En diciembre decidimos que este año Guille empezaría el jardín. El único jardín al que fui a averiguar me encantó. De inmediato supe que ese era nuestro jardín. Un lugar chiquito en el barrio, a 3 cuadras de casa y con solo tres salitas de 10 niños cada una. Hablé con las maestras y aclaré algunos puntos importantes acerca de cómo había sido criada Guille hasta el momento. Asombrada, escuché cómo la maestra validaba mis opciones de crianza.
Hablamos acerca de la imagen que teníamos de la salita de dos años y de lo que esperábamos que sumara el jardín a nuestra vida. Y me sorprendió gratamente escuchar que el jardín era un lugar de juego e intercambio entre pares.
Nos decidimos a inscribirla y decidir durante las vacaciones si la mandaríamos en marzo o esperaríamos un tiempo más.
Como todos saben, porque lo manifesté muchas veces aquí, no me gusta para nada la idea de "escolarizar" a los chicos tempranamente. Es más, mi idea inicial era mandar a Guille directamente a prescolar a los 5 años. Y no es que haya cambiado de opinión, sigo pensando exactamente igual. Lo que sí cambió es nuestra necesidad como padres de hacer cosas que no involucren necesariamente a nuestra hija. Creo que debemos encontrar un nuevo equilibrio en nuestra familia, sobre todo por David que cuida a Guille a la mañana y trabaja de 14 a 22 hs. Y necesita su espacio. Por mi parte, seguiré trabajando a la mañana y cuidando a Guille en las tardes.
Cuando llegó febrero y sentí que faltaba poco para el gran cambio, me asusté. Pero pensando y pensando, decidí tomarlo como una experiencia positiva, segura de que es lo mejor para nuestra familia en este momento. Claro que todo depende de que Guille se adapte bien. Porque siempre uno puede dar marcha atrás ;-)
Así que, señores, hemos decidio probar. A partir del 2 de marzo Guille asistirá a sala de 2 años, de 9 a 12 horas. Papá descansará un poco (y se encargará de algunas tareas del hogar ¿les dije que mi marido es muy ordenado?) y yo iré a trabajar como lo vengo haciendo desde antes.
Tengo muchas ganas de ver si funciona y si logramos encontrar ese nuevo equilibrio. Estoy contenta por esta etapa que comenzamos. Y valoro enormemente el hecho de que la crianza de Guille durante 2 años haya sido puertas adentro. Pienso en todo el sacrificio que hemos hecho, acomodando horarios y resignando tiempo de pareja para demorar lo más posible el ingreso al jardín y me siento feliz y satisfecha. Después de descubir el mundo de la crianza respetuosa/apegada, uno se hace muchos planteos y termina culpabilizándose demasiado cuando sus opciones no coinciden con lo ideal. Por suerte, hace tiempo descubrí la importancia de valorar lo bueno que hacemos como padres y dejar ir lo que no se adapta a nuestro estilo de vida.
Creo que ya es hora de dejarnos ayudar por el afuera :)