Vuelta al mundo. Vuelta a mí.
30 septiembre 2009
Estoy buscando el tesoro. Primero lo busqué en la ciudad y en estos últimos días de septiembre lo estoy buscando dentro mío. Tratando de reconocerme nuevamente. Hace un año era una persona completamente diferente a esto que soy ahora. Con la primavera de 2008 empezaba un largo proceso de cambio que aún dura y se hace ver.
Sucedieron algunas cosas que me mostraron como no soy, a veces consiguen sacar lo peor de mí...y me da bronca que lo logren. Pero así estamos, me equivoco y vuelvo a empezar. Valocidad, vértigo, rabia y hasta un enojo profundo. Pero también belleza. La que hay en mí y la que encontré en mi ciudad. ¿El tema propuesto por La vuelta al mundo de septiembre? Buscar el tesoro: esos doce objetos urbanos que se cruzaron ante mi vista en estos días. No fue fácil pero conseguí un conjunto de fotos que me gustan. Sin duda son mediocres comparadas con las fotos del resto de los integrantes del grupo. Pero se trata de mostrar-se. Las doce fotos dejan ver a mi ciudad a partir de estos "restos urbanos". Pura metonimia, como toda foto.
Para muestra del set, mis tres fotos preferidas. Para verlo completo, pinchá acá. Para saber qué es La vuelta al mundo y cómo funciona, podés leer acá o en el bellísimo blog de Jackie Rueda. Y para ver el trabajo del resto de los compañeros del grupo a lo largo de más de 30 ciudades, seguí este link.
Vuelta al mundo y vuelta a mi vida. Así es la ciudad en donde vivimos David, Guille y yo. Estos son sus tesoros.
El suelo
Estación Rosario Norte, Barrio Pichincha, Rosario
Embarcación
Barco de carga en el río de ríos: el Paraná
Bicicleta
Mi mundo a través de una rueda de bicicleta. Atrás, la chimenea de una fábrica cerrada. Estigma profundo de mi zona.
Estación Rosario Norte, Barrio Pichincha, Rosario
Embarcación
Barco de carga en el río de ríos: el Paraná
Bicicleta
Mi mundo a través de una rueda de bicicleta. Atrás, la chimenea de una fábrica cerrada. Estigma profundo de mi zona.
Llevándonos en brazos
27 septiembre 2009
Se termina la Semana Internacional de la Crianza en Brazos y mi blog ha permanecido extrañamente mudo. Mi alma está enredada buscando un rumbo, han pasado cosas esta semana: algunas ayudan a crecer y otras tiran desde el pasado. Pero a pesar de estas aguas turbulentas desde las cuales empiezo a vivenciar el fin de mi puerperio (tirando puertas abajo en forma metafórica y también literal), no quiero dejar de dedicarle un último post a nuestro querido babywearing. Fundamentalmente porque devolvió a mi hija al lugar del cual nunca debió salir, pero también porque creo que es la forma más fácil de criar a nuestros hijos: respetar el continuum humano es responder a la necesidad de los bebés de estar en brazos hasta que por sí mismos decidan bajar. Y es también respetar -cómo no- cuando quieren bajar ;-)
Al llevar en brazos a mi bebé no sólo la llevé a ella, sino que también me llevé a mi misma. A la Luisina chiquitita que recuerdo llorando a gritos en plena Peatonal Córdoba porque no la querían hacer upa. A la que ahora mismo se tira al vacío y se queda sin red. Pero vamos sanando de a poco, porque nos tenemos incondicionalmente: yo te llevo a vos y vos me llevás a mí.
Y cuando no querés ir arriba, caminás contenta. Y cuando no te animás, te doy la mano. Porque de eso se trata: de acompañarnos y de estar juntas.
Amor de Primavera
22 septiembre 2009
Etapa cerrada: el cochecito
20 septiembre 2009
Cuando quedé embarazada y empezamos a pensar en qué cochecito comprar lo primero que dije fue: tiene a ser liviano, esa es la prioridad. Es que fui niñera por un tiempo y el cochecito de la nena que cuidaba (la hija de mi primo) era pesadísimo, grande: me parecía tan poco práctico. Además, como no tenemos auto, tenía que pensar en algo chiquito y liviano para trasladarnos en taxi o colectivo. Apostilla aparte: los taxistas no te paran si te ven con un cochecito muy grande. Bueno, algunos sí...pero es más difícil que paren ¿pueden creerlo? Desconsideración total.
Volviendo al tema, el chochecito se lo regaló a Guille su bisabuela Olga. Fuimos a elegirlo en Octubre del 2007. Lo compramos chiquito, compacto y ultraliviano. Aún hoy -que soy una convencida de llevar a Guille en un portabebés y no en coche- considero que fue una excelente compra. En ese momento lo compramos pensando que lo íbamos a usar 3 años o más.
