Docente // Fotógrafa // Blogger //Doula// Escritora // Lectora incansable //
 Mamá de Guille y Emi

Soy Luisina y me gusta contar historias.
Desde muy chica descubrí mi pasión por narrar. No creo que haya nada más poético que una buena narración, una historia sostenida. Mi vida entera gira en torno a la búsqueda de una narrativa para contar-nos el mundo. Desde siempre me inspiran las buenas historias.
En algún momento remoto de mi escuela primaria, una maestra me enseñó que había una diferencia básica a la hora de comunicarnos: narrar o describir eran los dos bandos. A mi, desde el principio, me definió lo narrativo.
Estudié Letras para contar. Al final, era la carrera más descriptiva del mundo y a pocos les importaba lo que teníamos para decir.
Llegó mi hija Guillermina y la maternidad me dejó sin palabras. Pero quería seguir contando, por eso me aferré a las imágenes e intenté narrar el mundo cotidiano que estallaba en esa experiencia. El nacimiento de mi hija y la llegada a la fotografía, partieron mi mundo en dos y están íntimamente ligados.
Sé que las palabras son bellas y reparadoras y que yo encuentro cobijo en ellas, pero también sé que a veces no alcanzan o que en realidad, dicho de otra manera o de la misma, a veces sobran. Será por eso que dice Pizarnik, de que cada palabra dice lo dice y además más y otra cosa.
También en fotografía hay estilos descriptivos y narrativos. Exploré ambos y, cuando decidí profesionalizarme, mi estilo no podía ser otro que el narrativo. Para mi la fotografía es contar lo que el otro es en ese momento de su vida. Por eso insisto mucho en que los niños traigan sus propios juguetes, su ropa preferida, sus disfraces. Hay algo mágico en las fotos espontáneas, es el privilegio de conservar quiénes somos realmente en ese instante. Es, en definitiva, contar nuestras historias felices, los trozos que completan nuestra cotidianidad.
Me especializo en sesiones de maternidad, recién nacidos, bebés y niños. Cuando llegan niños a la familia, se produce un quiebre enorme con lo que era la vida anterior de esa pareja. Me gusta contar el enamoramiento del embarazo, la fragilidad de los cuerpitos recién nacidos, la mirada conmovida de papá y mamá por la llegada de su bebé, la espontaneidad de los bebés que cumplen 1 año, la felicidad de los niños más grandes. Creo que toda la primera etapa de crianza de los niños es bella, intensa, difícil y merece ser retratada por eso mismo...porque tiene la belleza de lo efímero, de lo que pasa desapercibido en el medio de las corridas del cotidiano.

Texto publicado originalmente en Alma Singer