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Parto en casa
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Seis meses

Seis meses

26 marzo 2012
A la misma hora en que se publique esta entrada, Emilio cumplirá 6 meses. Hace ya algunos días que estoy emocionada. Me senté a releer la larguísima cadena de mensajes en respuesta a un privado mío por facebook. Aún hoy se me caen lagrimitas de emoción cuando leo esa enorme red de contención que tejieron  para nuestra familia tantas mujeres enREDadas: amigas, compañeras de lucha y de camino, conocidas significativas, antiguas compañeras del foro. Era un momento delicado, habíamos recibido una sacudida pero debíamos estar en pie para recibir a este hijo. Soñado, pensado, planificado y esperado. Fue un niño respetado desde su concepción. Y, si bien torció el camino que teníamos preparado, también fue respetado en su nacimiento. Yo lo busqué así y lo logré. No, no fue nuestro soñado PVDC en casa que tanto planificamos. Nació en una cesárea respetada que curó cualquier herida anterior. Él lo dispuso así y marcó el camino de su llegada.
Todas las palabras de aliento, apoyo y cariño me las guardo para mi familia y para mi. Comparto con ustedes el mail que desencadenó esa avalancha de amor y contención. Ese mail refleja muy bien mis sentires con respecto al momento en el que estábamos :)
(las negritas son aclaraciones mías)
"Hola a todas!
Si están agregadas en este mensaje es porque en algún momento me han preguntado cómo estaba o cuáles eran mis novedades con respecto al embarazo. Obvio que pueden "bajarse" de la cadena cuando quieran. 
Bueno, la mayoría de ustedes saben -porque han sido parte importante de esta búsqueda- que habíamos decidido tener nuestro PVDC en casa, con Cristina Giménez, que es la única en Rosario que atiende en domicilio. Nos preparamos durante semanas con Cristina, asistiendo al taller que ofrece, compartiendo muchos momentos muy lindos con otras parejas (ya esos bebés nacieron en casa! estoy muy contenta por eso). En total éramos 4 parejas: 2 primerizas que parieron en casa y 2 con cesáreas previas, la otra chica sí logró su PVDC :)
A mitad de camino surgió lo que sería nuestro "primer inconveniente": bebé Monje estaba sentado, pero corría la semana 32 y aún teníamos mucho tiempo por delante. Me desanimé un poco, claro, porque fue encontrarme ante una situación muy parecida a la de mi anterior embarazo....pero como muchas me dijeron, el camino hacia el PVDC también nos posibilita superar los obstáculos que nos llevaron a la cesárea anterior. Así que fui de un médico chino a hacer moxibustión (y continué por mí misma el tratamiento en casa, con los rollitos de artemisa que el mismo chino me regaló, un divino el médico), gateé y estuve en posición de mahometano 40 minutos por cada dos horas (es decir, mucho tiempo, jeje), de paso me sirvió para aliviar el dolor de espalda, hablé con el bebé (tranquilamente y por momentos intimándolo jeje), empecé a recorrer mi biografía humana con una terapeuta del equipo de Laura Gutman que me dio muuuuchas pistas y me ayudó un montón (y que recomiendo, me sirvió mucho), lloré, patalié, escribí infinidad de emails, exigí la versión externa y la intentamos 4 veces (a pesar de que antes de la semana 37 es riesgoso, valoramos los beneficios con mis equipos obstétricos y lo intentamos), por cierto...es un dolor indescriptible -me refería a la versión externa-, también recurrí al homeópata. Cristina no atendía un parto en podálica en mi casa y los sanatorios en donde ella atiende no están en mi obra social. Ante la realidad de encontrarme en la semana 36 y que mi bebé siguiera sentado, decidí negociar con mi otro obstetra la posibilidad de esperar a que se desencadene el trabajo de parto y, si el bebé seguía sentado, hacer la cesárea una vez comenzado el mismo. Ese día le conté que yo había planeado un parto en casa y él se solidarizó tanto conmigo que aún hoy me emociono cuando pienso en toda la buena voluntad que le puso (me refería a Jaime Lardizábal). Cuando vi su buena predisposición, decidí negociar con él la posibilidad de que me atendiera el parto en podálica en el sanatorio, me escuchó, me explicó los riesgos y me dijo que si el trabajo de parto se desencadenaba solo y avanzaba sin detenerse, podíamos intentar el nacimiento de nalgas. No se pueden imaginar la tremenda batalla "ganada" que significó eso para mi...antes de que Jaime Lardizábal (el obstetra del sanatorio) aceptara atenderme el parto en podálica habíamos charlado la posibilidad de viajar a Villa General Belgrano a que nos atienda Silvia Peyrú, pero la verdad es que esta opción era bastante compleja porque David no puede tomarse vacaciones y bueno, porque yo soy muy arraigada a mis espacios...pero lo consideré de todas maneras, por ser una opción más.
