Después de ser mamá
31 mayo 2009
Esta semana Dolores, una forera de la Red Social Familia Natural, planteó el tema de las cosas que cambiaron en nosotros con la maternidad. Esta es mi respuesta.
Quiero empezar con la más grande de mis transformaciones: aprendí a tener paciencia. Y no es poco, porque en el mundo apresurado en el que vivimos, tener paciencia es todo un desafío. Es ir a contramano del mundo. Cuando Guille no se quiere vestir, cuando no quiere comer, cuando no quiere dormir: pongo en marcha la paciencia. Aprendí a esperarla y a esperarme. No siempre lo logro, pero sé que tengo que ponerlo en práctica cada día.
También, y como es lógico, cambiaron mis prioridades. Si bien estaba alejada de mi carrera profesional, pensaba retomarla en algún momento. Después del nacimiento de mi hija las cosas cambiaron totalmente en este aspecto. No sé si esto exista, pero "cambió mi vocación" en el sentido de que ya nada de lo que antes me parecía fundamental para mi existencia me interesa. Me descubro interesadísima en saber sobre parto, puerperio, lactancia, trabajo en casa, etc. ¿Volveré al viejo camino alguna vez?¿ya pasará esta fiebre o es mi nueva vocación?¿cómo decido qué es lo que quiero realmente cuando la verdad fue absoluta durante tantos años?¿alguna vez volverá a interesarme la investigación o la crítica literaria? No sé, por ahora disfruto de lo que sí me agrada. A veces me cuesta horrores pararme ante un grupo de 30 chicos adolescentes a explicarles algo en lo que en realidad ni siquiera estoy segura de para qué sirve (el gran dilema de todo profesor). Sí sé que la educación vale la pena, que la cultura vale la pena, pero aquello que "debe" ser "transmitido" ya no me es tan claro. A veces me basta con que aprendan a defenderse, a cuestionarse, a preguntarse, a conocerse. Claro que todos estos temas no aparecen en el programa de "Lengua" y algo adentro mío entra en conflicto con "mis" saberes.
Así, tengo que decir que la maternidad, cambió rotundamente la relación con mis alumnos. Intento acompañarlos en sus procesos de aprendizaje sin interferir tanto. Abandoné mi puesto frente al pizarrón y nunca más volví a dictar nada. Los dejo hablar, los escucho y después los invito a sacar sus propias conclusiones. Mis visión del proceso enseñanza/aprendizaje ha cambiado totalmente. Y tiene que ver con mi maternidad. Identifico a los chicos abandonados emocionalmente, a los que sufren las violencias cotidianas y a los que sufren la violencia sobre sus cuerpos. A veces logro acompañarlos. Otras veces el dolor es tanto que siento que tengo que correrme, ponerme a salvo.
Otro cambio fundamental fue dejar de actuar de manera racional para empezar a sentir, a dejarme fluir, a poner en acción mi parte instintiva. Pero debo decir que esto me costó muchísimo y que lo logré a medida que mi hija fue creciendo, en medio del puerperio. Se ve que "lo instintivo" lo tenía muy encerrado, reprimido, ahogado en la coraza.
Y lo que más cambió en mí fue la idea de "cambiar el mundo". Antes creía que cada cosa que hiciera por bien de la sociedad ayudaba, que cada voto "bien" puesto contribuía a un cambio (con "bien" me refiero a puesto desde la honestidad y no desde el clientelismo político), que ayudar a cruzar a la calle al ciego iba a hacer mejor a la sociedad. No digo que todo esto no sirva, digo que los resultados en muchas ocasiones fueron desoladores. En cambio, criar a mi hija con amor, empatía, respeto, hace que me sienta realmente plena en cuanto a mi contribución para una sociedad mejor.
También cambió mi visión sobre el pasado, sobre mi infancia y la de mis hermanas, sobre mi familia. Algunas cosas las veo positivas y otras negativas. Pero hacer el recorrido de analizar mi propia historia me ha ayudado muchísimo a comprender cada una de las cosas que hice y que hago.
Creo que fue una transformación muy profunda ser mamá y que soy una persona totalmente nueva, que nací nuevamente ese día, que mi existencia cambió totalmente. Como dice la canción de Manal: "Hoy recién hoy, el sol me quemó/ y el viento de los vivos me despertó"
Y en ustedes ¿qué cosas cambiaron después de ser mamás?
La hora de las brujas
27 mayo 2009
Qué difíciles son las noches últimamente. Y no hablo de las noches-noches. Sino del tiempo que las antecede. Mi horario crítico es, sin dudas, entre las 20 y las 22:30. Sucede que David llega de trabajar a las 22:40 y después de haber estado toda la tarde con Guille mi predisposición no es la mejor. En ese breve espacio tengo que: hacerle y darle la cena a Guille, bañarla, cocinar para nosotros, darle una mamadera y hacerla dormir. También me obligo a que "me guste cocinar", a que la comida de cada noche sea una "experiencia única". La idea es que cuando llegue David la nena esté dormida, la cena servida y las cosas para ir a trabajar ordenadas, para poder compartir el momento, charlar de nosotros y contarnos cómo estuvo nuestro día. Y soy tan perfeccionista que, en lugar de disfrutarlo, lo sufro. Y si David llega y Guillermina aún no se durmió o se despierta, siento una presión terrible. Ni hablar de si todavía no hice nada de comer. Siento que tengo la culpa de no poder cenar con mi marido. En general, y como es de esperar, terminamos todos llorando y la nena vuelve a dormirse mucho más tarde de lo previsto. Así, lo que fue pensado como un momento de paz y relax se convierte en un lugar de extrema tensión en donde, además del llanto de Guille se escuchan frases hirientes y amenazas de divorcio. Se instala un clima raro, que se diluye a medida que avanza la madrugada y renovamos la promesa de amor con los ojos cerrados. Pero no puedo dejar de pensar en la cantidad de energía que se me escapa cada noche, y sin sentido.
No le encuentro la solución, es a esta hora cuando me siento agotada, desbordada y francamente, me pongo intolerable. Y si, me siento una bruja.
¿Alguien sabe qué puedo hacer para que este tramo sea más llevadero? No propongan rotisería porque no va con mi personalidad. Me gusta cocinar, no es ese el problema, pero a veces quisiera disfrutarlo sin sentir tanta presión.
Del cochecito a los brazos de mamá: mi llegada a la crianza con apego
25 mayo 2009
Es agosto de 2008, abro la ventana del explorer y voy al foro de Babysitio en donde comparto cotidianamente mi vida con otras mamis de marzo. Acabo de pasar por una sinusitis terrible, estoy extremadamente susceptible. Entre los posts que habitualmente circulan vuelvo a ver una pelea, lo de siempre en los foros: que si hay que dejarlo llorar, que si deben aprender a dormir solos, que si la leche materna se compara o no con la maternizada. Una de las implicadas en la discusión es Vanesa: afirma que antes de leer cosas como esas prefiere irse a investigar sobre física cuántica, la entiendo muchos meses después. En su firma tiene el enlace a su blog personal. Pico, leo: parte de su vida, el amor por sus hijos, su experiencia de lactancia. No necesito más impulso: me registro en blogger, sin embargo pasará mucho tiempo hasta que al fin me anime a escribir.
Mi vida sigue, tan desordenada como siempre.
A Guille le diagnostican displasia de caderas y comienza a usar un arnés que la inmoviliza. Siento que todo vuelve al punto cero, es como si el 3 de marzo se hiciera presente otra vez con todos sus fantasmas, con la sombra. Pero mi beba tiene 6 meses, está triste por no moverse. Sí, está triste y se le nota: nada de "ni lo siente", "te molesta más a vos que a ella", está triste y yo intento remediarlo teniéndola todo el día a upa.
Una de las chicas del foro me tira el dato: hay unos portabebés a los que Guille podría adaptarse. Entro a Red Canguro, me inscribo en el foro: tengo bandolera y aprendo a usarla. Ya es octubre y aún no escribí ni media palabra en mi cuenta de blogger. ¿Será el maldito miedo que me inculcaron en la facultad? ¿Será que de verdad nadie estudia letras para escribir? ¿Será?
