Esta semana Guillermina empezó a caminar sola. Un gran paso en su desarrollo y algo que esparábamos con muchísima ilusión. Es que el desarrollo motriz de Guille tuvo una gran traba: la displasia de caderas. Al ser detectada tardíamente, tuvo que usar el arnés de pavlik durante 3 (interminables para mí) meses. Así, cuando nuestra hija empezaba a sentarse y a explorar lo que podía hacer con su cuerpo, quedó inmovilizada. Inmovilizada en todos los aspectos, porque el desarrollo motriz es el que estimula el desarrollo neurológico.

El 19 de diciembre del año pasado Guille ya estaba recuperada y quedó libre del aparato ortopédico. Ahí empezó a "rolar" para abajo y para arriba. Los primeros días no podía mantenerse ni sentada, pero de a poco lo fue logrando. A mediados de enero nos fuimos de vacaciones a Córdoba, fue en uno de los hostales en donde empezó a gatear. Con el tiempo perfeccionó el gateo y casi había que correrla por la casa. ¡Iba rapidísimo!

Para su primer cumpleaños ya se mantenía parada. Nunca la pusimos en un andador, ya que no son beneficiosos para el buen desarrollo de la cadera (aparte de ser peligrosos). Tampoco la parábamos o la manteníamos de pie nosotros. Sólo se paraba cuando ella lo deseaba y ayudada por lo que tuviera a mano. A partir de ahí empezó a explorar y recorrer la casa de pie, tomada de los muebles. Algunas veces empujaba la silla, otras daba vueltas a la mesa tomándose de lo que hubiera alrededor.

Hace una semana ya daba unos pasitos sola y hace tres días va y viene caminando super segura. Hasta ahora nunca se cayó "feo", solamente aterrizó algunas veces de traste o se enredó en sus propias piernas. Está fascinada con las nuevas posibilidades que tiene desde que camina. A veces busca "puntos de apoyo" cuando esta cansada: el bafle del equipo de música, mi pierna, alguna silla,etc.

Tengo que decir que, si bien sabíamos que ella iba a caminar sin ningún problema, fue tranquilizador verla. Es decir, por mucho que todo el mundo te diga una y mil veces que esta todo bien y que tu hija no va a tener ninguna "secuela", hasta que no lo ves no te quedás tranquilo. Y cuando se largó tuvimos esa sensación de "lo logramos", fueron tan duros esos tres meses con el arnés y acá está nuestra esperada -y merecida- recompensa.

Los primeros días con el arnés



Acá ya sabía sacárselo. Era tan triste tener que volver a atraparle el piecito.





Primeros días sin el arnés





Gateando





En sus dos piecitos





¡Ya faltaba poquito!