De amor y de casualidad

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De reemplazos y cunas

De reemplazos y cunas

30 julio 2009
Recorriendo sitios de diseño para habitaciones infantiles encontré este video que me dejó llorando. Si están sensibles, no lo vean: es realmente indignante.
Se trata de una cuna robotizada llamada Suima que se alquila en Japón por unos 80 euros y fue desarrollada por la Universidad de Kyushu (qué cráneos). Cuenta con un dispositivo que hace que la cuna se empiece a mover cuando el bebé que esta allí dentro (abandonado?) llora. La particularidad es que, según los expertos, se mueve "al ritmo del corazón de la madre". Claro que nada es tan simple ni se siente tan bien como los brazos reales. Y si el bebé finalmente se duerme no es porque se haya "calmado", es porque entendió que su llanto no es escuchado y que no puede esperar nada de aquellos que lo cuidan. Ante esta situación, mejor dormir y olvidar que aquellos de quienes espera brazos, contención, amor lo dejaron abandonado en esa cuna.
Lo peor del video son las "risas" de fondo que se escuchan, incluso sobrepasando al llanto del bebé. Qué soledad debe sentir ese bebito, ¿no? Evidentemente está aprendiendo de manera eficaz lo "rudo" que es este mundo. ¿Esto no es abandono de persona?
Muy triste.

Visto en éste blog
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"Y el sol siempre saldrá..."

28 julio 2009

"El tiempo es veloz,
tu vida esencial,
el cuerpo y mis manos
me ayudan a estar contigo
quizás nadie entienda,
vos me tratas como si fuera
algo más que un ser"
David Lebón
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Portabebés del mundo

Portabebés del mundo

27 julio 2009
Bellísima presentación de Flickr con portabebés de todo el mundo. Aparte del trabajo de recopilación de fotos con este tema, la calidad de las mismas es impresionante. Para disfrutar de verla muchas veces. Si quieren apreciar las fotos en pantalla grande vayan directamente al enlace de Flickr.




Portabebés del mundo
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El primer viaje de nuestra hija

26 julio 2009
Hace poco, relacionando lo que comentaba en la entrada anterior con cuestiones de mi embarazo, pude entender una actitud puntual de Guillermina: se angustia cuando viajamos. Ya he comentado varias veces que no somos turistas que compran un pack en un hotel y ahí se quedan los diez días. A nosotros nos gusta ir de pueblo en pueblo, descubriendo aromas, sabores, conociendo gente y cruzándonos con otros viajeros. Cuando tuvimos a nuestra hija simplemente esperábamos mostrarle cómo era nuestra manera de viajar y que ella lo asimilara de a poco y bueno, obviamente esperábamos que le gustara como nos gusta y lo disfrutamos nosotros.
El primer viaje lo planeamos teniendo en cuenta que Guille tenía solo 10 meses, así que decidimos ir a Traslasierra en Córdoba, recorriendo los distintos pueblos y ciudades de la región. Son unas 8 horas en colectivo, la verdad es que Guille las toleró muy bien. Teníamos reservas en hostels y albergues de las distintas localidades, así que viajábamos sin preocupaciones. Y la pasamos muy bien, y conocimos y saboreamos y caminamos. Pero terminamos 10 veces más agotados que en cualquier otro viaje: Guille y yo nos enfermamos varias veces, casi morimos de calor y para colmo Traslasierra estaba colapsada de turistas, de autos, de gente gritando. Supongo que el estímulo fue demasiado para todos.
Hace unos días lo intentamos de nuevo, planeamos unos días en Buenos Aires. Llegamos el martes pasado con una lluvia torrencial que nos acompañó desde Rosario y que no cesó hasta bien entrada la noche. El hostel que habíamos reservado era hermoso, pero no tenía calefacción y la ola de frío polar amenazaba nuestras vacaciones. Y bueno, basta con decir que nos desbordamos fácilmente, sin nada que hacer, lloviendo como pocas veces vi en mi vida y muertos de frío. Y los nervios no tardaron en llegar a Guille, que como nosotros no podíamos expresarlos, los expresaba ella por los tres. Decidimos volver a Rosario el miércoles por la mañana, pero aún había que pasar la noche en esa habitación helada. La verdad es que yo casi muero de frío, pero lo que me quedó de esa noche fue el llanto de mi hija. No había forma de calmarla, se durmió llorando y lloró dormida durante buena parte de la noche. Realmente volvimos a Rosario bastante frustrados, pero con la calma de estar nuevamente en nuestro hogar. Sin embargo no puedo dejar de pensar en qué es lo hace que Guille se sienta tan incómoda viajando. Y no estamos hablando ni siquiera de acampar.
Así, empecé a pensar en una situación que viví durante mi embarazo. Cuando anunciamos, promediando la semana 30 del embarazo, que nos íbamos de mochileros al sur, la familia entera puso "caras feas". Ni quiero hablar de los comentarios de mi suegra. Planeamos el viaje, que empezaría en enero de 2008. Yo estaba de 6 meses y medio, me sentía genial: ni un vómito, ni un mareo, andaba bárbara con mi presión 8/10. Hice algunas reservas en hostels para no caer sin ningún lugar en donde dormir.
Fue un viaje maravilloso, recorrimos 3 provincias y 5 Parques Nacionales en 15 días. Uno de los días decidimos ir a Villa Traful, en la provincia de Neuquén: un pueblito hermoso al que se llega en trafic. Y hacia allá fuimos, ese mismo domingo a la noche planeábamos llegar a Villa la Angostura, dormir ahí y salir al otro día para San Carlos de Bariloche. Villa Traful es uno de los lugares más lindos que conozco, y el día de enero estaba tan hermoso que hasta nos metimos al lago. A las 18 hs. fuimos a tomar la trafic que salía para Villa la Angostura, pero el vehículo se había roto en el camino y tenían que mandar otro desde San Martín de los Andes. Entre idas y vueltas llegamos a Villa la Angostura a la1 de la mañana, cansadísimos, con hambre y completamente llenos de tierra. Empezamos a llamar a los hostels que teníamos agendados y no había lugar en ningún lado. Empezamos a caminar por las calles del pueblito y a preguntar en los hoteles céntricos: no había lugar en ningún lado, pero en ningún lado...ni siquiera en donde la noche cuesta $500. Más allá de la risa que nos daba estar como José y María por las calles de Belén, debo decir que nos ganó la angustia, sobre todo a mí. Si bien la ciudad es super segura, tampoco daba para dormir en un banco de la plaza y como si fuera poco sentía contracciones, no dolorosas pero de esas en las que se te pone la panza como piedra: necesitaba descansar. Naturalmente lloré un montón (encima soy bastante llorona), pero al final encontramos dos camas separadas en un hostel bastante alejado. Dormimos bien aunque la sensación de angustia me quedó por varios días. El viaje siguió, a primera hora del lunes nos tomamos el colectivo a Bariloche y nos encontramos con Tato el dueño del hostel en el que teníamos reservas. Después fuimos a Villa Lago Puelo y una semana más tarde estábamos llegando a Rosario.
Al día siguiente de nuestra llegada me hago una eco de control y me detectan el oligoamnios, y así terminé en reposo desde el 15 de enero hasta que nació Guille el 3 de marzo. Del reposo ya hablaré en otra ocasión pero adelanto que fue lo más duro que me tocó hacer por mi hija hasta ahora y que, mirando en retrsopectiva, no sé cómo fue que lo hice y no desobedecí (o tal vez hubiera sido mejor desobedecer, eso no lo sabré nunca). Pero adivinen ¿a qué le achacó mi familia el oligoamnios? Obvio, al viaje. Y tengo que decir que por mucho que me esfuerce en explicar que el viaje no tuvo nada que ver con el final de mi embarazo, a veces ni yo misma me lo creo. Y claro, en ocasiones también me siento culpable y angustiada. Pero yo necesitaba ese viaje, me hizo muy bien emocionalmente hacerlo...y así y todo no puedo acallar la voz de mi familia que resuena ahí adentro y me hace la única responsable de los hechos acaecidos.
Creo que Guille sabe mucho de eso: de la angustia en Villa la Angostura, de la necesidad íntima de ese último viaje solos, de las voces familiares que me torturaron las semanas en las que estuve en reposo. Supongo que ella aún llora en los viajes por todo lo que yo no pude llorar en ese momento. De a poco voy sacando todo esto de adentro y conectándolo con estos recuerdos. Creo que tengo que vivir aún ese pedazo del embarazo que me robaron por mantenerme en un reposo que, por momentos, me parece absurdo y malintencionado por parte de mi osbtetra.
Y acá dejo fotos de ese viaje inolvidable, de los lugares que espero recorrer nuevamente junto a Guille y en muchos de los cuales viviría gustosa.


