A la sombra de la cultura, el vientre todavía palpita
Carta a las madres que dan biberón
Desde http://www.bebesymas.com/
Yo fui una madre que dio biberón y no deseaba hacerlo. Durante unos meses, mi bebé prematuro no se enganchaba al pecho. Y se que si conseguí relactar fue porque un cúmulo de circunstancias y apoyos me ayudaron. Pero que podría perfectamente haber tenido que seguir con el biberón y haber dado todo mi amor a mi hijo con él.
Cuando estaba embarazada pensaba “le daré el pecho si puedo”. Ese “si puedo” era un condicional aceptado completamente. Realmente creía que no todas las mujeres tienen leche. Tampoco sabía mucho más. Luego la vida me sorprendió y los problemas de mi lactancia fueron cosas que no preveía siquiera que existieran.
Conseguí relactar, pero como os digo, lo considero un regalo del destino que quiso que lo lograra. Pero sigo sintiendo que se lo que es dar biberón. Pero también se que lo hubiese superado y que mis brazos y mis besos habrían compensado a mi hijo por la lactancia perdida. Quizá, para protegerme habría olvidado lo que me dolió y me diría que no era tan importante en realidad.
Entiendo que las madres que han dado biberón en contra de su deseo se pueden sentir juzgadas con la defensa de la lactancia. Tenemos que autoprotegernos de algo que nos hace daño y sobre todo, por el bien de nuestros pequeños, seguir adelante con amor y disfrute de la maternidad.
También dedico gran parte de mi vida a promocionar la lactancia materna. Conozco a muchas mujeres que deseaban amamantar, que estaban totalmente convencidas de los beneficios de la lactancia materna y que incluso contaban con apoyo e información. He visto como algunas de ellas no lo han conseguido. Me siento enormemente unida a ellas. Son madres maravillosas, luchadoras hasta el límite de su capacidad, amorosas y entregadas.
Conozco también a muchas madres que no han podido dar el pecho, normalmente, aunque cueste llegar a admitirlo, porque recibieron una mala información. Podían. Pero algo falló. Destetaron por tratamientos médicos que podrían ser compatibles con la lactancia, por falsas hipolactias debidas a consejos erróneos, por creerse falsos mitos como que coger en brazos, amamantar cada vez que el niño lo desee o dormir con él son dañinas, por la falta de ayuda de sus familias, porque estaban desbordadas y agotadas y nadie supo ni pudo apoyarlas.
Cada vez que un bebé se queda con hambre y sin siquiera observar una toma por un supuesto experto se receta una ayudita en vez de indicar tomas a demanda real y sin reloj, cada vez que se manda dar agua o infusiones, cada vez que imponen pausas nocturnas, cada vez que se da leche artificial por supuestos fallos de composición o cantidad de la leche materna, cada vez, alguien se pone la base para el final de una lactancia que seguramente podría haber continuado.
Cuesta llegar a admitir que nos han robado algo y que dejamos que lo hicieran. Pero es que la lactancia nos la roban. Nos han machacado con mensajes falsos sobre que la lactancia artificial es buena. ¿Os habéis planteado si a ese producto se le han hecho los mismos controles que a un nuevo medicamento? Pues no, no se los hacen. No se lo han hecho nunca. Y nos lo han metido durante décadas como si fuera la panacea que resuelve los problemas de la lactancia, sin mencionar los que trae.
¿Que madre quiere darle algo malo a sus hijos? Pero ya habéis visto lo que ha pasado en China, ¿de verdad estamos a salvo? Yo no lo creo. Y creo que la lactancia artificial tiene efectos negativos nocivos sobre la salud pública que debemos conocer aunque nos hayamos visto obligadas a recurrir a ella y nuestros niños estén sanos. .
Las compañías productoras ganan miles de millones al año vendiendo esta leche que publicitan sin piedad e incluso saltándose impunemente los códigos deontológicos que rigen su venta. Miles de millones. Y así ha sido durante muchos años.
Pero claro que un niño puede crecer sano y feliz con biberón. Aquí estoy yo, que no me dieron ni una toma. Mi madre siempre pensó que era por culpa de la forma de su pecho. Pero no, no es así, la persona que la atendía no sabía lo que decía. Y no pudo amamantar con una gran pena. Me dio lo mejor que pudo y que supo. Pero no lo mejor, porque se lo robaron por ignorancia o por el interés de unas grandes compañías que se lucran del fracaso de las lactancias de tantas y tantas madres que con ayuda e información si habrían podido dar de mamar.