Después de acercarme a la crianza con apego, empecé a mirar al cochecito con un poco de bronca. En parte porque considero que si hubiera tenido un poco más a Guille en brazos durante sus primeros meses, hubiéramos zafado de la displasia de caderas. A ver, la tenía en brazos, pero cuando dormía la ponía en el cochecito, cuando estaba tranquila también, jamás escuchaba mi propio deseo de tenerla pegadita a mí. Siempre apurada por limpiar o cocinar. Por otro lado me acuerdo del día en que llegamos a casa, estábamos ansiosos por estrenar el cochecito y lo primero que hicimos cuando llegamos fue poner a Guille -que estaba dormidita- en el carrito. Ahora lo pienso y me siento tan idiota. Por suerte la maternidad da tantas oportunidades de "arrancar de nuevo", de reparar. Después vino la historia ya conocida: la displasia, el arnés y el mundo maravilloso de los portabebés tradicionales. Seguimos usando el coche de tanto en tanto, principalmente para las siestas de Guille, pero la teníamos muchísimo tiempo en brazos.
Cuando en junio de este año nuestra hija empezó a caminar nunca más quiso subirse al cochecito. Pero cuando digo nunca es NUNCA: la subíamos para pasear con el perro y ella se las arreglaba para tirarse en menos de 4 segundos. Por lo tanto, desde hace muchos meses el cochecito no sale a la calle, sólo lo usábamos para que Guille durmiera sus siestas.
Hasta hoy que decidimos guardar el cochecito. David lo plegó y lo subió al entrepiso. Y ahí estará a la espera de nuestr@ próxim@ bebé. Aunque no sé cuánto lo usaremos. Seguramente mucho menos que con Guillermina ya que el próxim@ tendrá los brazos de todos desde su primer día.
Me dio un poco de nostalgia, así que fui a buscar un video que grabamos el día que compramos el coche. Lo hicimos para que la bisabuela viera lo que habíamos comprado en su nombre. Me dio tanta risa, se respira un aire de felicidad tan grande en el video. Le dije a David por MSN: "Nos veíamos tan jóvenes". Pero no era jóvenes la palabra, simplemente nos vemos distintos. Éramos otros, aún no nos habíamos convertido en los papás de Guillermina y no sabíamos que nuestro mundo estaba a meses de ser puesto patas para arriba. Me dio risa tanta ingenuidad, pero a la vez pude ver el aire de embobamiento en el que estábamos inmersos. Pensé que me iba a dar bronca y hasta tenía miedo de decir alguna frase de las que decía antes (sí, sí...de esas del estilo "si lo tenés mucho a upa se va a acostumbrar!!" jaja). Pero no ¡estaba feliz con el cochecito! No por el objeto material en sí sino por la realidad de mi embarazo de 24 semanas. Acá les dejo a esa muchacha y ese muchacho que "juegan" a pasear al bebé en el cochecito. Y otras fotitos del aguante que tuvo el pobre y desprestigiado cochecito ;-)
Guille durmiendo a la vera del río Panaholma en Cura Brochero, Córdoba
El día anterior la que escribe había estado enferma así que ni soñar con atarse a Guille en el mei tai. Aquí David demuestra sus dotes aventureras ;-)
"De amor y de casualidad" por Jorge Drexler
La canción que le da nombre a mi blog ;-) Gracias Drexler!
Entrevista a Ina May Gaskin en Página/12
19 septiembre 2009
Les dejo esta emocionante entrevista a Ina May Gaskin una conocida partera de Estados Unidos. Tengo muchas ganas de leer su libro Partería espiritual, a ver cómo hago para conseguirlo ;-)
Una vida trayendo vidas
Una vida trayendo vidas
Por Luciana Peker, en el Suplemento Las 12 del diario Página/12
La partera que revolucionó los nacimientos en el siglo XX, Ina May Gaskin, en la comunidad de La Granja, en Tennessee, Estados Unidos, visitó la Argentina y resaltó que las mujeres deben ser tratadas como diosas en el momento de parir, pero que no sólo en los partos en el hogar se puede llegar a nacimientos plenos. También incentivó a que las madres eviten la culpa y que la maternidad ofrece muchas oportunidades para conectarse con los hijos. Tiene 69 años, atendió 1200 partos en los que no murió ninguna mujer y sólo tuvo que recurrir en el 1 por ciento de los casos a cesáreas. Una historia de vida de una mujer que se dedicó a traer vidas.
Ina May Gaskin es la pionera en realizar partos en el hogar, en un lugar conocido como La Granja, en Tennessee, Estados Unidos, un icono de una comunidad sesentista que no pasó de moda y fue más allá del símbolo de la paz, pisoteado por los años. Ella se convirtió en esa década de nuevas búsquedas en partera (cuando conoció a Stephen, su actual marido, en 1968, después de su primer, y traumático parto, y él le enseñó cómo no tener miedo y ayudar a la gente a relajarse). Después, ella quiso aprender con Stephen a amarse para toda la vida y perduró no sólo en el amor: también, como partera profesional.
