nos regalaban una pelota (en Argentina los mundiales coinciden con altas ventas de televisores). Ahí anda la pelota naranja todavía dando vueltas. Para el partido de cuartos de final con Alemania dijimos con David de verlo como hasta ese momento: los dos solos. Pero no, tuvo que traer a comer a un amigo...y eso se le reprochó tanto como mi papá le reprochó la bandera a mi abuelo, jajaja. Y no salió corriendo pobre pibe...hasta se casó conmigo :P
Y acá estamos, parece que mi vida cambia vertiginosamente cada cuatro años (o 4 años son mucho tiempo para la vida no? si, me parece que es eso :D). Tenemos una hija y empieza el mundial. Como todo argentino, en esta casa depositamos grandes cantidades de ilusión y le damos una importancia que, mirándolo friamente, no tiene. Pero tal vez sea que vivimos esa alegría en carne propia y sabemos lo que significó. Cuando hablo con mis alumnos los veo tan ilusionados que deseo profundamente que vean lo que yo vi en el '86. Y si no, no importa, es solo un juego. En general cuando Argentina termina su participación en el mundial la mayoría de la gente se olvida de que el evento existe. Y los más futboleros hinchamos para cualquier otro...o nos alcanza con que Alemania, Inglaterra o Italia no salgan campeones ;-) Pura maldad no más ;-) (algunos también incluyen en esa lista a Brasil, no es mi caso)
Esta entrada es CUALQUIERA, no la iba a publicar porque me parece aburrida, trivial y me da vergüenza. Pero decidí que si, que esta pavada es parte de mi vida y parte de mi historia familiar ;-) Así que vale la pena :D aunque sea para que se rían un rato o se aburran terriblemente, eso ya depende de ustedes.
¿Y sus recuerdos?¿Qué me dicen?¿De qué se acuerdan?

Fe de erratas: en todos los lugares en donde dice "Me acuerdo de..." debe decir "Me acuerdo de que..." pero no tengo ganas corregirlo ;-) Eso se llama "queísmo" y es un error frecuente que cometemos los que le tenemos miedo al "de que" :D :D
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En busca de la felicidad ♥

En busca de la felicidad ♥

30 abril 2010
Infancia


El tema de La vuelta al mundo para abril era "La felicidad". Ni bien empezamos se llenó el mural de fotos de niños. Y claro, eso no fue una sorpresa para nadie, no? Los hijos dan una felicidad inmensa y están siempre conectados con lo positivo. Tenemos mucho que aprender, entonces.
Fue muy lindo poder conocer, a través de las cosas que nos hacen felices, al resto de los fotógrafos de LVM. Un mes productivo para mí, sin duda. Estoy en una etapa feliz y equilibrada de mi vida. Creo que las fotos pudieron captarlo ;-) No siempre fue así, hubo momentos oscuros y chaparrones pero sé que de ellos depende mi felicidad actual y el modo en que la disfruto. Como dice aquella super conocida poesía (y un poco cursi para mi, jaja): "Porque después de todo he comprendido/ que lo que el árbol tiene de florido/ vive, de lo que tiene sepultado". Así es: las dos caras de la moneda. Ya he hablado muchísimo en este blog de las partes tristes. Hoy, mi cara más feliz.

Guillermina

felicidad 1


Algunas cosas materiales también me hacen feliz

felicidad 2


Los niños de mi familia

felicidad 3


Cocinar, disfrutar de tomar algo en un bar

felicidad 4




Mi amor, mis amores, mis libros :)

felicidad 6


Viajar!

Soltar todo y largarse, qué maravilla


Yo no sé si logré o no captar mi felicidad. Lo que sí sé es que pensar en qué cosas podía fotografiar me hizo darme cuenta (más) de todo lo bueno que tengo, de todo lo que me rodea. Faltan cosas claro! la experiencia de vida es tridimendional, las fotos y las palabras, no. Faltan mis amigos porque cuando nos juntamos (menos de lo que quisiera) prefiero disfrutarlos a hacerlos posar. Falta mi trabajo (que me da alegrías y penas por igual) porque no supe/pude fotografiarlo. Y falta todo aquello que no es fotografiable ;-)

Si quieren llenarse el corazón de momentos felices, vayan directo al blog de Jackie en donde se publicará la cadena mensual para dar la vuelta al mundo. Si quieren saber qué es La vuelta al mundo (y unirse!) pueden leer acá. Para ver mis fotos más grandes (y leer las explicaciones largas que di este mes, ja!) pueden hacer click acá.