Casi todas vosotras si podíais dar el pecho. No pudisteis. Razones: personal sanitario sin formación, una sociedad que realmente no cree en la importancia de la lactancia, miles y miles de consejos y mitos falsos, falta de apoyo real de las familias y el no tener una red de mujeres. Era mejor, mucho mejor, haber dado el pecho y es válido estar triste y enfadadas por no haberlo logrado. Por eso hay que ayudar a que nadie más pase por eso. Si una mujer desea dar el pecho tiene derecho a ser sostenida, ayudada e informada, cosa que no tuvisteis vosotras.
Hay algo que sucede y que a las mujeres que están comprometidas duele mucho. Cuando se habla de los beneficios de la lactancia materna y de lo perjuicios del biberón saltan ampollas y alguien siempre dice “¿es que pensáis que somos peores madres por dar biberón?“. ¿Que hacemos mal al transmitir el mensaje? Porque precisamente uno de los motivos por los que las madres se comprometen con fomentar la lactancia es por tantas lactancias deseadas que no pudieron ser.
También hay madres que deciden no dar el pecho. Para ellas es preciso que reciban toda la información veraz sobre lactancia, para que su decisión, que es de ellas, no se vea empañada por falsedades. Ellas y sus bebés también merecen nuestro respeto y trabajo, para que lo que decidan sea verdaderamente lo que ellas han decidido con todo lo que necesitan saber. Muchos motivos harán que una madre descarte la lactancia materna, y por eso es preciso ofrecerles también un enorme respeto. Yo no me considero nadie para juzgarlas, aunque defienda que la lactancia materna es lo mejor para los bebés y crea que estamos siendo torpedeados por la industria que defiende sus intereses. Ellas son responsables y sus motivos nadie más que ellas los sienten y conocen, aunque seguramente sus motivos nacen de esos falsos mitos y de la falta de apoyo a la maternidad consciente que sufrimos todas.
A veces creo que es necesario repetir muy alto, cuando se defiende la lactancia materna, algo que es más que obvio. Las madres que dan biberón son tan buenas madres y aman a sus hijos como las que dan el pecho. Precisamente por ellas y sus bebés y por otros como ellos se defiende la lactancia materna, para que nadie se vea privado de ella sin necesidad. Os respeto, sea el modo que sea en el que dais alimento. No os juzgo.
El amor lo merece. El amor de una madre cuenta, más que el modo en que alimentemos a los bebés, aunque para ellos no hay nada mejor que el pecho. A veces siento que, por mucho que defienda la lactancia materna, es preciso decirlo alto y claro. Nada alimenta como el amor.
El artículo fue tomado de ACÁ
Gracias Mariana, de Familia Natural!!!
Como muchos saben no pude con la lactancia exclusiva y logré apenas un esbozo de lactancia mixta hasta los 5 meses y medio. Pueden leer mi experiencia de lactancia aquí
Aviso!
"...yo no sé de dónde soy, mi patria está en la frontera..."
Lu
Palabras: La Maga y Rocamadour
Rocamadour, ya sé que es como un espejo. Estás durmiendo o mirándote los pies. Yo aquí sostengo un espejo y creo que sos vos. Pero no lo creo, te escribo porque no sabes leer. Si supieras no te escribiría o te escribiría cosas importantes. Alguna vez tendré que escribirte que te portes bien o que te abrigues. Parece increíble que alguna vez, Rocamadour. Ahora solamente te escribo en el espejo, de vez en cuando tengo que secarme el dedo porque se moja de lágrimas. ¿ Por qué, Rocamadour ? No estoy triste, tu mamá es una pavota, se me fue al fuego el borsch que había hecho para Horacio; vos sabés quién es Horacio, Rocamadour, el señor que el domingo te llevó el conejito de terciopelo y que se aburría mucho porque vos y yo nos estábamos diciendo tantas cosas y él quería volver a París; entonces te pusiste a llorar y él te mostró como el conejito movía las orejas; en ese momento estaba hermoso, quiero decir Horacio, algún día comprenderás, Rocamadour.
