Hace exactamente 1 año nos estábamos mudando nuevamente a nuestro departamento de calle Salta. No me mudé muchas veces en mi vida. Mis abuelos se asentaron en San Lorenzo en 1944, mis viejos construyeron al lado en los '60 y yo nací a dos cuadras de la que fue mi casa durante 24 años. La primera mudanza fue dolorosa, mis viejos habian muerto unos años antes y decidimos vender la casa familiar para independizarnos las tres (soy la menor de 3 hermanas). Metimos una casa de mil ambientes -y todos sus muebles- en la casita mínima de mi abuela y vivimos allí hasta que logramos comprar dos departamentos en Rosario (uno para mí y otro para mi hermana Analía, nuestra hermana mayor se quedaba con la casa de nuestra abuela en San Lorenzo). Uno de esos departamentos fue este. Era pleno 2003 y el mercado inmobiliario estaba despertando del letargo del 2001. Recuerdo que venía a ver departamentos de pasillo y cuando los quería volver a ver con mis hermanas ya los habían vendido. Esperé al chico de la inmobiliaria acá en frente de casa, en Salta aún se estacionaba de la otra mano, me había bajado del colectivo que me traía de San Lorenzo cerca del cruce Alberdi y había venido caminando mientras inspeccionaba un poco el barrio. Iba a vivir sola y tenía 24 años, así que la seguridad era importante. No tenía aún ni siquiera como proyecto tener hijos, pero al ver la Gurruchaga supe que era una buena opción para que los futuros niñxs que tuviera con el futuro marido fueran allí a la escuela. Así que cuando el chico de la inmobiliaria abrió el depto, supe que era acá donde quería vivir. Tal vez hoy no elegiría justo este departamento -que tiene sus problemas edilicios por ser un pasillo antiguo y la imposibilidad de construir para arriba- pero si no hubiera comprado justamente este, estoy segura de que muchas cosas de mi vida serían distintas. Y amo mi vida. Se cumplieron 15 años desde que compré.  15 años hace que vivo en Rosario. 
Cuando Emilio tenía dos, tuvimos que mudarnos porque su energía ya no entraba en nuestro dos ambientes con mini patio. Vivimos 4 años en la casa de Lavalle, a pocas cuadras de acá, en el barrio Luis Agote. Sin embargo, cuando volvimos el año pasado, me di cuenta lo mucho muchísimo que había extrañado el barrio. Pichincha cada vez está más influido por el centro, sin ser el centro. Los fines de semana se respira una calma que termina el lunes bien tempranito. Estacionar es un caos y hay bastante bullicio, pero nosotros vivimos en la realidad paralela del centro de la cuadra.
Pichincha era el barrio prostibulario de Rosario, sus edificaciones conservan buena parte de la impronta de ese período de principios de SXX. Aunque todos lo conocemos con ese nombre, hoy se llama Alberto Olmedo, lo que se llama Pichincha es un pedacito de calle Richieri desde Salta hasta el viaducto. Por supuesto la historia del barrio no es ningún orgullo, ya que aquí es donde se asentó la mafia polaca, dedicada a la trata de blancas. Más allá de su pasado delictivo, la zona conserva muchos de los edificios de la época porque fueron declarados inmuebles de valor patrimonial por lo que no se pueden hacer cambios en las fachadas.  
El sábado pasado le propuse a Guille salir a recorrer el barrio para tomar algunas fotos, caminamos muchísimo y le fui contando algunas historias de los edificios. Pueden leer algunas de esas curiosidades en este link. Estas son las fotos que tomamos entre las dos.




La puerta del mítico prostíbulo Madame Safó






¡Hola! Por supuesto me llevé el mate y Guille me escrachó. Amo esta foto :-)








Directamente enloquezco con estas persianas. Cuando las pintan de colores estridentes también las amo. Hay muchísimas en el barrio.



Esta es la nueva panadería gourmet del barrio: Nanette. Queda Callao y Jujuy, aún no fuimos pero no faltará oportunidad. Desde afuera se ve bellísima.



Abajo de esta casa hermosa funciona un bar muy conocido en Rosario: Chinchibira. David lo odia porque una vez le sacaron el mantel ya que solo íbamos a "tomar algo". David tiene una fijación con los manteles. David no aceptó ir más al bar en cuestión :P


Esta es una postal bien típica del barrio, ya que la zona está plagada de casas internas y departamentos de pasillo que antes eran auténticos conventillos. Nosotros mismos vivimos en un pasillo.



Mi reportera invitada quiso tomar un helado, así que fuimos a la mejor heladería del barrio: Gianduia.



Este es el edificio antiguo de la escuela técnica 464, que es donde tengo la mayoría de mis horas cátedra. Cuando estaba allí la apodaban "La ruina". La escuela se mudó hace ya varios años al edificio nuevo de Tucumán y Pueyrredón, a la vuelta de este edificio.



Volvimos caminando despacito por calle Salta, apreciando las construcciones y cómo de pronto todo empezaba a encenderse. Agrego también que Pichincha hoy en día es uno de los núcleos gastronómicos más importantes de la ciudad, con numerosa oferta de bares, restaurantes, cervecerías y hamburgueserías de todo tipo. Muchos de estos locales respetan la estética del barrio lo que aumenta el patrimonio edilicio de la zona.
Esta última mudanza, de la que les hablé al comienzo del post, fue tremenda. Un caos total, demoramos meses en acomodarnos y yo lo señalo como el comienzo de mi desborde mental. Pero de a poco siento que volvimos al lugar del cual no deberíamos habernos ido y con eso, todo empieza a acomodarse. Pichincha es el lugar en el cual quiero vivir.
Para ver más fotos cotidianas: #nuestravidaenpichincha.
Que tengan un buen lunes y una excelente semana