A días de que se cumplan 3 meses de los acontecimientos de febrero, escribo por fin este post. En una semana dramática perdimos a las dos viejitas de la familia: la abuela Olga que tenía 102 años y mi gata Frida, de 20 años y medio. Obvio que las dos pérdidas fueron dolorosas, pero la muerte de Frida significó un cierre de muchas cosas de mi vida que me rompió en mil pedacitos. Como socialmente no está muy aceptado sufrir mucho por los animales, digo que la tristeza se fue rápido, pero lo real es que la sigo llorando y la extraño horrores, la sueño y la veo a veces como una aparición en las manchas del piso gris de la cocina. Despedirla y tomar la decisión de la eutanasia fue de las cosas más duras que me tocó hacer en este último tiempo. 

Por otro lado, la muerte de Olga fue la primera pérdida importante de mis hijos y tuve que poner energía en sostenerlos mientras hacía mi propi duelo. Todo fue duro y lento. Y aún duele por todos lados.

Antes de las pérdidas fuimos a pasar unos días a Tortugas y la pasamos muy bien, los amigos siempre rescatan el corazón. También hubo celebraciones de cumples, almuerzos en lo de Andrea, pileta, días de calor terribles y un poco de trabajo afrontado como se podía.

Mi gatita duerme en su almohadón preferido, el Leer de El pez punteado, acurrucada en el patio de mis suegros, abajo del jazmín de lluvia 💔. "Y Dafne metamorfoseada, sensitivo laurel, quiere que te conviertas en viento..." RMR

Todo mezclado, ese febrero atroz.