(84/365)
84/365 (Ayer, unos minutos antes de salir para la muestra. El brillo de labios tiene 3 años. DEBO comprar uno nuevo. Agendado!)


Tal vez yo no fui muy clara y, se sabe, acá cada uno entiende lo que se le da la gana. O vienen al blog a buscar la confirmación de lo que ya piensan de mi: que soy pedante, rebuscada, quejosa. Probablemente si vienen buscando eso, lo van a encontrar. Esa gente no me interesa. Pero la gente que viene a saber de mí y de cómo estoy sí me importa. Para ellos va la "explicación", que en realidad no es una explicación de nada, es más bien poner en palabras mis sentimientos.

El otro día, cuando escribí el post contando que había posibilidades de que perdiera mi trabajo en febrero, estaba completamente aturdida. Cuando abrí la página del ministerio y vi el orden de mérito estaba sola en casa. Y fue un shock. Y por eso, así en caliente, decidí publicarlo. Como siempre, las palabras son flacas para describir la multitud de sentimientos que nos hacen humanos. Y seguramente sonó a "perdí mi trabajo".

El tema de mi angustia no es ese. Para nada. Y no digo que no sea angustiante quedarse sin trabajo (yo misma lo he pasado y es feísimo), pero en este caso mis sentimientos ante esta situación no tienen nada que ver con el fantasma del desempleo. El trabajo de docente abunda, todas las semanas me llaman de distintas escuelas para cubrir suplencias o interinatos (bueno, estas últimas semanas ya no porque estamos con mesas de exámenes). En Rosario casi no hay profesores de lengua y para las escuelas es un verdadero problema cuando alguna profe de lengua pide licencia. Por eso sé que voy a tener trabajo cuando empiece el año. El tema, como ya dije, no es ese. Acá el verdadero problema es que en la Agrotécnica está mi "zona de confort", el lugar en el cual me reconcilié con mi profesión, están algunos de mis amigos y también están los alumnos que quiero. Hay una cuestión emocional profunda que me une a la escuela y que representa muchísimo más que un miserable sueldo docente (y les garantizo que el mío es miserable).

Cuando yo tenía 15 años mi hermana mayor empezó a trabajar en la Agrotécnica, tomábamos mates y nos contaba las "historias de la escuela". Para mí era un mundo fascinante. Cuando tuve mi título, una de las primeras cosas que hice fue anotarme ahí. No entré por acomodo, no, eso en las escuelas públicas es difícil que pase porque respetan bastante el escalafón. A muchos de los profesores con los que trabajo los conozco desde muy chica, muchos de ellos nos acompañaron cuando pasó lo de mis viejos y de ellos -en gran parte- aprendí a querer a la escuela  e incluso a la docencia.

Seguramente yo soy una persona muy sensible y me involucro muchísimo con la gente que me rodea. Por eso, emocionalmente esto me parte al medio. También es cierto que el hecho de perder mi "comodidad" me afecta. La escuela es para mi como las "zapatillas rojas" de las que habla Pinkola Estés en Mujeres que corren con los lobos. Y por eso es bueno que pase esto, es bueno porque es la única forma de que yo busque hacer otras cosas.

¿Que si hay cosas peores? PPpffff.....CLARO! Tengo una vida feliz, una familia preciosa, no nado en dinero pero tampoco nos falta nada. Y disfruto de todo eso, sí. Y soy feliz aquí y ahora. Pero che ¿no puedo estar triste o enojada o chinchuda un rato?¿Por qué la gente le tiene tanto miedo a los sentimientos negativos?

Ayer fui a la escuela y ya desdramatizamos la situación. Me reí tanto que las nubes se dispersaron.

Última observación: ¿justo a mi alguien me manda a tomarme un tilo? Chicas, cuando leí el comentario me dio bronca, pero cada vez que lo pienso no puedo parar de reírme. Y eso de "cruzada con las circunstancias"? Perdón, yo no me "cruzo con mis circunstancias", ese un análisis demasiado básico para la persona complicada que soy! Pucha, que yo tengo sentimientos y los exploro y salgo adelante. Pero ya crecí y eso de cruzarme con las circunstancias y tomarme un tilo no es para mí. Definitivamente no (y apuesto a que las que leen este blog desde hace mucho tiempo lo saben)

Amigaaaaaa (¿nos tomamos un tilo?)

(tengo cosas que contarles!)