¡Por más momentos felices para todos! ¡Salud!
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Sólo figuras

Sólo figuras

28 abril 2010
Tengo 3 años y 10 meses, estoy sentada en un sillón de esos antiguos de jardín. Mi abuela me mira. No digo nada, me bajo y cruzo el patio. Salgo del cuadro.

Estoy saltando en la cama de mis viejos, mi mamá -enfrente, pero de espaldas- guarda ropa en la parte del medio del placard. Salgo del cuadro.

Me despierto en un lugar blanco. Veo a mis primos sonriendo. Veo a mi madrina, me trae una muñeca a la que se le puede girar la cara para que cambie de expresión: se ríe, llora, se enoja.

Es de mañana. Tengo puesto un vestido rojo y camino con mi papá por un pasillo con ventanales y pequeños patios internos.

Mi mamá sentada sobre su cama. Me pasa algo rojo por la panza.

Salgo del cuadro. Mi próximo recuerdo es aprender a andar en bici sin rueditas a los 5 años.

Años después recibo la narración que le da forma a las imágenes. Tuve peritonitis y estuve varios días luchando para quedarme. Como verán, me quedé :) La peritonitis, me contaron -yo nunca investigué-, es cuando una apendicitis se complica. Cuando abrieron estaba todo infectado :S y bueno, me salvé. Qué cosa rara cómo acuñamos recuerdos ¿por qué no están mis hermanas en esas imágenes y sí mis primos? La muñeca no la volví a ver de más grande, supongo que mi mamá la habrá tirado por asociarla a un mal recuerdo. La herida se me infectó y estuvo muchísimo tiempo sanando, supongo que eso rojo era pervinox o similar. Se formó queloide y una cicatriz enoooorme que aún llevo conmigo. La marca de mi primera batalla ganada :) En la primaria nos encerrábamos en el salón y mis compañeritas hacían una fila para que les mostrara mi cicatriz. El espectáculo del "fenómeno" estaba ideado por mí. Sí, desde pequeña me gustaba amontonar gente a mi alrededor. La cicatriz era una buena excusa....qué horribleeeeee. Teníamos 7 u 8 años ¿por qué les interesaba? Es increíble.
Esa operación marcó una profunda huella en mi familia, tanto que muchas cosas circulan a su alrededor. Mis hermanas la usan como "hito" de tiempo. Mi hermana Analía, que tenía 7 años en ese momento, no se acuerda de mucho. Andrea sí, tenía 13 años y nos morimos de risa cada vez que cuenta que espantó a un pretendiente que "no le gustaba de día", con la excusa del mal momento familiar. La Nona relató que mi viejo se fundió por primera vez: no teníamos cobertura médica y mi mamá no dejó que me operasen en el hospital público. 
En el jardín de mi casa de San Lorenzo había un jazmín del cielo. Mi mamá lo plantó cuando volvimos del sanatorio. Simbolizaba mi segundo nacimiento. Un día de mi adolescencia se levantó loca, lo arranco de raíz y lo tiró. A veces se chiflaba ;-)

Si van abajo de todo en mi blog, antes de las etiquetas, hay una tira de imágenes del embarazo. En una de ellas se ve la cicatriz en mi panza de embarazada (hagan cola, hagan cola, pero ahora déjenme un peso...jajaja!). Me acomplejó bastante en la adolescencia, después ya no. Sobreviví. Está bueno contarlo :)

Inspirado por los primeros recuerdos de Gisela ;-)

¿Cuál es su primer recuerdo?¿Fue importante para sus familias eso que recuerdan? Por ejemplo, tanto en los de Gisela como en los míos, formaron parte de un momento familiar fuerte. Tal vez eso, y el hecho de escuchar posteriormente una "narración" del momento, ayude a fijarlo. 
Hace un tiempo leí "Los bebés recuerdan su nacimiento" y "La mente del bebé recién nacido", ambos libros me fascinaron. ¿Les han preguntado a sus hij@s si recuerdan algo? Dicen que hasta los 3 o 4 años los chicos pueden recordarlo. Estoy esperando a que Guille hable fluido.
Hablemos de recuerdos, entonces ;-)

*el título del post corresponde a una bella canción de León Gieco.

