"Por eso cada palabra dice lo que dice y además más y otra cosa"
 Alejandra Pizarnik en "La palabra que sana"

Siempre me acuerdo de aquél profesor de teoría literaria que insistía con la diferencia entre "realidad" y "lenguaje". Nos decía "el realismo en sentido estricto no existe, es solo un estilo literario que tiene ciertas aspiraciones. No hay manera de que la realidad pueda ser trasvasada a las palabras ya que responden a lógicas diferentes". Es así, la realidad jamás puede ser encerrada en el discurso, no hay forma: están hechos de sustancias diferentes.
Hace meses que tengo ganas de contar cosas acerca de mi puerperio. Pero no encuentro palabras. A veces creo que eso me pasa porque aún no es el momento. Pero hoy creo que no, creo que tiene que ver con esas sustancias diferentes de las cuales están hechos la realidad y el lenguaje. ¿Cómo poner en palabras un bloque de experiencias sin dejar nada afuera? ¿Cómo hablar de una experiencia puramente tridimensional a través de la linealidad de las palabras? ¿Cómo hacer entender ese pozo en el que caemos sin que se malinterprete y me olvide de la felicidad que me provoca mi hija?
Tengo muchos fragmentos "sueltos" de diferentes períodos de mi puerperio: del que pensé que duraba 40 días, del que destiné a un cajón bajo 30 llaves, del que reconocí a los 5 meses de mi hija, de este que me está queriendo soltar hacia la luz. Esos textos escritos en agendas, o en el lado limpio de evaluaciones que me sobraron, o en restos de papel, son solo eso: fragmentos de la experiencia, palabras lineales incapaces de abarcar este todo que soy, que somos mi hija y yo.
Se me ocurre a veces hacer una "lista" de cosas sueltas acerca de estos intensos 19 meses. Pero aún así faltaría una gran parte que es solo sensorial, incapaz de encerrarse en palabras. Este mismos blog no puede reflejar ni el 5% de la realidad de mi vida y siempre que escribo lo tengo en cuenta...esperando que mis lectores también entiendan eso. Las palabras son fragmentarias, la experiencia real, vívida, la existencia y todos sus olores, sensaciones, luces y sombras es otra cosa. Hoy, desconfío más que nunca de las palabras. La realidad está callada, a la espera de ser interpretada, manoseada, vivida.
¿Habrá tiempo para poner en palabras? Tal vez deba esperar a mirarme en perspectiva, a estar afuera del todo para, aunque sea, dar cuenta de ese fragmento.
Si solo somos luces y sombras -e incluso si solo somos las sombras de la caverna como sostenía sabiamente el Griego- la foto que ilustra el post sería de lo más acertada.
Parole, parole, parole...