El martes fui a una clase de crochet para aprender a hacer grannies, esos cuadraditos con los cuales se hacen mantas, bolsos, almohadones. Ya los hacía hace tiempo, pero sin "técnica", es decir, de una manera u otra llegaba al cuadradito (y quedaba cuadrado, lo juro! hasta le hice una manta a Emilio con los colores del arcoiris), pero era medio al tun tun. Más allá de que seguramente hay diversas formas para llegar al mismo resultado, me encantó ir a esa clase. Por muchas razones, sobre todo porque estuve un rato charlando con adultos, lejos de cualquier tipo de demandas y eso es aire fresco y se agradece siempre. Conocí gente vinculada al circuito a lo hecho a mano en mi ciudad, tomamos unos ricos mates, nos reímos cuando nos equivocábamos y aprendimos a hacer bien el famoso cuadradito y ¡a unirlos! Eso es muy importante, porque si los hacés muy lindos pero no sabés unirlos el resultado no es el mismo.
Lo que me gusta del crochet es que lo puedo llevar a todos lados, entra en cualquier bolso o cartera y aparte es buenísimo para los ansiosos porque podés calmarte mientras vas terminando los grannies individuales ;-) Bueno, la cuestión es que aprendí la técnica correcta, hice dos grannies, tomé mate, merendamos y me gané un premio en el sorteo que se hizo al final: una agarradera que simula una tajada de sandía. Todo eso por muy poca plata. Estoy super contenta. Tanto que la semana que viene voy a otra clase para aprender la técnica circular.
No le saqué fotos a mis cuadraditos (quedaron muy bien!), pero tengo un board entero de pinterest dedicado exclusivamente a los grannies. En Flickr también pueden encontrar un montón de imágenes, miren las que recopilé en este mosaico:

My creation
(las fotos no son mías)

Si quieren ver mi pizarra de grannies en Pinterest, click acá.
Hasta la manta gigante no paro ;-)