Rocamadour, es idiota llorar así porque el borsch se ha ido al fuego. La pieza está llena de remolacha, Rocamadour, te divertirías si vieras los pedazos de remolacha y la crema, todo tirado por el suelo. Menos mal que cuando venga Horacio ya habré limpiado, pero primero tenía que escribirte, llorar así es tonto, las cacerolas se ponen blandas, se ven como halos en los vidrios de la ventana, y ya no se oye cantar a la chica del piso de arriba que canta todo el día Les amants du Havre. Cuando estemos juntos te lo contaré, verás. Puisque la terre est ronde, mon amour t'en fais pas, mon amour, t'en fais pas...Horacio la silba de noche cuando escribe o dibuja. A ti te gustaría, Rocamadour. A vos te gustaría, Horacio se pone furioso porque me gusta hablar de tú como Perico, pero en el Uruguay es distinto. Perico es el señor que no te llevó nada el otro día pero que hablaba tanto de los niños y la alimentación. Sabe muchas cosas, un día le tendrás mucho respeto, Rocamadour, y serás un tonto si le tienes respeto. Si le tenés, si le tenés respeto, Rocamadour.
Rocamadour, madame Irène no está contenta de que seas tan lindo, tan alegre, tan llorón y gritón y meón. Ella dice que todo está muy bien y que eres un niño encantador, pero mientras habla esconde las manos en los bolsillos del delantal como hacen algunos animales malignos, Rocamadour, y eso me da miedo. Cuando se lo dije a Horacio, se reía mucho, pero no se da cuenta de que yo lo siento, y que aunque no haya ningún animal maligno que esconde las manos, yo siento, no sé lo que siento, no lo puedo explicar. Rocamadour, si en tus ojitos pudiera leer lo que te ha pasado en esos quince días, momento por momento. Me parece que voy a buscar otra nourrice aunque Horacio se ponga furioso y diga, pero a ti no te interesa lo que él dice de mí. Otra nourrice que hable menos, no importa si dice que eres malo o que lloras de noche o que no quieres comer, no importa si cuando me lo dice yo siento que no es maligna, que me está diciendo algo que no puede dañarte. Todo es tan raro, Rocamadour, por ejemplo me gusta decir tu nombre y escribirlo, cada vez me parece que te toco la punta de la nariz y que te reís, en cambio madame Irène no te llama nunca por tu nombre, dice l'enfant, fíjate, ni siquiera dice le gosse, dice l'enfant, es como si se pusiera guantes de goma para hablar, a lo mejor los tiene puestos y por eso mete las manos en los bolsillos y dice que sos tan bueno y tan bonito.
Hay una cosa que se llama tiempo, Rocamadour, es como un bicho que anda y anda. No te puedo explicar porque eres tan chico, pero quiero decir que Horacio llegará en seguida. ¿ Le dejo leer mi carta para que él también te diga alguna cosa ? No, yo tampoco querría que nadie leyera una carta que es solamente para mí. Un gran secreto entre los dos, Rocamadour. Ya no lloro más, estoy contenta, pero es tan difícil entender las cosas, necesito tanto tiempo para entender un poco eso que Horacio y los otros entienden en seguida, pero ellos que todo lo entienden tan bien no te pueden entender a ti y a mí, no entienden que yo no puedo tenerte conmigo, darte de comer y cambiarte los pañales, hacerte dormir o jugar, no entienden y en realidad no les importa, y a mí que tanto me importa solamente sé que no te puedo tener conmigo, que es malo para los dos, que tengo que estar sola con Horacio, vivir con Horacio, quién sabe hasta cuándo ayudándolo a buscar lo que él busca y que también buscarás, Rocamadour, porque serás un hombre y también buscarás como un gran tonto.