En el medio, Lardizábal me pide otra eco para ver si podíamos volver a intentar la versión. En esa eco se presenta otro problema, que yo venía arrastrando y que se presentó tb en el embarazo de Guille: oligoamnios. En la semana 32 tenía un índice de líquido amniótico de 6 (lo normal es que sea de entre 9 y 12), pero una vez más yo tomé decisiones y mis dos obstetras me apoyaron: no iba a hacer reposo en cama porque con Guille no había servido de nada, sí iba a tomar más líquido, lo que se llama "sobrehidratación", llegué a tomar 6 litros diarios de agua más todo lo que ya e por si uno consume (mate, jugos). Bueno, en la eco del jueves el ILA (índice de líquido amniótico) estaba en 3. Me asusté, pero decidí que "a mi otra vez no me agarran", así que me fui a otros dos ecografistas independientes del sanatorio en donde me atiendo. Y el diagnóstico es el mismo: oligoamnios severo. Estoy de 37 semanas.
Con las tres ecos me fui de Lardizábal y bueno, la situación es compleja, digamos...él acepta esperar unos días más para llegar a término, pero no le parece bueno que esperemos hasta la sem 40 o hasta que se desencadene el parto, básicamente porque probablemente el ILA siga bajando y ya un ILA de 4 es indicación de cesárea. Para "aguantar" me mandó a un monitoreo el lunes (me había negado a los monitoreos anteriores) y una eco con doppler el viernes que viene. Si cualquiera de los dos estudios da alterado, bebé Monje debería nacer.
Si me preguntan cómo estoy, bueno...es raro...es como que ya lloré tanto que me siento un poco vencida, como sin ganas de más. También es cierto lo que me dijo Cristina: basta de autocompasión, porque también están el papá y la hermana y el propio bebé monje y vieron que yo tiendo a ser bastante egocéntrica.
Como ya les dije a varias de ustedes: nunca perdí las esperanzas de que el bb se diera vuelta, pero la realidad ya me dice otra cosa y es que con tan poco líquido, es casi imposible incluso que se mueva demasiado. También sigo teniendo esa sensación de duelo, de no poder creer que no vaya a pasarme a mi. Lo soñé tanto, lo imaginé tanto, que no puedo creer que no vaya a ser real.
Por otro lado, las causas del oligoamnios son desconocidas: puede ser idiopático, pero también puede ser un problema de la placenta o incluso puede ser que algo en los riñones del bebé no funcione bien. Esto es lo que más me preocupa, porque tengo mucho miedo de que lo metan en neo por rutina o (peor) porque lo necesite realmente.
Así que en realidad ahora se viene lo más difícil y tengo que reponerme para afrontarlo de la mejor manera posible. No creo que lleguemos mucho más allá de las 38 semanas (las cumplo el sábado que viene).
Podría decir mil cosas más, pero lo voy a cortar acá porque ya es larguísimo y no es justo para ustedes jaja. Es irónico haber planeado un parto en casa y terminar peleando por una habitación privada en el sanatorio jejeje...ni les cuento lo que es tener la pileta de parto (Cristina me había prestado una pileta de partos para que me relaje) en casa y estar negociando los detalles de una posible cesárea programada :S Claro que todo esto me reconcilia con mi cesárea anterior, que no fue una innecesárea, pero que ahora ya tengo la seguridad de que no lo fue. Sí me queda de esa experiencia anterior cosas que definitivamente van a mejorar esta vez.
No me queda más que darles infinitas gracias a todas, por el apoyo permanente y por estar ahí siempre alentándome. Por algo están en mi camino aunque finalmente no logre pasar del otro lado del PVDC. Igual creo que fue un camino exitoso, por todo lo que aprendí y por todo lo que me deja adentro el recorrido.
Un beso enorme a todas y perdón por este mensaje tan largo. Recibirán noticias seguramente por medio de Anita cuando nazca mi bebé (que por cierto aún no tenemos claro si es bebé o beba, aunque yo siempre sentí que era varón).
Luisina"