Empiezo a leer con una mezcla de curiosidad y asombro la vida de Vane: che, al final parece que esta mina tenía razón en todo. Recorro los blogs que ella lee y llego a Mamás en Círculo. Primero siento un dolor punzante que me retrotrae a eso en lo que dejé de pensar durante tantos meses: mi lactancia frustrada. En el borde del blog, fotos de mujeres felices: dan la teta. ¿Podré superar esto que siento tan adentro? Empiezo a revisar cómo se dieron las cosas, recuerdo haciendo un esfuerzo enorme. Me doy cuenta de que la culpa no la tuvo solo el pediatra, que tengo que asumir la parte de responsabilidad que me toca.
Empiezo a leer con una mezcla de curiosidad y asombro la vida de Vane: che, al final parece que esta mina tenía razón en todo. Recorro los blogs que ella lee y llego a Mamás en Círculo. Primero siento un dolor punzante que me retrotrae a eso en lo que dejé de pensar durante tantos meses: mi lactancia frustrada. En el borde del blog, fotos de mujeres felices: dan la teta. ¿Podré superar esto que siento tan adentro? Empiezo a revisar cómo se dieron las cosas, recuerdo haciendo un esfuerzo enorme. Me doy cuenta de que la culpa no la tuvo solo el pediatra, que tengo que asumir la parte de responsabilidad que me toca.
Sigo viendo y de a poco se me va cayendo la venda: ¿será que hay otro mundo más allá de mis narices?¿será que tener un bebé es mucho más que comprarle ropita linda y sacarle miles de fotos?¿será que es verdad eso que siento y que dejé que de a poco se apagara? Veo, miro, de a poco porque a veces me causa un dolor indescriptible no haber empezado así. Pero soy consciente de que nunca es tarde, de que siempre es el día para empezar.
Ya había leído a Gutman y estas mujeres que leo: ¡también! Resulta que había un mundo nuevo, encubierto por la hegemonía del poder. Primero me choca casi todo de ese mundo: la que parió en casa me parece una loca, aquella que dio teta a su hijo hasta los 4 años está desquiciada, y ni hablar de los que "educan en casa". ¿Será cierto esto que me cuenta la web? ¿Será que hay un mundo diferente al que proponen la publicidades de productos para bebés?
Corre noviembre, escribo mis primeras entradas pero no las publico, me da vergüenza mostrarme, que vean esto que soy: un ser absolutamente fragmentado por la maternidad. Al fin me aimo y publico, qué ingenuidad en aquellas primeras entradas: cuento el nacimiento de Guille, pero ahora que lo leo resulta que eso NO es el nacimiento de Guille sino todo lo que rodeó a ese día en que cambió mi vida para siempre. Si lo leen van a ver (como lo veo yo hoy en día) que en ese nacimiento los protagonistas son los otros, y tal vez es porque fue así. Qué tristeza...
Ya corre diciembre. Picando de blog en blog llego a Familia Natural, lo abro por una foto que me llama la atención: un chico de la calle sostiene un globo azul en la esquina de Sarmiento y Rioja en Rosario, mi ciudad. Soy sensible a la belleza ¡qué hermoso blog! Leo, leo y leo: la autora tuvo un parto domiciliario y el relato es tan visceral, tan profundo que lo leo con la vista nublada, llorando. Y pasan los días y sigo leyendo y la autora ya es Laura y su hija ya es Layla.
Ya corre diciembre. Picando de blog en blog llego a Familia Natural, lo abro por una foto que me llama la atención: un chico de la calle sostiene un globo azul en la esquina de Sarmiento y Rioja en Rosario, mi ciudad. Soy sensible a la belleza ¡qué hermoso blog! Leo, leo y leo: la autora tuvo un parto domiciliario y el relato es tan visceral, tan profundo que lo leo con la vista nublada, llorando. Y pasan los días y sigo leyendo y la autora ya es Laura y su hija ya es Layla.
Y viene el punto de quiebre: ya nada es tan loco, hay otro mundo allá afuera (o adentro, dependiendo de cómo se lo mire). De a poco la intensidad de esos relatos me subyuga y me doy cuenta de que las razones de estas personas son válidas. Voy "entrando en código" y no paro de leer, las palabras inspiran un sentimiento de confianza: colecho, parto respetado, crianza en brazos, apego, amor incondicional, continuum, disciplina positiva, lactancia prolongada, tándem. No me alcanzan las horas del día para leer todo lo que quiero: desde González hasta Schallman, de Gutman a Sears, de Rosa Jové a Liedloff, desde Alfie Khon hasta Clarisa Pinkola Estés. Y yo que no pasaba de Borges y Freud...y no me vengan con cosas raras.
Ya es enero y escribo un poco más en mi blog. Algunos me leen.
Un día me registro en la Red Social Familia Natural. ¿Me aceptaran? Yo no doy teta...qué miedo, me encantaría que me acepten porque son divinas, cada palabra que leo me gusta, me atrae, pero ¿me aceptarán? No puedo con mis complejos. Entro, me presento y largo todo. Y empieza el maravilloso proceso de búsqueda, de preguntas. Y las cosas empiezan a tener sentido ¿será que todo esto tenía que pasar? Recorro este camino con mi hija a upa sabiendo que ella es el sentido de todo esto.
Una vez más recuerdo algo que tenía totalmente olvidado: no hay una sola vida, hay muchas. La vida de la que vivió su cesárea con una pena enorme, la vida de la que fue maltratada en su parto, la de aquella que parió en casa, la vida de la que pudo con la teta hasta los tres meses, la de la que pudo hasta el año, la de la que pudo mucho más que eso, la de la que le dio a sus dos hijos al mismo tiempo: tándem ¡qué osadía para el discurso hegemónico! La vida de la que cree que "un chirlo a tiempo no es nada" y de las que creemos que pegarle a un niño siempre atenta contra nuestra dignidad y contra la de él. La vida de las que estamos cansadas de no dormir y la de las que tienen un bebé "que duerme 10 horas de corrido desde los 2 meses", la de las que piensan que la letra del elefante trompita es una letra más y la de aquellas que se animan a cuestionarla.
Cómo enriquece escuchar todas estas campanas sonando juntas. ¿En qué momento dejé de ver que hay tantas vidas, que hay tantos puntos de vista? ¿cuándo me olvidé de esto? No sé. Lo que sí sé es que estoy más despierta que nunca y se lo debo a Vane. Tal vez tarde o temprano empezara igual a recorrer este camino porque era algo que mi alma necesitaba. Pero me hizo tanto bien "conectar" con todo este nuevo mundo. Con el de los homeschoolers, la comida natural, la crianza en brazos, el parto respetado. Sé que tengo límites, pero también sé que ahora puedo elegir porque tengo opciones. Puedo leer Babysitio o la página de Attachment Parentig Internacional. Y sé que todo vale, todo sirve, de todos aprendo.
Gracias a todas: por haberme traído hasta acá, por dejarme caminar con ustedes, por ser parte de mi red de apoyo. Por despertarme a vivir una maternidad más consciente y más plena. Ojalá yo pueda hacer por alguien la mitad de lo que ustedes hicieron conmigo.
Gracias a todas: por haberme traído hasta acá, por dejarme caminar con ustedes, por ser parte de mi red de apoyo. Por despertarme a vivir una maternidad más consciente y más plena. Ojalá yo pueda hacer por alguien la mitad de lo que ustedes hicieron conmigo.
El control prenatal, por Francesco Tonucci
24 mayo 2009
"Llévame en tus brazos, llévame sin prisas"
22 mayo 2009
¿Parir a un bebé en podálica?
20 mayo 2009
La semana pasada se comentó en la Red Social Familia Natural este fragmento de Odent acerca del nacimiento en posición pélvica, es decir, cuando el bebé está "sentado". Ya había leído algunos fragmentos de Michel Odent en donde afirmaba que el parto en podálica es perfectamente posible y que es una indicación relativa de cesárea. Me interesa este tema en particular, ya que Guillermina estaba sentada, con las piernas cruzadas y la colita apoyada en mi pelvis. Lamentablemente esto lo sé ahora ya que durante el embarazo no me preocupé en informarme y supuse que, si mi médico "me mandaba" a cesárea, seguramente era porque lo necesitaba.
Las preguntas me surgieron muchos meses después, casi sobre el primer año de mi beba. La cesárea fue programada por oligoamnios (escaso líquido amniótico) en la semana 37. Ya hacía desde la semana 26 que tenía este problema y desde la semana 30 que estaba en reposo. Aquí pueden leer la experiencia del nacimiento de mi hija. Quiero aclarar que, después de mucha incertidumbre, supimos que el oligoamnios no se debía a ninguna patología genética de mi beba. Simplemente lo diagnosticaron "oligoamnios por causa desconocida".