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El pasado

El pasado

21 abril 2010
abril 367


Nosotros no tuvimos ese comienzo apasionado que tienen en general las parejas. Él dejó a su novia para empezar nuestra relación. Y eso implicó duelos para todos. Recuerdo los primeros meses con tristeza. Sabía lo que era sufrir por amor y me torturaba la idea de que la ex lo estaba pasando mal. Lamentablemente uno no siempre puede ser el bueno. Me tocó pelear por mi propia felicidad y lo hice. La vida siempre compensa, siempre. Sé bien por qué lo digo ;-)
Y cuando veo esta foto esa historia me parece tan lejana, casi como si no hubiéramos sido parte de la tormenta. Pasa el tiempo, pasa.
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Nuestro Mundo

Nuestro Mundo

14 abril 2010
Y acá está mi libro, en formato digital sí...pero igual de valioso para mí. Yo era una nena super tranquila, me pasaba horas (HORAS!!!) mirando libros. Y estas páginas eran mis favoritas :) Me maravillaba observar las nubes e intentar ser un "buen meteorólogo". La vida en el faro era sosprendente, un flash....ahhhh, soñaba con ser el dibujito ese del hombre al que se le caen los platos...jaja. Y la URSS!! A mediados de los '80 y con el muro aún vigente, la (ex)Unión Soviética tenía la culpa de "todos los males del mundo", un mundo que empezaba a cambiar vertiginosamente para mí. Miraba y miraba el "mamut" y me llamaba mucho la atención porque una compañera de la primaria se llamaba "Mamut" de apellido y yo no entendía cómo podía ser!!! Y lo de los cables que están por cortarse!!! jajaja...me encanta :) Les cuento que yo creo que mi hermana mayor terminó siendo geógrafa por este libro ;-)

nuestro mundo subir tapa


La vida en el faro (fíjense el detalle: "literas curvas para adaptarse a las paredes redondas" jajajaja :p)

faro


El mamut en territorio ruso

mamut


Cumulunimbus :)

nubes


Los cables que están por cortarse!!!
cables


Gracias Alejandra: lo estoy disfrutando un montón!!! Y gracias por el relato tan lindo que escribiste con respecto a esta casualidad :)
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Entre la casualidad y el destino, mi libro ♥