Y Emilió nació, a las 8 en punto de la mañana del 26 de septiembre de 2011. Ni bien salió de mi panza, aún con el cordón latiendo, me lo colocaron encima (me ataron, pero muy suavemente, así que pude abrazarlo dando un suave tirón a las gasas y desatándolas). Yo misma descubrí que era un varón. Ahí estuvo mientras pasaba el minuto de espera que habíamos pactado (no es usual en una cesárea). Después cortaron el cordón y lo limpiaron. Vino la neonatóloga y lo revisó encima mío aún lleno de sangre y grasita blanca. Olía riquísimo y lo primero que hice fue sacarle la grasa y pasármela por los labios. David estaba al lado nuestro y sacó algunas fotos. No se oían otras voces que las nuestras (o tal vez el mundo se detuvo, no sé). No lo pincharon, no lo lavaron y no nos separaron en ningún momento. No le pasaron sondas, ni lo midieron. Lo pesaron en un segundo con la balanza puesta a mi lado: 3.050 kg. En seguida se prendió a la teta y salimos del quirófano los dos juntitos (David se sacó el traje de cirugía que le dieron para presenciar la cesárea, lo encontramos en la salida del asensor). Tengo además que destacar el trabajo de las puericultoras del Sanatorio de la mujer (al menos de las que me tocaron a mi) porque pasaban 2 veces al día y realmente asesoraban de lactancia.
Ya más adelante hablaré del papel de mis dos obstestras: Jaime Lardizábal y Cristina Giménez. Pero eso será otro día.
La búsqueda de mi segundo hijo me llevó a un largo camino para buscar mi parto vaginal después de cesárea. Me encontré con mujeres valiosas y valientes que me mostraron el trayecto y las opciones. Yo elegí parir en casa, me informé y me preparé para eso. No pudo ser, pero mi hijo me enseñó una cosa más: el camino de la aceptación. Y es una increíble lección. Por eso yo, que no parí en casa, que no parí después de cesárea y que no parí vaginalmente, me siento igualmente emponderada. Porque pude elegir y decidir con información, porque pude hacer que la vida de mi hijo empiece en forma digna aunque no lo haya llenado de las hormonas del parto (porque esa es una realidad). Emilio nació y no fue violentado. Yo creo que el final del camino, de MI camino personal hacia este segundo hijo fue maravilloso y exitoso, aún cuando el final haya sido distinto al soñado.
Felices seis meses hijito mío, mi pequeño duende de la felicidad. Gracias por tu vida, gracias por tanto :)


Emilio con 30 minutos de vida




*(se puede parir vaginalmente después de cesárea, MIL veces se puede! Y si no, mirá todas estas historias

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Lecturas que sirven ;-)

Lecturas que sirven ;-)

18 mayo 2010
sem



mayo 612


Estos son algunos de los libros que he leído sobre parto respetado. Mi preferido es Parir en libertad de Raquel Schallman, se los recomiendo muchísimo a todas/os los que estén interesados en los aspectos fisiológicos y emocionales del parto y la atención del parto (tanto en el hogar como en institución). Como algunos saben, tuve la oportunidad de conocer a Raquel en un seminario del cual participé la semana pasada y en donde me ocurrieron cosas que aún estoy procesando. Ya contaré algunas.
Cuando nos despedimos, Raquel me dijo: "Tenés que aprender a confiar más en vos". Una persona muy intuitiva y generosa. Bueno, ¿ven los libros de la foto? Aunque me llegaron tarde (es decir, luego del nacimiento de mi hija), me ayudan a tener la confianza que necesito. Porque la información fidedigna es central para poder evadir la rutina institucional en la atención al parto. Entonces, el primer paso hacia un parto respetado lo tenemos que dar nosotras, las mujeres. Informándonos para decidir.
Mañana, una lista completa de diferentes recursos acerca de este tema que podemos encontrar en la web ;-)

Aquí, la agenda de actividades para la Semana Mundial del Parto Repetado 2010.

