Pequeñas cosas
13 mayo 2014
Subió la temperatura, así que Emilio volvió a su estado habitual
Tenemos nuevo gato, se llama Totó, me lo dejó en el patio el #buenaonda del vecino (?). No importa cómo llegó, lo amamos
Un día a Guille se le ocurrió que quería jugar al tenis, así que sacamos la raqueta (que estaba como la guitarra en el ropero de Gardel)
Aunque no le duró mucho la euforia y al otro día prefirió mandarse abajo de la lluvia porque quería bailar
Mi suegra me regaló unas plantas de menta, pobre, todavía está intentando autoperdonarse por algunascagadas cositas que hizo (ejem!)
A veces se cansa de estar desnudo y busca ropa, que se pone solo, claro
Tenemos nuevo gato, se llama Totó, me lo dejó en el patio el #buenaonda del vecino (?). No importa cómo llegó, lo amamos
Un día a Guille se le ocurrió que quería jugar al tenis, así que sacamos la raqueta (que estaba como la guitarra en el ropero de Gardel)
Aunque no le duró mucho la euforia y al otro día prefirió mandarse abajo de la lluvia porque quería bailar
Mi suegra me regaló unas plantas de menta, pobre, todavía está intentando autoperdonarse por algunas
A veces se cansa de estar desnudo y busca ropa, que se pone solo, claro
Victoria
06 mayo 2014
Hace dos meses que manejo. Me costó muchísimo aprender (qué difícil es la coordinación pie/mano después de los 30!) y más aún sacar el carnet, pero después me adapté rapidísimo a la calle y lo disfruto un montón, extrañamente manejar resultó ser relajante. Claro, mi espíritu justiciero capricorniano va dictando sentencia a cada paso y propinando insultos en voz baja a todos los que no respetan la más mínima norma de convivencia, creo que manejar se adapta bastante bien a mi personalidad. En los semáforos me hago preguntas existenciales acerca de por qué nos cuesta tanto seguir las normas. Lo cierto es que esta ciudad -que desde hace unos años ha perdido sus rasgos amables- te obliga a manejar a un ritmo demencial, en donde es difícil no quebrar absolutamente ninguna regla, al menos sin chocar! Entonces todos hacemos una media entre lo que se debe y lo que se puede y pagamos el seguro más caro, auch!
Si bien al trabajo voy algunos días en auto, la principal razón de tenerlo era poder viajar, hacer algunos viajes cortos, escapadas los días que D tiene franco. Pensé que me iba a llevar muchísimos meses largarme a la ruta, pero surgió la posibilidad de cruzar a Victoria y hacia allá fuimos. Manejar en el puente Rosario-Victoria, es, cómo se los digo: TERRORÍFICO. Digo ¿en qué piensa la gente cuando se manda a pasar 3 camiones con doble línea amarilla? Tremendo.
Pero Victoria vale la pena, es una ciudad bella, llena de edificios coloniales, rejas antiguas y mosaicos decorados. Apenas saliendo de la ciudad te encontrás con la zona agropecuaria entrerriana, muy diferente a la llanura pampeana. La ruta que va hacia Nogoyá, una localidad ubicada en el medio de la provincia, está llena de cuchillas (colinas bien bajas), en donde se extienden todos los campos de cultivo. Por suerte, en Entre Ríos no siembran sólo soja como en Santa Fe, había maíz, sorgo, campos ya cosechados, como resultado los campos eran enormes paletas de colores. Ese día, sólo llegamos hasta Nogoyá, pero tenemos pensado cruzar toda la provincia para visitar Colón y Concordia.
Les dejo fotos del viaje a Victoria. Este fin de semana de mayo nos escapamos a Paraná, pero esas fotos las dejo para otro post.
El café Martínez de Victoria. No han sobrevivido muchos cafés tradicionales.
Postales de sus calles
Arquitectura francesa en los edificios públicos
Vitraux, rejas antiguas, mosaicos, ventanas coloniales
La ruta a Nogoyá
El paisaje agropecuario (Emi estaba durmiendo en el auto!)
La vuelta por el puente Rosario-Victoria
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Luisina Serenelli
Docente // Fotógrafa // Blogger //Feminista // Doula// Escritora // Lectora incansable // Mamá de Guille y Emi // Enamorada de David // En permanente deconstrucción y construcción