Entre la casualidad y el destino, mi libro ♥

02 abril 2010
En estos días me pasó algo muy increíble con internet. Y quiero contarlo porque, al finde cuentas, es una historia linda. Hace un par de días -exactamente el miércoles- David sacó un libro de su infancia. Me contó que era su libro preferido de cuando era chico y que pensaba dárselo a Guille. Me preguntó qué pensaba y le dije que sí, que se lo diera y que entre los dos íbamos a intentar cuidar que no lo rompiera. Y le conté que yo también tenía un libro preferido, que se llamaba "Nuestro mundo". El libro ya no está en mis manos porque mi mamá -en uno de esos ataques de "ordeno"- lo donó a una asociación de ayuda a los pobres. El error/problema/tragedia es que lo donó sin preguntarme ni avisarme. Cuando me di cuenta de que el libro no estaba casi me da un infarto. Recuerdo que lloré MUCHO, pero mucho tiempo. Habré tenido 11 o 12 años. Yo me sabía ese libro de memoria, me conocía sus mapas, los textos. De grande lo busqué por todos lados, siempre que iba a librerías de usado lo buscaba, nunca lo olvidé. Así de marcado me había quedado.
Bueno, la cosa es que ayer jueves, me voy a leer el blog de Ale. Ella es venezolana y nos conocimos en Flickr haciendo el taller de Jackie. Y casi me muero cuando vi la foto de MI LIBRO FAVORITO. Es que también fue uno de los preferidos de su infancia. Con David no lo podíamos creer :) Obvio que ahora la pobre Ale tiene tarea ...jaja ;-)
Sentí una emoción tan grande! Y no puedo aún creer en la casualidad. Y en la fuerza del deseo. Hicieron falta años de desear volver a encontrarlo. Pero nunca dejé de pensar en eso, nunca lo olvidé. Y creo que más allá de la casualidad hay algo que rige nuestras vidas y hace que nos reunamos. Yo creo en que eso es importante (ay, qué tremenda ilusa, pensarán!), nunca dejar de desear. Es más ¿no habré ingresado en el mundo fotográfico solo para conocer a Alejandra y reencontrarme con el libro? (miedito, jaja!)
Yo sé, en el fondo, que es algo material, pero para mí es más que eso. Es el territorio de mi infancia. Sus páginas guardan también sensaciones, momentos compartidos, aromas. Y siento que la distancia entre lo vivido y el presente se acorta.
Solo tengo cosas de cuando empecé a guadármelas por mi misma. Mi mamá no guardó NADA, pero cuando digo NADA es NADA (solo algunas fotos y obvio los documentos y eso). En el otro extremo está mi marido. Hijo único del cual fueron guardadas absolutamente TODAS las cosas. Y cuando digo TODO, es TODO. Tienen una habitación entera destinada a guardar las cosas de David: desde el moisés hasta el pañuelo en el cual se sonó la nariz por primera vez (hahaha!). No estoy de acuerdo en guardar así, compulsivamente. Creo que las cosas -en la medida de lo posible- deben circular. Para que puedan aprovecharlas otras personas. Sí creo que hay que guardar algunos objetos sentimentales. A mi con ese solo libro me hubiera bastado. Cuando me enteré de que lo habían donado sin preguntarme, sentí lo mismo que cuando Yango pintó La mancha de humedad :(

¿Y ustedes?¿Son de guardar cosas?¿Mucho o poco?¿Qué piensan guardar de sus hijos? Yo tengo guardada la ropita con la que Guille salió del sanatorio y algunas mediecitas. Lo otro ya lo puse entre la ropa que usará el segund@. A mí me gusta guardar. Guardo más de lo que debería, me cuesta deshacerme de las cosas. Y creo que tiene que ver con que mi mamá no haya guardado nada de mis primeros años.

Acá me quedo, pensando en cómo la vida nos agrupa y nos desagrupa según nuestras necesidades :)
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Bolivia de mis amores

31 marzo 2010
Conocí Bolivia casi por casualidad. Después de la muerte de mi mamá, allá por agosto de 2000, con mi hermana mayor decidimos que ese enero era nuestro momento. Momento de viajar, de ver caras nuevas, de recuperar algo de felicidad. Nos decidimos por Machu Pichu pero como no teníamos mucha plata era bastante obvio que el avión no podíamos permitírnoslo. Y decidimos ir en colectivo. Pero para eso había que entrar a Perú o por Chile (demasiado caro, recuerden que no teníamos un mango...y esto es literal!), o por Brasil (demasiado largo), o por Bolivia. Y allá fuimos rumbo a La Quiaca en un coche La veloz del Norte. Cruzamos a Villazón y tomamos -junto a un millón de argentinos mochileros- el primer bus que salía para Potosí. No puedo explicarles la emoción. Tenía 21 años y nunca había salido del país, era un shock. Me acuerdo como una sensación tan real subir esa calle plagada de puestos, las cholas sentadas en las veredas al lado de enoooormes bolsas con hojas de coca, los colores que te marean, el aire frío de los andes, la altura que hace cosas locas con tu cuerpo.
Y cruzamos Bolivia nomás, y la descubrimos tal vez demasiado "rápido" porque nuestro destino era otro. La ruta fue Villazón-Potosí. Potosí-La Paz. La Paz-Copacabana y desde allí por Puno hasta Cuzco, en Perú.
Potosí es una de las ciudades más importantes históricamente hablando de América Latina. Ansiaba conocerla desde que había leído Las venas abiertas de A.L. de E. Galeano. Fue impactante el recorrido por una ciudad que supo de esplendor y pobreza, de saqueo y abuso y muerte. De dolor y de plata. El recorrido a La casa de la Moneda es una de las cosas que más recuerdo, allí se acuñaban las monedas del Virreynato y la colección que tienen es grandísima. También es muy interesante la historia que tiene el Mascarón que adorna el patio. Y el Cerro. El Cerro Rico: Sumaj Orcko . Y su triste historia detrás.