Pero ella no es una neohippie reivindicada, es, genuinamente, quien cambió el mundo de los nacimientos. Por eso, después de atender 1200 partos domiciliarios, a los 69 años, se convirtió en una experta en cómo ayudar, alentar y animar a las mujeres que dan a luz. Ella dice que, a pesar de sus arrugas y sus años, sigue ayudando a alumbrar porque la adrenalina es tan fuerte como una droga ilegal. Lo dice y se ríe. Lo dice y acaricia a Ulises Uriel, que tan sólo tiene 18 días y nació precoz, pero se acurruca entre sus brazos y se enlaza con los dedos amorosos y marcados por el tiempo y la vida de Ina. Ella contiene sus brazos para que Ulises sepa que sigue abrazado y abrigado como en la panza y desliza sus dedos –adornados con un anillo azul eléctrico que también marca sus ganas de color y coraje– para que el recién llegado sienta que hay aires de amor que acunan su sueño. Y, sienta o no la cuna de una de las parteras más revolucionarias del siglo XX, él concilia el sueño mientras Ina habla con Las 12.
Pero la sabiduría de Ina no se muestra sólo en ser una de las primeras mujeres que pusieron el cuerpo en hacer que el cuerpo de las mujeres (y no la palabra de los/las médicos) vuelva a ser protagonista de los nacimientos. La experiencia volcada en su dulzura y reflexión serena (que no suena radicalizada, sino amparadora de quien la escucha) también se demuestran en su flexibilidad, que aleja prejuicios y culpas: ella apunta a que los varones participen del nacimiento, a no hacer sentir en falta a las mujeres que no se animan a un parto domiciliario aunque compartan su filosofía y a que la actitud frente a la maternidad –si bien cree que está marcada por el momento inicial de la llegada al mundo– puede afrontarse con una mejor energía en cualquier momento de la vida.
Ina May Gaskin fue la presidenta de la Asociación de Parteras de Norteamérica y su apellido es el emblema de una técnica que descubrió en su trabajo –casi artesanal de alentar a las mujeres a resoplar sus fuerzas cuando la debilidad, el cansancio y el dolor fatigan la autoestima para continuar con el trabajo de parto– que se conoce como la “maniobra Gaskin” para resolver una mala posición en los hombros de los bebés.
Es la autora del libro Partería Espiritual (la naturaleza del nacimiento, entre el amor y la ciencia (publicado en la Argentina por Mujer Sabias Editoras) que recopila toda su experiencia de vida de traer vidas. También realizó su Guía para el parto. Y sigue escribiendo –ahora, por ejemplo, sobre la lactancia– y sigue acariciando, callando y pujando sus palabras para alentar a las mujeres a parir y a criar con amor y fuerza, como una antigua hechizera y una moderna experta que sabe acariciar –como a Ulises, el bebé que acaba de parir la partera argentina Marina Lembo– y que de eso enseña y de eso sigue aprendiendo. Ina visitó, por primera vez, la Argentina, invitada por el Proyecto Escuela de Parteras Comunitarias del siglo XXI (que motorizan la doula y comunicadora Sonia Cavia y la partera Marina Lembo con otras 32 mujeres más) y contó su historia de vida, brindándose, como en sus partos y como en su vida, a dar vidas.
¿Sólo puede haber partos plenos y disfrutables en las casas, granjas o lugares alternativos o también pueden existir partos dignos y lindos en un hospital porque una mujer no se anima o no puede tener a su bebé en su casa?
Ina May Gaskin: –Es posible tener un buen parto en un hospital, pero tiene que haber gente muy sensible para poder asistir a las mujeres. El más mínimo detalle puede hacer perder toda la energía que se mueve en el nacimiento.
¿La atención de los sanatorios privados es más cuidada y la de los hospitales públicos es más brutal o no hay diferencias entre la atención sanitaria paga y gratuita?
Ina: –El resultado es el mismo: la madre es disminuida. Es una falsa distinción entre lo público y lo privado. Las mujeres son disminuidas de la misma manera en ambos sitios.
Se está empezando a escuchar a mujeres que sienten culpa de no tener a sus bebés en sus casas. ¿Cómo hacer para promover los partos humanizados sin que las mujeres que no se animan o no pueden –por riesgos en su salud, porque su marido no las apoya, porque no tienen medios económicos, porque tienen miedo, etc.– no se sientan culpables?
Ina: –Es verdad que estos discursos, a veces, provocan una división en las mujeres que se sienten de un lado o del otro. Pero los partos domiciliarios pueden llegar a un 5 por ciento del total de los nacimientos que es una porción muy pequeña del total de alumbramientos. Pero es importante poder contar lo que sucede en estos partos: que las mujeres pueden vivir una experiencia linda y gozosa y que el bebé puede nacer en buenas condiciones. Es muy precioso eso que ocurre aunque sea sólo en el 5 por ciento de los casos. Y lo ideal es que eso se disemine. Es importante recordar esa energía intangible y que es muy fácil que sea ignorada. Sin embargo, no es una característica necesaria que se produzca sólo en los partos domiciliarios. En realidad, en el hospital se podría tener partos con conciencia de esa energía. Pero sólo con esa conciencia se puede generar un cambio.