Lago Lacar, San Martín de los Andes, Neuquén


Lago Hechelafquen, Volcán Lanín al fondo. Parque Nacional Lanín


Camino a Villa Traful por la ruta de los 7 lagos


Lago Traful, Villa Traful, Neuquén


Isla Victoria, Parque Nacional Nahuel Huapi, Río Negro


Pinos en Isla Victoria


Gaviotas en el Lago Nahuel Huapi, Bariloche, Río Negro


Parque Nacional Lago Puelo, Chubut


Mirador en el Parque Nacional Lago Puelo


En la Terminal de Ómnibus de Bariloche, la mochila la tuve ese segundo, la llevó David todo el viaje ;-)

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"La maravilla del vínculo afectivo" por David Chamberlain

"La maravilla del vínculo afectivo" por David Chamberlain

23 julio 2009
Hace poco mantuve un intercambio de e-mails muy rico con Cristina, una de las pocas obstetras que promueve y realiza partos respetados en Rosario. El intercambio surgió ante mis eternas dudas acerca de la cesárea y de la persistente posición en podálica en que se mantuvo Guillermina. Realmente para mí fue una revelación leerla, y me doy cuenta de cómo mi búsqueda me va guiando hacia un lugar al cual nunca pensé llegar. Cristina me comentó que los bebés tienen recuerdos muy precisos acerca de su gestación y del momento del nacimiento; y me sugirió preguntarle a Guille (cuando hable) por qué no se ubicó para nacer o qué recuerda de su gestación. Los detalles del mail me los guardo, es un tesoro muy valioso haber tenido la posibilidad de que me contestara y se hiciera un tiempo para mí.
A raiz de este comentario empecé a buscar información sobre el doctor David Chamberlain, quien llevó a cabo numerosos estudios acerca de psicología pre y perinatal. No consigo su libro en Argentina (se trata de "La mente del bebé recién nacido"), pero en la web española Que no os separen encontré este bellísimo artículo del Dr. Chamberlain, vale la pena leerlo. En el próximo post les cuento cómo estoy aprendiendo a relacionar algunas cosas que me ocurrieron en mi embarazo con determinadas actitudes que veo hoy por hoy en Guille.
En la web mencionada hay muchísimos artículos valiosos, si se dan una vuelta van a encontrar mucho para leer.

