Guillermina está haciendo tratamiento con una fonoaudióloga, fue sugerido por la maestra y todos decidimos que era el momento. Lo cierto es que Guille no fue una "habladora precoz", digamos que dijo alguna que otra palabra inteligible recién pasados los 2 años. Nosotros decidimos, en ese momento, huir de la etiqueta "tiene problemas para hablar" y optamos por el manejo "espectante", digamos "ir viendo" y "esperar" a que el desarrollo hiciera su parte. 
Cuando empezó el jardín a los 2 años, había algunos compañeritos que hablaban fluido y otros que estaban igual que Guille. Simplemente asumí que los niños son únicos y que cada uno tiene su propio ritmo de desarrollo. Por otra parte, la adquisición del lenguaje nunca se detuvo ni entró en retroceso, siempre noté avances. El jardín privado al que la mandaba era muy abierto y nunca me sugirieron que había que prestar atención.
Pero la entrada en jardín de 4 en una institución pública (muy abierta y contemplativa también, ojo!) hizo que yo misma me planteara dudas con respecto a si era esperable que Guille presentara tantas dificultades en su expresión verbal. Porque tengamos en cuenta que nuestra hija estuvo inmovilizada tres meses completos en una fase importante de su crecimiento (por el arnés de pavlik,   para solucionar la displasia de caderas) y yo siempre atribuí su retraso en el habla a ese período, ya que el desarrollo motriz está íntimamente ligado al desarrollo neurológico. Por otra parte, en mi familia todos son de hablar más tarde de lo que lo hacen el resto de los niños en general.
Pero, el problema se profundizó cuando Guille se encontró con compañeros nuevos y no podía expresarse, ni contar quién era ni qué quería (en el otro jardín ya la conocían y le entendían). En el medio había nacido el hermano, el padre había quedado sin trabajo y yo volvía a trabajar después de un año completo de dedicarme a ellos. Ahí fue cuando Guille empezó a notar que había algo distinto en ella y que la mirada de los otros sobre esa evidencia era importante. En ese mismo momento fue capaz de expresarlo: "yo hablo mal". Al principio me psicopateé pensando que tal vez alguien le había dicho que hablaba mal, me acuerdo que me enojé un montón pensando en quién podría haberle metido eso en la cabeza. Pero lo cierto es que cuando hablé por primera vez con la fono, ella me dijo algo en lo que yo no había pensado "tal vez se da cuenta de que no puede expresarse de acuerdo a la convención y está pidiendo ayuda"
Creo que el proceso de estos últimos dos meses ha sido revelador: necesitaba ayuda. Lo veo cuando va contentísima a la fono, a quien adora (y es raro que Guille exprese sentimientos por fuera de la familia), y cuando veo que lentamente va adquiriendo seguridad en sus relaciones sociales. Ya no le dan miedo los otros chicos, se queda sola en los cumple sin ningún problema y lo expresa tal cual "antes tenía miedito mami, ahora ya no, porque si los otros se divierten yo también me quiero divertir".
La verdad, no creo que el proceso sea largo, ya pronuncia bien muchísimas palabras y canta, baila, grita en la calle, el colectivo, con sus amigos. Progresivamente empezó a hablar en la escuela, lleva libros y le explica a la maestra que quiere que los lea, le habla a sus amigos (que a veces aún no la entienden, tengamos en cuenta que los otros ¡también tienen 4 años!), me cuenta historias larguísimas, expresa sentimientos. Yo la veo tan segura y feliz y estoy tan contenta de haber aceptado que eso era lo que necesitábamos.
Siempre están las preguntas, claro! Soy una persona muy reflexiva y muchas veces me descubro pensando en si yo hice algo malo para que mi hija no pueda expresarse bien, si la atraganté de palabras mías, qué era lo que fallaba para que no pudiera expresarse ¿esperé mucho?¿estuvo bien hacerlo? Todas esas preguntas son importantes para mi, aunque sé que no voy a tener respuestas. Ahora, estoy haciendo esto y esto que hago le hace muy bien, fue nuestro camino como familia. 
Y arriesgo a que la despedida de María Eugenia (nuestra querida fono) va a ser difícil ;-)