Conocí Valparaíso por primera vez a principios de 2001. Habíamos viajado con mi hermana mayor por Bolivia y Perú como mochileras y volvíamos bordeando el Pacífico. Era una ciudad pequeñísima, aún no había sido declarada patrimonio de la humanidad y sus calles las caminábamos solo algunos grupitos de viajeros que habíamos oído hablar de sus encantos. Siempre supe que quería volver. No me decepcionó en cuanto a belleza. Pero la ciudad relajada que había conocido ya no existe y se acerca mucho más a una gran capital portuaria internacional que a un pueblito costero. Igualmente, en medio de ese bullicio enorme de una ciudad grande, la disfrutamos, la caminamos, la saboreamos con todos los sentidos. Todo es encantador: sus cerros, callecitas, caminos empedrados, pequeños pasajes grafiteados, escaleras intervenidas, casitas colgando de los cerros, murales callejeros, los colores de Cerro Alegre, funiculares antiguos, el atardecer en el océano. Todo es fotografiable. Y por eso no pude limitar la cantidad de fotos de esta entrada (¡si soy fotógrafa!¡qué quieren que haga!), y eso que no son ni la mitad. Acá están y con esta serie me despido del viaje a Santiago
Pero antes les cuento que con mis fotos de Chile fui finalista de La búsqueda del tesoro de La vuelta al mundo :-) Pueden leer sobre eso ACÁ.
Y ahora sí, nuestros pasos por Valpo.











Amaneceres y atardeceres desde Cerro Barón, uno de los lugares mágicos de nuestra estadía :-)
Nos vemos el viernes con los links de la semana