¿Y ustedes qué libros recomiendan?¿Los leyeron antes o después del parto?¿Les ayudaron o no a definir su búsqueda?¿Leyeron alguno de los de la foto?¿Les gustaron?
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Lo que tengo/ Lo que quiero

Lo que tengo/ Lo que quiero

13 febrero 2010
Bueno, blanqueo, a lo mejor le sirve a alguna otra mamá que ande en la búsqueda. A lo mejor alguien me ayuda con otro nombre. Las opciones de obstetras respetuosos en Rosario que podrían aceptar un intento de PVDC, son tres:

- Hugo Páez
- Cristina Giménez
- Jaime Lardizábal

De los tres al que menos confianza le tengo es a Lardizábal, me huele a que va a esperarme hasta la semana 39 y luego va a programar la cesárea (recuerden siempre que tengo una cesárea previa). Tal vez es un prejuicio mío, por eso voy a hacer una consulta de todas formas ;-) Antes lo recomendaban en Doulas de Rosario ¿alguien sabe por qué ya no?
Y la que más me gusta es Cristina Giménez, aunque he escuchado algunas críticas. Me gusta porque con ella podría intentar un nacimiento en el hogar :) Y hasta ahora es la que más me "cierra" de los tres (aclaro que aún no hice ninguna consulta)

Lo que busco (son puntos principales, tengo muchísimos más que redactaré en el correspondiente plan de parto):

- intentar un PVDC
- comenzar el parto sin inducción de ningún tipo (aunque finalmente se haga una cesárea)
- que me esperen el tiempo necesario (hasta semana 43 por lo menos)
- no episiotomía de rutina
- no enema
- no rotura artificial de membranas
- que no se me separa de mi bebé en ningún momento (en ninguno!)
- no monitoreo fetal continuo
- poder elegir la posición en la que quiero estar durante todo el parto
- amamantar al bebé en la sala de partos
- estar acompañada por mi marido en todo momento

Si finalmente es cesárea:
- no estar atada
- que bajen los campos quirúrgicos el momento del nacimiento
- que hagan silencio y no hablen de cosas triviales: ¡nace un niño!
- amamantar a mi bebé en el quirófano
- estar acompañada por mi marido en todo momento

Sobre el bebé:
- que no sea separado de mi en ningún momento
- que esté conmigo durante las horas siguientes al nacimiento, para los controles hay tiempo!
- por ende: que no lo bañen, ni lo pesen, ni le pongan gotas en los ojos, ni lo midan, ni lo aspiren, ¡ni nada!
- a la enfermera que venga con una mamadera: le pego....sí, la paz me llega hasta ahí. Me voy a poner violenta, se los anticipo ;-)
-esperar a que deje de latir el cordón para cortarlo (esto lo agrego ahora), aunque estoy averiguando acerca de los beneficios del nacimiento lotus (googleen, pero básicamente consiste en dejar el bebé pegado a la placenta hasta que se separen solitos...si medio asquito, pero tiene muchos beneficios!)

A eso llamo yo un nacimiento respetado (faltan puntos, ojo). Si van a recomendarme a alguien, se los agradezco, pero estén absolutamente seguras de que ese obstetra se maneja según protocolos respetuosos (no alcanza con que me diga "mamita" o "gordi", es más si puede evitar llamarme así se lo agaredeceré. No me interesa que sea tierno conmigo, para eso está mi marido).
También necesito: una partera que esté dispuesta a viajar a Rosario y una doula, pero para eso hay tiempo. Ah, y necesito estar embarazada para usar todo esto, ¿o no? Pero para eso también hay tiempo :)
¿Alguien tiene reservas con respecto a alguno de estos obstetras? Si no se animan por acá, háganlo por privado a mi mail: luisinaserenelli@yahoo.com.ar
Voy a necesitar mucho aguante, mucha ayuda, mucho sostén de tod@s ustedes. Sé que voy a lograrlo, no voy a equivocar el camino esta vez. Toda la información que puedan darme, a mi me sirve :)
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Sueño

Sueño

07 octubre 2009
El lunes pasado a la madrugada tuve un sueño. Un sueño extrañísimo. Por cierto, hacía muchísimo tiempo que no me acordaba de ninguno de mis sueños, o que no lo vivía así, de una manera tan nítida y real.

