Seguramente no podré transmitirles la fascinación en la que me dejó inmersa durante dos días la última película de Tim Burton. Claro que era previsible: mezclar a Carroll con Burton nos destinaría una maravilla. Y así fue, y tal vez fue más que eso.
No voy a partir de ninguna comparación. No creo en esas absurdas reseñas acerca de si el libro es mejor/peor que la película. Asumo que son manifestaciones artísticas diferentes, que pueden "complementarse" pero no "competir". Más bien tengo ganas de contar lo que estas "formas" de una misma historia me hicieron sentir.
Leer Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas es fascinarse con el absurdo. Es caer por el largo túnel de tierra y dejarnos tentar por el juego que nos propone. Básicamente, no hay una historia. O sí, una historia delirante y a la vez fascinante. Nada tiene un sentido preciso en la historia de Alicia.
Es un libro delicioso. Y la película de Burton también lo es. Incluso ambas versiones se han convertido en mis favoritos, pero por razones distintas.
La forma en la que el cine reinventa/reinterpreta la historia de Alicia me conmovió. La manera en la cual Burton decide contar esa historia, pero no desde el absurdo sino desde la narración, la convierte sencillamente en una obra maestra. Y es, claramente, animarse a más.
Todo es poderoso en la Alicia de Burton. Desde la atmósfera oscura y gótica de los sueños hasta las referencias a la mitología grecolatina: porque wonderland is underground! Así, Alicia desciende a esa otra tierra en busca de su "muchosidad", de su "querer ser". Un viaje increíble que la devolverá a la superficie más sabia, más ella, más fuerte. Allí la acompañan los personajes ya anclados en la memoria de tantas generaciones: la reina de corazones, el sombrerero, el conejo del reloj. Una obra maestra desde todo punto de vista: técnico y narrativo. No es fácil salir del cine a encontrarse con la realidad, olvidar de a poco la sonrisa del gato y salir de wonderland.
Viaje bueno, Alicia. El viaje de crecer.

¡Gracias Burton!



* no la vería con niños menores de 6 años