Clarisa Pinkola estés
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Confesiones
06 septiembre 2012
Podría llamar a este post "confesiones de invierno", pero quedaba muy bizarro y últimamente opto por la simpleza. Venía corriendo a contarles algunas cosas, cuando leí el comentario que Carolina me dejó anoche, que decía "yo leyendo la revista, vos parece que saliendo al bosque", haciendo referencia al final del libro de Pinkola Estés. Y, si bien todos los comentarios me emocionan y los agradezco, este me sacudió. Porque, y acá viene la cosa, si bien hace años que busco dejar de tener miedo y salir al bosque, lo cierto es que apenas asomo la puntita de los pies. Porque soy miedosa por naturaleza, porque me criaron miedosa. Incluso me da miedo el éxito, no saber manejarme con eso o no saber responder a las expectativas que ese éxito genere sobre mi. ¿Y saben qué? Realmente Mots fue una gran apuesta, fue salir al bosque corriendo. Y aparte del miedo de si tenía aprobación o no, también cargo con mis propios complejos de índole profesional. Y les cuento...
Resulta que siempre me gustó escribir, pero cuando entré a la facultad a estudiar Letras (dios! por qué no hice un terciario!) lo primero que escuché fue "acá no se viene a escribir" (???). Un pesado mandato con el que cargamos los que pasamos por humanidades. ¿Lo peor? Era tan inocente que me lo creía. Escuchaba a Nicolás Rosa -crítico literario muy reconocido a nivel académico- desde su pedestal y realmente creía que el tipo tenía razón, me acuerdo especialmente de su primera clase en donde nos dijo "no me vengan a traer cuentitos mal escritos para que lea". ¡Qué miedo por favor! Más adelante en mi carrera, escuché a una profesora reírse de una colega que editaba el suplemento "Ollas y sartenes" del diario Clarín. Terror. Básicamente, todo el que no cumplía con EL mandato, era centro de burlas por parte de sus colegas. Así que imagínense ¿a quién le gustaría que se rían de uno? Salí de la facultad con la cabeza absolutamente lavada. Sí, hubo cosas buenas también, obvio. A ver, es complejo, porque de hecho mis años de universidad fueron super felices. Pero que sepulten todos tus deseos y que en vez de alentarte a que te arriesgues te alienten a que seas alguien que no querés ser me parece, como mínimo, un mandato conservador. Así fue que me pasé 5 años sin leer y casi 8 sin escribir (ni siquiera para mí). Retomé mi práctica de escritura con este blog y la necesidad de leer, después de nacidos mis hijos.
Y cuando decidí que este proyecto había estado mucho tiempo en mi cabeza y que ya era hora, tuve miedo de lo que dirían mis contactos letrados de FB. Desde las chicas que participaron en una revista literaria conmigo hace unos años, hasta un doctor en letras de la UBA que escribe en la Revista Ñ.
Curiosamente, el mundo sigue ahí, bastante intacto, no hubo un cataclismo mundial porque me haya permitido escribir. Hubo un aluvión de mensajes llenos de afecto y de reconocimiento. Y mis amigas de Letras también me apoyaron (entiendo que tal vez la revista sea un poco naif para los muchachos de humanidades, incluso sé que mi marido no va a leerla jajajaja) y eso fue muy importante para mi. Porque yo hice esta carrera para escribir, aunque me lo negué durante tanto tiempo. Y me parece bárbaro que otra gente la haya hecho para doctorarse en la universidad, o para ser buenísimas profesoras, pero la formación superior debería dar herramientas para moverte en lo que vos elijas hacer con tu carrera, en ves de marcarte "el" camino que tenés que recorrer para ser reconocido. Yo sé que hubiera podido hacer lo que quisiera con mi título, desde doctorarme, hasta darme el gusto de sacármelo de encima. Y elegí esto, que es escribir. ¿No es rentable? ¡No importa! Es lo que me da satisfacción, lo que me hace sentir plena. Y es justamente salir al bosque.
La revista es un proyecto creativo y es a la vez un emprendimiento, ya que a partir del segundo número destinaremos algunos espacios para publicidad. Por eso fue importante para nosotros que la hicieran circular y la vieran. Ojo, tampoco voy a convertirla en un catálogo publicitario con dos o tres palabras. No, no, no. Seguirá siendo un lugar de escritura creativa y de inspiración, pero sería lindo contar con un mínimo apoyo económico y vamos a ver cómo podemos encaminarlo. Igual, recién estamos empezando a pensarlo ;-)
La parte de las confesiones me parece que se las debo. Ah, no, ok. Abandoné el 366, o al menos me tomé también septiembre. Demasiada presión. La escuela, el cierre de trimestre, la revista (a la que tenemos que seguir dándole máquina para que la lea la mayor cantidad de gente posible), los niños (que al menos han tenido la delicadeza de no enfermarse), mi empresa de fotografía (que vuelve a moverse), el cumpleaños de Emilio a fin de mes. Necesito menos. Aunque todo lo mucho que hice haya tenido tanto de bueno.