La maravilla del vínculo afectivo

«Cuando no se ha podido establecer el vínculo afectivo, sobre esa relación pende, como una sombra, una inexplicable falta de intimidad» Crear vínculos es bastante sencillo, pero no siempre fácil; puede ocurrir, pero igualmente, puede que no ocurra y, por muy extraordinario que parezca, algunos han entendido mal el concepto y lo hicieron parecer innecesario.
Crecer desde la amorosa conexión de corazones que une a los padres con las madres va a ser el punto de partida del nuevo vínculo amoroso que van a tener ellos con los bebés que co-crean. Cuando tiene lugar la concepción los padres dirigen sus pensamientos de forma natural hacia el futuro bebé. Incluso cuando inicialmente están sorprendidos por el embarazo (caso bastante frecuente), normalmente se adaptan con rapidez a la nueva situación, abrazan al bebé emocionalmente, lo celebran y empiezan a organizar sus vidas en función de este gran acontecimiento. El término científico utilizado para este proceso es el de crear vínculos.
En 1976 este nuevo término apareció por primera vez de forma silenciosa en el mundo a través del título de un libro, «Crear vínculos materno-infantiles», escrito por dos profesores americanos de pediatría, Marshall Klaus y John Kennell. Con las publicaciones actualizadas en 1983 y 1995 la importancia revolucionaria de este concepto llegó a establecerse y hoy en día es una expresión familiar en todos los idiomas del mundo. Sin embargo, la gente todavía pregunta, «¿qué es?», «¿crear vínculos es un proceso real, verdadero y necesario?» Y finalmente la pregunta práctica: «¿cómo hay que hacerlo?» Crear vínculos es igual de sencillo (y misterioso) e igual de fácil (o difícil) que el amor mismo. Normalmente el amor que sienten los padres hacia sus bebés no supone ningún esfuerzo y es espontáneo, pero, tal como observaron Klaus y Kennel hace un cuarto de siglo, hay cosas pueden interferir en esta conexión valiosísima y como resultado la vida puede arrancar en la dirección equivocada. Es un hecho comprobado: algunas madres y padres no desarrollan nunca este esperado apego. En su lugar, afirman sentirse desvinculados de aquel niño en particular a pesar de no saber el motivo. Pueden pasarse años buscando con ansia algún camino para establecer esta conexión de corazones que, de alguna forma, falló al principio. Los fallos en la creación de vínculos pueden tener verdaderamente consecuencias dolorosas. Una falta inexplicable de intimidad pende sobre su relación diaria como un sombra. Confianza y verdadera amistad parecen cosas imposibles de alcanzar. Por mucho que intenten complacerse unos a otros, siempre los separará un vacío. Otros tipos de daños pueden ser más imperceptibles. Klaus y Kennell descubrieron que las madres separadas de sus bebés por un período de tiempo muy largo después del parto se quedaban con dudas acerca de su situación: ¿de verdad tenían un bebé? El parto parecía más bien un sueño. Dudaban de que el hospital le hubiera dado el bebé correcto. En madres desvinculadas, la lactancia no tenía tanto éxito o, si se elegía esta posibilidad, el proceso se interrumpía prematuramente. Estas madres parecían más confusas que seguras de sí mismas y se sentían dudosas a la hora de aprender la rutina del cuidado diario del bebé. En casos más extremos la irritabilidad y rabia hacia el bebé crecían hasta llegar al abuso infantil: estos bebés de madres desvinculadas presentaban una mayor probabilidad de volver lesionados al hospital. Un estudio de 1994 sobre 8.000 mujeres mostraba que los bebés no deseados tienen un riesgo 2,5 veces mayor de fallecer en los primeros 28 días después del parto. De una forma inexplicable los bebés de las madres desvinculadas pueden no lograr subir de peso o caer enfermos. Durante la última década, en una serie de estudios clínicos en California se descubrió una correlación importante entre los fallos aparentes de vinculación y la frecuencia del asma en los niños. Hechos como éstos demuestran que el vínculo afectivo es una realidad profunda y conlleva una variedad de consecuencias para bien o para mal.
«Cuando no se ha podido establecer el vínculo afectivo, sobre esa relación pende, como una sombra, una inexplicable falta de intimidad» Cuando aparecieron por primera vez los estudios sobre la vinculación afectiva resaltaron la importancia del «período crítico» inmediato después del parto, cuando tendrían lugar una cadena de milagros, anteriormente dejados íntegramente en manos de la Madre Naturaleza. La química del cuerpo asociada con el trabajo de parto y el expulsivo lleva a madres y bebés a un íntimo acercamiento donde el mero contacto de los labios del bebé con el pezón estimulan una cascada de hormonas del amor que bendicen tanto a la madre como al bebé. Estas hormonas favorecen la expulsión de la placenta, ayudan a contraer y
recuperar el útero, reducen el sangrado postparto y facilitan la subida inicial del valioso calostro y posteriormente, de la leche materna. Mientras tanto, el neonato estaría en un excepcional estado de «alerta tranquila» que favorece el rápido aprendizaje y la toma de contacto personal durante una hora más o menos después del parto -antes de caer en largos períodos de sueño. Durante este corto período de posibilidades, si no son molestados, el bebé y la madre entran en una especie de embelesamiento, mirándose mutuamente y experimentando una serie de emociones y sensaciones físicas placenteras ampliadas en el nuevo entorno fuera del útero. Muchos hechos de este tipo resaltan la compleja orquestación vital del nacimiento y les dan a los lazos afectivos su carácter milagroso y necesario. Estas secuencias del parto, tan positivas y naturales, eran la norma para la mayoría de los humanos hasta mediados del siglo XX, cuando los partos cambiaron de repente el escenario hogareño por los hospitales, los cuidados de las matronas (en su gran mayoría mujeres) por los de los médicos (en su mayoría hombres)y las prácticas comunitarias por los protocolos médicos. Estos cambios desgarradores eran algo más que cambios de emplazamiento: la filosofía y la práctica también cambiaron. Los partos tenían lugar a través de la «atención controlada» por parte de profesionales ajenos a la familia -ellos hacían (e imponían) todas las reglas.