Casa de la Moneda



Cerro Rico

Después me fascinó la exuberancia de La Paz, el contraste de culturas. La llegada en bus es una de las experiencias que me quedarán guardadas para siempre, la ciudad que aparece allá en lo bajo, en un pozo. Miles de lucecitas encendidas, el volcán de fondo. Una imagen increíble, difícil de describir. Y el color! Que lo inunda todo. Y el barullo impresionante. La típica capital latina. Los gritos, las bocinas, todo es extenuante de tan barroco.



La Paz

Y llegamos a Copacabana, un pueblito a las orillas del magnífico Titicaca (ooohhhh....había leído una leyenda siendo chica y también fue un shock saberme en sus orillas). Allí está el santuario de la Virgen de la Candelaria. Como habrán notado no soy muy practicante, de hecho diría que no soy católica. Pero en ese momento veníamos de un período muy oscuro en nuestras vidas. Y yo estaba muy triste. Y entré a una sala pintada de negro en donde brillaban miles de velitas encendidas. Y decidí prender la mía. Y fui más lejos: prometí (ay! no debería haberlo hecho nunca! jaja). Prometí que si alguna vez volvía a ser feliz iba a ir hasta Copacabana a agradecerle a la Virgen de la Candelaria. Pero no lo prometía pensando en cumplir...lo prometía estando segura de que nunca iba a volver a ser feliz. Ese era el grado de desesperanza que tenía adentro.
Pero el destino es jodido. Como dice la cita de Borges que mencioné acá. Suele ser despiadado con las mínimas distracciones... Y me tocó volver a cruzar Bolivia (Copacabana queda sobre la frontera con Perú).
Convencí a David de: 1) casarnos (sí, soy así de yegua), 2) reservar sus vacaciones para juntarlas con la licencia matrimonial y tener más días, 3) elegir Bolivia como destino de la Luna de Miel...cuando se sabe que los mieleros se van a descansar a Cancún, no a morirse de frío y cansancio a Bolivia! Antes solía ser muy persistente con mis propósitos, como verán. O la felicidad que sentía merecía el cumplimiento de la promesa.
Y partimos, pero el recorrido sería otro. Porque había una parte de Bolivia que yo no había conocido la vez anterior. Básicamente, recorrimos un poco del norte argentino, cruzamos a Villazón y tomamos el tren hasta la ciudad de Uyuni. Una vez allí contratamos un tour en 4x4 de cuatro días, para visitar casi toda la región del salar de Uyuni y de las lagunas de colores. Yo no les puedo explicar con palabras lo que es ese lugar. Uno de los más lindos del mundo, seguro. Pero no solo "lindo" sino más bien "conmovedor", de esos paisajes que te hacen doler la panza de tan increíbles. Inconmensurables distancias recorridas en camioneta, escuchando a León Gieco, a Manu Chao, a U2. Los cuatro tripulantes enchufábamos nuestros ipods por turno (sí, yo era la de León, adivinaron! los gringos se volvieron locos!!!). Conocimos el salar -el más grande del mundo- inundado porque marzo es época de lluvias. El horizonte se borraba y costaba distinguir el suelo del cielo. Y desde allí seguimos hacia los desiertos de roca, los trenes abandonados, los volcanes en actividad, géiseres, lagunas de colores. Las tropillas de llamas salvajes corrían cuando aparecía la camioneta que intentaba seguir un camino que no existía. Un viaje a la nada, pero en donde la nada misma te atrae.



Cruce de frontera, La Quiaca/Villazón











Salar de Uyuni, Bolivia



Reserva Eduardo Avaroa, Flamencos en Laguna Hedionda

Dormimos en lugares precarios a -10º (para mi es mucho porque nunca estoy a menos de -1º), comimos en la camioneta y hasta nos contamos nuestras historias de vida con los otros dos pasajeros.
Cuatro días sin ninguna comodidad "occidental", con otras dos personas que no conocíamos, en el medio de un desierto, sin señal de celular y con una cubierta que se pinchó 3 veces!!!! Fue el mejor comienzo para nuestro matrimonio, porque nos mostramos como éramos (como somos) y así y todo nos seguimos eligiendo.



