Vinieron los reyes, porque, como dije ayer en FB en esta casa somos agnósticos y amantes de las contradicciones, las historias y las fiestas populares (bueno, ok, también somos más consumistas de lo que nos vendemos, cuák!). Los niños felices con sus regalos (más pequeños que en Navidad, eso sí) y lo mejor de todo es que se fueron a festejar a la casa de los abuelos, por lo tanto D y yo aprovechamos para pasar juntos el primer día de las vacaciones compartidas. Almorzamos en el centro y terminamos con las compras de último momento.
Y estoy acá escapándole a una tarea ingrata: armar los bolsos para las vacaciones de esta familia de 4. Aunque nos vamos pocos días, es un caos. Podría sincerarme conmigo misma y meter en el bolso la pila de unos 18 lavados de ropa que vienen acumulándose en el pie de cama desde hace unos ¿20? días. Pero no, hay que seleccionar, elegir ropa para el calor y para el frío del mar, multiplicado por 4. Sin contar zapatos y zapatillas. Pero, sarna con gusto no pica, diría mi abuela.
Mañana, estaremos disfrutando del mar, con arena en los pies y olor a sal y protector solar.
Nos vemos a la vuelta (las libero de la tortura del post diario durante una semana, já!)

Mi cámara y yo

Yo, luciendo con orgullo mi remera hipster, já! (6/365)