«Durante el período crítico después del parto tienen lugar una cadena de milagros químicos que llevan a la madre y al bebé a establecer un estado de embelesamiento básico para el desarrollo del vínculo afectivo» Así empezó a caer un velo de misterio sobre los partos mientras a los padres, familiares y amigos se les prohibía participar de este evento. Durante una generación, solamente las enfermeras y los médicos sabían lo que ocurría detrás de las puertas cerradas, anulando de una forma muy eficiente cualquier educación natural de los niños, mujeres jóvenes, madres y otras ayudas potenciales para los futuros partos. Las normas de los hospitales mandaban a los recién nacidos al nido inmediatamente después del parto, a menudo antes de que las madres o padres pudieran verlos o tocarlos. El tipo de privacidad que la nueva familia necesita para relacionarse unos con otros -un rasgo esencial del parto desde los comienzos del tiempo- fue erradicado mientras la separación y el aislamiento llegaban a ser la prioridad principal. Históricamente, cuando los argumentos sobre el vínculo afectivo aparecieron en los años 70, el descarado control médico sobre los nacimientos estaba en su apogeo, después de haberles quitado todo el poder a los padres y haber hecho el parto natural prácticamente imposible. En el parto visto como un proceso «científico» habían desaparecido casi todos los significados humanos y personales que habían alentado los hombres y las mujeres durante miles de años. Se habían violado las necesidades psicológicas esenciales de los padres y los bebés por igual. Si uno se pregunta cómo pudo crecer tan rápidamente una nueva cultura tan radical del parto tendrá que tener en cuenta el enorme poder y gancho de la ciencia en el siglo XX. Añádase a esto el miedo subyacente asociado siempre a la incertidumbre del parto y se podrá sacar la conclusión de que la gente estaba deseosa de ver en la ciencia una garantía para el parto seguro y perfecto -una ilusión que no está todavía reconocida como tal. Analizando otra faceta de la ciencia podemos explicarnos el derribo repentino del parto tradicional. Durante el pasado siglo XIX, con el desarrollo del estudio científico del sistema nervioso y del análisis científico de la gestación, nacimiento e infancia, una ciencia demasiado segura de sí misma -y esto incluye por igual, medicina y psicología- enseñaba que los bebés no tenían esencialmente ni sentidos físicos ni mente. Los recién nacidos -insistían los expertos- no tenían todavía capacidad para el dolor y, aunque parecieran tener dolor, éste sólo era un reflejo, no una experiencia personal. Este razonamiento se utilizaba para justificar la cirugía mayor y las operaciones con complicaciones en bebés sin anestesiar, sólo con analgésicos hasta ¡hace sólo 16 años! Para empeorar las cosas, las mismas autoridades anunciaron que los recién nacidos no tenían posibilidad alguna de recordar cualquiera de las experiencias vividas en el útero o al nacimiento-independientemente de la naturaleza de estas vivencias. Los psicólogos, de hecho, enseñaban que los neonatos ni siquiera reconocen a sus progenitores como padres, sino solamente como objetos en un mundo lleno de otros objetos. Con este conjunto de creencias -desde entonces se ha demostrado que todas son falsas- ni los médicos ni los padres tenían por qué preocuparse sobre las malas experiencias que podía tener un bebé antes o después del nacimiento. Como eran virtualmente sordos, mudos y ciegos, los obstetras podían tratarlos de cualquier forma que ellos considerasen necesaria. Por desgracia, estas opiniones penetraron en los protocolos de tratamiento rutinario seguidos por todos los obstetras. Un poco más tarde, los protocolos de tratamiento que se iban a utilizar en la nueva especialidad de neonatología con los recién nacidos más débiles se elaboraron en base a los mismos falsos fundamentos. En definitiva, si un bebé no tenía ni sentidos, ni psique, ¿cómo iba a darse cuenta de que le estaban dando múltiples puntos, cortes con bisturí y cirugías de otro tipo? ¿Y cómo podía notar la diferencia entre pecho y biberón?. Muchos padres se dejaron convencer aceptando sin rechistar el nuevo modo científico de dar a luz. Desde nuestra perspectiva de hoy es un hecho desafortunado que las madres y los padres raramente se rebelaron cuando los expertos los avisaron de que tenían que renunciar a las mecedoras, renunciar al parto normal a favor del quirúrgico, sustituir la leche materna por la de vaca, alimentar según un esquema estricto en vez de hacerlo cuando el bebé tuviera hambre, no hacerle caso a los bebés cuando lloraran y crear en su casa un «nido» como el de los hospitales. [...]
«Al cambiar el escenario de los nacimientos de la casa al hospital se violaron las necesidades psicológicas tanto de los padres como de los bebés» Es más, espero que puedan evitar el error que se dice de que crear vínculos es como un pegamento que se endurece en seguida y que consolida a una familia sólo si se aplica durante la hora siguiente al parto. (A finales de los años 70, en una reunión convocada por la Asociación Médica Americana, aunque parezca mentira, los médicos decidieron que 10 minutos era tiempo suficiente para permitir crear vínculo después del nacimiento -visto en retrospectiva parece un ejemplo divertido de la teoría del pegamento aplicada por los médicos). Tal como lo entendemos ahora, el hecho de crear vínculos no se limita a un período determinado. Claramente, el vínculo afectivo puede comenzar de forma contundente desde antes de la concepción o en cualquier momento después, lo que significa que el amor es bienvenido en cualquier época durante el embarazo y, por supuesto, es completamente apropiado en los momentos siguientes al parto, cuando la combinación de las fuerzas fisiológicas y psicológicas son tan beneficiosas. Esta verdad es especialmente importante para los padres que llegan tarde en el proceso de adoptar un bebé. TODAS las partes involucradas en una adopción deberían tener cuidado en proporcionarle amor sincero al bebé lo más temprano posible. Este tipo de razonamiento está basado en la nueva y acumulante evidencia de que los bebés comparten con nosotros el misterioso regalo de la conciencia humana sin importar su edad y sus limitaciones físicas. Son capaces de recibir y responder a los «lazos de corazón» a los que nosotros llamamos vínculo afectivo en cualquier momento, y cuanto antes, mejor. A pesar de contradecir las teorías tradicionales de la psicología del desarrollo, esta interpretación es coherente con los otros descubrimientos acerca de los movimientos voluntarios del cuerpo, la expresión personal y el desarrollo sensorial -que ocurren mucho antes de lo que se pensaba antes.
«La idea de los profesionales de que los recién nacidos no tenían capacidad para sentir justificaba el aislamiento de los nidos, la intervención rutinaria durante el parto, la sustitución de la leche materna por la de vaca...» El aprendizaje y la memoria se complementan una a otra y funcionan mucho antes que las partes del cerebro utilizadas para explicarlas, y así como lo demuestra el estudio de gemelos en el útero, los bebés son capaces de tener una relación fraternal y seguramente tienen la misma capacidad para crear vínculos con un progenitor.
«Los bebés sienten de manera telepática si son deseados y amados o no» Esta información es lógica también con la evidencia de que los bebés sienten de forma telepática si son deseados y amados o no, y pueden recibir y responder a las comunicaciones urgentes durante una amniocentesis, una cirugía intrauterina, el parto o procedimientos complicados en la unidad neonatal de cuidados intensivos. Esta nueva y ampliada descripción paradigmática de los bebés obviamente nos lleva hacia un terreno de la mente y del espíritu que está más allá del cerebro. Los padres que están preparados pueden asumir que sus bebés ya están dotados de la inteligencia profunda que se necesita para crear vínculos. ¿Cómo obtener estos lazos afectivos? Empezando ya a cantarles nanas o mandándoles esos mensajes intencionados y explícitos de bienvenida y de amor de vuestros corazones hacia el suyo. Haceros a la idea de que esta vía de comunicación tiene capacidad para aguantar todos los mensajes sinceros y serios. Y esperad pacientemente por las «vibraciones» invisibles que están por llegar.