Es así, Rocamadour: En París somos como hongos crecemos en los pasamanos de las escaleras, en piezas oscuras donde huele a sebo, donde la gente hace todo el tiempo el amor y después fríe huevos y pone discos de Vivaldi, enciende los cigarrillos y habla como Horacio y Gregorovius y Wong y yo, Rocamadour, y como Perico y Ronald y Babs, todos hacemos el amor y freímos huevos y fumamos, ah, no puedes saber todo lo que fumamos, todo lo que hacemos el amor, parados, acostados, de rodillas, con las manos, con las bocas, llorando o cantando, y afuera hay de todo, las ventanas dan al aire y eso empieza con un gorrión o una gotera, llueve muchísimo aquí, Rocamadour, mucho más que en el campo, y las cosas se herrumbran, las canaletas, las patas de las palomas, los alambres con que Horacio fabrica esculturas. Casi no tenemos ropa, nos arreglamos con tan poco, un buen abrigo, unos zapatos en lo que no entre el agua, somos muy sucios, todo el mundo es muy sucio y hermoso en París, Rocamadour, las camas huelen a noche y a sueño pesado, debajo hay pelusas y libros, Horacio se duerme y el libro va a parar abajo de la cama, hay peleas terribles porque los libros no aparecen y Horacio cree que se los ha robado Ossip, hasta que un día aparecen y nos reímos, y casi no hay sitio para poner nada, ni siquiera otro par de zapatos, Rocamadour, para poner una palangana en el suelo hay que sacar el tocadiscos, pero donde ponerlo si la mesa está llena de libros. Yo no te podría tener aquí, aunque seas tan pequeño no cabrías en ninguna parte, te golpearías contra las paredes. Cuando pienso en eso me pongo a llorar, Horacio no entiende, cree que soy mala, que hago mal en no traerte, aunque sé que no te aguantaría mucho tiempo. Nadie se aguanta aquí mucho tiempo, ni siquiera tú y yo, hay que vivir combatiéndose, es la ley, la única manera que vale la pena pero duele, Rocamadour, y es sucio y amargo, a ti no te gustaría, tú que ves a veces los corderitos en el campo, o que oyes los pájaros parados en la veleta de la casa. Horacio me trata de sentimental, me trata de materialista, me trata de todo porque no te traigo o porque quiero traerte, porque renuncio, porque quiero ir a verte, porque de golpe comprendo que no puedo ir, porque soy capaz de caminar una hora bajo el agua si en algún barrio que no conozco pasan Potemkin y hay que verlo aunque se caiga el mundo, Rocamadour, porque el mundo ya no importa si uno no tiene fuerzas para seguir eligiendo algo verdadero, si uno se ordena como un cajón de la cómoda y te pone a ti de un lado, el domingo del otro, el amor de la madre, el juguete nuevo, la gare de Montparnasse, el tren, la visita que hay que hacer. No me da la gana de ir, Rocamadour, y tú sabes que está bien y no estás triste. Horacio tiene razón, no me importa nada de ti a veces, y creo que eso me lo agradecerás un día cuando comprendas, cuando veas que valía la pena que yo fuera como soy. Pero lloro lo mismo, Rocamadour, me equivoco, porque a lo mejor soy mala o estoy enferma o un poco idiota, no mucho, un poco pero eso es terrible, la sola idea me da cólicos, tengo completamente metidos para adentro los dedos de los pies, voy a reventar los zapatos si no me los saco, y te quiero tanto, Rocamadour, bebé Rocamadour, dientecito de ajo, te quiero tanto, nariz de azúcar, arbolito, caballito de juguete ...
Julio Cortázar: Rayuela, Cap. 32.
Historias en Brazos: Bebés y Viajes
Cuando finalmente decidimos empezar a buscar un hijo lo que más nos asustaba era tener que postergar los viajes. Nos encanta viajar, pero lo entendemos como una forma de conocer otras maneras de vivir, otras realidades y eso solo se consigue "metiéndonos" en ese otro lugar que visitamos. Así, la idea de viaje como experiencia antropológica se contrapone a la idea de "vacacionar". Si hay algo que nosotros no hacemos cuando salimos de viaje es "vacacionar" y entiendo por esto a comprar un pack turístico, hospedarse en un hotel tradicional y pasarse los diez días metido en la pileta de ese hotel. Tampoco me agrada quedarme más de 4 días en un mismo lugar. Por eso elegimos la modalidad "viaje" y no "vacacionamos"...para descansar mejor elijo mi casa. Ojo...me parece una buena opción, pero yo no la elijo simplemente.
Creo que a los bebés hay que sumarlos a la vida familiar, hay que ofrecerlas las constumbres que desarrollamos antes de que ellos llegaran, hay que integrarlos (como término opuesto a "adaptarlos", ojo!) a la vida familiar.