Hoy se habla mucho del embarazo y el parto. ¿Pero cómo se aplica esta filosofía de maternidad a lo largo de la crianza de los hijos e incluso cuando crecen y son jóvenes o adultos/as?
–Mi hijo Pablo tiene 35 años y vive en Nueva York y yo lo sigo cuidando. Una cree que cuando cumplen 18 años se terminaron las responsabilidades, pero la maternidad sigue toda la vida.
La mayoría de las madres modernas sienten culpa: porque trabajan, porque no dieron la teta, porque no van todas las tardes al jardín de infantes o no pueden comprar una play station. ¿Qué se hace con esa culpa impuesta por la sociedad pero sentida por las mujeres?
–También es bueno practicar el perdón a una misma. Hay que ser compasiva con una como madre. Nunca se habla del padre perfecto, pero sí de la madre perfecta (risas).
¿Cuál fue su experiencia como madre? ¿Ha sentido culpa?
–Con mi primera hija, Sidney, que se murió a los 20 años, de cáncer de cerebro, viví una experiencia difícil. Cuando nació ella, yo tenía 26 años y era muy inocente e ignorante. En ese momento, se hacían fórceps de rutina. Y yo ni siquiera sabía que podía buscar otro obstetra. Tuve mi primer parto con fórceps y fui muy abusada. Mi estrategia fue quedarme callada para pasar inadvertida. El trabajo de parto fue lindo y me pude convertir en un animal pariendo. Pero cuando sentí necesidad de pujar me dieron anestesia que no era peridural y sí muy peligrosa. Ahí entré en una situación de tortura medieval y cuando nace mi hija nos separan por un día entero. Eso dejó una herida muy grande en mi relación con esta hija. Pero yo me podría haber dejado quebrar por esta herida y porque no pude ser una buena madre con ella. Reparé con mis otros tres hijos: Eva María, de 37 años; Pablo, de 35, y Samuel, de 34. Pero durante su enfermedad –que le llevó un año entero– luché por Sidney: fui una fiera luchando por ella y mi hija pudo ver una madre diferente y recién, 19 años después, pude reparar ese proceso. Pude estar en el momento cuando murió mi hija y tenía la cara exactamente igual a la de un recién nacido.
¿Cómo fueron los partos de sus otros hijos? ¿Siente que la diferencia en el momento del nacimiento también la marcó de una manera distinta como madre?
–Mis otros hijos fueron directo a las manos de las parteras de la comunidad y seguro que me marcaron de una manera diferente. Cuando en La Granja decidimos hacernos cargos de los nacimientos y se formó una hermandad entre las mujeres que asistían tu parto te trataban como una diosa en el acto pleno de parir.
¿Cómo nace su pasión por ser partera?
–Cuando Sidney tenía un año y medio, mi ex pareja me dijo “Vamos a ser hippies y vamos a California a escuchar a un hombre llamado Stephen”. Ahí conocí a Stephen (que es mi actual marido) y a otras mujeres que habían pasado por la misma experiencia que yo del parto con fórceps y que habían decidido no ir más al hospital. Me pareció muy valiente y me propuse volver a recuperar la conciencia de que cada nacimiento tiene que ser sagrado.
Para leer la nota en el Suplemento Las12, click aquí.
Que llegue la Primavera!
17 septiembre 2009
Hace toda la semana que estamos enfermos. Yo empecé el sábado con tos y mocos. Guille me siguió el lunes con mocos y un decaimiento general. Como soy un poco reacia a ir al médico, decimos esperar a ver cómo seguía. Por suerte no tuvo fiebre.
El pediatra de Guille te da turnos con dos meses de anticipación y para que te atienda cuando la nena está enferma tenés que pelearte con medio Sanatorio...no es culpa de él la verdad, pero a mi eso no me resuelve el problema. Intenté cambiar varias veces:
1) cuando me dí cuenta de que había ayudado a terminar con mi lactancia (digo ayudado porque la responsabilidad de mantener la lactancia, asesorarme, etc. era mía...no de él)
2) cuando le erró en el diagnóstico de la displasia de caderas. Digamos que "se jugó" y le salió mal. Primero me enojé tanto...pero la verdad es que es un ser humano, no es Superman, no? Nosotros también nos equivocamos por demorar en hacerla ver con el especialista.
La cosa es que las dos veces que quise cambiar, me topé con verdaderos idiotas...así que siempre vuelvo al primero. Al fin y al cabo las pocas veces que Guille estuvo enferma lo solucionó bien. Pero el tema de los turno me tiene tan cansada. Y ni hablar de las esperas de hasta 3 horas en el consultorio.