Mi búsqueda ahora ya no se enfoca en la necesidad o no de la cesárea. Sino en mi desconexión con un embarazo deseado. Más exactamente en las emociones con las cuales no supe conectarme. Seguramente mi beba nunca se dio vuelta porque el nivel de líquido amniótico era demasiado bajo: nunca pudo "flotar" y por lo tanto no pudo ubicarse. Ahora ¿por qué el líquido amniótico era tan insuficiente? El médico ecógrafo que lo detectó me dijo que era estres. Yo no estaba bien emocionalmente. Pero aparte, en ese momento, lo que menos me importaba era el embarazo. Me sentía horrible, mal con mi cuerpo: lo único que me alentaba era saber que ya faltaban pocos meses. Puede sonar crudo pero fue así.
Hace unos meses leí en el blog Familia Natural una entrevista excelente a la partera Mirna Amaya en donde se comentaba que muchas veces la posición "de nalgas" está asociada con problemas emocionales de la madre. Pueden leer la entrevista aquí.
Seguiré buscando, buceando en mi interior para encontrar las respuestas a tantas preguntas. Por el momento les dejo el fragmento de Odent. Qué ganas de atenderse en Pithiviers, ¿no?
"En Pithiviers, casi nunca planeamos cesáreas. Aunque sospechemos que una cesárea puede llegar a ser necesaria, preferimos esperar que el trabajo de parto empiece espontáneamente. Después, dependemos de nuestra experiencia para ayudarnos a tomar decisiones rápidas. Primeramente -ya que tenemos razones para creer que el sistema endocrino fetal juega un rol en la puesta en marcha del principio del trabajo- cuando el trabajo empieza espontáneamente, quiere decir que el bebé ha desarrollado adecuadamente las glándulas pituitaria y adrenal y está lo bastante maduro como para lidiar con los rigores del trabajo y del nacimiento. Segundo, parece ser que las contracciones uterinas durante el trabajo juegan un rol estimulando el sistema neuroendocrinológico del bebé; no queremos privar al bebé de ninguna parte de este estímulo.
Por último, dentro del campo del trabajo y el alumbramiento, uno aprende rápidamente a esperar lo inesperado. A veces, una mujer tendrá una rápida y fácil labor aunque los profesionales creían que sólo era posible una cesárea. Por ejemplo, a mujeres que en otras oportunidades habían tenido cesáreas, a veces se les dice que siempre tendrán que dar a luz de esa manera. Sin embargo, en nuestra clínica, una de cada dos mujeres que previamente han tenido cesáreas, logran dar a luz por vía vaginal. Tampoco los nacimientos que vienen con presentación pelviana justifican siempre esta operación.
Por nuestra experiencia con bebés de presentación pelviana, nos hemos dado cuenta de que observando el progreso natural de la primera etapa del trabajo, tenemos las mejores indicaciones para saber a qué atenernos hasta el último momento. Esto quiere decir que no haremos nada que pueda interferir con la primera etapa del trabajo: ni Pitocin, ni baño en la pileta, ni ninguna mención de las palabras "de nalgas". Si todo sale bien, no hay ninguna razón para pensar que la segunda etapa del trabajo pueda crear algún problema. Nuestra única intervención será insistir en la posición acuclillada, ayudada, para el nacimiento, ya que mecánicamente es la más eficaz. Reduce la posibilidad de que tengamos que sacar al bebé hacia afuera y es la mejor manera para minimizar el tiempo entre la expulsión del ombligo del bebé y su cabeza, que podría resultar en la compresión del cordón umbilical y privarlo de oxígeno. Jamás nos atreveríamos a arriesgarnos a hacer un parto con presentación pelviana si la madre estuviera en una posición dorsal o semisentada.
Por otra parte, si las contracciones en la primera etapa del trabajo son dolorosas e ineficaces y la dilatación no progresa, rápidamente debemos dejar de lado la idea de un alumbramiento por vía vaginal. Si no, vamos a tener que encarar el peligro del "punto de no retorno", a último momento, cuando luego de la aparición de las nalgas del bebé, ya sea demasiado tarde para cambiar estrategias y decidir hacer una cesárea. Sin embargo, a pesar de que siempre hacemos cesáreas cuando la primera etapa del trabajo es difícil y la situación no mejora, la mayoría de los nacimientos que vienen con presentación de pelvis, en nuestra clínica, terminan siendo nacimientos por vía vaginal.
En dos situaciones, a veces, planeamos cesáreas por adelantado: la primera es cuando una madre desarrolla una preeclampsia. Si una mujer tiene un crecimiento abrupto en la presión arterial hacia el final del embarazo y hay proteínas en su orina, la hospitalizamos y la tenemos bajo cuidada observación. Si se tiende sobre su costado izquierdo, para aliviar la presión en la vena cava, su presión arterial a veces baja y puede dar a luz normalmente. Una mujer en este estado no tendría que tomar ningún medicamento. Si le vienen repentinos dolores de cabeza y siente como una barra en el estómago o si el amnioscopio muestra que las aguas no están claras, se hará una cesárea, inmediatamente.
En ocasiones, hacemos una cesárea sin esperar que comience el trabajo de parto espontáneamente, cuando un embarazo dura más de lo requerido. Sin embargo, es realmente raro que un bebé llegue con retardo; hay una tendencia a subestimar la frecuencia con que esto sucede, generalmente porque la madre o el obstetra han calculado mal o se han equivocado sobre la fecha de concepción. Cuando estamos seguros de que una mujer está con verdadero retraso, se le hace una amnioscopía cada 36 horas; mientras el líquido amniótico se presente claro, esperamos pacientemente. No vemos ninguna buena razón para inducir el trabajo de parto en forma rutinaria con goteos intravenosos de Pitocin o romper la bolsa, en semejantes casos. A veces, esa amnioscopía revela el líquido amniótico coloreado o en disminución; esos signos de peligro fetal requieren intervención inmediata. Si la futura madre ya ha tenido bebés, quizás rompamos las membranas y veamos que pasa, antes de decidir hacer una cesárea. En caso de que la mujer sea primeriza, generalmente esperamos un trabajo mas largo y más difícil; entonces en general preferimos hacer una cesárea inmediatamente, para no añadir dificultades. Con esta estrategia el número de cesáreas en relación con la "postmadurez", se mantiene muy bajo.
Dado que por lo general terminamos decidiendo hacer una cesárea de una manera totalmente inesperada, inmediatamente antes del nacimiento, no podemos usar anestesia que requiera larga preparación, como sucede con la epidural. Usamos una típica anestesia general liviana que dura lo suficiente para la operación".
Odent, Michel: Antiobstetricia en Nacimiento renacido, Ed. creavida.
Hace unos meses leí en el blog Familia Natural una entrevista excelente a la partera Mirna Amaya en donde se comentaba que muchas veces la posición "de nalgas" está asociada con problemas emocionales de la madre. Pueden leer la entrevista aquí.
Seguiré buscando, buceando en mi interior para encontrar las respuestas a tantas preguntas. Por el momento les dejo el fragmento de Odent. Qué ganas de atenderse en Pithiviers, ¿no?
"En Pithiviers, casi nunca planeamos cesáreas. Aunque sospechemos que una cesárea puede llegar a ser necesaria, preferimos esperar que el trabajo de parto empiece espontáneamente. Después, dependemos de nuestra experiencia para ayudarnos a tomar decisiones rápidas. Primeramente -ya que tenemos razones para creer que el sistema endocrino fetal juega un rol en la puesta en marcha del principio del trabajo- cuando el trabajo empieza espontáneamente, quiere decir que el bebé ha desarrollado adecuadamente las glándulas pituitaria y adrenal y está lo bastante maduro como para lidiar con los rigores del trabajo y del nacimiento. Segundo, parece ser que las contracciones uterinas durante el trabajo juegan un rol estimulando el sistema neuroendocrinológico del bebé; no queremos privar al bebé de ninguna parte de este estímulo.
Por último, dentro del campo del trabajo y el alumbramiento, uno aprende rápidamente a esperar lo inesperado. A veces, una mujer tendrá una rápida y fácil labor aunque los profesionales creían que sólo era posible una cesárea. Por ejemplo, a mujeres que en otras oportunidades habían tenido cesáreas, a veces se les dice que siempre tendrán que dar a luz de esa manera. Sin embargo, en nuestra clínica, una de cada dos mujeres que previamente han tenido cesáreas, logran dar a luz por vía vaginal. Tampoco los nacimientos que vienen con presentación pelviana justifican siempre esta operación.