Necesito de nuevo darles las gracias por todo lo que han dicho de la revista, por todo lo que la han hecho circular, por tantos mensajes de aliento :) Fue hermoso, una de las cosas más lindas de este año. Y creo que una de las mejores cosas que he parido en esta vida ♥ GRACIAS!
Pueden leer, descargar, compartir la revista desde estos links:
Sitio Web, Revista Mots
Issu, Revista Mots N°1
Y pueden gustar de nuestro proyecto, acá: Revista Mots en facebook
Salí al bosque y estoy viendo por la pestaña del lobo. Cuidado ;-)
(tengo dos auspiciantes del blog! y estoy feliz, así que mañana mismo vuelvo a contarles de quiénes se trata)
Tiempo de salir al bosque
03 enero 2011
"Si no sales al bosque, jamás ocurrirá nada
y tu vida jamás empezará
-No salgas al bosque, no salgas- dijeron ellos.
-¿Por qué no? ¿Por qué no tengo que salir al bosque esta noche?- preguntó ella.
-En el bosque habita un enorme lobo que se come a las personas como tú. No salgas al bosque, no salgas por lo que más quieras.
Pero, naturalmente, ella salió al bosque y, como era de esperar, se encontró con el Lobo, tal como ellos le habían advertido.
-¿Lo ves? Ya te lo decíamos- graznaron.
-Eso es mi vida, no un cuento de hadas, zopencos – replicó ella -.
Tengo que ir al bosque y encontrarme con el lobo; de lo contrario, mi vida jamás podrá empezar.
Pero el lobo que ella encontró había caído en una trampa, se le había quedado la pata prendida en un cepo.
-¡Socorro, auxilio! ¡Ay, ay, ay! – gritaba el lobo – . ¡Socorro, ayúdame y te daré la justa recompensa! – añadió.
Porque eso es lo que hacen los lobos en los cuentos de esta clase.
- ¿ Y cómo sé yo que no me vas a hacer daño? – le preguntó ella, pues su misión era hacer preguntas – . ¿Cómo sé yo que no me matarás y me dejarás reducida a los puros huesos?
- Mala pregunta – dijo el lobo-. Tendrás que confiar en mi palabra.
- Y el lobo reanudó sus aullidos y lamentos.
¡ Ay! ¡Ay! ¡Ay!
Sólo hay una pregunta
que merece la pena hacer, hermosa doncella,
¿dóooonde está
el
almaaaaaaa ?
- Oh, lobo, voy a correr el riesgo. ¡Vamos allá!
Abrió la trampa, el lobo sacó la pata y ella se la envolvió con hierbas medicinales y plantas.
- Oh, gracias, dulce doncella, mil gracias – dijo el lobo, lanzando un suspiro.
Pero, como había leído demasiados cuentos que no debía, ella exclamó:
- Bueno, ahora ya puedes matarme, anda, terminemos de una vez.
Pero no fue eso lo que ocurrió. En su lugar, el lobo alargó la pata y se la apoyó en el brazo.
- Soy un lobo de otro tiempo y lugar – dijo. Y, arrancándose una pestaña del ojo, se la entregó diciendo -: Úsala y procura ser sabia. De ahora en delante sabrás quién es bueno y quién no lo es tanto. Mira a través de mi ojo y lo verás todo con claridad.
Por dejarme vivir,
te ofrezco vivir
como jamás en tu vida has vivido.
Recuerda que sólo hay una pregunta
que merece la pena hacer, hermosa doncella,
¿dóooonde está
el
almaaaaaa?
Y así la doncella regresó a la aldea,
alegrándose de estar viva.
Y esta vez cuando ellos le dijeron,
“Quédate aquí y cásate conmigo”,
o “Haz lo que te digo”,
o “Di lo que yo quiero que digas,
pero que todo quede tan en secreto
como el día en que viniste”,
la doncella tomó la pestaña del lobo
miró a través de ella
y vio sus motivos
tal como jamás los había visto.
Y a la vez en que
el carnicero pesó la carne
ella miró a través de la pestaña del lobo
y vio que pesaba también su pulgar.