Y nuestra familia es así: itinerante, por momentos bohemia y amante de los viajes. Eso es lo que le voy a ofrecer a mi hija: la posibilidad de conocer gente, lugares, olores, sabores desde una perspectiva completamente diferente a la de un viaje puntillosamente programado por una agencia. Después ya tendrá tiempo ella misma de decidir cómo viajar, pero por ahora va a viajar como pequeña mochilera con mamá y papá cuidándola. Ahora, he aquí el problema: ¿no será difícil? La verdad que me lo planteé, por más segura que esté de mi forma de viajar, sé que esta modalidad incluye esperas, cansancio, largas caminatas y que -dado que Guille aún no camina- íbamos a tener que encontrar la manera más cómoda de trasladarnos, para bien de todos. Primero, elegimos las sierras cordobesas y dentro de las mismas nos quedamos con Tralasierras que considero un lugar tranquilo, sin amontonamiento de gente vacacionando (me dan pánico los turistas) y con posibilidades ilimitadas de conocer lugares caminando o en colectivo o en alguna excursión. En general hacemos excursiones, y es ahí en donde nos topamos con el "mundo vacacionando", muchas veces gente grande que ya puede dejar a sus hijos en casa -máximo horror para esta gente: viajar con chicos berreando- el guía que está siempre "apurado" y que te empuja adentro de la trafic cuando ni sacaste dos fotos, que se vuelve loco si ponés un pie en un lugar que él no indicó...uffff: el mundo vacacionando, le llamo yo. Al no tener movilidad propia muchas veces las excursiones son la única manera de conocer aquellos sitios adonde no llega el transporte público.
Comparación entre mochilas convencionales y portabebés ergonómicos
La postura “en ranita” consiste en llevar al bebé o niño con las piernas abiertas alrededor de 45º con respecto al eje corporal (90º de apertura total entre las piernas), y las caderas flexionadas de manera que las rodillas queden a una altura ligeramente superior que las nalgas. Esto garantiza que la cabeza del fémur quede perfectamente encajada dentro del acetábulo de la cadera y es la posición fisiológica, la postura óptima de porteo, que previene problemas posteriores de esta articulación. Esta técnica de porteo incluso ayuda a solucionar los casos de displasia leves.
Una buena manera de saber si un bebe está bien colocado, es que (o en un buen portabebe) los pies se ven del otro lado. En posición ventral se ven por detrás y en la espalda se ven por delante.
Existen también bandoleras “de nueva generación” que podemos encontrar fácilmente en el mercado, en los que se puede colocar al bebé en posición cuna o sentadito, como en una bandolera de anillas o un pouch. En estas bandoleras, aunque la posición correcta del bebé se puede conseguir, el ajuste no es del todo correcto y el bebé puede quedar demasiado bajo, aparte de resultar más incómodas para el porteador.
Además de esto, en las fotografías promocionales de este tipo de mochilas más comerciales suele aparecer el niño mirando hacia delante. Esta postura está totalmente contraindicada. Los motivos son que obliga a curvar la espalda del bebé en sentido contrario al fisiológico y que lo deja expuesto a infinidad de estímulos directos, sin posibilidad de refugio, ya que no puede girarse. Además ocasiona incomodidad para el portador, ya que el bebé tiende por la forma de su columna a separar su cuerpo de quien lo lleva lo que desplaza el eje de gravedad de este último, obligándole a modificar su postura correcta con las consiguientes molestias de hombros y espalda y sobrecarga del suelo pélvico.
Las únicas “ventajas” que encontramos a este tipo de portabebés más convencionales es la facilidad para encontrarlos en cualquier tienda de puericultura. Las casas dedicadas a los productos para niños han buscado responder a una demanda de mercado, pero en nuestra opinión sin centrarse mucho en los aspectos más importantes (ergonomía para el bebé y quien lo lleva). Por otro lado, estas mochilas y bandoleras generalmente pueden ser usadas poco tiempo, ya que enseguida se hacen incómodas para el portador. En resumen, podría decirse que, a pesar de presentar modernos y atractivos diseños, aún les faltan muchos aspectos por mejorar, que los portabebés tradicionales ya traían “de serie”".
Viernes: Guillermina
"Para comprender el concepto de continuum"
Miércoles: Palabras
La vida es bella
(Miguel Bosé)
Yo (yo)
Al verte sonreír (al verte sonreír)
Soy (soy)
El niño que ayer fui (el niño que ayer fui)
Si yo velo por tus sueños
El miedo no vendrá y así sabrás lo bello que es vivir
Caen (caen)
Mis lágrimas al mar (mis lágrimas al mar)
Tu (tu)
No me veras llorar (no me veras llorar)
Es que solo tu alegría
Amansa mi dolor y así yo se lo bello que es vivir
Si
Mi corazón siempre estará
Donde este tu corazón si tu no dejas de luchar
Y
Nunca pierdas la ilusión
Nunca olvides que al final habrá un lugar para el amor
Tu (tu)
No dejes de jugar (no dejes de jugar)
No (no)
No pares de soñar (nunca pares de soñar)
Que una noche la tristeza
Se ira sin avisar y al fin sabrás lo bello que es vivir
Que una noche la tristeza
Se ira sin avisar y al fin sabrás lo bello que es vivir
Se ira sin avisar y al fin sabrás lo bello que es vivir
Y si la quieren escuchar...
Martes: Pequeñas recetas
Pelar la manzana y sacarle las semillas, poner en un recipiente a micro-ondas por 2 minutos sin agregarles nada. Una vez pasado ese tiempo, procesar o pisar con tenedor las manzanas...queda supe suave, dulce (porque parace una compota)...hay que dajarlo enfriar. Se puede servir frío o tibio. También se le puede agregar una cucharadita de queso crema y miel de maíz (kero).Yo también probé hacerlo con pera. Se le pueden agregar cereales.
Gracias Brenda (es la creadora)
Lunes: Historias en brazos
Veinte y pico...
Cuánta intensidad en solo 10 años...me parece haber vivido 100. Debo dejarlas partir, creo que viven en mí... dice Fito.
Será igual de intenso tener treintaypico?
Cuidar nuestra fertilidad
“Tras generaciones de descubrimientos científicos y cambios sociales, después de décadas de debate público sobre la reproducción y la planificación familiar, oco se habla sobre la Fertilidad. Un estudio a escala mundial entre casi 17.500 personas en 10 países de Europa, África, Cercano Oriente y Sudamérica, en su mayoría mujeres en edad de procrear, reveló una verdad que da que pensar: en el mundo entero, la gente sabe poco acerca de la fertilidad y la biología.
Este estudio demostró que la inmensa mayoría de nosotros sólo conocemos pequeños trozos de la historia de la concepción y la reproducción. No comprendemos realmente los pasos complicados y delicados implicados en ella ni sabemos cómo preservar la fertilidad. Esto nos hace vulnerables a todo tipo de sorpresas, incluidos algunos problemas reproductivos prevenibles.
Las razones de nuestra ignorancia son complejas. Crecemos pensando que la reproducción tiene que ver únicamente con el sexo, o que es una bendición divina o un regalo de la naturaleza. Nuestras actitudes y percepciones están teñidas por las creencias, la moral y las costumbres religiosas o culturales que modelan nuestras sociedades. Muchos de nosotros tendemos a idealizar o romantizar la procreación, mientras que para otros es simplemente algo de lo que no se habla. A menudo nos resistimos a buscar la información que nos permita conocer las realidades biológicas implicadas a la hora de crear una nueva vida, un tema que sigue siendo un tabú.
Teniendo en cuenta que muchos países del mundo se han esforzado por frenar el crecimiento de la población, ofrecer información acerca de la fertilidad y cómo preservarla parecía ir en contra de ese objetivo. De hecho, a lo largo de los años, la planificación familiar responsable se ha definido siempre como anticoncepción o abstinencia, y en ese sentido nos han educado muy bien. Pero no se ha recurrido a esos mismos mecanismos pedagógicos eficaces para explicarnos lo que hemos de saber acerca de la otra parte de la ecuación de la fertilidad. Resulta irónico cuando se considera que tener niños es tan importante para una verdadera planificación familiar como evitar un embarazo.
Salvo muy pocas excepciones, la población mundial sigue desconociendo en gran medida los “hechos de la vida”, y qué factores pueden afectar a las posibilidades que tienen de engendrar hijos e hijas biológicos. Armados con tan sólo algunos hechos simples —por ejemplo: que la fertilidad disminuye con la edad; o que lo que se come, la cantidad de ejercicio que se hace y las horas que uno duerme pueden afectar a la fertilidad— las personas en todo el mundo estarán mejor capacitadas para hacer elecciones significativas e incluso esenciales para proteger su fertilidad.
La educación significa que todas las personas tendrán la oportunidad de tomar decisiones a conciencia. Puede que no cambiemos nada de lo que hacemos, pero deberíamos ser capaces de tomar esas decisiones con total confianza. Quizás no sea sorprendente que los encuestados más entendidos resultaran ser los que se habían visto obligados a recabar información a raíz de las dificultades reproductivas. ¿Por qué esperar a que nos encuentren desprevenidos?"