En general, los mismos niños marcan el camino hacia las historias que más les interesan. Los cuentos tradicionales son bellos y hasta han sido tema de sendos libros -desde el clásico de Bruno Bettelheim hasta el maravilloso Mujeres que corren con los lobos, que hace un análisis de los cuentos populares desde la psicología jünguiana, escrito por Pinkola Estés-, y en sus historias vemos arquetipos sociales que ayudarán a los niños a diferenciar lo bueno de lo malo. Por eso en los cuentos populares los buenos son buenísimos y los malos, malísimos.
 
Claro que tienen cuestiones que pueden no gustarnos, en mi caso, me molesta el sexismo de algunos cuentos tradicionales. Pero también lo veo como una gran oportunidad para explicar cómo las sociedades han cambiado y por qué hoy en día el rol de la mujer es distinto.
 
Es cierto que hoy por hoy hay una gran diversificación del material editorial para niños. Personalmente, me gustan los libros bellos, con historias que abran el juego de la imaginación. Pero también historias que le muestren al niño mundos distintos al propio, como manera de abordar la cuestión de la otredad y el extrañamiento que nos producen las diferencias culturales.
 
La nota completa, en el Número 1 de Mots Revista Digital. Podés leerla acá.