Por nuestra experiencia con bebés de presentación pelviana, nos hemos dado cuenta de que observando el progreso natural de la primera etapa del trabajo, tenemos las mejores indicaciones para saber a qué atenernos hasta el último momento. Esto quiere decir que no haremos nada que pueda interferir con la primera etapa del trabajo: ni Pitocin, ni baño en la pileta, ni ninguna mención de las palabras "de nalgas". Si todo sale bien, no hay ninguna razón para pensar que la segunda etapa del trabajo pueda crear algún problema. Nuestra única intervención será insistir en la posición acuclillada, ayudada, para el nacimiento, ya que mecánicamente es la más eficaz. Reduce la posibilidad de que tengamos que sacar al bebé hacia afuera y es la mejor manera para minimizar el tiempo entre la expulsión del ombligo del bebé y su cabeza, que podría resultar en la compresión del cordón umbilical y privarlo de oxígeno. Jamás nos atreveríamos a arriesgarnos a hacer un parto con presentación pelviana si la madre estuviera en una posición dorsal o semisentada.
Por otra parte, si las contracciones en la primera etapa del trabajo son dolorosas e ineficaces y la dilatación no progresa, rápidamente debemos dejar de lado la idea de un alumbramiento por vía vaginal. Si no, vamos a tener que encarar el peligro del "punto de no retorno", a último momento, cuando luego de la aparición de las nalgas del bebé, ya sea demasiado tarde para cambiar estrategias y decidir hacer una cesárea. Sin embargo, a pesar de que siempre hacemos cesáreas cuando la primera etapa del trabajo es difícil y la situación no mejora, la mayoría de los nacimientos que vienen con presentación de pelvis, en nuestra clínica, terminan siendo nacimientos por vía vaginal.
En dos situaciones, a veces, planeamos cesáreas por adelantado: la primera es cuando una madre desarrolla una preeclampsia. Si una mujer tiene un crecimiento abrupto en la presión arterial hacia el final del embarazo y hay proteínas en su orina, la hospitalizamos y la tenemos bajo cuidada observación. Si se tiende sobre su costado izquierdo, para aliviar la presión en la vena cava, su presión arterial a veces baja y puede dar a luz normalmente. Una mujer en este estado no tendría que tomar ningún medicamento. Si le vienen repentinos dolores de cabeza y siente como una barra en el estómago o si el amnioscopio muestra que las aguas no están claras, se hará una cesárea, inmediatamente.
En ocasiones, hacemos una cesárea sin esperar que comience el trabajo de parto espontáneamente, cuando un embarazo dura más de lo requerido. Sin embargo, es realmente raro que un bebé llegue con retardo; hay una tendencia a subestimar la frecuencia con que esto sucede, generalmente porque la madre o el obstetra han calculado mal o se han equivocado sobre la fecha de concepción. Cuando estamos seguros de que una mujer está con verdadero retraso, se le hace una amnioscopía cada 36 horas; mientras el líquido amniótico se presente claro, esperamos pacientemente. No vemos ninguna buena razón para inducir el trabajo de parto en forma rutinaria con goteos intravenosos de Pitocin o romper la bolsa, en semejantes casos. A veces, esa amnioscopía revela el líquido amniótico coloreado o en disminución; esos signos de peligro fetal requieren intervención inmediata. Si la futura madre ya ha tenido bebés, quizás rompamos las membranas y veamos que pasa, antes de decidir hacer una cesárea. En caso de que la mujer sea primeriza, generalmente esperamos un trabajo mas largo y más difícil; entonces en general preferimos hacer una cesárea inmediatamente, para no añadir dificultades. Con esta estrategia el número de cesáreas en relación con la "postmadurez", se mantiene muy bajo.
Dado que por lo general terminamos decidiendo hacer una cesárea de una manera totalmente inesperada, inmediatamente antes del nacimiento, no podemos usar anestesia que requiera larga preparación, como sucede con la epidural. Usamos una típica anestesia general liviana que dura lo suficiente para la operación".
Odent, Michel: Antiobstetricia en Nacimiento renacido, Ed. creavida.
Pintar con agua
17 mayo 2009
Como saben, Guille no va al jardín. De ser posible, intentaremos que no vaya hasta los tres años. Y, si por mi fuera, no iría hasta los 5 a preescolar. Básicamente porque estoy en contra de escolarizar tempranamente a los niños. Sobre todo hoy en día, en donde es muy difícil encontrar jardines que promuevan el juego como único contenido. Me asombro a diario al observar jardines que ofrecen en salita de tres inglés y computación. Ojo, no estoy en contra de que la oferta exista: simplemente a mi no me sirve, no es lo que quiero para mi hija y me gustaría que hubiese otro tipo de propuestas.
Gracias a esta decisión de no ingresarla a ningún jardín maternal, cuando llego de mi trabajo disfruto de largas -y agotadoras a veces- tardes con Guillermina. Buscando actividades sencillas para realizar con bebés de un año, me encontré con el libro Arte desde la cuna, en donde ofrecen propuestas variadas para hacer con música, plástica, literatura y cuerpo en movimiento. Si bien el aspecto teórico del libro no está suficientemente desarrollado, las actividades que ofrece son buenas. Intento ponerlas en práctica al menos una vez por semana con Guille. Y la verdad es que la pasamos muy bien y "matamos" un poco el tiempo. Especialmente los domingos que David trabaja.
Comparto con ustedes las pautas para la actividad y las fotos del día que la llevamos a cabo.
"Para empezar...con agua
A partir de 1 año
¿Qué buscamos con esta actividad?
Que los niños:
-exploren distintas herramientas
-se inicien en el procedimiento de pintar
Sugerencias: esta actividad es ideal para días de calor. Si se realiza en un día fresco, se les puede poner un impermeable a los niños o desarrollarla en la cocina o algún sitio calentito.
Materiales:
- baldes
- brochas, pinceles de distintos tamaños, esponjas
- una pared porosa o piso de iguales características que pueda ser mojado. O un pliego de cartulina, un afiche, etc.
Desarrollo
Ofrecer los materiales y proponerles "pintar" con agua sobre el material disponible. El adulto comenzará a hacerlo y el niño podrá acompañarlo o simplemente observar hasta que se anime. No hay riesgos de que se manchen ni que se lleven la pintura a la boca, es un momento de descubrimiento y de enorme placer. Hacer puntitos, líneas, cubrir una gran superficie, ver cómo lentamente la huella desaparece, observar las gotitas en el piso y aprender a escurrir el pincel en el borde del recipiente..."
Extraído de AAVV: Arte desde la cuna, educación temprana para niños desde recién nacidos hasta tres años, Ed. Nazhira, Buenos Aires, 2003.
¿Cómo lo hicimos nosotras?
Gracias a esta decisión de no ingresarla a ningún jardín maternal, cuando llego de mi trabajo disfruto de largas -y agotadoras a veces- tardes con Guillermina. Buscando actividades sencillas para realizar con bebés de un año, me encontré con el libro Arte desde la cuna, en donde ofrecen propuestas variadas para hacer con música, plástica, literatura y cuerpo en movimiento. Si bien el aspecto teórico del libro no está suficientemente desarrollado, las actividades que ofrece son buenas. Intento ponerlas en práctica al menos una vez por semana con Guille. Y la verdad es que la pasamos muy bien y "matamos" un poco el tiempo. Especialmente los domingos que David trabaja.
Comparto con ustedes las pautas para la actividad y las fotos del día que la llevamos a cabo.
"Para empezar...con agua
A partir de 1 año
¿Qué buscamos con esta actividad?
Que los niños:
-exploren distintas herramientas
-se inicien en el procedimiento de pintar
Sugerencias: esta actividad es ideal para días de calor. Si se realiza en un día fresco, se les puede poner un impermeable a los niños o desarrollarla en la cocina o algún sitio calentito.
Materiales:
- baldes
- brochas, pinceles de distintos tamaños, esponjas
- una pared porosa o piso de iguales características que pueda ser mojado. O un pliego de cartulina, un afiche, etc.
