El tecito de la siesta


Me despierto despacito. Casi no puedo creer que es lunes otra vez. David se acurruca junto a Guille, los veo con la lucecita tenue que dejamos encendida. Siento envidia y no precisamente de la sana.
Me pongo las botas, es tempranísimo y hace frío. Nos regalaron un julio helado.
Me consuelo pensando en lo afortunada que soy de trabajar solo dos días por semana, aunque con considerable merma del salario. No todos pueden darse ese lujo, tengo suerte de poder elegir. Pero el lunes cuesta igual, nos cuesta a todos.
Tomo un té porque no hay tiempo para mate, me tomaré alguno en la escuela, al pasar.
Pienso en los proyectos prorrogados para septiembre. Los saco del cajón y los reviso mentalmente. El invierno no es bueno para que nazca algo. Mejor esperar, hibernar.
Me voy. Casi susurrando les digo: buena semana para todos...