A la misma hora en que se publique esta entrada, Emilio cumplirá 6 meses. Hace ya algunos días que estoy emocionada. Me senté a releer la larguísima cadena de mensajes en respuesta a un privado mío por facebook. Aún hoy se me caen lagrimitas de emoción cuando leo esa enorme red de contención que tejieron  para nuestra familia tantas mujeres enREDadas: amigas, compañeras de lucha y de camino, conocidas significativas, antiguas compañeras del foro. Era un momento delicado, habíamos recibido una sacudida pero debíamos estar en pie para recibir a este hijo. Soñado, pensado, planificado y esperado. Fue un niño respetado desde su concepción. Y, si bien torció el camino que teníamos preparado, también fue respetado en su nacimiento. Yo lo busqué así y lo logré. No, no fue nuestro soñado PVDC en casa que tanto planificamos. Nació en una cesárea respetada que curó cualquier herida anterior. Él lo dispuso así y marcó el camino de su llegada.
Todas las palabras de aliento, apoyo y cariño me las guardo para mi familia y para mi. Comparto con ustedes el mail que desencadenó esa avalancha de amor y contención. Ese mail refleja muy bien mis sentires con respecto al momento en el que estábamos :)
(las negritas son aclaraciones mías)
"Hola a todas!
Si están agregadas en este mensaje es porque en algún momento me han preguntado cómo estaba o cuáles eran mis novedades con respecto al embarazo. Obvio que pueden "bajarse" de la cadena cuando quieran. 
Bueno, la mayoría de ustedes saben -porque han sido parte importante de esta búsqueda- que habíamos decidido tener nuestro PVDC en casa, con Cristina Giménez, que es la única en Rosario que atiende en domicilio. Nos preparamos durante semanas con Cristina, asistiendo al taller que ofrece, compartiendo muchos momentos muy lindos con otras parejas (ya esos bebés nacieron en casa! estoy muy contenta por eso). En total éramos 4 parejas: 2 primerizas que parieron en casa y 2 con cesáreas previas, la otra chica sí logró su PVDC :)
A mitad de camino surgió lo que sería nuestro "primer inconveniente": bebé Monje estaba sentado, pero corría la semana 32 y aún teníamos mucho tiempo por delante. Me desanimé un poco, claro, porque fue encontrarme ante una situación muy parecida a la de mi anterior embarazo....pero como muchas me dijeron, el camino hacia el PVDC también nos posibilita superar los obstáculos que nos llevaron a la cesárea anterior. Así que fui de un médico chino a hacer moxibustión (y continué por mí misma el tratamiento en casa, con los rollitos de artemisa que el mismo chino me regaló, un divino el médico), gateé y estuve en posición de mahometano 40 minutos por cada dos horas (es decir, mucho tiempo, jeje), de paso me sirvió para aliviar el dolor de espalda, hablé con el bebé (tranquilamente y por momentos intimándolo jeje), empecé a recorrer mi biografía humana con una terapeuta del equipo de Laura Gutman que me dio muuuuchas pistas y me ayudó un montón (y que recomiendo, me sirvió mucho), lloré, patalié, escribí infinidad de emails, exigí la versión externa y la intentamos 4 veces (a pesar de que antes de la semana 37 es riesgoso, valoramos los beneficios con mis equipos obstétricos y lo intentamos), por cierto...es un dolor indescriptible -me refería a la versión externa-, también recurrí al homeópata. Cristina no atendía un parto en podálica en mi casa y los sanatorios en donde ella atiende no están en mi obra social. Ante la realidad de encontrarme en la semana 36 y que mi bebé siguiera sentado, decidí negociar con mi otro obstetra la posibilidad de esperar a que se desencadene el trabajo de parto y, si el bebé seguía sentado, hacer la cesárea una vez comenzado el mismo. Ese día le conté que yo había planeado un parto en casa y él se solidarizó tanto conmigo que aún hoy me emociono cuando pienso en toda la buena voluntad que le puso (me refería a Jaime Lardizábal). Cuando vi su buena predisposición, decidí negociar con él la posibilidad de que me atendiera el parto en podálica en el sanatorio, me escuchó, me explicó los riesgos y me dijo que si el trabajo de parto se desencadenaba solo y avanzaba sin detenerse, podíamos intentar el nacimiento de nalgas. No se pueden imaginar la tremenda batalla "ganada" que significó eso para mi...antes de que Jaime Lardizábal (el obstetra del sanatorio) aceptara atenderme el parto en podálica habíamos charlado la posibilidad de viajar a Villa General Belgrano a que nos atienda Silvia Peyrú, pero la verdad es que esta opción era bastante compleja porque David no puede tomarse vacaciones y bueno, porque yo soy muy arraigada a mis espacios...pero lo consideré de todas maneras, por ser una opción más.
En el medio, Lardizábal me pide otra eco para ver si podíamos volver a intentar la versión. En esa eco se presenta otro problema, que yo venía arrastrando y que se presentó tb en el embarazo de Guille: oligoamnios. En la semana 32 tenía un índice de líquido amniótico de 6 (lo normal es que sea de entre 9 y 12), pero una vez más yo tomé decisiones y mis dos obstetras me apoyaron: no iba a hacer reposo en cama porque con Guille no había servido de nada, sí iba a tomar más líquido, lo que se llama "sobrehidratación", llegué a tomar 6 litros diarios de agua más todo lo que ya e por si uno consume (mate, jugos). Bueno, en la eco del jueves el ILA (índice de líquido amniótico) estaba en 3. Me asusté, pero decidí que "a mi otra vez no me agarran", así que me fui a otros dos ecografistas independientes del sanatorio en donde me atiendo. Y el diagnóstico es el mismo: oligoamnios severo. Estoy de 37 semanas.
Con las tres ecos me fui de Lardizábal y bueno, la situación es compleja, digamos...él acepta esperar unos días más para llegar a término, pero no le parece bueno que esperemos hasta la sem 40 o hasta que se desencadene el parto, básicamente porque probablemente el ILA siga bajando y ya un ILA de 4 es indicación de cesárea. Para "aguantar" me mandó a un monitoreo el lunes (me había negado a los monitoreos anteriores) y una eco con doppler el viernes que viene. Si cualquiera de los dos estudios da alterado, bebé Monje debería nacer.
Si me preguntan cómo estoy, bueno...es raro...es como que ya lloré tanto que me siento un poco vencida, como sin ganas de más. También es cierto lo que me dijo Cristina: basta de autocompasión, porque también están el papá y la hermana y el propio bebé monje y vieron que yo tiendo a ser bastante egocéntrica.
Como ya les dije a varias de ustedes: nunca perdí las esperanzas de que el bb se diera vuelta, pero la realidad ya me dice otra cosa y es que con tan poco líquido, es casi imposible incluso que se mueva demasiado. También sigo teniendo esa sensación de duelo, de no poder creer que no vaya a pasarme a mi. Lo soñé tanto, lo imaginé tanto, que no puedo creer que no vaya a ser real.
Por otro lado, las causas del oligoamnios son desconocidas: puede ser idiopático, pero también puede ser un problema de la placenta o incluso puede ser que algo en los riñones del bebé no funcione bien. Esto es lo que más me preocupa, porque tengo mucho miedo de que lo metan en neo por rutina o (peor) porque lo necesite realmente.
Así que en realidad ahora se viene lo más difícil y tengo que reponerme para afrontarlo de la mejor manera posible. No creo que lleguemos mucho más allá de las 38 semanas (las cumplo el sábado que viene).
Podría decir mil cosas más, pero lo voy a cortar acá porque ya es larguísimo y no es justo para ustedes jaja. Es irónico haber planeado un parto en casa y terminar peleando por una habitación privada en el sanatorio jejeje...ni les cuento lo que es tener la pileta de parto (Cristina me había prestado una pileta de partos para que me relaje) en casa y estar negociando los detalles de una posible cesárea programada :S Claro que todo esto me reconcilia con mi cesárea anterior, que no fue una innecesárea, pero que ahora ya tengo la seguridad de que no lo fue. Sí me queda de esa experiencia anterior cosas que definitivamente van a mejorar esta vez.
No me queda más que darles infinitas gracias a todas, por el apoyo permanente y por estar ahí siempre alentándome. Por algo están en mi camino aunque finalmente no logre pasar del otro lado del PVDC. Igual creo que fue un camino exitoso, por todo lo que aprendí y por todo lo que me deja adentro el recorrido.
Un beso enorme a todas y perdón por este mensaje tan largo. Recibirán noticias seguramente por medio de Anita cuando nazca mi bebé (que por cierto aún no tenemos claro si es bebé o beba, aunque yo siempre sentí que era varón).
Luisina"

