guille reja


El domingo nos juntamos a almorzar con mis hermanas. Mi hermana Analía, más conocida como ladelmedio, llega y me cuenta que está enojada con X porque no me invitó (a mí) a la fiesta de 15 de su hija (la hija de X). La cosa es que hace como 4 años que no veo ni a X ni a su hija y le digo que no se preocupe, que a mi no me importa y que de hecho ni siquiera merezco ser invitada a esa fiesta porque ni pensé en la niña en cuestión el día de sus 15. Y ella sigue enroscada con cosas que no me importan: "Estoy re enojada porque tendría que haberlos invitado, no me importa que no te importe yo estoy enojada igual" dice, y acto seguido desarrolla una historia larguísima acerca de que X no se habla con el cuñado, que el marido de X se convirtió a una religión rara y que la hermanita de X es una "pendeja soberbia" (tiene 8 año la pequeña, o sea ¿hace falta decir algo así?). Le pido que la corte, que ya estuvo bien, que no me interesa nada de esa gente, que forman parte de un pasado remoto a estas alturas. ¡Ay! Vuelvo a casa abrumada de tanto palabrerío inútil, de tanto hacerse problema por cosas absolutamente fútiles. Guille opta por el silencio que yo no puedo tener y no abre la boca en toda la tarde. Me dan ganas de explicarles que a mi me gustaría estar callada como Guille, pero tengo que hablar porque si no se enojan. Por suerte mi hermana Andrea, lamayor, lee bastante y podemos hablar de algo.
Lunes y Martes en la escuela. La sala de profesores es una pesadilla. Se quejan por TODO (y ojo que yo soy quejosa, pero no a ese extremo). Particularmente el martes tuve que escuchar tantas estupideces acerca del censo (están en contra ¡en contra de un censo! bueh, en fin) que me fue muy difícil permanecer sentada en la silla. Intenté abrir la boca -no para defender el censo, sino para ver si alguien pone un ápice de razonamiento en todo lo que dicen!- pero me silenciaron enseguida. Ya saben que es duro pensar distinto donde todos piensan lo mismo, ¿eh? sobre todo si el tema de conversación ni siquiera te importa demasiado.
Y hoy tenía que ir al banco, pero no fui nada. Necesito curarme de tanto afuera. La falta de criterio de la gente que me rodea en mis tareas cotidianas fuera de casa me abruma. Ojo, yo no me creo especial ni nada, pero es que gastar tanta energía en pavadas me parece de una mediocridad absoluta. Por eso ahora me voy a tomar unos matecitos tirada al sol y hablando con Guille :)

Terminé La elegancia del erizo y fue una experiencia tan contraria a la mediocridad que hasta tuve un terrible duelo al cerrar el libro, como diciendo ¿y ahora qué hago de mi vida sin tanta belleza para leer? 
Me identifiqué mucho con su protagonista y me dolió terminarlo.

Ah, el curso de Holly Becker es muy lindo. Lo estoy disfrutando muchísimo ;-) No duden en hacerlo si les gusta todo lo relacionado al mundo de los blogs.