Y miró al pretendiente
que le decía “Soy el que te conviene”,
y vio que no le convenía para nada.
Y de esa manera y muchas más
se salvó
no de todas
pero sí de muchas
desgracias.
Pero, además, con esta nueva visión, no sólo vio al astuto y al cruel sino que el corazón se le hizo inmensamente grande, pues miraba a las personas y las volvía a calibrar gracias al don que le había otorgado el lobo al que ella había salvado.
Y vio a los que eran verdaderamente buenos
y se acercó a ellos,
encontró a su compañero
y permaneció a su lado todos los días de su vida,
percibió a los valeroso
y se acercó a ellos,
captó a los fieles
y se unió a ellos,
vio perplejidad por debajo de la cólera
y se apresuró a disiparla,
vio amor en los ojos de los tímidos
y se inclinó hacia ellos,
vio sufrimiento en los callados
y cortejó su risa,
vio necesidad en el hombre sin palabras
y le habló,
vio fe en lo más hondo de la mujer
que afirmaba no tenerla
y se la volvió a encender con la suya.
Vio todas las cosas
con la pestaña del lobo,
todas las cosas verdaderas
y todas las cosas falsas,
todas las cosas que iban contra la vida,
y todas las cosas que iban a favor de la vida,
todas las cosas que sólo podían verse
a través de los ojos de aquel
que pesa el corazón con el corazón,
y no sólo con la mente.
Así descubrió que era cierto lo que dicen, que el lobo es la más sabia de las criaturas. Si prestas atención, el lobo cuando aúlla hace siempre la pregunta más importante, no dónde está el alimento más próximo, la pelea más próxima o la danza más próxima,
sino la pregunta más importante
para ver dentro y detrás,
para sopesar el valor de todo lo que vive,
¿ dóooonde
estáaaa el
almaaaa?
¿Dónde está el alma?
Sal al bosque, sal enseguida. Si no sales al bosque,
jamás ocurrirá nada y tu vida no empezará jamás.
Sal al bosque,
sal enseguida.
Sal al bosque,
sal enseguida".
Selección de "La pestaña del lobo", poema original en prosa de Clarisa Pinkola Estés, copyright 1970. En: Pinkola Estés, Clarisa: Mujeres que corren con los lobos, Zeta, Barcelona, 2009.
De regalo para mí en mis 32 años. Mi deseo es que este año me traiga creatividad para aprender a salir al bosque ;-)
Un tilo por allá, por favor!
14 diciembre 2010
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84/365 (Ayer, unos minutos antes de salir para la muestra. El brillo de labios tiene 3 años. DEBO comprar uno nuevo. Agendado!) |
Tal vez yo no fui muy clara y, se sabe, acá cada uno entiende lo que se le da la gana. O vienen al blog a buscar la confirmación de lo que ya piensan de mi: que soy pedante, rebuscada, quejosa. Probablemente si vienen buscando eso, lo van a encontrar. Esa gente no me interesa. Pero la gente que viene a saber de mí y de cómo estoy sí me importa. Para ellos va la "explicación", que en realidad no es una explicación de nada, es más bien poner en palabras mis sentimientos.
El otro día, cuando escribí el post contando que había posibilidades de que perdiera mi trabajo en febrero, estaba completamente aturdida. Cuando abrí la página del ministerio y vi el orden de mérito estaba sola en casa. Y fue un shock. Y por eso, así en caliente, decidí publicarlo. Como siempre, las palabras son flacas para describir la multitud de sentimientos que nos hacen humanos. Y seguramente sonó a "perdí mi trabajo".
El tema de mi angustia no es ese. Para nada. Y no digo que no sea angustiante quedarse sin trabajo (yo misma lo he pasado y es feísimo), pero en este caso mis sentimientos ante esta situación no tienen nada que ver con el fantasma del desempleo. El trabajo de docente abunda, todas las semanas me llaman de distintas escuelas para cubrir suplencias o interinatos (bueno, estas últimas semanas ya no porque estamos con mesas de exámenes). En Rosario casi no hay profesores de lengua y para las escuelas es un verdadero problema cuando alguna profe de lengua pide licencia. Por eso sé que voy a tener trabajo cuando empiece el año. El tema, como ya dije, no es ese. Acá el verdadero problema es que en la Agrotécnica está mi "zona de confort", el lugar en el cual me reconcilié con mi profesión, están algunos de mis amigos y también están los alumnos que quiero. Hay una cuestión emocional profunda que me une a la escuela y que representa muchísimo más que un miserable sueldo docente (y les garantizo que el mío es miserable).
