Tengo tantas cosas que hacer que me despierto a las 6:30 y no puedo volver a dormirme. Y sin embargo, me resisto a sumarme a la carrera desde ahora. No sé por qué no puedo volver al carril de la vida lenta que transité durante algunos años. Estoy cansada y tuve una semana difícil. 
Primero, me rechazaron un proyecto que me hubiera dado un buen sueldo y algo de estabilidad por un tiempo. Era para cursar el doctorado en Humanidades. De todas formas, más allá del golpe al ego (ay! el ego!), realmente creo que hoy en día mi lugar está en otro lado. No sé en cuál, pero claramente el ámbito académico hoy no tiene nada que ver conmigo y desde ese punto de vista el universo me dio la lección adecuada. Aunque la plata me venía bien, para qué negarlo.
Segundo, tuve a los niños con fiebre (sin otro síntoma) toda la semana. Es un bajón la fiebre, es un bajón que los chicos tengan fiebre y estar sola muchas horas con ellos. Fue muy agotador y encima medio que les cambió el ritmo del sueño. 
Obviamente, a raíz de estos contratiempos tuve una crisis matrimonial. Leve, pero crisis. 
Ayer tenía que llamar a la escuela a ver si le habían renovado la licencia a la profe que reemplazo y ¡me olvidé! Así que hasta el 13 no sé nada. Copado no saber si tengo trabajo.
Y el resto lo voy manteniendo lo más ordenado que puedo, quiero darle más impulso a las sesiones pero cuando arranco me doy cuenta que entre mi trabajo docente y los chicos no me queda mucho tiempo, así que necesariamente me repliego (después pienso cosas como "bueno, aquella tiene 40 y por fin vive de la fotografía" jajaja! es que sin darle bola al negocio realmente estoy teniendo mucho trabajo, si lo pusiera en marcha sé que me iría muy bien!). 
Mots está en desarrollo de su número 3 y todavía estoy definiendo las notas (!!!), me repito constantemente que lo hago por placer, pero nunca me llevé bien con los plazos de entrega y esta no es una excepción aunque sea mi proyecto propio. Y encima Lucía no está teniendo una buena racha tecnológica. Va a estar difícil.
No sé, no puedo arrancar, será este eterno domingo, como le dice mi amiga a febrero. Pero no puedo arrancar y siento culpa, no es que estoy relajada. 
Deseosa de que por fin se largue todo YA: las clases, que Guille cumpla los 5, que salga Mots 3, que llegue el otoño y pueda hacer crunch con las hojitas, que llueva 10 días seguidos y que me aseguren el laburo.

Y así tal vez pueda dejar de despertarme a las 6:30.