Dr. David Chamberlain
http://www.birthpsychology.org
************************
David Chamberlain es autor de “La mente del bebé recién nacido” y uno de los pioneros en la creación del nuevo campo de la psicología pre y perinatal. Lleva un cuarto de siglo dando conferencias por todo el mundo sobre la inteligencia de los recién nacidos y los bebés dentro del útero y animando a los padres y los profesionales de la salud a valorar la calidad psicológica del nacimiento. Después de realizar un curso sobre Aplicaciones Clínicas de la Hipnosis en 1974, David descubrió que sus clientes podían recordar detalles de sus experiencias en el vientre materno y durante el nacimiento. Esto lo condujo a una nueva línea de trabajo en su carrera como psicólogo, investigador, escritor, profesor y conferenciante sobre la desconocida mente de los bebés. Basándose en un estudio de diez parejas de madres e hijos cuyos recuerdos de nacimiento eran reales, Chamberlain comenzó a investigar en la literatura científica buscando información sobre las capacidades de los recién nacidos y los fetos, trabajo que ha continuado durante casi tres décadas. El fruto de este trabajo es la mente del bebé recién nacido, una obra traducida ya a diez idiomas y que ahora se publica en español.
En 1983 colaboró en la formación de la Asociación de Medicina y Psicología Pre y Perinatal (APPPAH), un lugar de reunión para todas aquellas personas especialmente interesadas en los distintos aspectos psicológicos del nacimiento. Ocupó, entre 1991 y 1999, el cargo de presidente de esta asociación, al tiempo que fundó (www.birthpsychology.com) Además, ha editado diez vídeos de formación, incluyendo dos especiales de televisión en Japón y Corea. El Dr. Chamberlain da clases en el Instituto Graduado de Santa Bárbara, un nuevo centro donde los estudiantes pueden acceder a maestrías y doctorados en psicología pre y perinatal. Continúa escribiendo y practicando la psicoterapia en las colinas de las Montañas de Sierra Nevada, en la ciudad de Nevada (California).
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Yo quiero ser tu abrigo

Yo quiero ser tu abrigo

20 julio 2009
"La amistad es una semilla
que brota en cualquier lugar,
y cuando sientas frío
cúbrete con las ramas de mi destino"




A los de antes, a los de ahora, a los de siempre: Feliz Día
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Exactamente a dos años de esta foto

16 julio 2009
Aunque la línea era muy suavecita, anunciaba a Guillermina. Hoy hace dos años de ese día.


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La pérdida de identidad durante el puerperio

15 julio 2009

Por Laura Gutman


Junto con el fenómeno de fusión emocional, la aparición de la sombra y la locura necesaria para internarnos en una nueva esfera de conciencia, las mujeres nos encontramos fuera del mundo concreto pero en la obligación de seguir funcionando con sus reglas. Somos las primeras sorprendidas al reconocer que el lugar de trabajo, las amistades, los intereses personales que hasta hace poco consumían nuestra energía, se convierten en meros recuerdos ahogados por el llanto del bebé que nos reclama. esta realidad nos asusta y creemos que nunca más volveremos a ser la mujer maravilla, activa, encantadora, inteligente y elegante que hemos construido con tanta dedicación.

Con la aparición del primer bebé, además de la desestructuración física y emocional se hace evidente la pérdida de los lugares de identificación: nos ausentamos del estudio, del trabajo, dejamos de frecuentar los lugares de diversión, estamos sumergidas en una rutina agobiante, a disposición de las demandas del bebé; cada vez menos personas nos visitan y, sobre todo, tenemos la sensación de "perder el tren", de haber quedado fuera del mundo. La vida cotidiana acontece entre cuatro paredes, ya que salir con un bebé muy chiquito es a menudo desalentador.

Nos convertimos en "puérperas" durante un tiempo que se prolonga, según mi opinión, mucho más que los famosos 40 días. El puerperio no finaliza cuando el obstetra da "el alta" de la cicatrización de la cesárea o la episiotomía; no se trata de la recuperación definitiva del cuerpo físico después del embarazo y el parto, sino que tiene que ver con la emoción compartida y la percepción del mundo "con ojos de bebé". Doloridas, cortadas, humilladas en muchísimos casos por la situación del parto (aunque pocas mujeres tengamos conciencia de esto), chorreando por arriba y por abajo y con un bebé que llora sin poder calmarlo, nos encontramos con una angustia terrible que empeora después de las seis de la tarde, coincidiendo drásticamente con el horario más difícil para la criatura...A algunas mujeres se les suma la soledad, la falta de familiares o amigos que comprendan o la contengan, un marido que trabaja todo el día y el vacío que provoca este no reconocerse a sí misma.

