Gracias a una de mis contactos de Facebook (gracias Laura!), tuve acceso a esta nota publicada en el diario Clarín. Pongo una partecita aquí para que entiendan, dice la nota: 

"El abuelo, la abuela y la madre le dieron demasiado amor: por ésto los condenaron. Hoy él tiene 13 años y vive en Ferrara. Es un chico muy inteligente: su maestra dice que es el primero de la clase. Pero hasta los 7 años no caminaba, casi, y ni siquiera lograba subir las escaleras. Nunca practicó un deporte, nada, nunca un viaje y nunca una carrera en el parque con los amigos.
Nunca frecuentó a nadie que no fuera de la familia, nadie al margen de su abuelo, su abuela y la mamá. Cuando no iba a la escuela estaba encerrado en su cuarto todo el día, lleno de mimos y amables caricias, que suscitaban destellos de una triste alegría en sus ojos de niño, negros como dos moras".

Y sigue más o menos en la misma tónica y contándonos acerca de que su familia fue condenada por esto.
Pero lo que no me termino de creer es el titular ¿cómo exceso de amor? El "amor" hacia un hijo no consiste en encerrarlo y no dejar que vea a nadie. Eso tiene un nombre y se llama LOCURA. No puedo creer que el diario catalogue esto como "exceso de amor". Primero porque el exceso de amor no existe, lo que existe es la mala interpretación de los gestos de amor y de cuidado.
No creo, sinceramente, que esta familia venga del sector que defiende la idea de respeto y amor incondicional hacia nuestros hijos. Más bien creo todo lo contrario aunque es cierto que solo he escuchado la "campana" del periódico. No sé qué transfondo habrá detrás de esto. Solo comento desde el lugar de lectora de este artículo.
Para mí amor también es soltarlos y animarlos a ir más allá de nosotros. Amor es guiarlos para que puedan ingresar a la sociedad, ya que el ser humano es, justamente, un ser social por naturaleza. Amor es hacerles saber que siempre pueden volver aunque se hayan despegado de nuestro lado.