Cuando dijimos en la familia que íbamos a buscar un bebé, todos hicieron la misma pregunta: ¿por qué no esperan a tener otra habitación? Vivimos en un departamento de pasillo amplio, pero con una sola pieza. La verdad es que no me preocupaba demasiado porque sabía que la habitación era lo suficientemente alta como para hacer un "entrepiso" y dí por hecho que no iba a necesitarla por unos cuantos meses.
Así, una vez que nació Guillermina, empezamos a proyectar cómo sería el nuevo espacio. Dibujé, como pude, lo que "deseaba" y mi suegro, que es carpintero, empezó a trabajar en ello. Aproximadamente en octubre del año pasado montamos la parte "de material": sacamos el piso entablonado, cavamos hacia abajo e hicimos una carpeta con desnivel. La semana pasada mi suegro vino a colocar los tirantes y las tablas del entrepiso, quedó muy agradable a la vista, muy cálido. El próximo paso es colocar el piso de madera en la habitación de Guille y, finalmente, la escalera que conecte ambos espacios.
Ya falta poco para sumar una nueva habitación a la casa, pero el espacio que originalmente fuera creado como la pieza de Guille, no va a ser usado aún para tal fin. Nosotros dormimos aún con nuestra hija. ¿Hasta cuando? Bueno, hasta que ella misma decida dormir toda la noche de corrido y esté contenta con ese cambio, en definitiva: hasta que todos estemos de acuerdo con el colecho.
Sí que va a ser más cómodo disponer de otra habitación, de eso no cabe duda! ¡Tenemos tantas cosas para ubicar! Supongo que cuando todo esté terminado (y nos esperan dos arduas semanas de construcción) llevaremos la cama y la cuna arriba (a la cuna le sacamos la baranda lateral y la adosamos a la cama grande) y dejaremos el espacio de abajo para poner la compu y los juguetes de Guille.
No siempre estuvimos de acuerdo con el colecho, los primeros meses deseábamos que Guille durmiera sola en su cuna, ubicada al lado de nuestra cama (aún me entristece enormemente acordarme de esos momentos, solamente me consuela el hecho de saber que el que tomaba esas decisiones erróneas era mi alter ego, cegado por un puerperio al que no pude entregarme hasta varios meses más tarde). Después la cosas se impusieron de manera natural y dimos paso al orden de lo instintivo. Dormirmos todos felices, nuestra hija no llora y se despierta sonriendo. Es, sin duda, la mejor desición de crianza que hemos tomado.
A la distancia me resuena aún esa pregunta "¿por qué no esperan a tener otra habitación?", y me parece tan absurda. El único espacio adicional que se necesita para tener un bebé es el espacio emocional...que no todos se ocupan de despejar.

Para leer más sobre los beneficios del colecho:

- En la web:
Página Dormir sin llorar,
"Despertarse al lado de los seres amados" bellísimo artículo de Laura Bernhein en Familia Natural.

- Lecturas:
Bésame Mucho, de Carlos González
Dormir sin lágrimas, de Rosa Jové