Soñé que iba a parir a un sanatorio, estaba embarazada y vestía una bata blanca. Tenía una panzota de antología y por lo visto había decidido pasar por otra cesárea. Me ponía en una cola de mujeres que esperaban para parir. A todas las revisaban y les decían lo mismo: sólo tenés 1 cm. de dilatación y ya no podemos esperar y ahí nomás les abrían las panzas y nacían los bebés.

Yo esperaba paciente en la cola, tranquila como sabiendo que ya estaba decidida la cesárea. A veces me acompañaba David aunque por momentos me daba vuelta y veía la cara de mi mamá (mi mamá murió hace 9 años). Llegaba mi turno en la fila y de pronto, de la nada, me daba cuenta de que no quería otra cesárea. Pataleaba en la fila, al lado de la camilla, gritaba que no quería y salía corriendo.

Escena siguiente: en casa, los días habían pasado y yo seguía embarazada. El parto no parecía empezar nunca. Estaba junto a una mujer oscura y silenciosa -sería la partera?- que me decía que tenía un "espasto" (literal)...y me desperté.

Lo primero que hice cuando me levanté (los lunes me levanto 5:30 am para ir a trabajar) fue anotar en un papelito la palabra "espasto" y a la tarde la busqué en el google. En castellano no existe y como no suelo soñar en inglés (igual tampoco significa nada en inglés) habría que ver qué palabra está sublimada detrás de esta. Lo único que figura en google es un lugar de Filipinas que se llama así.

Cuando me subí al colectivo (viajo una hora y pico hasta un pueblo) el "estado alterado de conciencia" aún me duraba, sobre todo porque entre el sueño, el lunes y el movimiento del colectivo la verdad es que viajo medio dormida. Así que medio adormilada aún empecé a analizar algunas cuestiones del sueño. En realidad empecé a comparar algunas emociones mías con esto que había soñado. La figuras que más resaltan son David, mi vieja y la partera. Los tres sostenes fundamentales. En realidad mi vieja puede no ser mi vieja, sino una figura maternal que debería sostenerme desde su ¿experiencia?. Pero la partera me conmovió. Por si no saben en Rosario no hay parteras, es decir no existen como alguien "institucionalizado". Solamente te atiende el obstetra y el equipo del mismo. Pero yo quiero tener una partera en mi próximo parto y estoy viendo de contactarme con alguien de Buenos Aires o Córdoba para que me asista (si saben de alguien dispuesto a viajar para atender partos me avisan? mi correo está en el borde del blog)

Es evidente que soñar esto tiene que ver con mis propios deseos. ¿La verdad? Me la paso pensando en esto desde que decidimos tener otro hijo (que empezaremos a buscar sobre finales de este año). Siento que por momentos me presiono mucho y a veces hasta tengo temor de no poder cumplir con las expectativas (con las mías y con las de los demás). Por otro lado está el tema de que -después de todo lo leído y sabido- simplemente no puedo pensar en pasar por otra cesárea por el solo hecho de tener una cesárea anterior. Todo esto mezclado con mis dudas acerca de si estoy/estaré preparada emocionalmente para afrontar un PVDC. A ver si puedo explicarme: yo quiero regalarme a mí misma esa posibilidad, pero ¿estaré a la altura de las circunstancias? Tengo miedo de tener miedo, sobre todo porque no quiero tener miedo.

Por otro lado está el tema de dónde tener ese PVDC. Y tengo que confesar que sí, que deseo que sea en casa. Y tengo que responder que sí, que me animo. Pero ¿será posible?¿tendré el suficiente sostén?¿podré con mis propias expectativas? Y ojo, por expectativas que no me refiero a "presiones", sólo que sé que va a haber mucha gente deseando positivamente que yo pueda tener el parto que deseo.

Y por último mi temor máximo: que no se desencadene el parto. Y que todos a mi alrededor empiecen a ponerse nerviosos. Y que termine en otra cesárea porque se pusieron nerviosos.