Cuando yo tenía 15 años mi hermana mayor empezó a trabajar en la Agrotécnica, tomábamos mates y nos contaba las "historias de la escuela". Para mí era un mundo fascinante. Cuando tuve mi título, una de las primeras cosas que hice fue anotarme ahí. No entré por acomodo, no, eso en las escuelas públicas es difícil que pase porque respetan bastante el escalafón. A muchos de los profesores con los que trabajo los conozco desde muy chica, muchos de ellos nos acompañaron cuando pasó lo de mis viejos y de ellos -en gran parte- aprendí a querer a la escuela e incluso a la docencia.
Seguramente yo soy una persona muy sensible y me involucro muchísimo con la gente que me rodea. Por eso, emocionalmente esto me parte al medio. También es cierto que el hecho de perder mi "comodidad" me afecta. La escuela es para mi como las "zapatillas rojas" de las que habla Pinkola Estés en Mujeres que corren con los lobos. Y por eso es bueno que pase esto, es bueno porque es la única forma de que yo busque hacer otras cosas.
¿Que si hay cosas peores? PPpffff.....CLARO! Tengo una vida feliz, una familia preciosa, no nado en dinero pero tampoco nos falta nada. Y disfruto de todo eso, sí. Y soy feliz aquí y ahora. Pero che ¿no puedo estar triste o enojada o chinchuda un rato?¿Por qué la gente le tiene tanto miedo a los sentimientos negativos?
Ayer fui a la escuela y ya desdramatizamos la situación. Me reí tanto que las nubes se dispersaron.
Última observación: ¿justo a mi alguien me manda a tomarme un tilo? Chicas, cuando leí el comentario me dio bronca, pero cada vez que lo pienso no puedo parar de reírme. Y eso de "cruzada con las circunstancias"? Perdón, yo no me "cruzo con mis circunstancias", ese un análisis demasiado básico para la persona complicada que soy! Pucha, que yo tengo sentimientos y los exploro y salgo adelante. Pero ya crecí y eso de cruzarme con las circunstancias y tomarme un tilo no es para mí. Definitivamente no (y apuesto a que las que leen este blog desde hace mucho tiempo lo saben)
Amigaaaaaa (¿nos tomamos un tilo?)
(tengo cosas que contarles!)
El patito feo
04 agosto 2010
Ayer terminé de leer el capítulo VI de Mujeres que corren con los lobos, "El hallazgo de la manada: la dicha de la pertenencia" y aún hoy estoy conmovida. Es el capítulo con el que más identificada me sentí hasta ahora. En él, Clarissa Pinkola Estés analiza el cuento popular "El patito feo" desde la perspectiva de la psicología junguiana (bueno, todo el libro está escrito a partir de allí). Me pasaron muchas cosas confusas con esta parte del libro.
Resulta que una de las anécdotas más recordadas en mi familia es aquella en la que se cuenta que yo le tenía terror al cuento del patito feo. Tanto que mi tío -típico molestaniños- cuando llegaba a casa se iba derecho a buscar el libro y me corría por la casa, no paraba hasta que me daba una crisis de esas en donde te tirás al piso y pataleás. A todos les parecía suuuper divertido (¿por qué la gente grande es tan cruel con los niños?¿por qué lo fueron tanto conmigo?). Después se me fue ese pánico, pero sigue causándome una profunda angustia.
Cuando empecé a leer ese capítulo de Mujeres que corren con los lobos en el colectivo que me lleva al trabajo, instantáneamente pensé...ajhá! era esoooo...yo sabía que había algo escondido en ese terror al patito feo. Me sentí muy identificada y a la vez lloré mucho al reconocerme en ese lugar...el del que está destinado a ser diferente de su familia de base y se pasa la vida buscando pertenencia. En algunos aspectos claro, en otros seguramente pertenezco a mi familia de nacimiento.
Me recuerdo también de adolescente, ocultando mis cassettes de Serrat cuando venían mis amigas a casa, grabando música de la radio que no me gustaba para caerles bien, ocultándome a mí misma quién era. Como un auténtico patito feo. El lugar en donde más cómodo se sintió este patito fue sin duda en la facultad. Creo que ahí fue en donde más cerca estuve de ser yo de verdad. Y ahora, claro. Pero es un camino difícil el de asumir que uno tiene una sensibilidad diferente a la de la mayoría de la gente. Y eso no quiere decir que yo sea mejor, no...para nada. Solo que hay cosas que no logro entender de muchos de los que me rodean.
No sé, es confuso. En todo caso me sirvió para pensarme desde otro lugar. Y para volver a construir desde ahí.
