Me gustó muchísimo este artículo que uno de mis contactos de Facebook (Ale Galván)publicó en su muro. Me pregunto si no es bastante evidente que los productos sumamente elaborados puedan tener repercusiones sobre la salud. Les cuento que tengo un alumnos super tranquilo, amoroso, y el otro día hablando de los regalos del día del niño (tienen 13 años y aún reciben mimos y regalos, me encantó!), me dijo que su regalo había sido "comer caramelos" ya que su mamá es odontóloga y no tienen mucho acceso a dulces excesivos. Me llamó la atención ese dato y relacionarlo con este artículo. No, no digo que comer un caramelo o un paquete de papas fritas de tanto en tanto cause hiperactividad. Digo que deberíamos ser un poco más conscientes de lo que comemos nosotros y de lo que le damos de comer a nuestros hijos. Porque todo lo que "metemos" en el cuerpo genera repercusiones. Al final es mucho más fácil retirar los alimentos "sospechosos" que medicar a los niños con Rivotril ¿No podemos siquiera probar?

"Déficit de atención con y sin hiperactividad, empezando por el principio.

La hiperactividad y déficit de atención en los últimos años ha venido creciendo de una manera alarmante, ¿porqué antes no se veían tantos casos? ¿Esta es una nueva enfermedad o condición adquirida por los nuevos estilos de vida, aditivos químicos utilizados por la industria de alimentos o nuevas generaciones de medicamentos? Quedan muchas interrogantes por contestar, pero el hecho concreto es que el ambiente y la tecnología están cambiando.

En la literatura científica (R. Schnoll, Health Nutrition centre NY, H. M Anthony Allergy Centre UK, L Eugene, Dep. Psyquiatry Ohio St. y muchos otros) y en la práctica se ha podido comprobar que más del 70% de niños con Déficit de atención con y sin hiperactividad ven beneficiados por una dieta exenta de sustancias alérgenas. Lo lamentable es que son pocos los estudios que toman en cuenta esta factor, ya que la mayoría se centran en la efectividad de los medicamentos sobre la condición, por la gran presión que ejercen las empresas farmacéuticas sobre las investigaciones, los investigadores y los medios de comunicación, sin tomar en cuenta los motivos por los que la bioquímica de los niños se ha visto alterada. Casi ningún estudio toma en cuenta los hábitos de la familia y del niño.

Si realizamos un análisis de la alimentación de los niños hoy en día veremos un elevado consumo de productos lácteos, productos de panificación, galletería, golosinas y productos empacados.

Muchos padres y educadores se preguntaran ¿qué de malo tienen estos alimentos?, y la respuesta es que son altamente alergizantes, sobre todo en personas susceptibles. A casi la totalidad de niños con hiperactividad que se realizan pruebas de alergias IgG, los productos lácteos presentan un elevadísimo grado de afectación estos productos incluyen leche, quesos, yogures. Esto debido a que las proteínas como caseína y beta lacto albúmina son sumamente alérgenas pero no presentas signos evidentes de alergia es decir normalmente no aparecen ronchas, ni enrojecimiento de la piel, pero si rinitis alérgica por ejemplo y trastornos del comportamiento. Asimismo muchos niños son sensibles al gluten del trigo lo que puede ocasionar también alternaciones en el comportamiento, aunado al alto consumo de productos empaquetados que contienen benzoato de sodio y colorantes sobre todo el Amarillo Nº 5 o Tartrazina contenido también en todos los productos de galletería y panadería para darle color a los alimentos y hacerlos más apetitosos.

Ecología nutricional

Muchos padres y educadores en una primera impresión pensarían que este argumento es una exageración, es más a muchos padres les da pena pensar que sus hijos no deben comer golosinas artificiales, y si hablamos de los lácteos quizás se sientan confundidos debido a que culturalmente son considerados como alimentos sanos, muchos padres dicen ¡cómo le voy a quitar los lácteos a sus hijos si es lo único que comen!

A medida que se investiga más acerca de el perjuicio de la leche para la salud, la población se irá convenciendo que no es una buena opción nutricional y menos para personas sensibles o alérgicas, pero como no tenemos el poder económico de las empresas lácteas no podemos bombardear la ciudad con mensajes veraces sobre sus cualidades.

Asimismo estamos expuestos a una inmensa cantidad de productos basura para los niños como caramelos llenos de colorantes y preservantes, galletas y productos de panadería con alto contenido de químicos, todos ellos ajenos a nuestra biología, por ello nuestro organismo no los reconoce y genera reacciones de rechazo o sensibilidad dando como resultado cambios en nuestro sistema inmune y comportamiento.

Si su hijo tiene trastorno del comportamiento, analice su alimentación, ¿está consumiendo grandes cantidades de lácteos, galletas? Debe ser que muchas alergias se comportan de forma poco convencional haciendo que uno quiera consumir en mayor cantidad los alimentos que le generan reacciones alérgicas adversas".

Mg. Geraldine Maurer

El artículo fue publicado en la web Alerta Nutricional