Cuando pienso en todo el tramiterío...se me quitan enseguida las ganas de ir al médico. Así que esperamos a ver cómo evolucionaba Guille con sus mocos.
Hasta que ayer la veo sentadita en el sillón, me acerco a hablarle y me doy cuenta de que le cuesta respirar. No pueden imaginar el susto que me pegué. No sé cómo funcionamos las "mamás", pero en ese momento supe que necesitábamos ir al médico. La vestí, me vestí (no me peiné, juá) y salimos a buscar un taxi (que por suerte apareció enseguida).
Guardia, una espera mínima, diagnóstico de "leve broncoespasmo", "leve angina roja", "leve oído rojo","fijate que no le suba la fiebre porque puede ser cualquiera de esas tres". Digo ¿qué diagnóstico es ese? Igual era muy tarde y el pediatra ya no estaba y en definitiva a mí me interesaba que me dijeran "nada grave, ni neumonía ni nada de eso". Salí aliviada, Guille riéndose como loca. Durmió muchísimo mejor.
Estamos con puff de salbutamol por ahora. No se los voy a hacer cuando empiece a estar mejor.
Ah, y David tiene faringitis. Que llegue pronto la primavera, que se terminen la humedad y el frío.
Ya es hora.
1) cuando me dí cuenta de que había ayudado a terminar con mi lactancia (digo ayudado porque la responsabilidad de mantener la lactancia, asesorarme, etc. era mía...no de él)
2) cuando le erró en el diagnóstico de la displasia de caderas. Digamos que "se jugó" y le salió mal. Primero me enojé tanto...pero la verdad es que es un ser humano, no es Superman, no? Nosotros también nos equivocamos por demorar en hacerla ver con el especialista.
La cosa es que las dos veces que quise cambiar, me topé con verdaderos idiotas...así que siempre vuelvo al primero. Al fin y al cabo las pocas veces que Guille estuvo enferma lo solucionó bien. Pero el tema de los turno me tiene tan cansada. Y ni hablar de las esperas de hasta 3 horas en el consultorio.
Cuando pienso en todo el tramiterío...se me quitan enseguida las ganas de ir al médico. Así que esperamos a ver cómo evolucionaba Guille con sus mocos.
Hasta que ayer la veo sentadita en el sillón, me acerco a hablarle y me doy cuenta de que le cuesta respirar. No pueden imaginar el susto que me pegué. No sé cómo funcionamos las "mamás", pero en ese momento supe que necesitábamos ir al médico. La vestí, me vestí (no me peiné, juá) y salimos a buscar un taxi (que por suerte apareció enseguida).
Guardia, una espera mínima, diagnóstico de "leve broncoespasmo", "leve angina roja", "leve oído rojo","fijate que no le suba la fiebre porque puede ser cualquiera de esas tres". Digo ¿qué diagnóstico es ese? Igual era muy tarde y el pediatra ya no estaba y en definitiva a mí me interesaba que me dijeran "nada grave, ni neumonía ni nada de eso". Salí aliviada, Guille riéndose como loca. Durmió muchísimo mejor.
Estamos con puff de salbutamol por ahora. No se los voy a hacer cuando empiece a estar mejor.
Ah, y David tiene faringitis. Que llegue pronto la primavera, que se terminen la humedad y el frío.
Ya es hora.
Video Promocional de la SICB 2009
16 septiembre 2009
Realizado por Babywearing Internacional. La semana que viene ¡a cangurear más que nunca!
Más información aquí.
"Keep your baby close enough to kiss", bellísimo mensaje final ;-)
Más información aquí.
"Keep your baby close enough to kiss", bellísimo mensaje final ;-)
Cuando necesites cocinar ¡sacá los porotos!
13 septiembre 2009
Hace un tiempo, mirando libros en Yenny, encontré uno que proponía juegos para bebés de 0 a 24 meses. Me pasé una media hora leyendo las actividades. Entre ellas estaba este juego que hacemos varias veces por semana con Guille. En ese momento solamente retuve el juego en la memoria y lo puse en práctica. Al ver el resultado, decidí comprar el libro: Juegos de estimulación para bebés de 0 a 24 meses, de María José Fernández Ferrari. Está bueno, me sirve mucho cuando ya no sé más qué hacer para entretenerla (sobre todo cuando hace mucho frío o llueve). Entre la bibliografía recomendada está el libro Bésame mucho de Carlos González, hecho que me gustó más todavía. Lo único que puedo criticar es lo que siempre me disgusta de este tipo de libros: está muy "seccionado", como que las actividades propuestas para un bebé de un año no son "correctas" para que las haga un bebé de 2. Mi espíritu subversivo no respeta estas normas.
