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14 agosto 2013
Escribí mi post de la semana pasada quejándome de mis pequeñas miserias y, 24 hs después, voló por los aires un edificio completo. A 7 cuadras de casa. Soy bastante desprendida cuando se trata de desgracias. No soy de consumir medios ni de leer las historias de vida de los que mueren. Supongo que es porque prefiero ahorrarme esa cuota de dolor ajeno. Pero es obvio que lo que ocurrió en el barrio nos dejó a todos con la sensación de que podría habernos tocado a nosotros.
Durante horas nos aturdieron las sirenas de ambulancias y bomberos, después vino un silencio espeso. La semana pasó volando y encontraron a todos los cuerpos de las víctimas. Y nos dejó medio sin ganas de nada. La vida siguió normal para los no afectados, pero la presencia de la muerte ahí tan cerca, tan palpable, nos dejó en shock. Los bares donde vamos siempre, destruidos. La calle por la que paso cada día con el colectivo, cerrada. Y así, una intensa tristeza. No por el bar o la calle en sí, obvio, sino por lo que representan. Todo el tiempo, podríamos haber sido nosotros.
¿La verdad? Me hizo mierda. Supongo que la muerte me afecta más mientras más vieja me pongo.
En mi versión más amargada
04 agosto 2013
Supongo que cada vez resulto un poco más antipática. Y bueno, mi realidad no está para andar escribiendo cosas y poniendo fotos de los hermosos origamis que hice, ni de lo hermoso que es mi escritorio decorado con washi tapes (igual quiero, lo digo de envidiosa y no por criticar). Tengo un presente horroroso y no llego con todo. Y esta es mi catarsis, lo siento si les resulto amarga. Mucha gente alrededor mío está sufriendo, no es que piense que soy solo yo, incluso debería decir que el hecho de que gente que quiero sufra me afecta tanto como mis propias penas.
La separación me partió al medio. Y la reconstrucción de mi ¿pareja?/¿matrimonio? exige energías que a veces pierdo (estamos juntos nuevamente, aclaro porque tal vez no se entendió...eso es justamente lo que me quita tanta energía, el hecho de tener que remarla). No sé, supongo que debo contabilizarlo entre los hechos más traumáticos de mi vida. Y se me hace cuesta arriba. Perdón entonces, por no colaborar con el entorno, en realidad siento que es el entorno el que no se pone media pila conmigo. De hecho pienso que atravesar esta angustia tiene muchísimo que ver con haber colaborado demasiado con el entorno en estos últimos años. Ahora necesito colaborar conmigo misma. Y esta parte de malaondismo total me pertenece, así que voy a integrarla (bueno, de hecho no es la primera vez que aparece en este blog, ja!).
Intentar no quejarme a cada minuto en mi día a día es un esfuerzo muy grande, así que dreno por acá.
¿Si ocurren cosas buenas? Sí, claro. Bajé 10 kilos, me entra un montón de ropa que tenía guardada, me abrocha el saco y no paso frío. Tengo mucho trabajo y puedo ahorrar o comprarme cosas. Aprendí a manejar y estoy iniciando los trámites para la licencia. Mis hijos casi no se enfermaron este año. Conseguí una niñera amorosa. Guille está cerca de que le den el alta en la fono. Tuvimos vacaciones de invierno. Tengo alumnos buenísimos este año (excepto los que me hicieron desaparecer el paraguas, ja!). Hice muchas sesiones. Vendí fotos en Getty por buena plata y puedo pagarme cursos y comprarme libros/videos para seguir aprendiendo. Mis amigas son unas genias y están siempre, mis hermanas también. Guille tiene amigos dentro/fuera de la escuela y los adora, habla de ellos, los disfruta ♥. Emi es un bebéniño feliz, increíblemente feliz. Guille supongo que era feliz, pero no le brotaba esa simpatía por los poros. A veces eso me hace sentir culpable. Recuperé mis tiempos para leer, para pintar, para bordar, para tejer. Bueno, supongo que si no tuviera todas estas cosas buenas, no hubiera podido seguir a flote. Estoy muy agradecida porque me salvaron la cabeza. Y estonces pienso en eso y el corazón se me llena. Pero después pienso en los 3 meses duros que atravesamos y bueno, siento que es un duelo a atravesar, un bache enorme.
Y como este post es una porquería, lo voy a publicar un domingo, así no lo lee nadie. He dicho.
*ah, no acepto consejos, pero sí regalos (juá!)
Vengo arrastrándome a contarles...
01 agosto 2013
A punto de irme a trabajar. Es jueves y llueve en Rosario, no diluvia, pero sí llueve lo suficiente como para ser molesto si tus alumnos te robaron el paraguas (!!!) la última vez que llovió. Mal karma para ellos. Hoy tenemos plenaria en la escuela. Hay un curso para aprender a usar las netbooks. Un bajón, porque nos tratan a todos los docentes como si viniésemos del pleistoceno (hola! hace desde los 14 que uso computadoras, nabodelauniversidad!).Lo peor es que no es optativo sino obligatorio (O SEA!).
Mi vida sigue enquilombada, juro que un día me siento y contesto los mails. No puedo decir que estoy bien. La verdad es que estamos atravesando momentos muy difíciles como familia y si bien le pongo ganas, a veces me caigo.
Tenemos un grupo de apoyo en FB para ayudarnos a bajar de peso, la verdad es que nos fue bien, todas bajamos muchos kilos :) Una de mis compañeras preguntaba qué expectativas teníamos para diciembre, si soñábamos con ponernos algún vestido especial para disfrutar de los kilos bajados. Y sí, tal vez sea lindo, pero yo solo pienso en llegar viva a fin de año. Es deprimente.
En fin gente, en el otro blog sigo cargando las sesiones fotográficas atrasadas, ya llegué a las de este año :) Pueden verlas acá.
Me voy a la plenaria. A las 9 todos querremos cambiar el mundo, la educación, la escuela, la vida. A las 13hs. nos conformaremos con llegar a casa temprano. Ja!
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Luisina Serenelli
Docente // Fotógrafa // Blogger //Feminista // Doula// Escritora // Lectora incansable // Mamá de Guille y Emi // Enamorada de David // En permanente deconstrucción y construcción