El ParqueVillarino horas antes de que se decretara el aislamiento, 19 de marzo de 2020
 
Tuvo que arrasar la pandemia para que volviera por acá. Si bien llevo un diario escrito a mano, no siempre tengo la motivación necesaria para escribir. Tal vez finalmente me habitué a escribir en teclado y la mente se libera más fácil que con la cursiva.
Hoy se cumplen 24 días del aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado por el gobierno nacional. En realidad se cumplen mañana cuatro semanas completas sin clases. Y por supuesto, esos días extra también los tuvimos en casa.
La última vez que fui a la escuela fue la semana del 16 de marzo. Las cosas estaban poniéndose raras en Italia y España y en Argentina había menos de 10 casos de covid-19. El 7 le festejamos el cumple a Guille y esa semana del 16 ya estuvimos encerrados en casa. Pero después fue peor. Ahora, 24 días de encierro empiezan a pesar. 
El jueves 19 de marzo sabíamos desde temprano que el gobierno nacional evaluaba el aislamiento (cuarentena) para esos días, por lo que adelanté una sesión que tenía prevista para ese fin de semana en Zavalla. Cuando llegué el parque Villarino estaba cerrado y tuvimos que saltar la cerca perimetarl para entrar. Había llevado a los chicos y a David, ya que llevaban una semana encerrados y tuve la intuición de que iba a ser la última vez que salieran en un buen tiempo. Juntaron nueces y jugaron a la pelota en un parque desierto. Yo hice las fotos de Daniela, que aún no entregué porque estoy tan abúlica que no consigo ponerme al día. Ese día parecía que venía el fin del mundo, el parque silencioso y desierto, apenas hablé durante la sesión porque realmente sentía que cualquier sonido rompía un silencio raro, espeso. 
Al otro día desayunamos y nos sacamos fotos. Tenemos la comodidad de la clase media: casa propia y lo mínimo indispensable garantizado. Al principio ese aislamiento era una novedad y lo exploramos como quien explora el lugar de vacaciones al que acaba de llegar.
De a poco se fue sintiendo más extraño y los sentimientos van cambiando incluso durante las horas que conforman un mismo día.
A mí no se me hace más fácil con el correr de las semanas. 
Pero no me quiero olvidar de esto. No me quiero olvidar de nada.