Desarrollo
Ofrecer los materiales y proponerles "pintar" con agua sobre el material disponible. El adulto comenzará a hacerlo y el niño podrá acompañarlo o simplemente observar hasta que se anime. No hay riesgos de que se manchen ni que se lleven la pintura a la boca, es un momento de descubrimiento y de enorme placer. Hacer puntitos, líneas, cubrir una gran superficie, ver cómo lentamente la huella desaparece, observar las gotitas en el piso y aprender a escurrir el pincel en el borde del recipiente..."
Extraído de AAVV: Arte desde la cuna, educación temprana para niños desde recién nacidos hasta tres años, Ed. Nazhira, Buenos Aires, 2003.
¿Cómo lo hicimos nosotras?
Bueno, nos fuimos a la terraza y llevamos todos los pinceles que teníamos más el baldecito de plástico. También llevamos una hoja grande de cartulina. Y pintamos: con pinceles, con las manos, nos tiramos agua...y nos divertimos muchísimo. Guille aprendió a manejar el pincel super rápido. Eso sí, se vació "la pintura" tres veces encima...así que terminó envuelta en un toallón y cuando bajamos estaba tan agotada que se durmió una siestita.
Acá les dejo las fotos de mi Guille pintorcita...
Nostalgia
14 mayo 2009
Mi bebita se hace mayor: da algunos pasitos sola, mira con atención los dibujos de sus libros y hasta aprendió a encajar las figuras del baldecito de encastre. Yo mientras tanto no dejo de pensar en el año y pico que pasó, lo que aprendimos, lo que lloramos, lo que reímos. Estoy nostálgica...será el frío que volvió y este otoño que me recuerda tanto esa primera parte de mi puerperio.
Nada en la vida se compara con la intensa vivencia de tener a tu bebé de días en brazos.
Hoy empieza la Semana Mundial por un Parto Respetado 2009
11 mayo 2009
Para informarte sobre los eventos en tu comunidad
Dando a Luz
RELACAHUPAN
SMAR
Eventos en Rosario
Doulas de Rosario
Alumbrar
Lleqemn "Dar a luz"
10 años
10 mayo 2009
"...y Dafne metamorfoseada, sensitivo laurel
quiere que te conviertas en viento..."
En Sonetos a Orfeo, Rainer Maria Rilke
Hoy hace diez años que murió mi viejo.
El 2 de abril de 1999 le descubrían un cáncer de pulmón, 1 mes y pico después moría. Fue un shock para nosotras. Mi papá murió estando demasiado vivo. ¿Cómo olvidarme de la sensación de volver a casa después del entierro, acostarme agotada en la cama y sentir que en cualquier momento podía entrar por la puerta? Los recuerdos que tengo de esos días tienen que ver con la irrealidad, son imágenes difusas, borrosas. Recuerdo un sonido: el cajón chocando contra las paredes de los nichos vecinos.
Lo enterramos una mañana fría y soleada de otoño (frase trillada pero fue realmente así, esas eran las características reales de aquella mañana). Yo miraba el sol y me decía a mí misma que no todo podía ser tan malo, tan negro, si la mañana brillaba de esa forma.
No fue el mejor papá del mundo, ya he contado que ni siquiera se dignó a mirarme demasiado: se negaba a constatar que yo no era Pablo, que era su tercera hija mujer y que esa evidencia no podía ser rebatida. Me aceptaba si iba a pescar con él o si hablaba de fútbol. Habrá sido por eso que me gustaba tanto ver fútbol, será por eso que me dejó de gustar inmediatamente cuando me di cuenta de que no necesitaba saber qué era estar en "orsay" para que alguien me quisiera.
En casa he escuchado muchas veces decir: "hicieron lo que pudieron". Yo creo que no, que hicieron menos de lo que pudieron. Pero puedo reconocer que también él venía de una historia de abandono emocional muy profunda.
Las cuentas están saldadas, no nos "quisimos bien" pero al menos cada uno disfrutó de momentos de felicidad.
El 2 de abril de 1999 le descubrían un cáncer de pulmón, 1 mes y pico después moría. Fue un shock para nosotras. Mi papá murió estando demasiado vivo. ¿Cómo olvidarme de la sensación de volver a casa después del entierro, acostarme agotada en la cama y sentir que en cualquier momento podía entrar por la puerta? Los recuerdos que tengo de esos días tienen que ver con la irrealidad, son imágenes difusas, borrosas. Recuerdo un sonido: el cajón chocando contra las paredes de los nichos vecinos.
Lo enterramos una mañana fría y soleada de otoño (frase trillada pero fue realmente así, esas eran las características reales de aquella mañana). Yo miraba el sol y me decía a mí misma que no todo podía ser tan malo, tan negro, si la mañana brillaba de esa forma.
No fue el mejor papá del mundo, ya he contado que ni siquiera se dignó a mirarme demasiado: se negaba a constatar que yo no era Pablo, que era su tercera hija mujer y que esa evidencia no podía ser rebatida. Me aceptaba si iba a pescar con él o si hablaba de fútbol. Habrá sido por eso que me gustaba tanto ver fútbol, será por eso que me dejó de gustar inmediatamente cuando me di cuenta de que no necesitaba saber qué era estar en "orsay" para que alguien me quisiera.
En casa he escuchado muchas veces decir: "hicieron lo que pudieron". Yo creo que no, que hicieron menos de lo que pudieron. Pero puedo reconocer que también él venía de una historia de abandono emocional muy profunda.
Las cuentas están saldadas, no nos "quisimos bien" pero al menos cada uno disfrutó de momentos de felicidad.
¿Hubiera crecido lo mismo si él aún viviera?¿Hubiera sido igual de feliz? No sé, sólo sé que todo en la vida tiene un sentido y que la muerte de mi papá inauguró el período más fértil de mi vida. Detrás de las lágrimas que derramé a mis 20 años se escondía el maravilloso porvenir.
¿En qué momentos fugaces fuimos felices? Cuando nos llevabas a pescar a Analía y a mí: nos armabas las cañitas y nos dejabas paraditas ahí al lado del Paraná. Para pescar hay que tener paciencia y la capacidad de hacer silencio, no las cuento entre mis cualidades, me recuerdo haciendo un esfuerzo desmedido para ver la recompensa: la mojarrita desesperada chocando contra las piedras. Algunas veces las desenganchabas y las tirabas de nuevo al agua. A veces salía algún moncholo y corrías desesperado para que no nos claváramos los bigotes intentando sacarlos.
Me acuerdo también de todo lo que aprendí de historia con vos. De cómo aprendí a argumentar para rebatir cada una de tus ideas. Recuerdo, aún muriéndome de risa, los apodos que les habías puesto a nuestros ídolos del rock nacional: a Charly le decías la cucaracha gigante y a Fito la calandria enferma. Y corrías a buscar la máscara de soldar cuando aparecían en la tele y me traías el disco de Pugliese y me decías: "dale...poné música en serio" y claro que lo escuchábamos. Lo escribo y se me diluyen las penas.
Sí, hubo momentos felices. Pero algo tuyo se apagó ante cada frustración y el gesto más generoso de tu vida fue morir para que pudiéramos nacer como mujeres.
"Del derecho y del revés uno solo es lo que es y anda siempre con lo puesto", Joan Manuel Serrat
09 mayo 2009
"Preferiría con el tiempo
reconocerme sin rubor".
Viernes desordenado
08 mayo 2009
Y llegó por fin el viernes. Fue una semana difícil. Guille está descubriendo su autonomía, pero se niega a explorarla lejos mío. Estamos jugando, acomodo una pierna y ella llora desconsolada. O está jugando tranquila con David y cuando me ve pasar cerca empieza a gritar, llora tan angustiada que a veces no podemos calmarla fácilmente. Llora cuando no puede abrir algo, cuando no puede sacar algo, llora cuando se cae en sus intentos de caminar, llora cuando la gata huye, llora hasta dormida.
Para colmo de malas fue una pésima semana en el trabajo. Es cierto que trabajo poco: solo algunas horas a la mañana y la tarde del lunes. Pero esta semana pusieron fecha en la escuela para una "reunión plenaria" sin suspensión de clases. Esto implica que el lunes 18 tendría que ir a dar clases de 7:30 a 12 y quedarme a la Plenaria de 12 a 18. Y claro: puse el grito en el cielo. Simplemente: no puedo estar tantas horas fuera de casa. Le expliqué al director que trabajo poco (y gano poco) para darme el lujo de no estar tantas horas fuera de casa, ¿ustedes creen que entendió? Como no entendió fui clara: pasame el descuento, pero yo hasta esa hora NO me quedo. Sobre todo porque me parece terriblemente injusto. Y se sabe: quejarse nunca es gratis.
