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Tomando medidas por el barrio. Corté manos por todos lados, desastre!


Este fin de semana tuvimos una experiencia fuera de lo común. Hace ya algunos meses que Mónica, del blog Familia Libre -uno de los primeros blogs de crianza que encontré en mi desesperación puerperal, allá por el 2008- salió de viaje desde Quito con su hijo Carlos. Mónica trabaja "en casa", es decir, tiene un trabajo independiente que lleva adelante desde internet y Carlos es homeschooler. Esto les da la oportunidad de seguir con sus actividades cotidianas -trabajar y educarse- mientras viajan por América Latina. Me parece muy inspirador todo su trabajo en la web, la manera en la que educa a Carlos y su estilo de vida en general. Estuvieron en Perú, algunos meses en Bolivia y pasaron por Chile. Hace algunas semanas llegaron a Argentina vía Mendoza y este fin de semana tuvimos la suerte de poder ofrecerles alojamiento por un par de noches acá en Rosario. A mi me hubiese encantado que fueran unos días más, pero vivimos bastante apretados y era medio difícil (encima se nos rompió el flexible del bidet y tuvimos huéspedes mojándose los pies en el baño...horror!). Sin embargo no quise perderme la oportunidad de conocerlos y compartir unos días con ellos, mostrarles mi ciudad y que pudiéramos "interculturizarnos", compartir nuestra visión del mundo y de las sociedades en las que vivimos. Y aparte estaba interesada en que Guille pudiera disfrutar de tener invitados en casa :)
Fue una experiencia genial. Hace unas semanas me quejaba de las experiencias "malas" que tuve por la web, hoy es el día de agradecer por todo lo bueno que me dió. Esta vivencia fue, claramente, de lo mejor :) Paseamos, charlamos, nos contamos costumbres, Mónica y Carlos vieron cómo vivimos y compartieron nuestra cotidianidad, comieron con nosotros, se sorprendieron de la cantidad de carne que come el argentino medio (y eso que en esta casa no se come tanta carne como en otras!). Guille se encariñó muchísimo con Carlos ("Calo") y debo decir que prácticamente lo acosó
Hace un rato la fuimos a buscar todos a la escuela y nos despedimos ahí...y mi hija vino todo el camino llorando y hablando de lo triste que estaba porque ella ama mucho a "Calo". Como estaba tan compungida la dejé meter las zapatillas (y por consiguiente sus pies) en los charcos más profundos, así que cada vez que se mojaba hasta las rodillas se mataba de risa y dos segundos después se acordaba de sus penas y volvía a lagrimear ;-) Hizo un dibujo con dos personitas: una contenta y otra triste. Le pregunté si la triste era ella y me dijo "no te quiero contar". 
Mónica y Carlos seguirán unos días más en Rosario, para luego partir hacia Buenos Aires, así que seguramente volveremos a vernos y nos despediremos como corresponde (estaba lloviendo y apenas si pudimos decirnos chau!).
Me acuerdo que cuando era chica me encantaba escuchar sobre los "intercambios culturales" que hacían algunas veces estudiantes de otras escuelas. Una vez le dije a mi mamá que averiguara cómo hacer y la respuesta fue terminante "ni loca te dejo ir" (tan comprensiva jajaja). Bueno, tuve mi revancha. Y alguna vez iremos hasta Ecuador :-)
Si aún no conocen a Mónica, les dejo los enlaces a sus webs: