El lunes pasado a la madrugada tuve un sueño. Un sueño extrañísimo. Por cierto, hacía muchísimo tiempo que no me acordaba de ninguno de mis sueños, o que no lo vivía así, de una manera tan nítida y real.

Soñé que iba a parir a un sanatorio, estaba embarazada y vestía una bata blanca. Tenía una panzota de antología y por lo visto había decidido pasar por otra cesárea. Me ponía en una cola de mujeres que esperaban para parir. A todas las revisaban y les decían lo mismo: sólo tenés 1 cm. de dilatación y ya no podemos esperar y ahí nomás les abrían las panzas y nacían los bebés.

Yo esperaba paciente en la cola, tranquila como sabiendo que ya estaba decidida la cesárea. A veces me acompañaba David aunque por momentos me daba vuelta y veía la cara de mi mamá (mi mamá murió hace 9 años). Llegaba mi turno en la fila y de pronto, de la nada, me daba cuenta de que no quería otra cesárea. Pataleaba en la fila, al lado de la camilla, gritaba que no quería y salía corriendo.

Escena siguiente: en casa, los días habían pasado y yo seguía embarazada. El parto no parecía empezar nunca. Estaba junto a una mujer oscura y silenciosa -sería la partera?- que me decía que tenía un "espasto" (literal)...y me desperté.

Lo primero que hice cuando me levanté (los lunes me levanto 5:30 am para ir a trabajar) fue anotar en un papelito la palabra "espasto" y a la tarde la busqué en el google. En castellano no existe y como no suelo soñar en inglés (igual tampoco significa nada en inglés) habría que ver qué palabra está sublimada detrás de esta. Lo único que figura en google es un lugar de Filipinas que se llama así.

Cuando me subí al colectivo (viajo una hora y pico hasta un pueblo) el "estado alterado de conciencia" aún me duraba, sobre todo porque entre el sueño, el lunes y el movimiento del colectivo la verdad es que viajo medio dormida. Así que medio adormilada aún empecé a analizar algunas cuestiones del sueño. En realidad empecé a comparar algunas emociones mías con esto que había soñado. La figuras que más resaltan son David, mi vieja y la partera. Los tres sostenes fundamentales. En realidad mi vieja puede no ser mi vieja, sino una figura maternal que debería sostenerme desde su ¿experiencia?. Pero la partera me conmovió. Por si no saben en Rosario no hay parteras, es decir no existen como alguien "institucionalizado". Solamente te atiende el obstetra y el equipo del mismo. Pero yo quiero tener una partera en mi próximo parto y estoy viendo de contactarme con alguien de Buenos Aires o Córdoba para que me asista (si saben de alguien dispuesto a viajar para atender partos me avisan? mi correo está en el borde del blog)

Es evidente que soñar esto tiene que ver con mis propios deseos. ¿La verdad? Me la paso pensando en esto desde que decidimos tener otro hijo (que empezaremos a buscar sobre finales de este año). Siento que por momentos me presiono mucho y a veces hasta tengo temor de no poder cumplir con las expectativas (con las mías y con las de los demás). Por otro lado está el tema de que -después de todo lo leído y sabido- simplemente no puedo pensar en pasar por otra cesárea por el solo hecho de tener una cesárea anterior. Todo esto mezclado con mis dudas acerca de si estoy/estaré preparada emocionalmente para afrontar un PVDC. A ver si puedo explicarme: yo quiero regalarme a mí misma esa posibilidad, pero ¿estaré a la altura de las circunstancias? Tengo miedo de tener miedo, sobre todo porque no quiero tener miedo.

Por otro lado está el tema de dónde tener ese PVDC. Y tengo que confesar que sí, que deseo que sea en casa. Y tengo que responder que sí, que me animo. Pero ¿será posible?¿tendré el suficiente sostén?¿podré con mis propias expectativas? Y ojo, por expectativas que no me refiero a "presiones", sólo que sé que va a haber mucha gente deseando positivamente que yo pueda tener el parto que deseo.

Y por último mi temor máximo: que no se desencadene el parto. Y que todos a mi alrededor empiecen a ponerse nerviosos. Y que termine en otra cesárea porque se pusieron nerviosos.

Desde la conciencia yo recién me estoy preparando para un nuevo embarazo. Y el inconsciente me regaló todo esto. Para seguir pensando...