Y aquí estoy, viendo cómo empezamos el fin de semana, tratando de ponerle ganas a pesar de los mocos y la tos de Guille que no anuncian nada bueno. Intenté disminuirle los lácteos, pero es como que mientras más ansiosa me pongo yo por el tema más los requiere Guille. Y David que no lee lo que le dejé marcado le Laura Gutman, ni tampoco pasa por el blog para aunque sea ver de qué me quejo.
Estoy agotada, las innumerables disputas cotidianas me vacían el alma y siento que reboto de acá para allá sin planes, ni objetivos, ni "ganas de...". Algo está haciendo ruido adentro mío y no sé exactamente qué es. Supongo que este estancamiento es el que me agota, me aburre y me pone melancólica.
Al menos empezó el otoño: dorado, crujiente y cálido. Salimos a pasear el perro y Guille camina ya 1 cuadra y media tomada de una sola mano. Vamos despacito y descubre las hojas, y mira a la gente que le sonríe. Le encantan los carros con caballos y los cartoneros no se resisten a su sonrisa y a los grititos de entusiasmo que larga: nos saludan contentos.
Empecé a leer Mujeres que corren con los lobos, me impactó muchísimo el cuento "La loba", al que hacía referencia el otro día en un post. La autora, Clarisa Pinkola Estés -una psicóloga junguiana- reune en este libro cuentos sobre la naturaleza salvaje de las mujeres y los analiza antropológica y psicoanalíticamente. Pero, más allá de la explicación simbólica que da de cada uno de los cuentos, creo que si leemos dejándonos llevar, podemos captar totalmente la esencia profunda que encierra cada historia y su relación con la mujer salvaje que nos habita.
Les dejo el cuento...que fluyan las interpretaciones. Por mi parte, creo haber encontrado a la vieja, tengo por delante la enorme tarea de recoger los huesos, elegir la canción y ponerle carne a eso que haya encontrado.
"La Loba"
"La Loba"
Hay una vieja que vive en un escondrijo del alma que todos conocen pero muy pocos han visto. Como en los cuentos de hadas de la Europa del este, la vieja espera que los que se han extraviado, los caminantes y los buscadores acudan a verla.
Es circunspecta, a menudo peluda y siempre gorda, y, por encima de todo, desea evitar cualquier clase de compañía. Cacarea como las gallinas, canta como las aves y por regla general emite más sonidos animales que humanos.
Podría decir que vive entre las desgastadas laderas de granito del territorio indio de Tarahumara. O que está enterrada en las afueras de Phoenix en las inmediaciones de un pozo. Quizá la podríamos ver viajando al sur hacia Monte Albán en un viejo cacharro con el cristal trasero roto por un disparo. O esperando al borde de la autovía cerca de El Paso o desplazándose con unos camioneros a Morella, México, o dirigiéndose al mercado de Oaxaca, cargada con unos haces de leña integrados por ramas de extrañas formas. Se la conoce con distintos nombres: La Huesera, La Trapera y La Loba.
La única tarea de La Loba consiste en recoger huesos. Recoge y conserva sobre todo lo que corre peligro de perderse. Su cueva está llena de huesos de todas las criaturas del desierto: venados, serpientes de cascabel, cuervos. Pero su especialidad son los lobos.
Se arrastra, trepa y recorre las montañas y los arroyos en busca de huesos de lobo y, cuando ha juntado un esqueleto entero, cuando el último hueso está en su sitio y tiene ante sus ojos la hermosa escultura blanca de la criatura, se sienta junto al fuego y piensa qué canción va a cantar.
Cuando ya lo ha decidido, se sitúa al lado de la criatura, levanta los brazos sobre ella y se pone a cantar. Entonces los huesos de las costillas y los huesos de las patas del lobo se cubren de carne y a la criatura le crece el pelo. La Loba canta un poco más y la criatura cobra vida y su fuerte y peluda cola se curva hacia arriba.
La Loba sigue cantando y la criatura lobuna empieza a respirar.
La Loba canta con tal intensidad que el suelo del desierto se estremece y, mientras ella canta, el lobo abre los ojos, pega un brinco y escapa corriendo cañón abajo.
En algún momento de su carrera, debido a la velocidad o a su chapoteo en el agua del arroyo que está cruzando, a un rayo de sol o a un rayo de luna que le ilumina directamente el costado, el lobo se transforma de repente en una mujer que corre libremente hacia el horizonte, riéndose a carcajadas.
Recuerda que, si te adentras en el desierto y está a punto de ponerse el sol y quizá te has extraviado un poquito y te sientes cansada, estás de suerte, pues bien pudiera ser que le cayeras en gracia a La Loba y ella te enseñara una cosa... una cosa del alma.
En Pinkola Estes, Clarisa: Mujeres que corren con los lobos, D Ediciones B, S.A., 1998.
"Parto respetado" y "Parto en casa" no necesariamente son sinónimos
07 mayo 2009
Dos cosas me pasaron hoy que están muy vinculadas entre sí y sobre las cuales me gustaría reflexionar:
1- Me llega la información de que el diario La Nación (uno de los más prestigiosos de Argentina) con motivo de la Semana Mundial del Parto Respetado, pedía a aquellas mujeres que hubieran tenido un parto en casa mandaran sus relatos a la redacción del diario. Click aquí para ver la nota.
Abajo de esta convocatoria podían leerse varios comentarios, casi todos en contra del parto en el hogar, sumamente machistas la mayoría de ellos y en donde el denominador común era el alto grado de ignorancia con respecto al parto como proceso fisiológico.
2- Haciendo "activismo" entro a Babysitio y publico en los apartados de Embarazo la información acerca de la Semana Mundial del Parto Respetado. Puse dos carteles: el del oso panda y otro que circula que dice "Vacunate contra las cesáreas". En ningún lugar de los carteles dice nada en relación al parto en el hogar. Sin embargo, una de las usuarias del sitio responde diciendo que ella no estaba de acuerdo con tener a un bebé en la casa.
Entonces, pienso que las cosas se están confundiendo un poco. Defiendo el parto respetado. Un parto respetado no tendría que ser necesariamente en casa. Pero claro, si el trabajo de parto de una primeriza lleva en promedio entre 15 y 20 horas (y a veces mucho más) y en una clínica no esperan más de 3 horas...es lógico que tal como está la situación hoy en día, lleguemos a la conclusión de que la única manera de tener un parto respetado, fisiológico y seguro es quedándonos en casa.
No debería ser así, las clínicas también tendrían que ser una opción a la hora de elegir un parto respetado. Es más, hasta una cesárea puede ser un parto respetado: siempre y cuando sea una cesárea necesaria y se cumplan las normas que provee la ley 25.929 sobre los derechos del nacimiento.
Me llama la atención que "parto respetado" y "parto en casa" se usen como sinónimos. Cuando el río suena, será que agua trae ¿no? Será que en los centros de salud ya no se respetan los nacimientos. Será que ya es hora de generar nuevos lugares para "dar a luz", para recibir a nuestr@s hij@s con respeto, lejos de aspiraciones, balanzas, metros y demás "protocolos médicos" que no se necesitan de ningún modo en las primeras horas de vida. Lejos de episiotomías de rutina, de cesáreas innecesarias y de maltratos a las mujeres que están pariendo.
1- Me llega la información de que el diario La Nación (uno de los más prestigiosos de Argentina) con motivo de la Semana Mundial del Parto Respetado, pedía a aquellas mujeres que hubieran tenido un parto en casa mandaran sus relatos a la redacción del diario. Click aquí para ver la nota.
Abajo de esta convocatoria podían leerse varios comentarios, casi todos en contra del parto en el hogar, sumamente machistas la mayoría de ellos y en donde el denominador común era el alto grado de ignorancia con respecto al parto como proceso fisiológico.
2- Haciendo "activismo" entro a Babysitio y publico en los apartados de Embarazo la información acerca de la Semana Mundial del Parto Respetado. Puse dos carteles: el del oso panda y otro que circula que dice "Vacunate contra las cesáreas". En ningún lugar de los carteles dice nada en relación al parto en el hogar. Sin embargo, una de las usuarias del sitio responde diciendo que ella no estaba de acuerdo con tener a un bebé en la casa.