Cementerio de trenes



Laguna Colorada, Reserva Eduardo Avaroa



Árbol de Piedra en el Desierto de rocas





Laguna Verde y Volcán Licancabur en el Desierto de Atacama



Volviendo hacia la ciudad de Uyuni

Volver al viaje después de esa experiencia "fuera del mundo" fue difícil. Porque el resto de las ciudades que visitamos ardían de vida y de gente. Pasamos por Potosí. ¡Qué ciudad hermosa! Los caminos mejoraron muchísimo en 5 años y transitarlos en colectivo ya no era tan dramático. Aunque los precipicios siguen ahí :P



Cerro Rico, ciudad de Potosí

De allí fuimos a La Paz. Y esta vez sí que la recorrí como nunca. Todas sus iglesias barrocas, sus procesiones constantes, el Paseo Del Prado, la calle Sagárnaga y mucho más. Me pareció aún más impactante que la primera vez que fui. Incluso, y esta es una percepción absolutamente mía, vi muchos más aymaráes viviendo en la ciudad que la vez anterior. Como que se produjo un éxodo importante a la ciudad. Eso, claro, le da más identidad a la región de las sierras.



Catedral de La Paz



Mercado en La Paz



Bus en La Paz



Voceador (va gritando los destinos del minibus, a veces este trabajo lo hacen los chicos cuando salen de la escuela y así viajan sin pagar)



Calle Sagárnaga, La Paz. También llamada Calle de Las brujas, lugar donde se consiguen cosas para hacer hechizos, amuletos, etc. También es el centro de los locales artesanales para turistas.



Gente en la plaza

Bolivia también tiene sus ruinas y centros arqueológicos, el más importante es Tiawanako, centro de la cultura tiwanakota. Está a unos 60km de La Paz y se puede ir en minibuses (los comunes, los que usa el resto de la gente, no son exclusivos para turistas...no averiguamos si había). En el camino hacia Tiawanaco se pueden ver los campos trabajados por familias aymaráes, los animales que tienen y cómo generan su propia producción agrícola. La zona andina (en donde está ubicada La Paz) no tiene cultivo de coca (o al menos no es el predominante). Cosechan quinoa y otros cereales.
El centro arqueológico de Tiawanako es muy interesante. Recuerdo que la primera vez que fui lo disfruté más que a Machu Pichu, porque estaba menos cansada. No son comparables, son cosas diferentes. Pero es muy interesante para conocerlo y ver cómo se relacionaban las diferentes culturas indígenas de la época. Claro, eso si a uno le interesan estas cuestiones ;-)



Templo Kalasasaya, Tiawanaco



Estela Ponce (estelas se denominan los diferentes tótems que se han ido encontrando)



Puerta del Sol, Tiawanaco

De La Paz partimos hacia Copacabana a ver si, por fin, le encendía la famosa velita a la Virgen de La Candelaria. Incluso David se enteró de todo el trasfondo recién en Copacabana (ah, sí...soy la peor!). Pero los disfrutó, eh? A orillas del Lago Titicaca comimos trucha todo el día! Es más, tuve que frenarlo porque quería comerse una pizza de trucha a las 5 de la tarde :D



Cruce de buses en el Estrecho de Tiquina, la única forma de llegar a Copacabana sin pasar por Perú es cruzando este estrecho. Los buses cruzan en el lanchón y la gente en pequeñas lanchas.



Muerta de frío en el cruce del estrecho

Cumplida la promesa, tocaba recorrer el camino en sentido inverso. Pero aún nos faltaba Coroico, un pueblito hundido en el medio de las yungas. Para llegar hay que cruzar los Andes, otra vez en minibus y por un camino de cornisa realmente aterrador (si, realmente aterrador). En ese momento se iba a Corioco por el camino viejo (el aterrador! que en un momento fue el único camino que había) y se volvía por el camino nuevo, una obra arquitectónica imponente y muy segura. Supongo que hoy se va y se vuelve por el camino nuevo y el viejo habrá quedado para el turimo de aventura y las mountain bikes.



