El más chico empezó la secundaria y esta fue su primera semana completa de clases. El lunes y el martes medio que lo vi arrastrarse por las paredes y le ofrecí cambiarlo a la técnica 2 ya que tal vez académicamente es más amable. Me dijo que no, que estaba bien. Sus amigos quedaron en el turno mañana y si bien estuvimos 3 meses dudando, decidimos dejarlo a la tarde porque de esa manera me evito tenerlo como alumno al menos hasta 3er año. Igual quedó con uno de sus compañeros y algunos otros conocidos.
Tuvo una primaria pésima gracias al cambio de directora entre mis dos hijos y lo que para Guille representa una escuela sin muchos desafíos, para Emilio es cuesta arriba. Otra vez estamos en la fase: recordar cómo se hace una resta. Es doloroso ver en vivo y en tu propio hijo la diferencia que puede causar el acceso a oportunidades distintas (y eso solo en las horas en las que estuvo escolarizado, porque por supuesto que en casa se les dio a los dos lo mismo). Me expone a pensar aún más en la arrasadora falta de oportunidades de quienes ni siquiera comen o de quienes no tienen una familia presente sosteniendo, como muchos de mis estudiantes.
El miércoles faltó su amigo y lo vi deambular por el patio, solo. Se me estrujó el corazón mientras lo espiaba desde la sala de profes. Todos me dicen que ya se va a acomodar, que va a estar bien, yo apenas estoy durmiendo. El jueves estuvimos 30 minutos sin conocer su paradero. Estrés, desesperación y llanto. Salía 17:20, a las 17:50 David me avisa que no había llegado, que le confirme el horario y que le pregunte a la de matemáticas si ya habían salido, como si Andrea tuviera que velar por mi hijo. Casi mato a todos. La cosa es que el tipo se quedó en la plaza con otros y no fue capaz de pensar en avisar. El viernes le dimos el celu para que pueda avisar, tuve que repetirle mil veces que no lo use en clases y que no juegue jueguitos con los datos. A las 16:30 nos pidió permiso para ir a merendar con Coro al Mc Donald, le dije que sí. Anduvo en la calle hasta las 19:30. Por favor, rescátenme, estoy empezando a pensar que Guille pasó de la infancia a la adultez sin escalas (otro trauma que pobrecita atenderá en terapia, pero que para nosotros fue re cómodo, qué se yo).
Así estamos. Primera semana. Adolescencia 1 - Luisina 0. Y encima aún falta el temido DOBLE TURNO de la escuela técnica. La semana que viene lo junto con cucharita.
Por lo menos no tuve que publicar un flyer denunciando su desaparición.
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