Foto: Treyevan (Flickr Creative Commons)
El tema de la pandemia de Gripe A en Argentina ha puesto de manifiesto, más que nunca, el hecho -insólito desde mi punto de vista- de que los lugares para nacer sean los mismos en donde la gente muere o se enferma. Sí, claro que el hecho del nacimiento está irremediablemente unido a la muerte, ya que vida/muerte son partes indisolubles de un proceso.

Pero, ¿cómo podemos aceptar tan fácilmente -casi como si fuera natural- que nuestros hijos nazcan en lugares repletos de virus intrahospitalarios y de gente enferma? Lo más increíble es que una de las cosas que escucho cuando se habla de parto en casa es la pregunta "¿Pero cómo alguien va a tenerlo en la casa?¿Y los gérmenes?¿Y la suciedad? ¡No! El sanatorio es estéril..." Por estos días vemos cómo nos han hecho creer esto, lo han naturalizado a tal punto que todos creemos que lo mejor es ir a parir a un sanatorio.

Tal vez es hora de pensar y proyectar lugares nuevos. Espacios en donde las mujeres puedan dar a luz sin correr este tipo de riesgos, sin exponer a bebés recién nacidos a lugares poblado de gérmenes que sí constituyen una verdadera amenaza. Y no necesariamente tendría que ser el hogar. También podrían existir "casas de maternidad" o centros en donde sólo hubiera nacimientos, como de hecho los hay en otros países. Así, al menos, nos sacaríamos de encima el problema que se ha generado por estos días en Argentina: los sanatorios están desbordados por la epidemia de Gripe A y las mujeres que dan a luz en dichos centros se exponen -tanto ellas como sus bebés, claro- a contraer la enfermedad.

Pero no, el paradigma del parto medicalizado sigue ganando la batalla. Y a su paso, arroja más muertes de las que se contabilizan en los partos respetados. Basta con leer las estadísticas para darse cuenta de ello. Y como mujeres, seguimos exponiendo nuestros cuerpos al maltrato y al abuso. ¿No ha llegado el momento de cambiar el paradigma?


"La respuesta mi amigo, está soplando en el viento"

Bob Dylan