Y acá estoy. Vengo como 5 o 6 meses atrasada al resto del mundo. Y sin embargo la vida sigue vertiginosa, imparable. No sé si es el puerperio o si es la gente. Nunca llego a actualizar el blog o a contar las cientos de cosas que me pasan por día, esas cosas que no quiero olvidar. Y cuando voy a escribirlas pienso "pero si esto pasó hace mil años".
La cosa es que desde que David fue despedido antes de que naciera Emilio hasta hoy, tuvimos que adaptarnos a rutinas completamente diferentes de las que llevábamos. Y a veces me siento agotadísima.
Hasta el año pasado las cosas estaban más o menos acomodadas, pero cuando Guille terminó el jardín fue caótico. Las fiestas de fin de año me pasaron por encima, literalmente, y siento que estoy aún tratando de reponerme y encontrarle el ritmo a este año.
Decíamos con algunas de las chicas de facebook que este era "nuestro año", pero las cotidianidades hay que atravesarlas, no? Y a veces cueeeeeeeesta remarla. Solo a mi se me ocurre que un año con un bebé chiquito puede ser "mi año", ok, error de cálculo total...capaz el 2013 sea mi año.
Si supieran la cantidad de mails que tengo atrasados por contestar. De verdad que me encantaría tener una vida social bloggera (ah, y una vida social de la otra también!!), pero no llego. Y encima me siento super maleducada por no contestar los comentarios y los mails que recibo :( Pero bueno, sé que son etapas y que es algo lógico que no llegue a todo. Capaz si me libero de escribir lo atrasado y escribo lo cotidiano se me aligera un poco la cosa, no?
El jueves pasado David empezó formalmente en el nuevo laburo, hace monitoreo de alarmas en una empresa muy grande. Tiene un horario nuevo al que tuvo que adaptarse, él y nosotros (es decir, los que nos quedamos en casa). No es fácil adaptarse a nuevas rutinas.
A finales del año pasado fuimos al sorteo para ver si Guille entraba a jardín de 4 en la Gurruchaga. Obviamente, en línea con el "increíble" año que tuvimos (ejem!), no entró. Pero quedó 4ta en lista de espera. Dos días antes de que empezaran las clases nos llamaron para ofrecernos una vacante. Genial! Pero una cosa es la teoría "quiero que mi hija vaya a escuela pública" y otra diferente es la realidad. La escuela es hermosa, la propuesta es super linda y muy en línea con lo que queremos de la escuela. Pero dejar a Guille en un ambiente nuevo es otro desafío, sobre todo para mí. Pero quiero hablar de esto más extensamente, así que lo dejo para otro momento. La cosa es que estas semanas fueron caóticas: marido en trabajo nuevo con horario nuevo, hija en escuela nueva con maestra nueva y horario nuevo (va a la tarde) en "integración".  En el medio Guille cumplió los 4 años, se enfermó, hicimos un mini festejo. Y yo llegué al colapso. Y obvio que el que manifestó todo fue Emilio: 24 horas a upa/teta...no doy más. Estoy en ese momento de crisis en donde quiero "tiempo para mi", ajhá...el tema es que no fue Emilio el que pidió venir, así que me la tengo que aguantar. Sé que TODO PASA y que pronto se va a aliviar mi carga. Lo sé, pero de verdad que a veces tengo el sentimiento de que voy a enloquecer. Y eso que para mi fue bastante fácil la adaptación al segundo hijo. 
Bueno, qué desvarío. Me sirve para cuando venga la próxima crisis. A ver si logro darle periodicidad a contar mi vida :P
Saludos a todos! Si me escribieron, ya tendrán respuesta ("ya" quizás sea en julio, ojo!)
Vengo, pero no sé si me quedo :P