Desde la conciencia yo recién me estoy preparando para un nuevo embarazo. Y el inconsciente me regaló todo esto. Para seguir pensando...
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Entrevista a Ina May Gaskin en Página/12

Entrevista a Ina May Gaskin en Página/12

19 septiembre 2009
Les dejo esta emocionante entrevista a Ina May Gaskin una conocida partera de Estados Unidos. Tengo muchas ganas de leer su libro Partería espiritual, a ver cómo hago para conseguirlo ;-)

Una vida trayendo vidas

Por Luciana Peker, en el Suplemento Las 12 del diario Página/12

La partera que revolucionó los nacimientos en el siglo XX, Ina May Gaskin, en la comunidad de La Granja, en Tennessee, Estados Unidos, visitó la Argentina y resaltó que las mujeres deben ser tratadas como diosas en el momento de parir, pero que no sólo en los partos en el hogar se puede llegar a nacimientos plenos. También incentivó a que las madres eviten la culpa y que la maternidad ofrece muchas oportunidades para conectarse con los hijos. Tiene 69 años, atendió 1200 partos en los que no murió ninguna mujer y sólo tuvo que recurrir en el 1 por ciento de los casos a cesáreas. Una historia de vida de una mujer que se dedicó a traer vidas.

Ina May Gaskin es la pionera en realizar partos en el hogar, en un lugar conocido como La Granja, en Tennessee, Estados Unidos, un icono de una comunidad sesentista que no pasó de moda y fue más allá del símbolo de la paz, pisoteado por los años. Ella se convirtió en esa década de nuevas búsquedas en partera (cuando conoció a Stephen, su actual marido, en 1968, después de su primer, y traumático parto, y él le enseñó cómo no tener miedo y ayudar a la gente a relajarse). Después, ella quiso aprender con Stephen a amarse para toda la vida y perduró no sólo en el amor: también, como partera profesional.

Pero ella no es una neohippie reivindicada, es, genuinamente, quien cambió el mundo de los nacimientos. Por eso, después de atender 1200 partos domiciliarios, a los 69 años, se convirtió en una experta en cómo ayudar, alentar y animar a las mujeres que dan a luz. Ella dice que, a pesar de sus arrugas y sus años, sigue ayudando a alumbrar porque la adrenalina es tan fuerte como una droga ilegal. Lo dice y se ríe. Lo dice y acaricia a Ulises Uriel, que tan sólo tiene 18 días y nació precoz, pero se acurruca entre sus brazos y se enlaza con los dedos amorosos y marcados por el tiempo y la vida de Ina. Ella contiene sus brazos para que Ulises sepa que sigue abrazado y abrigado como en la panza y desliza sus dedos –adornados con un anillo azul eléctrico que también marca sus ganas de color y coraje– para que el recién llegado sienta que hay aires de amor que acunan su sueño. Y, sienta o no la cuna de una de las parteras más revolucionarias del siglo XX, él concilia el sueño mientras Ina habla con Las 12.

Pero la sabiduría de Ina no se muestra sólo en ser una de las primeras mujeres que pusieron el cuerpo en hacer que el cuerpo de las mujeres (y no la palabra de los/las médicos) vuelva a ser protagonista de los nacimientos. La experiencia volcada en su dulzura y reflexión serena (que no suena radicalizada, sino amparadora de quien la escucha) también se demuestran en su flexibilidad, que aleja prejuicios y culpas: ella apunta a que los varones participen del nacimiento, a no hacer sentir en falta a las mujeres que no se animan a un parto domiciliario aunque compartan su filosofía y a que la actitud frente a la maternidad –si bien cree que está marcada por el momento inicial de la llegada al mundo– puede afrontarse con una mejor energía en cualquier momento de la vida.

Ina May Gaskin fue la presidenta de la Asociación de Parteras de Norteamérica y su apellido es el emblema de una técnica que descubrió en su trabajo –casi artesanal de alentar a las mujeres a resoplar sus fuerzas cuando la debilidad, el cansancio y el dolor fatigan la autoestima para continuar con el trabajo de parto– que se conoce como la “maniobra Gaskin” para resolver una mala posición en los hombros de los bebés.

