Una vez más es todo un kilombo. El laboratorio aumentó 80% los costos de los productos y bueno, me clavé con unos cuantos presupuestos ya señados. No voy a dejar de comer por eso, pero sí voy a tener que trabajar gratis. No pasó mucho más que la histeria colectiva y nos dedicamos la semana entera a hablar de los problemas económicos argentinos como si pudiéramos resolverlo. Se frenó TODO. Pero la vida sigue: nadie dejó de romperme la paciencia aunque estuviera de licencia, recibimos el informe de Emi y fue hermoso leerlo, fui al oculista y me pasaron cosas bizarras que sería largo contar y logré tatuarme luego de planearlo desde 2013. Compramos un sofá nuevo que llega en 20 días y decidimos pintar la casa antes de recibirlo, así que estamos con la casa hecha un desastre. 

Mañana empiezan las vacaciones de invierno y tenemos unos cuantos planes, vemos cómo la pasamos. Necesito descansar. No mucho más.