En ese capítulo se habla de muchas cosas, realmente me gustó tanto que lo estoy releyendo. Y acá van algunos de los fragmentos que me parecen más brillantes.
"Para que una madre pueda criar satisfactoriamente a un hijo que, en sus necesidades psíquicas y anímicas, es ligera o considerablemente distinto de lo que manda la cultura dominante, tiene que hacer acopio de ciertas cualidades heroicas. Como las heroínas de los mitos, tiene que ser capaz de encontrar y adueñarse de estas cualidades en caso de que no estén autorizadas, tiene que guardarlas y soltarlas en el momento adecuado y tiene que defender su propia persona y aquello en lo que cree. No hay prácticamente ninguna manera de prepararse para eso como no sea armándose de valor y entrando en acción. Desde tiempo inmemorial un acto considerado heroico ha sido el remedio de la entontecedora ambivalencia". (pág. 247)
"Cuando una madre se ve obligada a elegir entre su hijo y la cultura, nos encontramos en presencia de una cultura terriblemente cruel y desconsiderada. Una cultura que exige causar daño a una persona para defender sus propios preceptos es verdaderamente una cultura muy enferma. Esta "cultura" puede ser aquella en la que vive la mujer, pero lo más grave es que también puede ser la que ella lleva consigo en el interior de su mente.(...)En todo el mundo y en distintas épocas se ha prohibido a las mujeres amar y dar cobijo a quien ellas quieren y en la forma que desean". (pág. 248)
Este fragmento me hizo acordar mucho a Estivill :(
"...yo estoy convencida no sólo como psicoanalista sino también como cantadora de que muchas veces las cosas de la naturaleza son las más curativas, sobre todo las muy sencillas y las que más tenemos a nuestro alcance. Las medicinas de la naturaleza son muy poderosas y honradas; una mariquita en la verde corteza de una sandía, un petirrojo con un trozo de hilo en el pico, una planta florida, una estrella fugaz e incluso un arco iris en un fragmento de cristal en la calle puede ser una medicina apropiada. La perseverancia es algo muy curioso: exige una enorme energía y puede recibir alimento suficiente para un mes con sólo cinco minutos de contemplación de unas aguas tranquilas". (pág. 264)
"El patito se encuentra en un tris de perder la vida. Se ha sentido solitario, ha pasado frío, se ha congelado, lo han hostigado y perseguido, han disparado contra él, ha sido abandonado, no le han dado de comer, se ha quedado absolutamente desamparado, al borde de la vida y la muerte sin saber lo que iba a ocurrir a continuación. Y ahora viene la parte más importante del cuento: se acerca la primavera, se acelera la llegada de la nueva vida, es posible un nuevo giro, un nuevo intento. Lo más importante es resistir y perseverar, pues la vida salvaje promete lo siguiente: después del invierno, viene siempre la primavera". (pág. 266)
"Tú sólo quieres amor. Ellos sólo quieren paz.
A los miembros de tu familia, por motivos personales (por sus preferencias, por su inocencia, por las heridas sufridas, por constitución, enfermedad mental o deliberada ignorancia) no se les da muy bien la espontaneidad con el inconsciente y, como es natural, cuando tú visitas la casa evocas el arquetipo del bromista, del que arma jaleo. Por consiguiente, antes de partir el pan juntos, la bromista experimenta el irreprimible deseo de arrojar un cabello al estofado de la familia.
Aunque tú no pretendas molestar a los miembros de tu familia, ellos se molestan de todos modos. Cuando tú apareces, todo y todos se vuelven locos". (pág. 271)
Jajaja, aunque no es nada cómico...yo me sentí terriblemente identificada. Es tan difícil ser así y tener una familia, en mi caso mis hermanas siempre se molestan por casi todo lo que digo o hago. Mis actitudes no son bien vistas y ser la oveja negra agota.
"Aunque las necesidades del alma infantil tienen que guardar equilibrio con la necesidad de seguridad y de cuidados físicos y con unos conceptos minuciosamente estudiados acerca del "comportamiento civilizado", yo siempre me preocupo por los niños que se comportan demasiado bien, pues sus ojos reflejan a menudo un "alma acobardada".