Es la autora del libro Partería Espiritual (la naturaleza del nacimiento, entre el amor y la ciencia (publicado en la Argentina por Mujer Sabias Editoras) que recopila toda su experiencia de vida de traer vidas. También realizó su Guía para el parto. Y sigue escribiendo –ahora, por ejemplo, sobre la lactancia– y sigue acariciando, callando y pujando sus palabras para alentar a las mujeres a parir y a criar con amor y fuerza, como una antigua hechizera y una moderna experta que sabe acariciar –como a Ulises, el bebé que acaba de parir la partera argentina Marina Lembo– y que de eso enseña y de eso sigue aprendiendo. Ina visitó, por primera vez, la Argentina, invitada por el Proyecto Escuela de Parteras Comunitarias del siglo XXI (que motorizan la doula y comunicadora Sonia Cavia y la partera Marina Lembo con otras 32 mujeres más) y contó su historia de vida, brindándose, como en sus partos y como en su vida, a dar vidas.

¿Sólo puede haber partos plenos y disfrutables en las casas, granjas o lugares alternativos o también pueden existir partos dignos y lindos en un hospital porque una mujer no se anima o no puede tener a su bebé en su casa?
Ina May Gaskin: –Es posible tener un buen parto en un hospital, pero tiene que haber gente muy sensible para poder asistir a las mujeres. El más mínimo detalle puede hacer perder toda la energía que se mueve en el nacimiento.

¿La atención de los sanatorios privados es más cuidada y la de los hospitales públicos es más brutal o no hay diferencias entre la atención sanitaria paga y gratuita?
Ina: –El resultado es el mismo: la madre es disminuida. Es una falsa distinción entre lo público y lo privado. Las mujeres son disminuidas de la misma manera en ambos sitios.

Se está empezando a escuchar a mujeres que sienten culpa de no tener a sus bebés en sus casas. ¿Cómo hacer para promover los partos humanizados sin que las mujeres que no se animan o no pueden –por riesgos en su salud, porque su marido no las apoya, porque no tienen medios económicos, porque tienen miedo, etc.– no se sientan culpables?
Ina: –Es verdad que estos discursos, a veces, provocan una división en las mujeres que se sienten de un lado o del otro. Pero los partos domiciliarios pueden llegar a un 5 por ciento del total de los nacimientos que es una porción muy pequeña del total de alumbramientos. Pero es importante poder contar lo que sucede en estos partos: que las mujeres pueden vivir una experiencia linda y gozosa y que el bebé puede nacer en buenas condiciones. Es muy precioso eso que ocurre aunque sea sólo en el 5 por ciento de los casos. Y lo ideal es que eso se disemine. Es importante recordar esa energía intangible y que es muy fácil que sea ignorada. Sin embargo, no es una característica necesaria que se produzca sólo en los partos domiciliarios. En realidad, en el hospital se podría tener partos con conciencia de esa energía. Pero sólo con esa conciencia se puede generar un cambio.

Hoy se habla mucho del embarazo y el parto. ¿Pero cómo se aplica esta filosofía de maternidad a lo largo de la crianza de los hijos e incluso cuando crecen y son jóvenes o adultos/as?
–Mi hijo Pablo tiene 35 años y vive en Nueva York y yo lo sigo cuidando. Una cree que cuando cumplen 18 años se terminaron las responsabilidades, pero la maternidad sigue toda la vida.

La mayoría de las madres modernas sienten culpa: porque trabajan, porque no dieron la teta, porque no van todas las tardes al jardín de infantes o no pueden comprar una play station. ¿Qué se hace con esa culpa impuesta por la sociedad pero sentida por las mujeres?
–También es bueno practicar el perdón a una misma. Hay que ser compasiva con una como madre. Nunca se habla del padre perfecto, pero sí de la madre perfecta (risas).

¿Cuál fue su experiencia como madre? ¿Ha sentido culpa?
–Con mi primera hija, Sidney, que se murió a los 20 años, de cáncer de cerebro, viví una experiencia difícil. Cuando nació ella, yo tenía 26 años y era muy inocente e ignorante. En ese momento, se hacían fórceps de rutina. Y yo ni siquiera sabía que podía buscar otro obstetra. Tuve mi primer parto con fórceps y fui muy abusada. Mi estrategia fue quedarme callada para pasar inadvertida. El trabajo de parto fue lindo y me pude convertir en un animal pariendo. Pero cuando sentí necesidad de pujar me dieron anestesia que no era peridural y sí muy peligrosa. Ahí entré en una situación de tortura medieval y cuando nace mi hija nos separan por un día entero. Eso dejó una herida muy grande en mi relación con esta hija. Pero yo me podría haber dejado quebrar por esta herida y porque no pude ser una buena madre con ella. Reparé con mis otros tres hijos: Eva María, de 37 años; Pablo, de 35, y Samuel, de 34. Pero durante su enfermedad –que le llevó un año entero– luché por Sidney: fui una fiera luchando por ella y mi hija pudo ver una madre diferente y recién, 19 años después, pude reparar ese proceso. Pude estar en el momento cuando murió mi hija y tenía la cara exactamente igual a la de un recién nacido.