Cuando proyectamos una mudanza a otro país, prevemos un período de adaptación, el aprendizaje de otro idioma, la aceptación de otros códigos de convivencia, la ausencia de amigos y un mundo nuevo para descubrir. La llegada del primer hijo produce en las mujeres una pérdida de identidad similar, aunque no sea exactamente como mudarse a otro país: ¡es mudarse a otro planeta!

Las mujeres puérperas tenemos la capacidad de estar "sintonizadas" en la misma "frecuencia" que el bebé, lo que nos facilita criarlos, interpretar las necesidades más sutiles y adaptarnos mutuamente a la nueva vida. Por eso es frecuente la sensación de estar flotando en otro mundo, sensible o emotivas, con las percepciones distorsionadas y los sentimientos confusos.

La situación es inversa pero no menos complicadas para las mamás que quieren o deben retomar el trabajo teniendo aún un bebé chiquito...Normalmente se exige a la mujer puérpera que "rinda" en el trabajo y que cumpla con la misma presencia prolongada que antes del nacimiento del bebé. Las mujeres "tienen que hacer de cuenta" que nada ha cambiado. Están obligadas a entrar de inmediato con el mundo exterior activo y poner la mente en funcionamiento.. Para lograrlo necesitan desconocer el estado de fusión emocional con el bebé que dejaron en casa, ya que el entorno laboral en general no avala ni facilita los estado regresivos. En estos casos, las madres no se permiten unir el mundo interno con el afuera.

Esta integración no está muy facilitada por nuestra sociedad, donde aparece una contrariedad: "Si trabajo tengo que dejar a mi bebé. Si estoy con mi bebé no pertenezco más al mundo". Hay muy pocos lugares públicos donde los bebés son tolerados, lo que acrecienta la separación de los ámbitos de la vida social de la mujer-sin-bebé del otro ámbito privadísimo de la mujer-con-bebé. Salir con el chiquito a cuestas requiere esfuerzo e imaginación, pero somos las mujeres las que debemos instalar nuestro ser madres-personas en los lugares de pertenencia prioritarios de cada una.

Tanto la situación de encierro como la situación de desconexión son estados no elegidos conscientemente por las madres, quienes en su mayoría viven la maternidad como sinónimo de soledad y ausencia de mundo externo, sin haber imaginado antes lo que significaba en realidad la presencia del bebé.

Tampoco contamos con gran ayuda externa, ya que nuestra sociedad desconoce profundamente la esencia del bebé humano. Lo observa con desconcierto, intentando comprenderlo desde el punto de vista del adulto y pretendiendo que se adapte al mundo funcional de los mayores. Esta gran distancia entre ambas frecuencias aumenta la sensación de soledad e incomprensión de las madres recientes.


En Laura Gutman: La maternidad y el encuentro con la propia sombra, Del Nuevo extremo, Buenos Aires, 2007.
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Hablan del pasado

14 julio 2009

Creo que tenía 3 años. sé que estábamos pelando perdices en el campo (campo ajeno, obvio!) Recuerdo la cara de la persona que tomó esta foto, pero no su nombre o qué parentesco nos unía. Mi mamá mandó a hacer un cuadro que aún conservo...de esos que no tienen marco, un bastidor con foto plena.
Por esto las fotos son magia.
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Nuestra historia en en blog "Mamás Koala"

09 julio 2009

Foto: Sierraromeo en Flickr Creative Commons


Hace ya bastante tiempo, mi amiga Martha me pidió que escribiera mi experiencia con el uso de los portabebés para su nuevo emprendimiento: Mamás Koala. Después de mucho tiempo escribí mi historia. Las invito a darse una vuelta por el blog de Martha para conocer un poquito más acerca de su proyecto, ya que a través de su blog quiere difundir el uso de los portabebés en su país, para que cada vez más mamis y papis disfruten de llevar cerquita a sus bebés. ¡Gracias Martha!
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Mis lecturas recomendadas

07 julio 2009

Foto: Mar de libros viejos, en Flickr Creative Commons

Esta es sólo una lista de algunos de los libros que me han movilizado en el camino de la crianza. Muchos de ellos desearía haberlos leído antes. Otros los leí hace muchísimo tiempo y sólo después del nacimiento de mi hija comprendí el poder de sus palabras. Ya contaré qué es lo que me une de manera especial con cada uno y en qué situación lo leí.


Sobre embarazo, parto y nacimiento respetado

Michel Odent: Nacimiento renacido, Editorial Fundación Creavida, Buenos Aires, 2008
Michel Odent: Ecología prenatal, Editorial Fundación Creavida, Buenos Aires, 2008
Michel Odent: La Cesárea ¿Problema o solución?, Ed. Liebre de Marzo, España, 2006
Raquel Schallman: Parir en libertad. En busca del poder perdido, Grijalbo, Buenos Aires, 2007.
Carlos Burgo: Parir con pasión. Escenarios, escenas y protagonistas del parto y del nacimiento, Longseller, Buenos Aires, 2004.
Ibone Olza y Enrique Lebrero Martínez: ¿Nacer por cesárea?, Grupo Norma, Bogotá, 2006.
Verny, Thomas y Kelly, Jhon: La vida secreta del niño antes de nacer, Urano, Barcelona, 1988.
Chamberlain, David: Los bebés recuerdan su nacimiento, Obstare, Tenerife, 1988.
Gaskin, Ina May: Partería espiritual. La naturaleza del nacimiento entre el amor y la ciencia, Editorial Mujer Sabia. Traducción: Marina Lembo
Rodrigañez Bustos, Casilda: Pariremos con placer, Editorial Madreselva, Buenos Aires, 2010. Todos sus libros pueden ser descargados en forma gratuita y legal desde la web de la autora: www.casildarodriganez.org