Por otro lado, debo decir que se basa en bebés bastante "avanzados" porque los juegos propuestos para bebitos de 1 año, Guille apenas si los puede realizar. De todas formas, proponiendo la actividad y dejando que el niño elija cómo debe ser, siempre obtendremos buenos resultados. En cambio, si nos concentramos en que el "juego debe ser así" porque lo dice el libro,m seguramente no nos servirá para nada.
Les copio la actividad y después les cuento cómo lo hicimos nosotras.
"Fideos o porotos" (para bebés de 6 meses a 1 año)
Ponga en una palangana un paquete de fideos cortos o porotos, garbanzos o lentejas. Dele baldes de colores o potes de yogur y déjelo que saque los fideos de la palangana y los ponga en los baldes de colores. Alrededor de los once meses le puede decir: "Yo pongo las lentejas en el balde verde y vos las ponés en el balde amarillo". Deje que juegue metiendo la mano en la palangana. También puede esconder animales chiquitos dentro de los porotos y pedirle que los busque.
Este juego estimula la motricidad fina, la noción de los colores, aumenta el vocabulario. También lo ayuda en los aspectos emocionales o sensoriales.
En Fernández Ferrari, María José: Juegos de estimulación para bebés de 0 a 24 meses, Albatros, Buenos Aires, 2008.
Cómo lo hicimos nosotras
Les copio la actividad y después les cuento cómo lo hicimos nosotras.
"Fideos o porotos" (para bebés de 6 meses a 1 año)
Ponga en una palangana un paquete de fideos cortos o porotos, garbanzos o lentejas. Dele baldes de colores o potes de yogur y déjelo que saque los fideos de la palangana y los ponga en los baldes de colores. Alrededor de los once meses le puede decir: "Yo pongo las lentejas en el balde verde y vos las ponés en el balde amarillo". Deje que juegue metiendo la mano en la palangana. También puede esconder animales chiquitos dentro de los porotos y pedirle que los busque.
Este juego estimula la motricidad fina, la noción de los colores, aumenta el vocabulario. También lo ayuda en los aspectos emocionales o sensoriales.
En Fernández Ferrari, María José: Juegos de estimulación para bebés de 0 a 24 meses, Albatros, Buenos Aires, 2008.
Cómo lo hicimos nosotras
Para empezar, aclaro que no me gusta "presionar" para que los chicos aprendan esto o aquello. Sobre todo me molesta la fijación que la gente tiene con que aprendan los colores o a contar o a reconocer las letras. El reconocimiento de todas esas cosas se va a dar igual aunque no estemos todo el tiempo señalando y nombrando los colores. Aparte, muchas veces este tipo de enunciados termina estableciendo una especie de competencia entre los miembros más pequeños de la familia. Así que eso de mencionarle los colores ni se me pasó por la cabeza. Por lo menos no el hecho de hacerlo en forma premeditada ;-)
Simplemente le di a Guille un tupper lleno de porotos y otro recipiente más para que los pase de uno a otro. Hay que tener cuidado de que no se los metan en la boca (el libro no lo aclara porque todos los juegos están propuestos para que el adulto esté al lado). Ahora le doy los porotos y todos los tarritos que encuentro. Guille ha llegado a jugar 2 horas de reloj con los porotos y empieza a gritar si se los juntás para guardarlos. Realmente me sorprende el éxito que tiene el juego. Ahora lo que le enseñé a hacer es a pasarlos todos juntos de un recipiente a otro, digamos a verterlos. Esto último ayuda al control de esfínteres.
Les dejo fotos de Guille ¡concentrada en los porotos!
Instantáneas acerca de la docencia
11 septiembre 2009
Mi abuela era la más chica de cinco hermanos. Vivían en el campo y eran arrendatarios de la estancia Wildermuth. Cuando tenía 5 años su padre falleció por un ataque de presión alta. Era criolla, así se denomina en Argentina a la mezcla de un gringo (mi bisabuela era italiana) y un nativo. Siempre digo que mi abuela fue un "ser de luz" en mi vida. Quiso ser maestra, pero en Gálvez sólo había una escuela que tenía hasta 4º grado. Hizo tres veces cuarto grado, no porque repitiera sino porque era lo único que había. No fue maestra, pero cuando se despidió de mí en terapia -las dos sabíamos que sería nuestro último encuentro en esta vida- me dijo: "me voy orgullosa de tener 3 nietas docentes". Ese es el tamaño de mi legado.
No estudié para ser docente, jamás se me pasó por la cabeza. Hice las materias pedagógicas de la carrera "por las dudas", pero realmente pensaba irme a estudiar afuera. En Letras no te forman para ser "profe", sino para ser "investigadora". Como dice el protagonista de la película dirigida por Sean Penn que vi anoche: "Las carreras son un invento del SXX, no necesito una". Y así es...pero recién ahora lo sé.
