David trabajaba desde el 2004 en una empresa de colectivos de Rosario. Es una empresa privada que depende del estado municipal. En ese año yo buscaba desesperadamente trabajo porque vivía sola y las pocas horas que tenía como docente no me alcanzaban para nada. Todos los domingos revisaba el diario local buscando laburo. La cosa se estaba moviendo un poco más, pero tampoco era "wow, cuánto trabajo". Tanto David como yo habíamos trabajado como inspectores de tránsito en la municipalidad de Rosario, éramos pasantes por la UNR. La cosa es que un domingo vi ese aviso en el diario en el que buscaban inspectores y pensé ¿por qué no? Como éramos amigos le avisé que había salido ese aviso buscando gente y los dos mandamos nuestros CV. Atravesamos tres entrevistas juntos y ¡quedamos! Hicimos los análisis prelaborales y, cuando estábamos a punto de empezar yo conseguí más horas en una escuela privada y decidí dedicarme a eso. Es decir, renuncié antes de empezar.
Todo esto lo cuento para que entiendan la situación precaria que vivió desde un principio: entrar por CV y sin ninguna recomendación a una empresa manejada por el Partido Socialista es "inestable" desde el vamos. ¿Qué quiere decir eso? Que desde el mismísimo momento en el cual entró a la empresa, estuvo "a punto" de ser despedido (porque todos los demás estaban acomodados y eran más difíciles de "echar"). Básicamente, las empresas privadas que pertenecen al estado son utilizadas para pagar favores políticos con lugares de trabajo (eso ocurre en el estado nacional, en el provincial y en el municipal...y en todos los partidos políticos, para los que creen que el PS rosarino no hace "clientelismo" ejem!). Tengamos en cuenta que los inspectores de esta empresa están bajo el convenio de UTA y por eso ganan muy bien. Así que un puesto ahí es un "regalo" buenísimo para alguien que colaboró con la "campaña" electoral.
La verdad, pasarte 7 años trabajando con la amenaza del despido sobre la cabeza es altamente desmoralizante para cualquier trabajador. Y no sólo eso, tuvo (tuvimos) que aguantarnos tantas cosas. Por ejmplo, en la última campaña electoral (en la que ganó Bonfatti), David fue obligado a ser fiscal por el socialismo en una mesa. Siempre la amenaza era la misma "si no voy me despiden". Las discusiones que teníamos por este tema eran inagotables. Mi postura siempre fue "hagas lo que hagas y seas amigo de quien seas, tarde o temprano te van a despedir, porque no sos del PARTIDO". Hemos comido empanadas para cada fiesta patria...empanadas que pagaban la campaña de Bonfatti, Fein o quien fuera el candidato en ese momento. Hasta le hemos tenido que votar a esos mismos porque "si pierden los socialistas todos perdemos el trabajo". Fue enloquecedor y echarlo fue lo mejor que hicieron por nosotros en la vida. ¿Fue difícil? Dificilísimo. Y claro, una semana antes del nacimiento de Emilio, digamos que no era el mejor momento para atravesarlo. Pero bueno, las cosas salieron mejor de lo que pensábamos. Aunque mucha gente de nuestro entorno se alejó repentinamente ¿será que creyeron que los íbamos a contagiar? Y también hubo mucha gente que nos ayudó desinteresadamente, que desde su corazón fue capaz de decir "traéme un CV que lo presento en mi trabajo", otros que nos sostuvieron emocionalmente, simplemente estando cerca. Otros supieron escuchar. No pretendíamos que nadie nos consiguiera un trabajo para David, él sólo necesitaba un poco de apoyo moral, el trabajo podía conseguirlo solo (como lo demostró). Y yo agradezco tanto, tanto a los que supieron estar :)
Cuando David llegó a casa ese día, más temprano de lo habitual, pensé que le habían dado la tarde libre (a veces le pagaban algunos favores con "ratos libres"). Pero cuando lo vi llorando me pegué el susto de mi vida porque Guille se había ido a pasar la tarde de los abuelos y yo, que tengo el chip preparado para la desgracia (tengo que cambiar eso porque trae mucho sufrimiento) pensé que le había pasado algo a la nena y le habían avisado a él. O sea "pensé que le había pasado algo" es "creí que estaba muerta", así de horrible. Todo eso lo imaginé en un par de segundos. Yo gritando y David que no me decía lo que le pasaba, casi me muero. Es más, lo escribo y revivo el susto. Cuando me dijo lo que le pasaba casi lo mato, gente. O sea, mi chip de "entrenamiento para la desgracia" jamás consideraría un despido como una desgracia. Jamás, osea: un despido es uns circunstancia laboral solucionable, la muerte no.
Y bueno, ahí vino el aprendizaje de saber entender y acompañar a David. Porque para él fue una situación traumática y trágica, digamos que tuvo siempre tanta suerte que el despido fue lo peor que le pasó en la vida. Así que imagínense. Lo más duro para mi fue acompañarlo, en un momento en donde yo apenas podía sostenerme a mi misma. Y tuvimos miles de peleas por este tema. Y salimos a flote super fortalecidos como pareja y también como personas. Y no solo eso. David se demostró a sí mismo y a todos que sí vale la pena como trabajador, antes de que pasaran 5 meses del despido entró a otra empresa, en un puesto similar, sin ningún tipo de recomendación ni ayuda. Y eso me enorgullece :)
Así que hoy, a casi 6 meses del despido puedo decir que todo el saldo es positivo. Nos liberamos del jefe desquiciado que tenía (unos días antes de despedirlo le había pedido a David que saliera de testigo en su juicio de divorcio y él obviamente había aceptado porque "si no lo hago me despide", así que dimensionen la neurosis de ese tipo), David estuvo en casa los primeros meses de Emilio y eso sí que fue un regalo. Lástima que el mayor tiempo la pasó medio desmoralizado, pero deprimido y todo eran dos brazos más para ayudar con el bebé y con Guillermina. Mi hija aprendió mucho de esta situación: que podemos seguir adelante y que sus papás le cuentan siempre la verdad de lo que sucede. Cada día que pasa estoy más convencida de que fue para mejor. Incluso fue lo primero que le dije a David cuando me enteré "es para mejor", pero en ese momento tenía algunas dudas. Hoy no. Y ojo, que el sueldo es bastante menor y obviamente necesito trabajar yo también (recordemos que yo quedé desempleada a principios del año pasado, no fue voluntario mi retiro de las aulas, jeje) y espero que pronto salgan horitas porque con las sesiones de fotografía no alcanza. Pero a pesar de eso, hoy por hoy siento que estamos mil veces mejor. Ya no discutimos por el trabajo de David ni por las humillaciones continuas que padecía. Y eso es genial :)
Toda esta situación que tuvimos que remontar, más el bebé, más el puerperio, más Guillermina, más un verano a 40°, es lo que me tiene alejada de la web. Pero de a poco van volviendo las ganas, porque no quiero olvidarme de las que pasamos y de todo lo que superamos juntos. Y porque la vida siempre es una fiesta y merece ser celebrada. Todo pasa y de todo se aprende. Y yo aprendi tanto en estos últimos meses que tengo ganas de seguir creciendo.