Entonces, pienso que las cosas se están confundiendo un poco. Defiendo el parto respetado. Un parto respetado no tendría que ser necesariamente en casa. Pero claro, si el trabajo de parto de una primeriza lleva en promedio entre 15 y 20 horas (y a veces mucho más) y en una clínica no esperan más de 3 horas...es lógico que tal como está la situación hoy en día, lleguemos a la conclusión de que la única manera de tener un parto respetado, fisiológico y seguro es quedándonos en casa.
No debería ser así, las clínicas también tendrían que ser una opción a la hora de elegir un parto respetado. Es más, hasta una cesárea puede ser un parto respetado: siempre y cuando sea una cesárea necesaria y se cumplan las normas que provee la ley 25.929 sobre los derechos del nacimiento.
Me llama la atención que "parto respetado" y "parto en casa" se usen como sinónimos. Cuando el río suena, será que agua trae ¿no? Será que en los centros de salud ya no se respetan los nacimientos. Será que ya es hora de generar nuevos lugares para "dar a luz", para recibir a nuestr@s hij@s con respeto, lejos de aspiraciones, balanzas, metros y demás "protocolos médicos" que no se necesitan de ningún modo en las primeras horas de vida. Lejos de episiotomías de rutina, de cesáreas innecesarias y de maltratos a las mujeres que están pariendo.
Creo que tenemos que reflexionar un poco más como sociedad, sacarnos el miedo y animarnos a ver las cosas desde otros puntos de vista.
Estoy
05 mayo 2009
Expectante, cantando en el silencio o mejor, decidiendo que canción cantar sobre los huesos que he juntado...intentando ponerle carne a la loba, buscando, oliendo, juntando. Fascinada ante la lectura de nuevos libros.
Les dejo este bellísimo poema de Alejandra Pizarnik, uno de mis favoritos.
La palabra que sana
Esperando que un mundo sea desenterrado por el lenguaje, alguien canta en el lugar en el que se forma el silencio. Luego comprobará que no porque se muestre furioso existe el mar, ni tampoco el mundo. Por eso cada palabra dice lo que dice y además más y otra cosa.
De: El infierno musical (1971)
"Alumbrar, Red de mujeres por un parto respetado, fisiológico y seguro", comienza sus encuentros el próximo martes 12 de mayo
03 mayo 2009
Volvió "Alumbrar, Red de mujeres por un parto respetado, fisiológico y seguro", el grupo rosarino de apoyo al parto respetado.
Alejandra Galván, Cecilia Arbona, Bárbara Bertossi y Carolina Brussa le dan vida nuevamente al grupo gestado en el año 2003.
¿Qué es Alumbrar? Un espacio gratuito de encuentro que promueve los ideales de la Red Latinoamericana y del Caribe para la Humanización del Parto y del Nacimiento (RELACAHUPAN), ideado para que podamos juntarnos a debatir, reflexionar e interiorizarnos sobre la problemática del parto respetado.
Con motivo de la Semana Mundial del Parto Respetado 2009, Alumbrar llevará a cabo tres encuentros durante el mes de mayo.
El correo electrónico de Alumbrar es: alumbrarpartos@gmail.com
Para conocer el cronograma de los encuentros durante el año, podés visitar su blog.
Yo el martes 12 de mayo estaré por ahí, ¿quiénes se suman?
"Reflexiones sobre el trabajo", en el día internacional por los derechos del trabajador
01 mayo 2009
Tengo 30 años y hace desde los 21 que trabajo. Podría haber empezado antes, como muchos de ustedes, pero quiero contarles un poco cuál fue mi relación con el trabajo desde chica.
Mi papá detestaba trabajar, supongo que porque se fundió varias veces, siempre fue cuentapropista y habrá considerado que no valía la pena tanto esfuerzo para tener...nada. Mi mamá en cambio, estaba frustrada por no trabajar ya que, según ella, había "dedicado su vida a sus hijas". Aún así, no quería trabajar de lo que sabía: era una excelente costurera. Sin embargo, qué paradoja, trabajó gran parte de su vida: ayudando a mi papá en la carnicería y, cuando las cosas se pusieron bravas (allá por el '96) se resignó a coser y bordar, siempre con una enorme tristeza. No recuerdo que haya estado mucho en casa. Se levantaba a las 5 de la mañana a coser y bordar, lentamente fue teniendo una clientela estable y terminó armando un pequeño negocio de objetos para bebés. Pero ¿cuál era su discurso acerca del trabajo? En mi casa el trabajo era mala palabra, me acuerdo que cuando mi hermana del medio no quería estudiar ella vociferaba: "O estudiás o te saco de la escuela y te vas a trabaja a El Atleta", El Atleta era en ese tiempo "la boutique" de San Lorenzo. Lo pienso y lo pienso y no le veo nada de malo a trabajar en "El Atleta", era una tienda de ropa ¡hubiera estado buenísimo trabajar en allí! Pero no, había que estudiar. Básicamente se pasó la vida metiéndonos en la cabeza "que no se nos ocurra tocar una aguja de coser", "que hay que estudiar antes que trabajar" y que "no se casen porque a los hombres no les gusta que las mujeres trabajen".
Pero ellos murieron y yo me encontré con una carrera universitaria a mitad de camino, dos hermanas que nunca habían aportado dinero a la familia y la idea del trabajo "como un castigo". Fue muy difícil para mí salir a buscar trabajo. E increíblemente enriquecedor. Aún no olvido la esperanza de presentar el CV, la ilusión cuando te llamaban, el vértigo de presentarse a una entrevista de trabajo.
Mi primer trabajo vino de la mano de mi familia: mi primo tenía una bebé de menos de un año y se había quedado sin niñera. Acepté...y cuidar a Chiara fue uno de los trabajos más lindos que tuve, no estaba bien pago, pero yo lo disfrutaba un montón y aparte podía estudiar.
A los pocos meses, ingresé a una pasantía universitaria. Debo aclarar que no tenía nada que ver con mi carrera, nos contrataban para ser "inspectores de tránsito". Este trabajo cambió completamente mi vida. Me integré a un grupo genial, del cuál aún hoy conservo amigos. Era un trabajo duro: seis horas de pie con calor o frío en el microcentro de Rosario. Aún recuerdo esas tardes de junio en Santa Fe y Mitre...brrrrrr, qué frío por dios!!!! Del verano ni hablo: 40º grados a la sombra y los de los bares nos negaban el agua. Igual, siempre había alguien generoso que te acercaba una botella de agua...y ojo, a cambio de nada. Para colmo, te pagaban cada tres meses por problemas administrativos y yo vivía de esa plata, así que tuve que trabajar en otra cosa y mis tíos me dieron otra vez una mano: a la mañana trabajaba en su pinturería y a la tarde en tránsito. Cuando subía al colectivo a las 8pm me quedaba completamente dormida, y a las 10 de la noche me sentaba a estudiar. Fueron épocas duras, no recuerdo haber vuelto a estar tan cansada. Durante el transcurso de la pasantía vendimos la casa de mis padres, murió mi abuela, yo me mudé a mi propio departamento en Rosario, me recibí de profesora y me hice amiga de David.
Pero la pasantía terminó y tenía que mantener mi casa. No hacía ni un año que me había recibido cuando empecé a trabajar de profesora. Tengo que reconocer que, en cierta medida, fue mi única chance. No puedo decir "que siempre quise ser profesora", en la facultad te forman para investigar, escribir, presentarte en congresos, irte a estudiar a Francia...cosas bastante incompatibles con la vida cotidiana. De hecho, casi ninguno de mis compañeros de la facu trabajan como profesores: algunos ingresaron al circuito académico y otros decidieron que hacían cualquier otra cosa antes de "terminar dando clases".
Salís del mundo intelectual y chocás con el mundo escolar, y les puedo asegurar que ambos mundos no se tocan nunca. Y te desilusionás. Hasta que caés en la cuenta de que eso poquitito que podés hacer desde tu lugar, contribuye a pequeños cambios en la sociedad. Con que uno solo de mis "aprendices" (no me gusta la palabra alumno) entre en contacto con lo literario: se embellece el mundo. No niego que hay momentos de bronca, de desilusión, de ganas de renunciar. Pero también tengo que decir que con los años he aprendido muchísimo de mi profesión. Y he aprendido muchísimo del trabajo y sus satisfacciones.