Soplaron vientos fuertes y mi vida cambió su rumbo. 4 meses antes de esa despedida me había recibido, 10 días después empezaba a trabajar como profesora de lengua en un secundario para adultos. Una hermosa experiencia que llevaré por siempre en el corazón. Aún recuerdo las graduaciones: toda la familia subía a recibir el diploma, porque era un logro de todos que mamá, papá, la tía o el adolescente rezagado terminara el secundario. Siempre, pero siempre terminaba llorando. Lamentablemente la escuela nocturna es imposible de compatibilizar con mi vida actual.
Llego a casa puteando porque me insultan, me tiran con cosas, gritan cuando les hablo, no me escuchan. Llego a casa llorando cuando veo a algunos de mis alumnos muertos de frío con las zapatillas agujereadas. Me molesta corregir pruebas y ver que de 30, estudiaron 2. Detesto ver a los chicos perdidos, abandonados emocionalmente, llenos de problemas que no debieran cargar ellos. Suele ser muy frustrante la docencia.
Comparto risas y bromas con mis compañeros en la sala de profesores, terapia de grupo. Me gusta el ambiente del comedor escolar, no tanto la comida. Pero disfruto tanto ese almuerzo de los lunes que no me llevo comida aparte. Voy y los observo comer. Es como si fuera nuestra casa.
Y los "buenos cursos" llegan, y los "buenos alumnos" también. Y me satisface escuchar hablar a mis alumnos, cuando hablan de la materia y cuando no, también. Son frescos, no están contaminados y nos dicen las cosas en la cara. Hay que saber escuchar, hay que querer escuchar. Suele tener muchas satisfacciones la docencia.
Soy de los que desconfían de la palabra "vocación". Me gusta más la palabra "profesión". Mi trabajo no es vocacional, yo nunca quise ser docente. Pero lo hago con alegría, porque estoy capacitada para hacerlo. Y es gratificante cuando mucho de lo que uno puso allí, vuelve.
Tengo 60 pruebas que corregir y entregar el lunes. Calculen unas 8 horas de reloj corrigiendo. Eso durante el fin de semana.
En realidad mi día es el 17 de septiembre, el "Día del profesor". Pero prefiero celebrarlo hoy, me enorgullece el título de "maestro". Y, como le contaba hoy a una de mis amigas de Facebook, me da mucha ternura cuando los chicos de 1er año -que recién empiezan el secundario- me dicen "Seño".
Una conversación entre dos de mis alumnas:
"- ¿Qué preferís ser? ¿Docente o prostituta?
- Prostituta. Ser docente es el peor trabajo del mundo"
Así de denigrada está mi profesión en Argentina. Y sin embargo sigo pensando que es el trabajo más compatible con la maternidad que existe. Podés acomodar horarios y tenés muy buenas licencias laborales. Todo gracias a las conquistas del gremio docente.
Sarmiento -el máximo procer argentino de la docencia- no quería que aprendiéramos a leer para ser más libres. Todo lo contrario, quería que aprendiéramos a leer para ser buenos consumidores ¿qué ironía, no? Dicen que iba a la escuela hasta cuando llovía, igual mucho no debe haber llovido en San Juan. ¿Por qué nos mintieron tanto? Más allá de esto, era un gran escritor. Sí, "Facundo" es uno de los mejores ensayos que he leído.
Admiro a Leticia y Olga Cossettini, son mi máximo referente en la docencia. El ejemplo del trabajo con alegría y creatividad. No importa si alguna vez faltaron a la escuela porque llovía, o si su madre tejía debajo de la higuera. Lo que importa son los hechos, lo que demostraron con la práctica de su tarea cotidiana.
Tengo, casi por casualidad, una "familia de docentes". Todos en mi familia sabemos que los 3 meses de vacaciones son una gran mentira, que el trabajo docente es de tiempo completo: porque hay que estar en el aula y hay que corregir, preparar clases, pruebas, planificar y muchísimas tareas burocráticas más. Y hay que recuperarse emocionalmente de cada día, para seguir. Y poner la energía suficiente para tener en cuenta los problemas de cada chico sin absorberlos. Lo aprendí de mis hermanas, de mi tía y de mi cuñado, lo aprendo día a día de mis alumnos. Y creo en lo que hago. Y no lo cambio por nada.
Y me encanta esta canción de León Gieco. A la escuela la hacemos entre todos. ¡Salud!
El 11 de septiembre se celebra en Argentina el Día del Maestro
Parto Vaginal Después de 3 Cesáreas
08 septiembre 2009
Estuve leyendo "La cesárea" de Michel Odent (Odent, Michel: La Cesárea ¿Problema o solución?, Ed. Liebre de Marzo, España, 2006) y tengo que decir que me puso un poco triste. No lo veo incondicional hacia el parto vaginal después de cesárea, me resultó un poco "pesimista". Si bien da todas las cifras de PVDC y de lo exitosos que son en general, es como que también tiene sus reservas. No sé bien cómo explicar la sensación que me produjo la lectura. Por un lado apoya a las mujeres que buscamos un parto vaginal después de cesárea -incluso cuenta sus propias experiencias en la asistencia de los mismos-, pero por momentos dicen cosas que tiran miedo. Tal vez solamente yo lo interpreté así, no sé. Lo cierto es que me produjo un malestar bastante grande, más allá de que afirma que la indicación de cesárea por tener una cesárea previa es totalmente injustificada. Seguramente sean solo mis propios miedos e inseguridades los que me llevaron a hacer esta lectura, lo releeré con más calma.
