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Cerca del Pino Histórico, San Lorenzo

La idea es, siempre, escribir un par de veces por semana (aparte de los post de imágenes del fin de semana), pero a veces me cuesta arrancar y otras siento que los borradores que tengo por la mitad necesitan tiempo de maduración. Por eso no llego a cumplir con mis expectativas de publicación. Sepan comprender.
Mientras dejo madurar los borradores, les cuento que el lunes fui a San Lorenzo. Es la ciudad en la que nací y viví hasta los 24 años. Queda a unos 25km de Rosario. Hice toda mi carrera universitaria viajando cada día un promedio de 2 horas y media. Usaba ese tiempo para estudiar y, en la época más difícil -cuando tenía dos trabajos y estudiaba para rendir las últimas dos materias- dormía. Es decir, salía del trabajo a las 20, dormía una hora y pico en el colectivo y cuando llegaba me ponía a estudiar hasta las 2 de la madrugada. Me levantaba a las 6am, me iba a trabajar, al mediodía me tomaba el colectivo, dormía una hora y pico y entraba al otro laburo. Ahora lo escribo y no entiendo cómo hacía, cómo el cuerpo se lo aguantó. Pero en ese momento me llevaba la inercia, el entusiasmo, la juventud o el no-me-queda-otra. Curiosamente recuerdo esos años como de mucho crecimiento personal. Lo describo, pero no me quejo, porque lo viví bien, con buena onda y todo eso me fortaleció.
Volviendo al tema "San Lorenzo", es difícil de explicar lo que me pasa con la ciudad en la que nací. Tengo buenos recuerdos, el río, la placita, las barrancas que tenían escaleritas improvisadas de tierra y todas las tardes nos tirábamos por ahí, mis amigas del barrio y de la escuela. Pero cuando tengo que ir me agarra una congoja impresionante, una nostalgia que me cierra el pecho. No me gusta ir. Creo que todos resolvemos -o no- nuestros duelos de alguna manera. Qué se yo, creo que para poder seguir yo hice todo lo posible para alejarme de San Lorenzo, dejé de ver definitivamente a las amigas que me quedaban y corté todos los lazos que tenía allá. Pero bueno, por mucho que uno se esfuerce, el pasado sigue ahí. El lunes murió mi "tía" Leda, una vecina de toda la vida. Una de esas que se transforman en familia de pura voluntad que todos le ponemos. No tenemos lazos de sangre, pero nos empeñamos en unirnos y para mi -y también para mis hermanas- ellos son parte de nuestra familia. La hija de mi "tía" Leda es mi madrina y a la vez una de mis hermanas es madrina de una de sus hijas. Fue un sacudón. Por lo que significaba Leda para nosotros.
La muerte de mis viejos alteró bastante el curso natural de la vida del barrio, murieron jóvenes en comparación a los demás vecinos. Pero ahora ocurre algo extraño y es que el curso natural sigue su camino y los que éramos los más chicos ya tenemos los treintaypico y los más grandes se mueren. Y los más "chicos" -o no tanto- empezamos a vernos solamente en los velorios. Y yo me pregunto cómo mierda llegué acá si hace nada tenía los 20 recién cumplidos. Y me agarra la crisis existencial. Y todo mal.
Eso se mezcla con la obligación de ir a San Lorenzo, a un velorio. 
Siempre pienso en que tengo que ir a ver a los vecinos del barrio que quedan vivos, a que conozcan a mis hijos. Pero lo cierto es que me da mucha tristeza volver, en parte porque siento que ya no pertenezco al lugar al cual pertenecí tantos años, entonces ¿qué sentido tendría ir a que los chicos conozcan? San Lorenzo tampoco está como yo la recuerdo, también es una ciudad distinta para mi. 
Y aparte ahí se hace presente el hecho de que mis viejos ya no están, porque la verdad es que después de más de diez años uno ya tiene las cosas más procesadas y su muerte ya no forma parte de mi cotidianidad. A veces me descubro pensando que empiezo a olvidar sus gestos, sus voces, todo lo que los materializaba. Y ahí, en San Lorenzo, su ausencia se hace más notoria. 
Como sea, mi tía murió y la despedimos. Sé que tuvo una buena vida, que fue feliz, que pudo conocer a todos sus nietos. Me duele bastante no haberme decidido a ir en estas últimas semanas. Cosas que uno hace: "porque estoy muy ocupada", "porque hace frío", "porque no tengo con quién dejar a los chicos", "porque San Lorenzo, siempre San Lorenzo". Al final tuve que ir igual y ni siquiera sirvió para mucho. La vida es extraña a veces.

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Me voy a trabajar. Hoy empieza el invierno de este lado del mundo. Falta menos para que los días se alarguen un poco. Y menos de un mes para las vacaciones de invierno. Perdón por el post bajón, necesitaba escribirlo. Ahora, a remontar la semana ♥