Algo no marcha bien. Un alma sana brilla a través de la "persona" casi todos los días y resplandece ciertos días. Donde existe una notoria herida, el alma se escapa". (pág. 273)
"Los Zigotos Equivocados aprenden a ser unos supervivientes. Es duro pasarse años entre aquellos que no pueden ayudarnos a florecer". (pág. 274)
:(
"El hecho de seguir siendo una niña superviviente más allá del período en que ello ocurrió es identificarse en exceso con un arquetipo herido. Comprender la herida y recordarla nos permite crecer. Nuestro derecho como mujeres es crecer, no simplemente sobrevivir". (pág. 276)
¿El paso que vengo intentando dar desde hace tanto tiempo? Tal vez este mismo blog no sea más que eso, el camino, la historia por la cual empiezo relatándome a mi misma el hecho de haber sobrevivido a mi familia. El crecimiento real consistiría en dejar el papel de sobreviviente :) En eso estoy, me parece.
Fragmentos en Clarissa Pinkola Estés: Mujeres que corren con los lobos, Zeta, Barcelona, 2009.
Fragmentos en Clarissa Pinkola Estés: Mujeres que corren con los lobos, Zeta, Barcelona, 2009.
*sé que esta entrada es confusa para quienes no leyeron el libro, perdón pero me conmovió tanto que necesitaba dejar el registro.
Mis lecturas recomendadas
07 julio 2009

Foto: Mar de libros viejos, en Flickr Creative Commons
Esta es sólo una lista de algunos de los libros que me han movilizado en el camino de la crianza. Muchos de ellos desearía haberlos leído antes. Otros los leí hace muchísimo tiempo y sólo después del nacimiento de mi hija comprendí el poder de sus palabras. Ya contaré qué es lo que me une de manera especial con cada uno y en qué situación lo leí.
Sobre embarazo, parto y nacimiento respetado
Michel Odent: Nacimiento renacido, Editorial Fundación Creavida, Buenos Aires, 2008
Michel Odent: Ecología prenatal, Editorial Fundación Creavida, Buenos Aires, 2008
Michel Odent: Nacimiento renacido, Editorial Fundación Creavida, Buenos Aires, 2008
Michel Odent: Ecología prenatal, Editorial Fundación Creavida, Buenos Aires, 2008
Michel Odent: La Cesárea ¿Problema o solución?, Ed. Liebre de Marzo, España, 2006
Raquel Schallman: Parir en libertad. En busca del poder perdido, Grijalbo, Buenos Aires, 2007.
Carlos Burgo: Parir con pasión. Escenarios, escenas y protagonistas del parto y del nacimiento, Longseller, Buenos Aires, 2004.
Ibone Olza y Enrique Lebrero Martínez: ¿Nacer por cesárea?, Grupo Norma, Bogotá, 2006.
Raquel Schallman: Parir en libertad. En busca del poder perdido, Grijalbo, Buenos Aires, 2007.
Carlos Burgo: Parir con pasión. Escenarios, escenas y protagonistas del parto y del nacimiento, Longseller, Buenos Aires, 2004.
Ibone Olza y Enrique Lebrero Martínez: ¿Nacer por cesárea?, Grupo Norma, Bogotá, 2006.
Verny, Thomas y Kelly, Jhon: La vida secreta del niño antes de nacer, Urano, Barcelona, 1988.
Chamberlain, David: Los bebés recuerdan su nacimiento, Obstare, Tenerife, 1988.
Gaskin, Ina May: Partería espiritual. La naturaleza del nacimiento entre el amor y la ciencia, Editorial Mujer Sabia. Traducción: Marina Lembo
Rodrigañez Bustos, Casilda: Pariremos con placer, Editorial Madreselva, Buenos Aires, 2010. Todos sus libros pueden ser descargados en forma gratuita y legal desde la web de la autora: www.casildarodriganez.org
Sobre maternidad , crianza y educación respetuosa
Laura Gutman: La maternidad y el encuentro con la propia sombra, Del Nuevo Extremo, Buenos Aires, 2006.
Laura Gutman: Puerperios y otras exploraciones del alma femenina, Del Nuevo Extremo, Buenos Aires, 2006.
Laura Gutman: Crianza. Violencias invisibles y adicciones, Del Nuevo Extremo, Buenos Aires, 2008.
Laura Gutman: La revolución de las madres. El desafío de nutrir a nuestros hijos, Del Nuevo Extremo, Buenos Aires, 2009.
Carlos González: Mi hijo no me come, Editorial Temas de hoy, 1999
Carlos González: Bésame mucho. Cómo criar a tus hijos con amor, Editorial Temas de hoy, 2003.
Francoise Doltó: La causa de los niños, Paidós, Barcelona, 1994.
