En marzo, además de que Guille cumplió los 15, se efectivizó por fin mi traslado a la Gurru. Está siendo un año de adaptación a nuevos horarios, nuevos grupos y nuevas formas de abordar mi disciplina. Sin duda me está demandando muchísimo esfuerzo pero soy muy feliz.
Fue semana santa, hicimos huevitos y pastas caseras. Propuse una tradición para los domingos y empecé a hacer pizza casera para sobrellevar las tardes de depre. Emilio me ayuda o molesta, pero siempre anda cerca.
También me convertí en profe de Guille y sus amigxs y la experiencia está siendo mucho mejor de lo que esperábamos ambas. Y el año que se va a imponiendo de a poco, se ve así.
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