Podría llamar a este post "confesiones de invierno", pero quedaba muy bizarro y últimamente opto por la simpleza. Venía corriendo a contarles algunas cosas, cuando leí el comentario que Carolina me dejó anoche, que decía "yo leyendo la revista, vos parece que saliendo al bosque", haciendo referencia al final del libro de Pinkola Estés. Y, si bien todos los comentarios me emocionan y los agradezco, este me sacudió. Porque, y acá viene la cosa, si bien hace años que busco dejar de tener miedo y salir al bosque, lo cierto es que apenas asomo la puntita de los pies. Porque soy miedosa por naturaleza, porque me criaron miedosa. Incluso me da miedo el éxito, no saber manejarme con eso o no saber responder a las expectativas que ese éxito genere sobre mi. ¿Y saben qué? Realmente Mots fue una gran apuesta, fue salir al bosque corriendo. Y aparte del miedo de si tenía aprobación o no, también cargo con mis propios complejos de índole profesional. Y les cuento...
Resulta que siempre me gustó escribir, pero cuando entré a la facultad a estudiar Letras (dios! por qué no hice un terciario!) lo primero que escuché fue "acá no se viene a escribir" (???). Un pesado mandato con el que cargamos los que pasamos por humanidades. ¿Lo peor? Era tan inocente que me lo creía. Escuchaba a Nicolás Rosa -crítico literario muy reconocido a nivel académico- desde su pedestal y realmente creía que el tipo tenía razón, me acuerdo especialmente de su primera clase en donde nos dijo "no me vengan a traer cuentitos mal escritos para que lea". ¡Qué miedo por favor! Más adelante en mi carrera, escuché a una profesora reírse de una colega que editaba el suplemento "Ollas y sartenes" del diario Clarín. Terror. Básicamente, todo el que no cumplía con EL mandato, era centro de burlas por parte de sus colegas. Así que imagínense ¿a quién le gustaría que se rían de uno? Salí de la facultad con la cabeza absolutamente lavada. Sí, hubo cosas buenas también, obvio. A ver, es complejo, porque de hecho mis años de universidad fueron super felices. Pero que sepulten todos tus deseos y que en vez de alentarte a que te arriesgues te alienten a que seas alguien que no querés ser me parece, como mínimo, un mandato conservador. Así fue que me pasé 5 años sin leer y casi 8 sin escribir (ni siquiera para mí). Retomé mi práctica de escritura con este blog y la necesidad de leer, después de nacidos mis hijos. 
Y cuando decidí que este proyecto había estado mucho tiempo en mi cabeza y que ya era hora, tuve miedo de lo que dirían mis contactos letrados de FB. Desde las chicas que participaron en una revista literaria conmigo hace unos años, hasta un doctor en letras de la UBA que escribe en la Revista Ñ. 
Curiosamente, el mundo sigue ahí, bastante intacto, no hubo un cataclismo mundial porque me haya permitido escribir. Hubo un aluvión de mensajes llenos de afecto y de reconocimiento. Y mis amigas de Letras también me apoyaron (entiendo que tal vez la revista sea un poco naif para los muchachos de humanidades, incluso sé que mi marido no va a leerla jajajaja) y eso fue muy importante para mi. Porque yo hice esta carrera para escribir, aunque me lo negué durante tanto tiempo. Y me parece bárbaro que otra gente la haya hecho para doctorarse en la universidad, o para ser buenísimas profesoras, pero la formación superior debería dar herramientas para moverte en lo que vos elijas hacer con tu carrera, en ves de marcarte "el" camino que tenés que recorrer para ser reconocido. Yo sé que hubiera podido hacer lo que quisiera con mi título, desde doctorarme, hasta darme el gusto de sacármelo de encima. Y elegí esto, que es escribir. ¿No es rentable? ¡No importa! Es lo que me da satisfacción, lo que me hace sentir plena. Y es justamente salir al bosque.

La revista es un proyecto creativo y es a la vez un emprendimiento, ya que a partir del segundo número destinaremos algunos espacios para publicidad. Por eso fue importante para nosotros que la hicieran circular y la vieran. Ojo, tampoco voy a convertirla en un catálogo publicitario con dos o tres palabras. No, no, no. Seguirá siendo un lugar de escritura creativa y de inspiración, pero sería lindo contar con un mínimo apoyo económico y vamos a ver cómo podemos encaminarlo. Igual, recién estamos empezando a pensarlo ;-)

La parte de las confesiones me parece que se las debo. Ah, no, ok. Abandoné el 366, o al menos me tomé también septiembre. Demasiada presión. La escuela, el cierre de trimestre, la revista (a la que tenemos que seguir dándole máquina para que la lea la mayor cantidad de gente posible), los niños (que al menos han tenido la delicadeza de no enfermarse), mi empresa de fotografía (que vuelve a moverse), el cumpleaños de Emilio a fin de mes. Necesito menos. Aunque todo lo mucho que hice haya tenido tanto de bueno.

Necesito de nuevo darles las gracias por todo lo que han dicho de la revista, por todo lo que la han hecho circular, por tantos mensajes de aliento :) Fue hermoso, una de las cosas más lindas de este año. Y creo que una de las mejores cosas que he parido en esta vida ♥ GRACIAS!

Pueden leer, descargar, compartir la revista desde estos links:
Sitio Web, Revista Mots
Issu, Revista Mots N°1

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Salí al bosque y estoy viendo por la pestaña del lobo. Cuidado ;-)

(tengo dos auspiciantes del blog! y estoy feliz, así que mañana mismo vuelvo a contarles de quiénes se trata)