Gaskin, Ina May: Partería espiritual. La naturaleza del nacimiento entre el amor y la ciencia, Editorial Mujer Sabia. Traducción: Marina Lembo
Rodrigañez Bustos, Casilda: Pariremos con placer, Editorial Madreselva, Buenos Aires, 2010. Todos sus libros pueden ser descargados en forma gratuita y legal desde la web de la autora: www.casildarodriganez.org
Sobre maternidad , crianza y educación respetuosa
Laura Gutman: La maternidad y el encuentro con la propia sombra, Del Nuevo Extremo, Buenos Aires, 2006.
Laura Gutman: Puerperios y otras exploraciones del alma femenina, Del Nuevo Extremo, Buenos Aires, 2006.
Laura Gutman: Crianza. Violencias invisibles y adicciones, Del Nuevo Extremo, Buenos Aires, 2008.
Laura Gutman: La revolución de las madres. El desafío de nutrir a nuestros hijos, Del Nuevo Extremo, Buenos Aires, 2009.
Carlos González: Mi hijo no me come, Editorial Temas de hoy, 1999
Carlos González: Bésame mucho. Cómo criar a tus hijos con amor, Editorial Temas de hoy, 2003.
Francoise Doltó: La causa de los niños, Paidós, Barcelona, 1994.
Francesco Tonucci: La soledad del niño, Losada, Buenos Aires, 2006.
Francesco Tonucci: El niño en la ciudad, Losada, Buenos Aires, 2009.Francesco Tonucci: Con ojos de niño, Losada, Buenos Aires, 2008.
Gianni Rodari: Gramática de la fantasía, Colihue, Buenos Aires, 1998.
AAVV: Arte desde la cuna, Nazhira, Buenos Aires, 2003.
Montes, Graciela: El corral de la infancia, Fondo de Cultura Económica, México, 2001.
Jean Liedloff: El concepto del continuum. En busca del bienestar perdido, Obstare, Tenerife, 2008.
Sobre la condición femenina en general
Clarisa Pinkola Estés: Mujeres que corren con los lobos, Ediciones B, Barcelona, 1998.
Eurípides: Medea, De Bolsillo, Barcelona, 2008.
Ibsen, Henrik: Casa de muñecas, Pehuén, Santiago de Chile, 2004
Flaubert, Gustave: Madame Bovary, RBA, Barcelona, 1994.
Simone de Beauvoir: Memorias de una joven formal, Sudamericana, Buenos Aires, 2000.
Simone de Beauvoir: La plenitud de la vida, Sudamericana, Buenos Aires, 2000.
Simone de Beauvoir: La fuerza de las cosas, Sudamericana, Buenos Aires, 2000.
García Lorca, Federico: Yerma, Losada, Buenos Aires, 2000.
Paz, Octavio: Sor Juana Inés de la Cruz o Las trampas de la fe, Fondo de Cultura Económica, México, 1990.
Espero sus propuestas de lectura para seguir agregando a mi lista.
Viernes desordenado
08 mayo 2009
Y llegó por fin el viernes. Fue una semana difícil. Guille está descubriendo su autonomía, pero se niega a explorarla lejos mío. Estamos jugando, acomodo una pierna y ella llora desconsolada. O está jugando tranquila con David y cuando me ve pasar cerca empieza a gritar, llora tan angustiada que a veces no podemos calmarla fácilmente. Llora cuando no puede abrir algo, cuando no puede sacar algo, llora cuando se cae en sus intentos de caminar, llora cuando la gata huye, llora hasta dormida.
Para colmo de malas fue una pésima semana en el trabajo. Es cierto que trabajo poco: solo algunas horas a la mañana y la tarde del lunes. Pero esta semana pusieron fecha en la escuela para una "reunión plenaria" sin suspensión de clases. Esto implica que el lunes 18 tendría que ir a dar clases de 7:30 a 12 y quedarme a la Plenaria de 12 a 18. Y claro: puse el grito en el cielo. Simplemente: no puedo estar tantas horas fuera de casa. Le expliqué al director que trabajo poco (y gano poco) para darme el lujo de no estar tantas horas fuera de casa, ¿ustedes creen que entendió? Como no entendió fui clara: pasame el descuento, pero yo hasta esa hora NO me quedo. Sobre todo porque me parece terriblemente injusto. Y se sabe: quejarse nunca es gratis.
Y aquí estoy, viendo cómo empezamos el fin de semana, tratando de ponerle ganas a pesar de los mocos y la tos de Guille que no anuncian nada bueno. Intenté disminuirle los lácteos, pero es como que mientras más ansiosa me pongo yo por el tema más los requiere Guille. Y David que no lee lo que le dejé marcado le Laura Gutman, ni tampoco pasa por el blog para aunque sea ver de qué me quejo.