Igualmente, mientras leía sobre el "cuco" acerca de la rotura de útero y la muerte inexplicable del bebé a partir de la semana 39 ("hechos reales que existen y están comprobados y que aumentan en el caso de PVDC", en palabras de Odent), me acordé de este video bellísimo que vi gracias a un link que dejó una chica en el foro de Crianza Natural el año pasado. Se trata de un Parto Vaginal Después de 3 Cesáreas, es un parto domiciliario. Mírenlo, alcanza para sacarse dudas y miedos. Y saber que se puede.
Igualmente, mientras leía sobre el "cuco" acerca de la rotura de útero y la muerte inexplicable del bebé a partir de la semana 39 ("hechos reales que existen y están comprobados y que aumentan en el caso de PVDC", en palabras de Odent), me acordé de este video bellísimo que vi gracias a un link que dejó una chica en el foro de Crianza Natural el año pasado. Se trata de un Parto Vaginal Después de 3 Cesáreas, es un parto domiciliario. Mírenlo, alcanza para sacarse dudas y miedos. Y saber que se puede.
Semana Internacional de la Crianza en Brazos
07 septiembre 2009
Entre el 21 y el 28 de septiembre se celebrará la Semana Internacional de la Crianza en Brazos, el lema de esta año es Close Enough to Kiss. Red Canguro ha propuesto, después de realizar una votación en su foro, el lema "Al alcance de tus besos" para la celebración en los países de habla hispana. Me encanta el lema, tanto en inglés como su adaptación al castellano. Les dejo fotos de Guille en la bandolera, cumpliendo con la premisa del lema de este año (miren mis pelos...jajaja)
Por más bebés en brazos, por más bebés felices.
Primeros garabatos
06 septiembre 2009
El segundo es fruto de ésta actividad.
Y el primero es el resultado de que Guille me vea con una birome, lápiz, fibra o similar: exige automáticamente que le sea otorgado y ¡pide papel!
"Es que a las cinco su ayer vuelve de la escuela"
Hoy domingo, un jovencísimo Serrat canta para las embarazadas. ¡Qué linda canción!
Parto en casa en Rosario
02 septiembre 2009
¿Sos de Rosario y tu bebé nació en casa? ¿Pensás que el parto domiciliario es una opción segura? Ahora, existe una nueva Red en donde encontrarnos y debatir acerca de las opciones que tenemos para dar a luz. Para compartir nuestras expectativas y dudas con respecto al parto en el hogar. ¡Sumate!
Parto en casa en Rosario
Visit Parto en casa en Rosario
Parto en casa en Rosario
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"Tiempo para mí"
01 septiembre 2009
En dos días Guille cumple 18 meses. Hoy, por primera vez desde el día de su llegada, estuvo varias horas fuera de casa, ni papá ni mamá estuvieron presentes en esas horas. Guille se fue a pasar la tarde a la casa de sus abuelos paternos. Mi suegra la cuida un par de veces por semana, pero se quedan en nuestra casa y son poquitas horas.
Hoy fue distinto, David la llevó a la casa de sus viejos a la mañana y se fue a trabajar al mediodía.
Hoy fue distinto, David la llevó a la casa de sus viejos a la mañana y se fue a trabajar al mediodía.
Cuando llegué de trabajar aproveché para hacer algunas compritas (entre otras, el regalo de cumpleaños de mi suegra) y volver a casa a dormir una siesta.
A la mañana me fui sabiendo que iba a ser raro. Definitivamente llegar a casa y no escuchar a Guille, lo fue. Tuve esa sensación de que una parte de tu cuerpo está en otro lado.
Y me busqué en la que era antes, cuando llegaba a casa después del trabajo, intenté recordar qué cosas hacía. Y no pude reconocerme.
Y sin embargo, tenía ganas de descansar un poco. Me acosté a dormir la siesta. En veinte minutos me estaba cambiando para ir de mi suegra a buscar a Guille. Ir a trabajar es otra cosa, estar sin mi hija "porque sí" aún me es extraño.
Hoy más que nunca sé que soy otra. Y lo mejor de todo: sé que no hay retorno.
Y sin embargo no recuerdo haberme aburrido....antes.
Hoy más que nunca sé que soy otra. Y lo mejor de todo: sé que no hay retorno.
Y sin embargo no recuerdo haberme aburrido....antes.
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Luisina Serenelli
Docente // Fotógrafa // Blogger //Feminista // Doula// Escritora // Lectora incansable // Mamá de Guille y Emi // Enamorada de David // En permanente deconstrucción y construcción