Sobre maternidad , crianza y educación respetuosa

Laura Gutman: La maternidad y el encuentro con la propia sombra, Del Nuevo Extremo, Buenos Aires, 2006.
Laura Gutman: Puerperios y otras exploraciones del alma femenina, Del Nuevo Extremo, Buenos Aires, 2006.
Laura Gutman: Crianza. Violencias invisibles y adicciones, Del Nuevo Extremo, Buenos Aires, 2008.
Laura Gutman: La revolución de las madres. El desafío de nutrir a nuestros hijos, Del Nuevo Extremo, Buenos Aires, 2009.
Carlos González: Mi hijo no me come, Editorial Temas de hoy, 1999
Carlos González: Bésame mucho. Cómo criar a tus hijos con amor, Editorial Temas de hoy, 2003.
Francoise Doltó: La causa de los niños, Paidós, Barcelona, 1994.
Francesco Tonucci: La soledad del niño, Losada, Buenos Aires, 2006.
Francesco Tonucci: El niño en la ciudad, Losada, Buenos Aires, 2009.
Francesco Tonucci: Con ojos de niño, Losada, Buenos Aires, 2008.
Gianni Rodari: Gramática de la fantasía, Colihue, Buenos Aires, 1998.
AAVV: Arte desde la cuna, Nazhira, Buenos Aires, 2003.
Montes, Graciela: El corral de la infancia, Fondo de Cultura Económica, México, 2001.
Jean Liedloff: El concepto del continuum. En busca del bienestar perdido, Obstare, Tenerife, 2008.


Sobre la condición femenina en general

Clarisa Pinkola Estés: Mujeres que corren con los lobos, Ediciones B, Barcelona, 1998.
Eurípides: Medea, De Bolsillo, Barcelona, 2008.
Ibsen, Henrik: Casa de muñecas, Pehuén, Santiago de Chile, 2004
Flaubert, Gustave: Madame Bovary, RBA, Barcelona, 1994.
Simone de Beauvoir: Memorias de una joven formal, Sudamericana, Buenos Aires, 2000.
Simone de Beauvoir: La plenitud de la vida, Sudamericana, Buenos Aires, 2000.
Simone de Beauvoir: La fuerza de las cosas, Sudamericana, Buenos Aires, 2000.
García Lorca, Federico: Yerma, Losada, Buenos Aires, 2000.
Paz, Octavio: Sor Juana Inés de la Cruz o Las trampas de la fe, Fondo de Cultura Económica, México, 1990.


Espero sus propuestas de lectura para seguir agregando a mi lista.
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Terraza surrealista

05 julio 2009
Como estoy de vacaciones forzadas busqué actividades para hacer con Guille. Esta es muy linda, aunque hay que predisponerse a que se ensucie TODO.
La pintura que usamos es muy simple de hacer. Consiste en mezclar una parte de harina de trigo con dos partes de agua y poner a hervir hasta que espese, luego colorear con colorantes alimentarios o témperas. Intenten prepararla en algún color fuerte para que no se confunda con la comida, por ejemplo verde o violeta. También es bueno no ofrecerles más de uno o dos colores.

En este caso, además de los dedos le ofrecí a Guille unos hisopos caseros. Los hice con medio palito de brochet (quítenle la punta), poniendo un poco de algodón en un extremo y sujetándolo con cinta de enmascarar. Estas son las fotos de la experiencia.










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La respuesta está soplando en el viento

04 julio 2009

Foto: Treyevan (Flickr Creative Commons)
El tema de la pandemia de Gripe A en Argentina ha puesto de manifiesto, más que nunca, el hecho -insólito desde mi punto de vista- de que los lugares para nacer sean los mismos en donde la gente muere o se enferma. Sí, claro que el hecho del nacimiento está irremediablemente unido a la muerte, ya que vida/muerte son partes indisolubles de un proceso.

Pero, ¿cómo podemos aceptar tan fácilmente -casi como si fuera natural- que nuestros hijos nazcan en lugares repletos de virus intrahospitalarios y de gente enferma? Lo más increíble es que una de las cosas que escucho cuando se habla de parto en casa es la pregunta "¿Pero cómo alguien va a tenerlo en la casa?¿Y los gérmenes?¿Y la suciedad? ¡No! El sanatorio es estéril..." Por estos días vemos cómo nos han hecho creer esto, lo han naturalizado a tal punto que todos creemos que lo mejor es ir a parir a un sanatorio.

Tal vez es hora de pensar y proyectar lugares nuevos. Espacios en donde las mujeres puedan dar a luz sin correr este tipo de riesgos, sin exponer a bebés recién nacidos a lugares poblado de gérmenes que sí constituyen una verdadera amenaza. Y no necesariamente tendría que ser el hogar. También podrían existir "casas de maternidad" o centros en donde sólo hubiera nacimientos, como de hecho los hay en otros países. Así, al menos, nos sacaríamos de encima el problema que se ha generado por estos días en Argentina: los sanatorios están desbordados por la epidemia de Gripe A y las mujeres que dan a luz en dichos centros se exponen -tanto ellas como sus bebés, claro- a contraer la enfermedad.

Pero no, el paradigma del parto medicalizado sigue ganando la batalla. Y a su paso, arroja más muertes de las que se contabilizan en los partos respetados. Basta con leer las estadísticas para darse cuenta de ello. Y como mujeres, seguimos exponiendo nuestros cuerpos al maltrato y al abuso. ¿No ha llegado el momento de cambiar el paradigma?


"La respuesta mi amigo, está soplando en el viento"

Bob Dylan
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Lactancia materna y Gripe A (H1N1)

03 julio 2009
Comunicado de la Liga de la Leche


*La lactancia materna protege a los bebés contra esta forma de gripe debido a que las madres que amamantan pasan los anticuerpos protectores a sus bebés.

*Los anticuerpos son un tipo de proteína que produce el sistema inmunitario, y ayudan a combatir las infecciones. Esto es muy importante para los bebés pequeños cuyo sistema inmunitario está todavía en desarrollo.

*La lactancia materna también ayuda al bebé a crear su propia capacidad para combatir infecciones.

*Ninguna otra leche, y ningún otro alimento, contienen anticuerpos.

*La Gripe A puede ser muy grave para los bebés pequeños.

*Los bebés alimentados con fórmula se enferman más a menudo y más gravemente que los bebés amamantados.

*Si la madre se enferma de Gripe A, no debería dejar de amamantar a su bebé.