Hacia Coroico por el camino viejo





Cordillera de los Andes, zona de yungas

Cruzando la cordillera el mundo es otro, a los tonos marrones de las ciudades andinas se contraponen los verdes furiosos de las ciudades tropicales. Yo ya había cruzado los Andes en Argentina, por Mendoza. pero esto fue diferente, por los caminos, por la vegetación, por la altura. Llegamos casi a los 6500 metros de altura (vivimos a 200 m. sobre el nivel del mar...así que fue un cambio) y lo superamos! Coroico es húmeda y verde, y tiene un mirador increíble desde el cual se ve la cordillera ahí, ahí encima. Fabuloso.
Ahí terminaba nuestro viaje y empezaba el retorno. Cuerpos cansados y espíritus llenos. Siempre pienso en todo lo que te enseña viajar de esta forma. Y por esta forma me refiero a ir a recorrer pero al lado de la gente que vive en ese lugar.
Y ojo, a mi también me gusta de tanto en tanto meterme en un hotel y no salir de la pileta. Pero si me dan a elegir prefiero subirme a un colectivo en donde se lleven cabras o cultivos. Aunque me quede molida la espalda. Porque así conozco la esencia de ese lugar. Su gente, sus olores y sabores. Eso lo aprendí hace diez años, cuando armamos la mochila con mi hermana mayor para ir a restaurar nuestros corazones. Y sigo viajando así porque es un vicio. Un vicio cansador. Muy cansador. Estar dos días en una ciudad, volver a armar la mochila y salir (ahora con una nena de 2) a buscar qué colectivo te tenés que tomar...es cansador. Pero es lo que a nosotros nos llena :)
Y bueno, hace ya tres años, y después de 72 horas de viaje en colectivo (volvimos directo La Paz-Rosario, porque un corte de ruta en las afueras de la ciudad nos retrasó el viaje y David tenía que volver al trabajo),  llegábamos a nuestra ciudad. Podríamos habernos tomado un avión. Pero somos así de loquitos, vió? Lamento no haber podido conocer las Misiones Jesuíticas y Santa Cruz de la Sierra. Lo lamento porque ya no creo volver a Bolivia: cada vez que tiro la propuesta David me mira como que estoy loca :( Tal vez en algún momento lo convenza de entrar por Tarija, recorrer esa zona y cruzar hacia Brasil (si alguien lo hizo me avisa!).
Hacía mucho que quería escribir sobre Bolivia y el profundo impacto que causó en mí. Ni todo el norte de Chile (que es precioso!), ni Cuzco, ni Machu Pichu, impactaron tan profundo en mí como Bolivia. No sé exactamente por qué. Pero sentí de inmediato la conexión con el lugar y con su gente, con esa cultura aguerrida de los Andes.
Podría contar mil cosas más, pero lo dejo aquí...si alguien quiere seguir la historia contando su viaje preferido, está invitado!
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03 enero 2010
"No sabés la cara que puso tu padre cuando se enteró que eras otra nena, estuvo deprimido un montón de tiempo", mi abuela siempre machacaba con esto. Pobre hombre, la verdad es que lo comprendo y aparte tampoco le creo del todo a mi abuela ;-)

"Yo me acuerdo de que corrían de un lado a otro y mami lloraba porque creía que no estabas sana" dijo mi hermana el 31 en la cena familiar. Y fue una revelación, porque casi no hay relatos de mi nacimiento. "Mami casi se muere porque en los tres partos tuvo mucho problemas para despedir la placenta, yo tenía 10 años y me acuerdo de eso", otra revelación...llegué al mundo por vía vaginal. La verdad es que ni de eso estaba segura porque mi mamá siempre contaba que se había ligado las trompas y yo siempre creí que lo habían hecho durante la cesárea (me empecé a interrogar sobre mi nacimiento una vez que mis viejos habían muerto, eso explica que los relatos sean escasos).

Como sea, hoy hace 31 años de ese día. Nací a las 8:03 (otro fragmento del relato familiar) y creo que ya al año siguiente la familia empezó a quejarse de que era imposible seguir comiendo después de las Fiestas. Al final todos comían igual ;-)

Otro año más comienza entonces, en el mundo y en mi vida.

