¿Qué consejos me hubieran servido a mi para que mi lactancia fuera como yo la deseaba? Esta pregunta me la he hecho muchas veces y las conclusiones fueron varias, pero creo que hay algo que hubiera sido parte de la solución que necesitaba en ese momento: tener un Plan B. Es que en mi caso llegué a la lactancia muy segura con la frase "alcanza con que confíes en tu capacidad de amamantar, con que confíes en vos misma". Claro, es que yo en el momento en que tuve a Guillermina en brazos, no sabía ni quién era "yo misma" y ahí empezaron las primeras dificultades. Para colmo siempre fui autosuficiente y me pareció que no iba a necesitar ayuda. Y cuando la necesité, demoré bastante en pedirla. Y cuando me la ofrecieron, dejé pasar la oportunidad, pensando que iba a poder solucionarlo sola.
Claro que la brevedad de mi lactancia tuvo otros factores: no vi a mi hija por dos horas, en neonatología le dieron una mamadera, estuve desconectada de mi hija por varios días, el pediatra no colaboró en nada, etc. Pero estoy segura de que si hubiese sabido que iba a necesitar ayuda y que por mucho instinto que uno tenga suele haber dificultades en el inicio de la lactancia, las cosas hubiesen sido mejores.
Por eso, esta es mi experiencia y mi consejo para todas las chicas embarazadas y las que tienen a sus bebitos recién nacidos: confíen en su instinto, sepan que todas tenemos leche y que es el mejor alimento para nuestros hijos, pero tengan un Plan B preparado. Construyan redes desde el embarazo, concurran a grupos de apoyo a la lactancia, consigan el teléfono de alguna asesora - de alguien que pueda ir a su casa a ver si el bebé está bien prendido- y asegúrense de que el pediatra elegido sea pro teta.
¡Y feliz lactancia!

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