¿Cómo fueron los partos de sus otros hijos? ¿Siente que la diferencia en el momento del nacimiento también la marcó de una manera distinta como madre?
–Mis otros hijos fueron directo a las manos de las parteras de la comunidad y seguro que me marcaron de una manera diferente. Cuando en La Granja decidimos hacernos cargos de los nacimientos y se formó una hermandad entre las mujeres que asistían tu parto te trataban como una diosa en el acto pleno de parir.

¿Cómo nace su pasión por ser partera?
–Cuando Sidney tenía un año y medio, mi ex pareja me dijo “Vamos a ser hippies y vamos a California a escuchar a un hombre llamado Stephen”. Ahí conocí a Stephen (que es mi actual marido) y a otras mujeres que habían pasado por la misma experiencia que yo del parto con fórceps y que habían decidido no ir más al hospital. Me pareció muy valiente y me propuse volver a recuperar la conciencia de que cada nacimiento tiene que ser sagrado.
Para leer la nota en el Suplemento Las12, click aquí.
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Parto Vaginal Después de 3 Cesáreas

Parto Vaginal Después de 3 Cesáreas

08 septiembre 2009
Estuve leyendo "La cesárea" de Michel Odent (Odent, Michel: La Cesárea ¿Problema o solución?, Ed. Liebre de Marzo, España, 2006) y tengo que decir que me puso un poco triste. No lo veo incondicional hacia el parto vaginal después de cesárea, me resultó un poco "pesimista". Si bien da todas las cifras de PVDC y de lo exitosos que son en general, es como que también tiene sus reservas. No sé bien cómo explicar la sensación que me produjo la lectura. Por un lado apoya a las mujeres que buscamos un parto vaginal después de cesárea -incluso cuenta sus propias experiencias en la asistencia de los mismos-, pero por momentos dicen cosas que tiran miedo. Tal vez solamente yo lo interpreté así, no sé. Lo cierto es que me produjo un malestar bastante grande, más allá de que afirma que la indicación de cesárea por tener una cesárea previa es totalmente injustificada. Seguramente sean solo mis propios miedos e inseguridades los que me llevaron a hacer esta lectura, lo releeré con más calma.
Igualmente, mientras leía sobre el "cuco" acerca de la rotura de útero y la muerte inexplicable del bebé a partir de la semana 39 ("hechos reales que existen y están comprobados y que aumentan en el caso de PVDC", en palabras de Odent), me acordé de este video bellísimo que vi gracias a un link que dejó una chica en el foro de Crianza Natural el año pasado. Se trata de un Parto Vaginal Después de 3 Cesáreas, es un parto domiciliario. Mírenlo, alcanza para sacarse dudas y miedos. Y saber que se puede.



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Parto en casa en Rosario

Parto en casa en Rosario

02 septiembre 2009
¿Sos de Rosario y tu bebé nació en casa? ¿Pensás que el parto domiciliario es una opción segura? Ahora, existe una nueva Red en donde encontrarnos y debatir acerca de las opciones que tenemos para dar a luz. Para compartir nuestras expectativas y dudas con respecto al parto en el hogar. ¡Sumate!

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Luisina Serenelli

Docente // Fotógrafa // Blogger //Feminista // Doula// Escritora // Lectora incansable // Mamá de Guille y Emi // Enamorada de David // En permanente deconstrucción y construcción

Bienvenidos

Hola! Soy Luisina Serenelli. Sanlorencina viviendo hace 19 años en Rosario, Argentina.
Fotógrafa de familia, doula y profesora ❤

Nota sobre las fotos del blog

A menos que se indique lo contrario, todas las fotos del blog son de mi autoría. Está prohibido utilizarlas para cualquier fin sin mi autorización. Por favor, si te gusta alguna de mis fotos y querés utilizarla, contactame para recibir mi permiso.

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