Y un día del año pasado nació Guille. Y tuve que volver a pensar en el trabajo desde la maternidad. No fue fácil reintegrarme, pero la docencia es bastante compatible con la maternidad. Tenés acceso a una licencia "decente" (aunque no ideal), la posibilidad de tomarte días sin sueldo, licencias si tu hijo se enferma y otros tantos beneficios. Claro, son beneficios conseguidos por el gremio docente después de muchos años de lucha, un gremio compuesto mayoritariamente de mujeres. Tengo vacaciones de verano (que duran sólo 1 mes...no tres meses como escucho decir a la gente), de invierno, fines de semana comunes y de los largos. También tengo la posibilidad de trabajar el tiempo que pueda o que quiera (obvio que el sueldo depende de las horas que uno trabaje). El límite de horas cátedras en Santa Fe es de 44 hs. semanales, yo tengo solo 19. Esas 19 horas las tengo bien acomodadas, lo que me permite disfrutar de 4 tardes completas con mi hija y todos los fines de semana. Por ahora no pienso tomar nada más. Porque tengo 19 frente al curso, pero los que somos docentes sabemos que siempre hay que traerse una parte del trabajo a casa: preparar clases, trabajos prácticos, evaluaciones, corregir pruebas, etc.
Claro que tengo sueños relacionados con otros trabajos: poder ejercer como crítica literaria (de manera rentada), abrir un taller de literatura para niños, también sueño con tener mi propia librería...y más: mi propia editorial. Tal vez algunos de estos proyectos son más viables que otros, tal vez pueda llevar a cabo alguno.
¿No trabajar? Por ahora no puedo ni pensarlo: sería darle la razón a mi mamá. Y mi psique lleva años tratando de apartarse de su legado.
Mi papá detestaba trabajar, supongo que porque se fundió varias veces, siempre fue cuentapropista y habrá considerado que no valía la pena tanto esfuerzo para tener...nada. Mi mamá en cambio, estaba frustrada por no trabajar ya que, según ella, había "dedicado su vida a sus hijas". Aún así, no quería trabajar de lo que sabía: era una excelente costurera. Sin embargo, qué paradoja, trabajó gran parte de su vida: ayudando a mi papá en la carnicería y, cuando las cosas se pusieron bravas (allá por el '96) se resignó a coser y bordar, siempre con una enorme tristeza. No recuerdo que haya estado mucho en casa. Se levantaba a las 5 de la mañana a coser y bordar, lentamente fue teniendo una clientela estable y terminó armando un pequeño negocio de objetos para bebés. Pero ¿cuál era su discurso acerca del trabajo? En mi casa el trabajo era mala palabra, me acuerdo que cuando mi hermana del medio no quería estudiar ella vociferaba: "O estudiás o te saco de la escuela y te vas a trabaja a El Atleta", El Atleta era en ese tiempo "la boutique" de San Lorenzo. Lo pienso y lo pienso y no le veo nada de malo a trabajar en "El Atleta", era una tienda de ropa ¡hubiera estado buenísimo trabajar en allí! Pero no, había que estudiar. Básicamente se pasó la vida metiéndonos en la cabeza "que no se nos ocurra tocar una aguja de coser", "que hay que estudiar antes que trabajar" y que "no se casen porque a los hombres no les gusta que las mujeres trabajen".
Pero ellos murieron y yo me encontré con una carrera universitaria a mitad de camino, dos hermanas que nunca habían aportado dinero a la familia y la idea del trabajo "como un castigo". Fue muy difícil para mí salir a buscar trabajo. E increíblemente enriquecedor. Aún no olvido la esperanza de presentar el CV, la ilusión cuando te llamaban, el vértigo de presentarse a una entrevista de trabajo.
Mi primer trabajo vino de la mano de mi familia: mi primo tenía una bebé de menos de un año y se había quedado sin niñera. Acepté...y cuidar a Chiara fue uno de los trabajos más lindos que tuve, no estaba bien pago, pero yo lo disfrutaba un montón y aparte podía estudiar.
A los pocos meses, ingresé a una pasantía universitaria. Debo aclarar que no tenía nada que ver con mi carrera, nos contrataban para ser "inspectores de tránsito". Este trabajo cambió completamente mi vida. Me integré a un grupo genial, del cuál aún hoy conservo amigos. Era un trabajo duro: seis horas de pie con calor o frío en el microcentro de Rosario. Aún recuerdo esas tardes de junio en Santa Fe y Mitre...brrrrrr, qué frío por dios!!!! Del verano ni hablo: 40º grados a la sombra y los de los bares nos negaban el agua. Igual, siempre había alguien generoso que te acercaba una botella de agua...y ojo, a cambio de nada. Para colmo, te pagaban cada tres meses por problemas administrativos y yo vivía de esa plata, así que tuve que trabajar en otra cosa y mis tíos me dieron otra vez una mano: a la mañana trabajaba en su pinturería y a la tarde en tránsito. Cuando subía al colectivo a las 8pm me quedaba completamente dormida, y a las 10 de la noche me sentaba a estudiar. Fueron épocas duras, no recuerdo haber vuelto a estar tan cansada. Durante el transcurso de la pasantía vendimos la casa de mis padres, murió mi abuela, yo me mudé a mi propio departamento en Rosario, me recibí de profesora y me hice amiga de David.
Pero la pasantía terminó y tenía que mantener mi casa. No hacía ni un año que me había recibido cuando empecé a trabajar de profesora. Tengo que reconocer que, en cierta medida, fue mi única chance. No puedo decir "que siempre quise ser profesora", en la facultad te forman para investigar, escribir, presentarte en congresos, irte a estudiar a Francia...cosas bastante incompatibles con la vida cotidiana. De hecho, casi ninguno de mis compañeros de la facu trabajan como profesores: algunos ingresaron al circuito académico y otros decidieron que hacían cualquier otra cosa antes de "terminar dando clases".
Salís del mundo intelectual y chocás con el mundo escolar, y les puedo asegurar que ambos mundos no se tocan nunca. Y te desilusionás. Hasta que caés en la cuenta de que eso poquitito que podés hacer desde tu lugar, contribuye a pequeños cambios en la sociedad. Con que uno solo de mis "aprendices" (no me gusta la palabra alumno) entre en contacto con lo literario: se embellece el mundo. No niego que hay momentos de bronca, de desilusión, de ganas de renunciar. Pero también tengo que decir que con los años he aprendido muchísimo de mi profesión. Y he aprendido muchísimo del trabajo y sus satisfacciones.
Y un día del año pasado nació Guille. Y tuve que volver a pensar en el trabajo desde la maternidad. No fue fácil reintegrarme, pero la docencia es bastante compatible con la maternidad. Tenés acceso a una licencia "decente" (aunque no ideal), la posibilidad de tomarte días sin sueldo, licencias si tu hijo se enferma y otros tantos beneficios. Claro, son beneficios conseguidos por el gremio docente después de muchos años de lucha, un gremio compuesto mayoritariamente de mujeres. Tengo vacaciones de verano (que duran sólo 1 mes...no tres meses como escucho decir a la gente), de invierno, fines de semana comunes y de los largos. También tengo la posibilidad de trabajar el tiempo que pueda o que quiera (obvio que el sueldo depende de las horas que uno trabaje). El límite de horas cátedras en Santa Fe es de 44 hs. semanales, yo tengo solo 19. Esas 19 horas las tengo bien acomodadas, lo que me permite disfrutar de 4 tardes completas con mi hija y todos los fines de semana. Por ahora no pienso tomar nada más. Porque tengo 19 frente al curso, pero los que somos docentes sabemos que siempre hay que traerse una parte del trabajo a casa: preparar clases, trabajos prácticos, evaluaciones, corregir pruebas, etc.
Claro que tengo sueños relacionados con otros trabajos: poder ejercer como crítica literaria (de manera rentada), abrir un taller de literatura para niños, también sueño con tener mi propia librería...y más: mi propia editorial. Tal vez algunos de estos proyectos son más viables que otros, tal vez pueda llevar a cabo alguno.
¿No trabajar? Por ahora no puedo ni pensarlo: sería darle la razón a mi mamá. Y mi psique lleva años tratando de apartarse de su legado.
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Luisina Serenelli
Docente // Fotógrafa // Blogger //Feminista // Doula// Escritora // Lectora incansable // Mamá de Guille y Emi // Enamorada de David // En permanente deconstrucción y construcción