*Si el estado de la madre le impide alimentar a su bebé en forma directa, se puede extraer la leche y hacer que alguien se la de a su bebé.

*Las madres que amamantan pueden y deben seguir haciéndolo mientras reciban medicación contra la gripe A.

*Si el bebé está enfermo, lo mejor es seguir amamantándolo, ofreciéndole el pecho más seguido durante la enfermedad.

*Los bebés enfermos necesitan más líquidos que cuando están sanos. La leche materna es mejor que cualquier otro líquido, aún mejor que el agua, porque también ayuda a proteger y reforzar su sistema inmunitario.

*Si el bebé está tan enfermo que no puede tomar el pecho, se le puede dar la leche materna con una taza, una jeringa o un gotero.

*Los bebés menores de 6 meses deben ser alimentados con leche materna en forma exclusiva, continuando hasta los dos años o más, mientras se agregan otros alimentos.

Otros cuidados:
-Lavarse las manos a menudo con jabón y no toser ni estornudar en la cara del bebé mientras se lo está amamantando o en cualquier otro momento.
-Si la persona que lo cuida está enferma, tosiendo o estornudando, se sugiere usar un barbijo.


Liga de La Leche Argentina


Información y apoyo en lactancia materna
0810-321-8382 (TETA)



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Budincitos de verdura

02 julio 2009
Con esta receta pueden hacer casi cualquier budín de verduras: para los bebés, para los chicos e incluso para los más grandes. También se pueden probar muchísimas variantes y agregados.

Budín de verduras

Ingredientes

(para 6 budincitos pequeños)


1 taza de salsa blanca. Simple: harina disuelta en agua y a fuego hasta que se cocine la harina y espese la preparación (cocínenlo bien porque si no, les va a quedar gusto a harina). Esta no es la salsa blanca de verdad, pero está buena para ligar preparaciones sin necesidad de usar grasas y/o lácteos. También se puede hacer con almidón de maíz.

1 huevo

1 taza de verdura cocida. Puede ser una sola verdura, o mezcla de 2, o de muchas, o de lo que tengan en la heladera. Estos decidí hacerlos de zapallitos y zanahorias. En el caso de la última foto, el budín es de brócoli. La verdura puede estar procesada, cortada en cubitos pequeños o en trozos grandes.

1 cucharada de perejil. A esta receta le puse porque porque combina, no es necesario agregarlo.


Bueno, básicamente se mezcla todo y se cocina en el horno a baño de María (es decir, se apoya el molde sobre otro molde con agua) y a temperatura máxima. En unos 30 minutos van a estar listos. En el caso del budín de brócoli, le agregué un trocito de queso fresco en el medio.

A partir de esta receta pueden hacer el budín como prefieran, agregándole cualquier tipo de ingredientes (pollo por ejemplo).
Si lo vas a cocinar para tu bebé, tené en cuenta que ya tiene que haber incorporado el huevo (normalmente se incorpora entre los 9 meses y el año), podés probar haciéndolo sin agregarle el huevo y cocinándolo menos tiempo. Yo no lo probé, pero prometo hacerlo.

Aquí, las fotos del proceso








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La salud en nuestras manos

La salud en nuestras manos

En épocas de gripes y anunciadas pandemias, fomentamos el miedo en vez de la salud. Información parcial, noticias catastróficas y fuera de contexto promueven el temor, mientras se pide a la población que no entre en pánico, en una contradicción insostenible. Es verdad que cualquiera de nosotros puede “contagiarse” y enfermar. Es más: tenemos derecho a enfermar, a tomarnos un respiro y apartarnos de nuestras rutinas cotidianas. Para lograrlo, necesitaremos utilizar los virus para realizar la enfermedad. Incluso podemos afirmar que no hay nada más saludable que enfermar, entendiendo que es la manera de recuperar el equilibrio perdido. Sin embargo, para enfermar, tendremos que recurrir a instancias mucho más potentes que los virus: necesitaremos sentimientos o dolores no reconocidos, hartazgos o conflictos internos sin solución aparente y el deseo de apartarnos y distanciarnos, erigiendo enemigos por doquier. También precisaremos comida de mala calidad o alejada de nuestra naturaleza personal. Quiero decir, comemos lo que luego nos enferma y pensamos lo que luego nos enferma. Esto significa que el equilibrio físico y psíquico está en nuestras manos y depende de nosotros mucho más que de los temibles virus externos. Aunque no lo parezca, ésta es una excelente noticia. Porque podemos hacer algo muy concreto. ¿No queremos enfermar? Pues bien, abandonemos completamente la leche y sus derivados. Completamente significa completamente: yogures, postres, flanes, cremas, helados, manteca, chocolate. En los niños pequeños, esta debería ser la regla. ¿Es muy difícil? ¿Acaso es más fácil tolerar las virulentas gripes que nos tienen aterrados que sostener una dieta momentáneamente rigurosa? Ahora bien, supongamos que prestamos una estricta atención al alimento, aún tendremos que abordar el territorio de los dolores afectivos. Eso es más complejo, pero no imposible. Como mínimo, preguntémonos qué nos aportaría una enfermedad respiratoria en este momento de nuestras vidas. ¿No tenemos ninguna pista? Pidamos ayuda, para ver aquello que enceguecidos por nuestras propias opiniones, no alcanzamos a vislumbrar. En lugar de alimentar el miedo o de aislarnos, sepamos que sólo podemos enfermar de aquello que nos completa. Y que todo síntoma nos aporta información sobre el estado de nuestra conciencia. No hay verdadero peligro si miramos hacia adentro.
Laura Gutman / Newsletter de Julio
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Luisina Serenelli

Docente // Fotógrafa // Blogger //Feminista // Doula// Escritora // Lectora incansable // Mamá de Guille y Emi // Enamorada de David // En permanente deconstrucción y construcción

Bienvenidos

Hola! Soy Luisina Serenelli. Sanlorencina viviendo hace 19 años en Rosario, Argentina.
Fotógrafa de familia, doula y profesora ❤

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