Estoy agotada, las innumerables disputas cotidianas me vacían el alma y siento que reboto de acá para allá sin planes, ni objetivos, ni "ganas de...". Algo está haciendo ruido adentro mío y no sé exactamente qué es. Supongo que este estancamiento es el que me agota, me aburre y me pone melancólica.
Al menos empezó el otoño: dorado, crujiente y cálido. Salimos a pasear el perro y Guille camina ya 1 cuadra y media tomada de una sola mano. Vamos despacito y descubre las hojas, y mira a la gente que le sonríe. Le encantan los carros con caballos y los cartoneros no se resisten a su sonrisa y a los grititos de entusiasmo que larga: nos saludan contentos.
Empecé a leer Mujeres que corren con los lobos, me impactó muchísimo el cuento "La loba", al que hacía referencia el otro día en un post. La autora, Clarisa Pinkola Estés -una psicóloga junguiana- reune en este libro cuentos sobre la naturaleza salvaje de las mujeres y los analiza antropológica y psicoanalíticamente. Pero, más allá de la explicación simbólica que da de cada uno de los cuentos, creo que si leemos dejándonos llevar, podemos captar totalmente la esencia profunda que encierra cada historia y su relación con la mujer salvaje que nos habita.
Les dejo el cuento...que fluyan las interpretaciones. Por mi parte, creo haber encontrado a la vieja, tengo por delante la enorme tarea de recoger los huesos, elegir la canción y ponerle carne a eso que haya encontrado.
"La Loba"
"La Loba"
Hay una vieja que vive en un escondrijo del alma que todos conocen pero muy pocos han visto. Como en los cuentos de hadas de la Europa del este, la vieja espera que los que se han extraviado, los caminantes y los buscadores acudan a verla.
Es circunspecta, a menudo peluda y siempre gorda, y, por encima de todo, desea evitar cualquier clase de compañía. Cacarea como las gallinas, canta como las aves y por regla general emite más sonidos animales que humanos.
Podría decir que vive entre las desgastadas laderas de granito del territorio indio de Tarahumara. O que está enterrada en las afueras de Phoenix en las inmediaciones de un pozo. Quizá la podríamos ver viajando al sur hacia Monte Albán en un viejo cacharro con el cristal trasero roto por un disparo. O esperando al borde de la autovía cerca de El Paso o desplazándose con unos camioneros a Morella, México, o dirigiéndose al mercado de Oaxaca, cargada con unos haces de leña integrados por ramas de extrañas formas. Se la conoce con distintos nombres: La Huesera, La Trapera y La Loba.
La única tarea de La Loba consiste en recoger huesos. Recoge y conserva sobre todo lo que corre peligro de perderse. Su cueva está llena de huesos de todas las criaturas del desierto: venados, serpientes de cascabel, cuervos. Pero su especialidad son los lobos.
Se arrastra, trepa y recorre las montañas y los arroyos en busca de huesos de lobo y, cuando ha juntado un esqueleto entero, cuando el último hueso está en su sitio y tiene ante sus ojos la hermosa escultura blanca de la criatura, se sienta junto al fuego y piensa qué canción va a cantar.
Cuando ya lo ha decidido, se sitúa al lado de la criatura, levanta los brazos sobre ella y se pone a cantar. Entonces los huesos de las costillas y los huesos de las patas del lobo se cubren de carne y a la criatura le crece el pelo. La Loba canta un poco más y la criatura cobra vida y su fuerte y peluda cola se curva hacia arriba.
La Loba sigue cantando y la criatura lobuna empieza a respirar.
La Loba canta con tal intensidad que el suelo del desierto se estremece y, mientras ella canta, el lobo abre los ojos, pega un brinco y escapa corriendo cañón abajo.
En algún momento de su carrera, debido a la velocidad o a su chapoteo en el agua del arroyo que está cruzando, a un rayo de sol o a un rayo de luna que le ilumina directamente el costado, el lobo se transforma de repente en una mujer que corre libremente hacia el horizonte, riéndose a carcajadas.
Recuerda que, si te adentras en el desierto y está a punto de ponerse el sol y quizá te has extraviado un poquito y te sientes cansada, estás de suerte, pues bien pudiera ser que le cayeras en gracia a La Loba y ella te enseñara una cosa... una cosa del alma.
En Pinkola Estes, Clarisa: Mujeres que corren con los lobos, D Ediciones B, S.A., 1998.
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Luisina Serenelli
Docente // Fotógrafa // Blogger //Feminista // Doula// Escritora // Lectora incansable // Mamá de Guille y Emi // Enamorada de David // En permanente deconstrucción y construcción