- Las dos chicas están atrás de todo. Una intenta leer su trabajo. Estallan las risas y no paran. Otras veces me he enojado porque sintonizo la frecuencia adulto: hay que apurarse, no alcanzo a dar el programa, yo no me reiría si tuviera 13 años y no supiera usar las mayúsculas (cosa que me escandaliza, ojo! ay siiii soy "la vieja de lengua" jajaja). Pero hoy me gana el entusiasmo, se ven tan alegres allá atrás que me pregunto en dónde perdí esa frescura. Tengo una vida feliz y relajada, pero ese desenfado ya no. En el fondo me siento un poco "desilusionada" por algunas cosas. Tal vez sea eso.

- Uno de mis alumnos varones habla con su compañero de "bebés". No me pregunten cómo terminaron hablando de esto en vez hablar de "la play", como la mayoría. Dicen "las guarderías no deberían existir". Se ve que notan mi perplejidad porque me preguntan qué opino. Sugiero que hay gente que no tiene opción, que hay que comprender la situación de cada familia en particular. Mi alumno concluye "mi hijo no va a ir a la guardería". Ojalá la vida lo acompañe en sus convicciones (tiene 14 años!!! me asombra que se plantee el futuro junto a sus hijos).

Aclaro (porque siempre está el mala onda anti-docente) que mis alumnos tenían actividades asignadas y estos dos ya habían terminado todo. No es que me pongo a hablar de cualquier cosa en la hora de Lengua. Aunque a veces me dan ganas porque hablar con estos chicos rejuvenece :)

(no todas son rosas...a veces dan ganas de no pisar la escuela!)