Me pierdo en la mañana de enero. Es una mañana de esas brillantes, sol pleno y fresca. Hace unos días llovió cerca y el verano nos regaló estos días. Abro blogs que leo y me detengo en los recuerdos de FB (mi única actividad en FB últimamente consiste en revisar los recuerdos, lo cual revela mi adicción a mi historia familiar). Entre esos recuerdo me encuentro con una canción hermosa de Cafrune, que me queda dando vueltas en la cabeza toda la mañana -y posiblemente todo el día-, y otro tema de Carlos Aguirre, un músico entrerriano prácticamente desconocido. Eso me conecta con el recuerdo de una amigo correntino que vivía en Córdoba, a quien le mandé de regalo ese disco firmado por el mismísimo Carlos Aguirre (ese disco nunca llegó a destino, pero esa es otra historia), discutimos una vez por el asunto "del campo" en 2008 y nunca más tuvimos contacto, estoy convencida de que el tipo cambió de opinión...pero andá a saber. Se me cruza la idea de agregarlo de nuevo a mis contactos, pero no, fuimos muy vehementes y quemamos todos los puentes. Cosas que pasan.
Enero avanzó 10 casilleros y yo aún no tengo mi foto familiar. En cambio tilde marcada sobre los objetivos leer más, descansar y ver amigos. La semana que viene ya casi cuenta como febrero, el mes domingo, como le decimos con mi amiga. ¡Que nos tenga piedad!