Tanto, tantísimo tiempo y un espacio más desde la última vez que abrí blogger. La vida me pasó por encima, como tantas otras veces. Por suerte, me trajo mucho trabajo y disfrute. No me puedo quejar (aún, JA!) del 2015.
En enero hicimos una escapada a Entre Ríos, ya que a David le dieron las vacaciones recién para Semana Santa (ya llega!). Nos fuimos un sábado a la tarde y volvimos el martes a la mañana, aprovechando sus francos. El plan era hacer playa en el río Uruguay, en Concepción, pero la crecida de este año fue grande y Banco Pelay era innacesible. Por eso, buscamos alternativas y aprovechamos muchísimo esos 2 días. Entre Ríos es una provincia amable, con distancias cortas y pueblos tranquilos unidos por rutas seguras desde el punto de vista vial. Desde Rosario a Concepción del Uruguay son aproximadamente 3 horas y media en auto, lo que lo hace ideal para niños que no están acostumbrados a viajar por largas distancias y para alguien que sólo maneja desde hace 1 año (yo) y cuyo acompañante no sabe manejar ni tiene registro (tema para LARGAS discusiones, créanme!).
La cuestión es que, estando las playas anegadas decidimos ir a visitar el Parque Nacional El Palmar (uno de los primeros parques nacionales del país). Lo recordaba de mi viaje de estudios de 7mo. grado, pero les puedo asegurar que lo que vi, no coincidía en nada con mis recuerdos. Supongo que nos habrán llevado en colectivo por el interior del parque y no nos deben haber dejado bajar ni una vez. Justamente por eso, mis expectativas eran mas bien bajas, sólo íbamos porque nos quedaba relativamente cerca y porque era la forma de hacer algo con los chicos.
Llegamos a las 15hs. y salimos del Parque a las 22hs. Y cada instante valió la pena desde todos los puntos de vista imaginables. Y desde ese día no hago más que recomendar enfáticamente la visita al Palmar. Además, era la primera vez de nuestros hijos en un Parque Nacional (con D hemos visitado muchos, porque siempre que planificamos un viaje intentamos que quede cerca de alguna reserva natural o de un parque nacional) y fue muy emocionante verlos interactuar con la naturaleza, explicarles que como ciudadanos debemos cuidar y proteger nuestros recursos naturales.
El parque nacional el Palmar, ubicado en la localidad entrerriana de Ubajay, es uno de los más extensos del país y tiene la ventaja de poder ser recorrido en su totalidad en auto, por supuesto, descendiendo en los puntos en donde empiezan los caminos interpretativos, que son tres y que te llevan por pequeños arroyos internos, tramos de selva en galería y puntos panorámicos desde donde apreciar el mar de palmeras. Y la verdad es que son muchas, muchísimas las palmeras yatay que le dan el nombre al parque.
¡Y los animales! Muchísimos carpinchos, vizcachas, aves de todo tipo (digresión: también tendrían que habitar la llanura pampeana, en donde vivo, pero el glifosato que le echan a la soja no lo hace viable -emoticón de enojo y resoplidos- y entonces, nos maravillan las aves que sí conservan otras provincias), zorritos grises (qué bicho hermoso por favor!!!), entre otros. Guillermina, mi pequeña naturalista, estaba impactada, feliz. Los caminos muy cuidados, limpios y seguros para transitar, lo hacen una excursión perfecta para los chicos. El día que fuimos hacía unos 38°, pero en la selva en galería realmente las temperaturas altas no se sienten tan abrumadoras.
Por supuesto, no queríamos perdernos el atardecer en el palmar. Como saben, la mayor actividad entre los animales se registra durante el amanecer y el atardecer, ya que los bichos nocturnos aprovechan la hora dorada para aparecer. El olor a hierbas, los ruidos del monte, el sol escondiéndose entre las palmeras, los chicos corriendo libres, la soledad del pastizal, hicieron de ese día uno de mis favoritos del verano <3.
Más info: Administración de Parque Nacionales / Intendencia del Parque Nacional El Palmar
Mañana vuelvo para contarles sobre el camping de las ruinas del Molino y el Palacio San José (otro flash para mi!).
Y desde ahora, bloggeo por este canal :)