*David por primera vez en 6 años se acordó de decirme Feliz Cumple!!!

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Navidad y ficción

Navidad y ficción

13 diciembre 2009
diciembre 341

Papá Noel. Niñito Jesús. Reyes Magos.
Y un interminable debate acerca de si es lícito "mentirle" a nuestros niños. Primero, les cuento mi propia vivencia con esto y después mi opinión al respecto.
De las fiestas de mi infancia guardo recuerdos mezcados, no podría precisar a qué año pertenece cada uno: mis primos gritando que corriéramos a la esquina poque habían visto al Niñito Dios repartiendo regalos (a Papá Noel yo lo conocí de grande, de grande en serio: como a los 14 años escuché hablar de él, vivíamos en una ciudad chica y fui a un colegio religioso, tal vez eso lo explique; o lisa y llanamente: yo vivía en mi mundo...jaja), entrar al living y en la penunmbra apenas iluminada por las luces del arbolito encontrar el bebote yolibell, comida a mares, mi hermana mayor emborrachándose por primera vez con una copita mínima de sidra, la "mesa para los chicos" armada a un costadito, la mesa en la vereda, el calor, el pastito y el agua dejada para los reyes magos la noche del 5 de enero, constatar que los caballos se la habían comido, ver -escondida y en bombacha- cómo mi vieja tiraba el agua y el pasto, mi cara de "por fin te descubrí!". No puedo detectar un solo momento de tristeza o desilusión: ni mientras creí en que existían los reyes y el niñito, ni cuando me di cuenta de que eran mis viejos. Tal vez sea porque siempre adoré la ficción y la entendí como tal y me prendí en el juego.
Porque -y aclaro que esto es sólo mi opinión al respecto- de eso se trata: de jugar. Y eso es una de las cosas que más nos gustan en casa. Básicamente, creo en el poder de la ficción y en el arte de narrar -como buena profe en letras- ¿cómo no me va a gustar la historia de Papá Noel? La ficción es plantear un mundo diferente al real, con reglas propias y eso no es de ninguna manera mentir. Me da mucha lástima cuando mis alumnos leen un cuento y me dicen "Pero eso es mentira": "No, es ficción!", es el poder de la imaginación humana y a mí me conmueve. Es un juego para almas aventureras. El universo de la ficción nos pide que nos arriesguemos a que, en algún momento, el juego se acabe: el temible final del juego. Somos libres de arriesgarnos o de no hacerlo.
Si el juego está hecho con honestidad, respetando la lógica del arte de la narración, sin intenciones de manipular a los niños (el horroroso "si te portás mal no viene papá noel"...ay!), con ganas de jugar y arriesgándonos a que es posible que exista una cierta dosis de desilusión al cerrar el libro: ¿qué mal puede hacer?
Y los cuentos no siempre terminan, o al menos no siempre lo hacen mal.
Recuerdo con fuerza una navidad de hace 6 o 7 años: mi tío se disfrazó de Papá Noel para sus nietos. Cuando lo vi bajar la escalera, vestido así, flaco y con un almohadón en la panza, en ojotas (¡!) y con la bolsa de regalos: casi me hago pipí de la emoción. Me corrió un escalofrío en todo el cuerpo porque era cierto: Papá Noel estaba ahí y me daba un pequeño presente con una sonrisa de oreja a oreja y un guiño que aún hoy me llena el corazón.
Siempre vale la pena dejarse llevar por el poder de una buena historia. Y jugar...y hacerlo con ganas, no "porque todos lo hacen", o "porque siempre se hizo".
Así jugaremos en casa, ¿y a ustedes?¿les gusta la ficción o creen que es mentir?
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Luisina Serenelli

Docente // Fotógrafa // Blogger //Feminista // Doula// Escritora // Lectora incansable // Mamá de Guille y Emi // Enamorada de David // En permanente deconstrucción y construcción

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Hola! Soy Luisina Serenelli. Sanlorencina viviendo hace 19 años en Rosario, Argentina.
Fotógrafa de familia, doula y profesora ❤

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