Aún me acuerdo de cuando decidimos empezar a buscar a Guille. Fue una desición importante, obvio. La más importante que habíamos tomado como pareja. Me hice mil estudios y no empezamos hasta que el ginecólogo no me dio el ok. Y dejé las pastillas, controlé fechas y en el primer ciclo quedé embarazada. En ese momento era vital para mí lograrlo rápido porque necesitaba que se dispersaran los miedos de "no poder". Y bueno, vino Guille y pensamos que iba a ser hija única hasta que el deseo de tener un nuevo hijo se instaló en ambos.
Y claro, nuevamente quise "controlar todo". Calculé cuál era la mejor época para tomarme la licencia y decidimos que septiembre de este año era lo mejor. Pero me pasa algo raro con esta búsqueda. Por momentos quiero y por momentos no. Es que las demandas de Guille son tantas que me cuesta un montón imaginarme con dos. Y suspendemos y retomamos la búsqueda. En realidad no, lo que sucede esta vez es que no miro las fechas, no me importan, no las conozco y estamos haciendo una búsqueda completamente desorganizada. Y eso me hace feliz y no me genera ansiedad para nada (algo que yo pensé que iba a pasarme). Ya no nacerá en septiembre y las cosas con la licencia se complican ¡y no me importa! Mi cuerpo le hace caso a mi mente. Siento que necesito definir algunas cosas antes de quedar embarazada porque tengo dudas acerca de si 9 meses me van a alcanzar para prepararme para un PVDC (parto vaginal después de cesárea). Pero a la vez estoy medio parada con eso, tengo pocas opciones en Rosario y quiero ver qué me dicen acerca de mis posibilidades.
Por todo eso es que les digo que no esperen ese anuncio pronto, creo que esta es una búsqueda más bien emocional y que nos va a llevar mucho tiempo.
¿Será Centenario? Ya me parece que queda para el 2011 ;-)