Esta semana empecé a cumplir mis horarios como docente y todo se puso un poco caótico. Y obviamente me agoté, pero llegué airosa al final. En las instituciones hay mucha intensidad y medio que me cayeron dos años de pandemia encima. 

Pero aún no salimos del todo de la pandemia y un poco que ya nos metieron en una guerra. Esta semana Rusia invadió Ucrania y todo se puso muy denso. Nadie sabe cómo termina finalmente esto. Por lo demás, la cotidianidad arrasa y ordena.

Por primera vez vi una culebra en Zavalla y de a poco el otoño se empieza a imponer.