Y Emilió nació, a las 8 en punto de la mañana del 26 de septiembre de 2011. Ni bien salió de mi panza, aún con el cordón latiendo, me lo colocaron encima (me ataron, pero muy suavemente, así que pude abrazarlo dando un suave tirón a las gasas y desatándolas). Yo misma descubrí que era un varón. Ahí estuvo mientras pasaba el minuto de espera que habíamos pactado (no es usual en una cesárea). Después cortaron el cordón y lo limpiaron. Vino la neonatóloga y lo revisó encima mío aún lleno de sangre y grasita blanca. Olía riquísimo y lo primero que hice fue sacarle la grasa y pasármela por los labios. David estaba al lado nuestro y sacó algunas fotos. No se oían otras voces que las nuestras (o tal vez el mundo se detuvo, no sé). No lo pincharon, no lo lavaron y no nos separaron en ningún momento. No le pasaron sondas, ni lo midieron. Lo pesaron en un segundo con la balanza puesta a mi lado: 3.050 kg. En seguida se prendió a la teta y salimos del quirófano los dos juntitos (David se sacó el traje de cirugía que le dieron para presenciar la cesárea, lo encontramos en la salida del asensor). Tengo además que destacar el trabajo de las puericultoras del Sanatorio de la mujer (al menos de las que me tocaron a mi) porque pasaban 2 veces al día y realmente asesoraban de lactancia.
Ya más adelante hablaré del papel de mis dos obstestras: Jaime Lardizábal y Cristina Giménez. Pero eso será otro día.
La búsqueda de mi segundo hijo me llevó a un largo camino para buscar mi parto vaginal después de cesárea. Me encontré con mujeres valiosas y valientes que me mostraron el trayecto y las opciones. Yo elegí parir en casa, me informé y me preparé para eso. No pudo ser, pero mi hijo me enseñó una cosa más: el camino de la aceptación. Y es una increíble lección. Por eso yo, que no parí en casa, que no parí después de cesárea y que no parí vaginalmente, me siento igualmente emponderada. Porque pude elegir y decidir con información, porque pude hacer que la vida de mi hijo empiece en forma digna aunque no lo haya llenado de las hormonas del parto (porque esa es una realidad). Emilio nació y no fue violentado. Yo creo que el final del camino, de MI camino personal hacia este segundo hijo fue maravilloso y exitoso, aún cuando el final haya sido distinto al soñado.
Felices seis meses hijito mío, mi pequeño duende de la felicidad. Gracias por tu vida, gracias por tanto :)


Emilio con 30 minutos de vida




*(se puede parir vaginalmente después de cesárea, MIL veces se puede! Y si no, mirá todas estas historias