Este texto lo escribí ayer a la noche...

Hace más de 20 años yo pedía y se me daba. Pedía al Niñito Jesús un bebote Yolibell y en la penumbra de una casa humilde, solo iluminada por las luces del arbolito, encontraba al lado del pesebre el bebote pedido y un casete de música infantil. Fue la última vez que le pedí algo al Niñito porque fue la última Navidad de misterio y magia: ese año me enteré de que eran mis viejos. Nosostros no sabíamos de Santa Claus ni de Papá Noel, les juro que hasta más allá de los 13 años ni siquiera sabía cómo era su aspecto. A mi casa siempre venía el Niñito a traer los regalos y ese era el espíritu de la Navidad. Ese era mi pedido y tuve mi bebote...

Hoy vuelvo a pedir al Niñito. Pido porque veo sufrir a mi hija; desde hace tres meses está inmovilizada por un aparato ortopédico: tiene displasia de caderas. Los primeros días que tuvo el aparato yo ni siquiera toleraba mirarla...llegué a pensar, llena de culpa, que no la quería. Después comprendí que ver sufrir a un hijo es uno de los dolores más profundos por los cuales le puede tocar atravesar a un ser humando. De tan intolerable evitamos mirar, no queremos ver. Se me borró esa sensación penosa al descubrir que ella igual sonreía, igual reía a carcajadas, igual jugaba, igual podía ser feliz a pesar de las limitaciones. Los siete meses pedían descubrimientos y se los acercamos, pedían autonomía y estamos esperando que todo pase para dársela. Sin duda ha sido una prueba dura pero luchamos los tres por alcanzar la meta (los 4 en realidad porque su abuela también colaboró).

El 5 de noviembre nos dijeron que volviéramos en 45 días...me pareció tan lejano ese día. Mañana se cumplen y tenemos que regresar al médico: tengo ansiedad y miedo. No logro imaginar cómo será el momento en que mi hija esté libre de ese aparato. Cada día fue una victoria porque fue el símbolo de nuestra constancia. Sé que hay cosas peores pero ahora no puedo pensar mucho más allá de lo que nos pasa a nosotros. Sé que el diagnóstico era una operación y gracias al detestable/adorable aparato pudimos prescindir de la misma. Yo, que atravesé la enfermedad de mis padres, la muerte y su posterior duelo no tolero el más mínimo sufrimiento de mi hija. Las situaciones duras no te hacen más fuerte: a veces logran colmar el vaso y uno termina sintiendo que siempre te pasa todo...pero no, la felicidad existe.

Por eso pido...mi regalo de Navidad Niñito Jesús: deseo con todo mi corazón que mi hija esté totalmente recuperada de la displasia de caderas. Deseo que podamos lavar y guardar el arnés de pavlik como testimonio de lo atravesado. Deseo que se sanen las heridas que mi beba tiene en la espalda y que fueron provocadas por el roce. Deseo que pueda disfrutar su primer verano metida en el agua. Deseo, deseo, deseo....aunque dé miedo desear así.

No es un milagro...es un pedido de ayuda porque nos esforzamos, porque hicimos todo lo que podíamos, porque hace tres meses que no dejo un segundo a mi hija en el cochecito si está despierta, porque la amamos y queremos ver su sonrisa siempre, siempre, siempre....

Mañana a la tarde sabremos si Guillermina necesita más tiempo para sanar o si lo hicimos demasiado bien...Yo pido porque hace mucho que no lo hago...desde aquél muñeco Yollibel con el que entrenaba para ser mamá.

Sea ahora o en un tiempo: el mérito es solo nuestro, no de los médicos que se limitan a decir frases como "si, no es nada...tiene que usar un aparatito", "ni se va a dar cuenta". O de otros médicos que sólo se limitan a recetarte el aparato, se lo colocan y te mandan a tu casa diciendo "volvé en 45 días" sin siquiera mirarte a la cara. El mérito es nuestro y, si se quiere, de don Pavlik. Ya veremos...

Viernes 19 de diciembre de 2008, 23:16 hs. Hoy a la tarde, el mismo médico que nos mandó por segunda vez a casa por 45 días sin casi mirarnos, nos dijo "sacale el arnés, traela a control cuando camine, sos una exagerada" nos miró un poquito más y contestó de malagana algunas dudas mías...y afuera (ah, soy una exagerada porque lloré). Nosotros felices...todo el mérito es nuestro y del Señor Pavlik...benditas correas!!!! Guille durmiendo a patasuelta, soy feliz: el Niñito Jesús ya me trajo su regalo :)